26-S, elecciones europeas
El vencedor de los comicios alemanes decidir¨¢ sobre asuntos clave como las reglas fiscales de la UE, la estrategia ante el reto migratorio o la p¨¦rdida de peso del continente
Al apagar sus televisores, los alemanes se fueron a la cama el pasado domingo con una idea bastante aproximada de las propuestas de los candidatos para mejorar los salarios, redistribuir la carga fiscal, luchar contra el calentamiento global o mejorar el acceso a internet. Pero la hora y media del tercer y ¨²ltimo debate de esta campa?a electoral no dej¨® ni una sola pista, m¨¢s all¨¢ de alguna proclama gen¨¦rica, sobre las pol¨ªticas que socialdem¨®cratas, democristianos y verdes pretenden impulsar respecto a Europa y el resto del mundo.
Este ensimismamiento de la mayor econom¨ªa del continente oculta el hecho de que las elecciones alemanas son mucho m¨¢s que una cita local. Quien se haga con el poder en Berl¨ªn marcar¨¢ la agenda en asuntos tan relevantes como cu¨¢ndo deben empezar los gobiernos de la UE (y el Banco Central Europeo) a cerrar el grifo del gasto; c¨®mo afrontar la inmigraci¨®n que, pase lo que pase, va a llegar a Europa; o plantearse de qu¨¦ herramientas dispone la UE pare evitar la p¨¦rdida de peso geopol¨ªtico en un mundo que pivota cada vez m¨¢s en torno al Pac¨ªfico.
Como pa¨ªs m¨¢s poblado y la mayor econom¨ªa de la UE, ha ganado peso en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas hasta desequilibrar por completo el tradicional motor franco-alem¨¢n en la construcci¨®n europea. La fortaleza de un modelo basado en las exportaciones le ha permitido actuar no como un poder omn¨ªmodo, pero s¨ª como una especie de ¨¢rbitro que equilibra las tensiones entre este y oeste, y norte y sur. La preponderancia de la canciller Angela Merkel a lo largo de 16 a?os ejemplifica ese liderazgo en Europa.
Alemania oscilar¨¢ hacia un lado u otro en funci¨®n de los resultados del domingo. Pero que nadie espere un volantazo. Los grandes consensos nacionales son intocables. Y ni el socialdem¨®crata Olaf Scholz ni el democristiano Armin Laschet miran al exterior con ganas de reformas radicales.
¡±La ortodoxia va a permanecer¡±, resume Miguel Otero, investigador principal del Real Instituto Elcano, que predice que Alemania acabar¨¢ decepcionando a aquellos con altas expectativas de cambio. ¡°Esta es la campa?a m¨¢s vac¨ªa de contenidos europeos que recuerdo. Todos los partidos llevan grandes cap¨ªtulos sobre este tema en sus programas, pero ninguno est¨¢ hablando de eso en sus intervenciones¡±, protesta la polit¨®loga alemana Ulrike Gu¨¦rot.
Antes de analizar qu¨¦ puede cambiar, conviene destacar tres ideas. La primera es que los tres candidatos ¡ªScholz, Laschet y la verde Annalena Baerbock¡ª pertenecen al ala moderada de sus partidos. Pese a sus diferencias, no habr¨¢ con uno ni con otro un cambio tect¨®nico. Alemania no elige entre candidatos antit¨¦ticos como Donald Trump y Joe Biden en Estados Unidos o como muy probablemente ocurra en Francia el pr¨®ximo a?o con Emmanuel Macron y Marine Le Pen.
La segunda idea es que no solo importar¨¢ qui¨¦n asciende a la canciller¨ªa, sino en qui¨¦n se apoya para lograrlo. No ser¨ªa lo mismo un canciller Scholz con un ministro de Finanzas Christian Lindner ¡ªel l¨ªder del partido liberal FDP, un halc¨®n para el que el d¨¦ficit cero es un objetivo irrenunciable¡ª que un, bastante improbable, tripartito de izquierdas. ¡°Scholz puede tener grandes ideas para la gobernanza del euro, pero si Lindner es ministro de Finanzas va a tener muchos problemas¡±, sugiere Gu¨¦rot. ¡°No est¨¢ escrito que los liberales se vayan a quedar el premio del Ministerio de Finanzas. Los Verdes podr¨ªan aspirar tambi¨¦n¡±, a?ade Otero. Si las encuestas aciertan, verdes y liberales tendr¨ªan que entenderse para formar un Gobierno encabezado por Scholz o Laschet.
Periodo de par¨¢lisis
Por ¨²ltimo, todo apunta a que la complicad¨ªsima tarea de acordar un Gobierno entre tres partidos va a alargar meses las negociaciones, condenando al pa¨ªs a una par¨¢lisis de incierta duraci¨®n. Nadie descarta que Merkel contin¨²e en funciones a mediados de diciembre y logre as¨ª superar el ¨²ltimo r¨¦cord que se le resiste: convertirse en la (o el) canciller que ha pasado m¨¢s tiempo en el poder en la historia de la Rep¨²blica Federal, superando a Helmut Kohl.
Un canciller Scholz puede sonar bien en el sur de Europa. Pero Berl¨ªn no dar¨¢ barra libre para prorrogar sin fin la congelaci¨®n de las reglas fiscales, permitiendo a los gobiernos europeos que gasten a manos llenas. Scholz, que adem¨¢s de candidato es ministro de Hacienda, insiste en que la crisis del coronavirus ha mostrado la utilidad y flexibilidad de las reglas fiscales vigentes. ¡°Tenemos un buen paquete fiscal que asegura la estabilidad en Europa y que ha demostrado ser muy pr¨¢ctico¡±, dijo en la localidad eslovena de Brdo el 10 de septiembre.
Como responsable de Finanzas, Scholz no se alej¨® demasiado del rigor fiscal de sus antecesores durante la primera mitad de la legislatura. Hasta que el golpe del coronavirus lo cambi¨® todo. La canciller Merkel y ¨¦l apoyaron la emisi¨®n billonaria de deuda mancomunada para impedir que una crisis brutal en el sur de Europa rompiera el mercado ¨²nico. Laschet, como presidente del Estado de Renania del Norte-Westfalia, se ha mantenido m¨¢s alejado de estos temas. Pero tambi¨¦n quiere reinstaurar las reglas fiscales lo antes posible y repite que bajo ning¨²n concepto Alemania puede hacerse cargo de las deudas de otros. ¡°Ambos partidos comparten que el proyecto europeo no puede fracasar. Pero tambi¨¦n que no van a responsabilizarse de deudas ajenas. Gobierne quien gobierne, solo soltar¨¢n la mano tras muchas negociaciones en Bruselas y decir muchas veces no, no, no¡±, explica Otero.
Otro asunto clave ser¨¢ la inmigraci¨®n. Aqu¨ª el acento m¨¢s flexible lo ponen los verdes. Pero todos los partidos coinciden en un dogma: la crisis de 2015, cuando llegaron a Alemania unos 900.000 solicitantes de asilo, no puede repetirse. Justo cuando las tropas occidentales se retiraban de Kabul, Scholz rechazaba en una entrevista la idea de acoger a m¨¢s afganos. Lo importante, dec¨ªa, era ayudar a los pa¨ªses vecinos para que los integraran.
Laschet, uno de los dirigentes democristianos que m¨¢s claramente apoy¨® a Merkel en su pol¨ªtica de puertas abiertas, tambi¨¦n repite que hay que evitar a toda costa la llegada masiva de solicitantes de asilo.
Un mayor papel en el mundo que no acaba de concretarse
En Bruselas, los l¨ªderes repiten que la crisis en Afganist¨¢n ha mostrado, una vez m¨¢s, la necesidad de que Europa asuma una mayor responsabilidad en su defensa. Es una idea que se oye de tanto en tanto y que se multiplic¨® con la llegada a Donald Trump a la Casa Blanca en 2017. Pero las palabras no terminan de convertirse en hechos. Y Alemania, con un Ej¨¦rcito con muchas carencias, no tira del carro.
Los candidatos de los tres mayores partidos coinciden en la necesidad de que asuma un papel mayor en el mundo. Pero faltan detalles para concretar esta idea. De estas tres formaciones, los Verdes apuestan por un cambio m¨¢s decidido, mientras que socialdem¨®cratas y democristianos ¡ªlos primeros llevan 16 a?os en la canciller¨ªa y los ¨²ltimos han dirigido el Ministerio de Asuntos Exteriores 12 de los ¨²ltimos 16 a?os¡ª tienden a una mayor continuidad.
La gran diferencia de los Verdes radica en su exigencia de que la democracia y el respeto a los derechos humanos sea un elemento central en la pol¨ªtica exterior alemana. En este sentido, apuestan por una mayor confrontaci¨®n con reg¨ªmenes como la Rusia de Vlad¨ªmir Putin o la China de Xi Jinping de la que ha hecho gala Angela Merkel. Pero este reclamo es m¨¢s f¨¢cil hacerlo desde la oposici¨®n que desde el Gobierno.
¡°La pol¨ªtica exterior alemana, que rechaza exhibir un fuerte liderazgo, se explica en parte por la cautela de Merkel. Eso podr¨ªa cambiar con otra persona en el Gobierno¡±, opina Federico Steinberg, del Real Instituto Elcano. ¡°Hay tantos intereses dispares que Alemania tratar¨¢ de seguir jugando su papel de mediador que trata de buscar consensos¡±, matiza su compa?ero Miguel Otero.
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