Muere a los 78 a?os el exministro y empresario franc¨¦s Bernard Tapie
El tambi¨¦n exdirigente del club de f¨²tbol Olympique de Marseille se vio envuelto en varios esc¨¢ndalos legales, uno de los cuales le llev¨® brevemente a prisi¨®n
Lo fue casi todo en Francia, y se le am¨® tanto como se le temi¨® y detest¨®. Bernard Tapie, que este domingo ha muerto en Par¨ªs a los 78 a?os por c¨¢ncer, fue cantante en su juventud y empresario de ¨¦xito en los a?os ochenta. Llev¨® a un modesto club como el Olympique de Marsella a la cumbre del f¨²tbol europeo y fue ministro con el presidente socialista Fran?ois Mitterrand. Despu¨¦s se arruin¨® y pas¨® por la c¨¢rcel por corrupci¨®n. Tambi¨¦n prob¨® suerte como actor, y arrastr¨® sus casos judiciales hasta el fin de sus d¨ªas. La clase pol¨ªtica, a izquierda, centro y derecha, lo record¨® como un icono popular, un s¨ªmbolo de Francia ¡°cuya ambici¨®n, energ¨ªa y entusiasmo fueron una fuente de inspiraci¨®n para generaciones de franceses¡±, seg¨²n un comunicado la presidencia de la Rep¨²blica.
Ten¨ªa algo de un Berlusconi de izquierdas, de un Jes¨²s Gil carism¨¢tico y seductor, un Mario Conde del extrarradio o un Donald Trump con conciencia social. Pertenec¨ªa a la misma ¨¦poca, la de aquellos a?os ochenta propicios al enriquecimiento r¨¢pido y en los que personajes del mundo empresarial saltaban f¨¢cilmente al mundo del espect¨¢culo y de all¨ª a la pol¨ªtica, tipos siempre al l¨ªmite de la legalidad ¨Co m¨¢s all¨¢ de la legalidad¨C con personalidades arrolladoras. Bernard Tapie era su versi¨®n francesa.
Desde el presidente Emmanuel Macron al diario Le Monde se describe a Tapie como ¡°el hombre de las mil vidas¡±. Quiz¨¢ mil sea excesivo, pero todo era excesivo en ¨¦l, y es cierto que tuvo muchas vidas. Primera vida: el chaval listo y ambicioso que creci¨® en un barrio obrero al norte de Par¨ªs, estudi¨® electr¨®nica, hizo sus pinitos en la canci¨®n ligera con el nombre de Bernard Tapy e inaugur¨® su carrera empresarial vendiendo televisores. Eran los Treinta Gloriosos, como se llaman en Francia las d¨¦cadas de prosperidad y pleno empleo de la posguerra en la que todo parec¨ªa posible.
Segunda vida: los primeros pasos en el mundo de los negocios de un hombre que siempre fue visto como un intruso, y sus primeros problemas con la Justicia por la comercializaci¨®n de un aparato m¨¦dico cuestionado por los profesionales de la salud, o la compra a precio de saldo de los palacios en Francia del dictador centroafricano Jean-Bedel Bokassa.
Tercera vida: los dorados ochenta. El dinero f¨¢cil. Su talento para comprar por un franco simb¨®lico de empresas al borde de la quiebra y reflotarlas. El salto al estrellato televisivo. La irrupci¨®n en el mundo del deporte: el ciclismo, primero, con el equipo La Vie Claire de Bernard Hinault y Greg Lemond y la compra del Olympique de Marsella (OM), su ciudad de adopci¨®n, al que llev¨® a proclamarse campe¨®n de Europa en 1993.
Cuarta vida: la pol¨ªtica. Tapie sedujo a Mitterrand y viceversa. Era una figura inusual: un empresario procedente de la clase obrera que pod¨ªa hablar a los franceses de a pie. Sab¨ªa plantar clara, con un lenguaje llano y sin remilgos, a la ultraderecha: su debate con Jean-Marie Le Pen ha pasado a los anales de la televisi¨®n francesa. Fue diputado y, entre 1992 y 1993, ministro de las Ciudades. Su apogeo. Hab¨ªa ascendido aceleradamente; su ca¨ªda fue estrepitosa.
Y quinta vida: la ca¨ªda. Ca¨ªda pol¨ªtica: muchos socialistas le miraban con desconfianza. La mezcla de negocio, deporte y poder resultaba sospechosa y peligrosa. Su descaro casaba mal con las maneras versallescas de la pol¨ªtica francesa. Ca¨ªda deportiva: fue el ama?o de un partido del OM lo que vali¨® una condena por complicidad de corrupci¨®n y soborno de testimonios por los que en 1997 pas¨® 165 d¨ªas en prisi¨®n, como recuerda la agencia France Presse. Y ca¨ªda empresarial: la venta del gigante de equipamiento deportivo Adidas, que hab¨ªa comprado en 1990 y cuya batalla judicial con el banco Cr¨¦dit Lyonnais le perseguir¨ªa durante 30 a?os, lleg¨® a salpicar al Gobierno de Nicolas Sarkozy y a su entonces ministra y hoy presidenta del Banco Central Europeo Christine Lagarde. E incluy¨® sucesivas rehabilitaciones y triunfos, y ca¨ªdas en desgracia que le arruinaron, y nuevas rehabilitaciones en una historia de nunca acabar.
El ep¨ªlogo de esta vida que contuvo multitudes se abri¨® en 2017, cuando se le diagnostic¨® un c¨¢ncer. Como siempre con ¨¦l, los franceses pudieron conocer y seguir la evoluci¨®n de la enfermedad en los medios de comunicaci¨®n. Tapie ya era por entonces un icono nacional, una presencia permanente en las pantallas y en la actualidad desde hac¨ªa 40 a?os. Era alguien de la familia casi. Con sus defectos y errores. Y sus virtudes, esa capacidad para so?ar a lo grande y lanzarse a las empresas m¨¢s descabelladas, ese desparpajo, ese aire de canalla simp¨¢tico que tambi¨¦n reflejaban algunos personajes del actor Jean-Paul Belmondo, fallecido a principios de septiembre.
¡°Toda una ¨¦poca nos golpea en la cara, de repente¡±, resumen en Le Monde los periodistas Fabrice Lhomme y G¨¦rard Davet, que lo entrevistaron varias veces, se pelearon con ¨¦l y lo conocieron bien. ¡°Un mundo de ayer que se derrumba¡±. Los obituarios y las reacciones son ben¨¦volos, piadosos, como si finalmente a este desbordante empresario y pol¨ªtico que se acostumbr¨® a cruzar la raya se le hubiese perdonado todo, porque era parte del patrimonio nacional, un espejo de Francia. En un comunicado, su esposa, Dominique, y sus cuatro hijos anunciaron que, seg¨²n los deseos de Bernard Tapie, ser¨ªa enterrado en Marsella, ¡°la ciudad de su coraz¨®n¡±.
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