Joe Biden se estrella contra el muro del Supremo
Las sentencias del tribunal, que cambi¨® su balance a una mayor¨ªa conservadora durante el Gobierno de Trump, derriban la agenda progresista impulsada por el presidente
Al presidente de Estados Unidos no paran de surgirle problemas: al desastre de la salida de Afganist¨¢n se le sum¨® la furia del hurac¨¢n Ida y la variante Delta del coronavirus se erigi¨® a finales de agosto como una amenaza real a la recuperaci¨®n econ¨®mica de Estados Unidos. Cuando parec¨ªa que la presidencia de Joe Biden no pod¨ªa sufrir m¨¢s reveses que empa?aran su en¨¦rgico inicio, el Tribunal Supremo conservador que naci¨® durante la Administraci¨®n de Donald Trump ha demostrado ser un muro infranqueable frente a las pol¨ªticas del dem¨®crata.
Al infierno legislativo que vive la Casa Blanca, con un Senado recalcitrante que le impide avanzar en su agenda, se le acababa de sumar el m¨¢ximo tribunal, que parece destinado a realizar el trabajo que no logra hacer el Congreso, incapaz de aprobar una reforma migratoria, sacar adelante leyes que no restrinjan el voto de las minor¨ªas o mantener la moratoria a los desahucios en tiempos de pandemia. El Supremo ha ido derribando los pilares sociales impulsados por el mandatario dem¨®crata a base de procedimientos de emergencia conocidos como shadow dockets, un t¨¦rmino legal que describe las medidas que adopta el tribunal sin que haya una exposici¨®n oral de sus argumentos.
Bajo el Gobierno de Trump, la m¨¢xima autoridad judicial de la naci¨®n tom¨® muchas decisiones de calado a trav¨¦s de este m¨¦todo, sellando de forma r¨¢pida, y en ocasiones bien entrada la noche, asuntos sustanciales que, cr¨ªticos del otro lado del espectro ideol¨®gico, consideraron faltos de transparencia en las formas. Cuando esto sucede, se suele atribuir el resultado a un Tribunal Supremo amable con la Casa Blanca.
Sin embargo, con esta t¨¢ctica el tribunal ¡ªextremadamente conservador tras los ¨²ltimos nombramientos de Trump¡ª asestaba a finales de agosto un duro rev¨¦s al Ejecutivo de Biden, al dar la raz¨®n a un juez de Texas que pidi¨® restaurar el pol¨¦mico programa Qu¨¦date en M¨¦xico, salido del ideario de Trump y por el que decenas de miles de solicitantes de asilo deb¨ªan esperar la resoluci¨®n de su solicitud al sur del r¨ªo Bravo.
A ese primer asalto del Supremo contra la Casa Blanca de Biden se sum¨® pocos d¨ªas despu¨¦s otra decisi¨®n por la que el tribunal, por seis votos a tres, declar¨® que los Centros para el Control y Prevenci¨®n de Enfermedades (CDC, por sus siglas en ingl¨¦s) no contaban con la autoridad para declarar la suspensi¨®n de los desahucios, impuesta a inicios de agosto, y que brindaba protecci¨®n a unos 3,5 millones de estadounidenses en lugares con alta incidencia del coronavirus.
El ¨²ltimo mazazo del Supremo suced¨ªa la semana pasada cuando los magistrados, que ostentan su cargo de forma vitalicia, impidieron por cinco votos a cuatro que se frenase la nueva ley del aborto aprobada en Texas, que pr¨¢cticamente reduce a papel mojado el derecho de las mujeres a interrumpir el embarazo en ese Estado. La norma, conocida como la ley del latido de Texas [¡±Texas heartbeat¡±, en referencia a la supuesta pulsi¨®n del feto], entr¨® en vigor el primer d¨ªa de septiembre e impide a las mujeres abortar a partir de la sexta semana de gestaci¨®n.
Adem¨¢s, la ley promueve la posibilidad de denuncia civil de cualquier persona que auxilie en la interrupci¨®n de un embarazo y premia esa delaci¨®n con 10.000 d¨®lares. En palabras de la juez Sonia Sotomayor, en su mordaz disensi¨®n a la decisi¨®n del m¨¢ximo tribunal, Texas ¡°ha delegado en los ciudadanos del Estado la tarea de cazar recompensas, ofreci¨¦ndoles premios en efectivo por perseguir civilmente los procedimientos m¨¦dicos de sus vecinos¡±.
Seis frente a tres
John Roberts, el presidente del Supremo, forma junto a Clarence Thomas, Samuel Alito y los jueces que nombr¨® Donald Trump durante su presidencia ¡ªBrett Kavanaugh, Neil Gorsuch y Amy Barrett¡ª el ala conservadora del tribunal. Frente a ellos est¨¢n Sotomayor, Elena Kagan y Stephen Breyer, quien con 83 a?os es el miembro de m¨¢s edad del tribunal. Su longevidad hace que Breyer sea objeto de una fuerte campa?a por parte de los dem¨®cratas para que se retire del cargo y Biden pueda nombrar a su sucesor, con el fin de evitar que su nombramiento pase a manos de una eventual Administraci¨®n republicana.
Desde el a?o 2010, cuando el Supremo dictamin¨® que se eliminaran los l¨ªmites a la financiaci¨®n electoral, dejando que las empresas privadas pudieran aportar fondos ilimitados para apoyar u oponerse a los distintos candidatos pol¨ªticos, el tribunal se hizo m¨¢s importante para el votante dem¨®crata. C¨®mo puedan afectar todas las sentencias de la m¨¢xima autoridad judicial al devenir de los comicios de 2022 y la suerte que corra entonces el partido de Joe Biden puede estar vinculado a esa norma no escrita por la que los votantes que se declaran no satisfechos con las decisiones del Tribunal Supremo est¨¢n m¨¢s motivados para acudir a las urnas en comparaci¨®n con los que lo est¨¢n.
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