El declive de EE UU como superpotencia en Afganist¨¢n proyecta sombras sobre Oriente Pr¨®ximo
Israel y los pa¨ªses ¨¢rabes aliados de Washington se preparan para hacer frente por s¨ª mismos a enemigos como Ir¨¢n y temen que resurja el yihadismo
El fiasco de Afganist¨¢n ha venido a constatar en Oriente Pr¨®ximo que la progresiva salida de escena de Estados Unidos como actor hegem¨®nico en la regi¨®n coincide con su declive como superpotencia. Israel y los pa¨ªses ¨¢rabes aliados de Washington observan con inquietud que el poder de disuasi¨®n militar derivado de esa asociaci¨®n estrat¨¦gica puede difuminarse tras la s¨²bita ca¨ªda del Gobierno de Kabul al hilo del repliegue estadounidense. Expertos y analistas de seguridad temen que el retorno de los talibanes al poder acabe dando alas a grupos radicales isl¨¢micos ¨Dcomo en el caso de Hezbol¨¢, en L¨ªbano, en v¨ªas de convertirse en Estado fallido¨D, y a un resurgimiento del yihadismo.
¡°Los aliados en Oriente Pr¨®ximo van a tener ahora dificultades para confiar en las garant¨ªas de seguridad ofrecidas por Washington¡±, asegura el exgeneral israel¨ª Yossi Kuperwasser, que fue jefe de servicio de investigaci¨®n de la inteligencia militar, en un encuentro virtual con periodistas extranjeros. ¡°La principal lecci¨®n que deben aprender ahora es que tienen que concentrarse en contar con capacidad propia de defensa contra amenazas como la de Ir¨¢n¡±, subraya este investigador del Centro de Asuntos P¨²blicos de Jerusal¨¦n.
Teher¨¢n tambi¨¦n se ha visto sacudido por la reinstauraci¨®n de un emirato integrista sun¨ª en su frontera oriental, desde donde puede entrar un aluvi¨®n de refugiados. El nuevo presidente iran¨ª, el ultraconservador Ebrahim Rais¨ª, ha precisado en declaraciones en televisi¨®n citadas por Reuters: ¡°La derrota de EE UU y su retirada pueden transformarse en una oportunidad para restaurar la seguridad y la paz en Afganist¨¢n¡±. Ir¨¢n ha mantenido una actitud ambivalente con los talibanes, a quienes rechaza por haber marginado a la minor¨ªa chi¨ª de Afganist¨¢n, pero con quienes ha tendido puentes diplom¨¢ticos.
¡°La era de intervenci¨®n y presencia de Estados Unidos en Oriente Pr¨®ximo toca a su fin¡±Yossi Melman, analista de inteligencia
¡°La era de intervenci¨®n y presencia de Estados Unidos en Oriente Pr¨®ximo toca a su fin¡±, pronostica en el diario Haaretz el analista de inteligencia Yossi Melman, quien recuerda que bajo las administraciones de los tres ¨²ltimos presidentes de Estados Unidos ¨DBarack Obama, Donald Trump y Joe Biden¨D, el Pent¨¢gono se ha ido replegando de una regi¨®n que solo ha reportado ¡°gastos ingentes y ata¨²des¡±. Con discreci¨®n, Bar¨¦in ya ha emprendido una ronda de contactos al frente del Consejo de Cooperaci¨®n del Golfo para analizar la llegada al poder de los insurgentes afganos y, sobre todo, la acelerada salida de Washington.
Ante la creciente ausencia de fuerzas de EE UU en Oriente Pr¨®ximo, Rusia ha ocupado parte del espacio vac¨ªo. En 2015, su decidida intervenci¨®n militar en favor del r¨¦gimen de Siria salv¨® de la derrota al presidente Bachar el Asad, y le permiti¨® recuperar el control sobre la mayor parte del pa¨ªs cuatro a?os despu¨¦s. Mosc¨² se garantiz¨® as¨ª el uso indefinido de sus bases aeronavales en la costa siria.
A escala regional, Israel se ha convertido en la principal potencia militar, a caballo entre el Mediterr¨¢neo y el Golfo, con aliados con los que mantiene relaciones normalizadas, como Egipto o Emiratos ?rabes Unidos, y otros que estrechan contactos en la sombra, como Arabia Saud¨ª. ¡°Israel va a tener que ofrecer asistencia de seguridad a los pa¨ªses sun¨ªes moderados¡±, anticipa Kuperwasser sobre el nuevo escenario de seguridad regional que se abre tras la debacle de Afganist¨¢n, en la que parecen haberse fijado los l¨ªmites de EE UU en Oriente Pr¨®ximo y Asia Central.
El temor a que resurja Al Qaeda, con una reedici¨®n de su alianza de los talibanes, tambi¨¦n inquieta en Oriente Pr¨®ximo. El columnista Ben-Dron Yemini advierte, en las p¨¢ginas de Yedioth Ahronoth: ¡°La marcha victoriosa de los insurgentes por las calles de Kabul ha sido como una inyecci¨®n de refuerzo para los yihadistas¡±. El movimiento islamista palestino Ham¨¢s, que Gobierna de facto de la franja de Gaza, se ha apresurado a felicitar a los talibanes por su victoria.
Un decenio despu¨¦s del estallido de la Primavera ?rabe, Oriente Pr¨®ximo sigue desestabilizado por conflictos interminables. La pandemia y las crisis econ¨®mica causada por los confinamientos ha arrojado a muchos de sus habitantes al borde de la desesperaci¨®n que conduce a la radicalizaci¨®n. Hay pa¨ªses que se precipitan en el caos, como L¨ªbano, sumido en la miseria y el desgobierno tras la explosi¨®n que arras¨® hace un a?o el puerto de Beirut.
Liderazgo militar comprometido
El exgeneral Kuperwasser sostiene que ¡°el fracaso de Afganist¨¢n refleja las dificultades que tiene Occidente, en general, y Estados Unidos, en particular, para comprender el mundo isl¨¢mico¡±. ¡°Su liderazgo se ve ahora comprometido. Sigue siendo nuestro gran aliado, pero la acelerada retirada deja un impacto negativo sobre su imagen como superpotencia. Ahora tendremos que pensar en defendernos por nosotros mismos¡±, concluye el analista de seguridad israel¨ª, antes de recordar que Washington ha optado por no responder con contundencia al reciente ataque con drones contra un petrolero operado por una compa?¨ªa israel¨ª, atribuido a Ir¨¢n.
Israel mantiene la estricta coordinaci¨®n de seguridad con Estados Unidos, que financia su rearme con 3.800 millones de d¨®lares al a?o (unos 3.250 millones de euros) para que disponga de ventaja militar en Oriente Pr¨®ximo. Sus dirigentes guardan silencio oficial sobre la ca¨ªda de Kabul en v¨ªsperas de la primera visita del jefe del Gobierno, Naftali Bennett, a la Casa Blanca, con la disputa sobre la reactivaci¨®n del acuerdo nuclear con Teher¨¢n sobre la mesa. Pero tras la renuncia de Estados Unidos a permanecer en Afganist¨¢n, el Estado jud¨ªo sigue reserv¨¢ndose ¨Dm¨¢s que antes, si cabe¨D el derecho a lanzar una operaci¨®n militar contra Ir¨¢n para torpedear su programa at¨®mico y hacer abortar las negociaciones.
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