Constituyentes y democracia: Brasil y Chile
EL PA?S publica una nueva entrega sobre el proceso constituyente en Chile bajo la mirada de expertas de toda la regi¨®n
Las asambleas constituyentes representan el poder soberano de promulgar un nuevo orden legal, provocando rupturas. Se trata de procesos inaugurales, que establecen marcos normativos para la relaci¨®n entre las instituciones del Estado y la ciudadan¨ªa. En 1987, se instal¨® en Brasil la Asamblea Nacional Constituyente con 559 congresistas, de los cuales solo 26 eran mujeres. En 2021, se instala en Chile la Convenci¨®n Constitucional con 155 miembros, 77 de los cuales son mujeres, el primer proceso constituyente paritario en el mundo, presidido por una mujer ind¨ªgena y con representaci¨®n de los pueblos originarios, hasta ahora invisibles en la configuraci¨®n institucional del poder en el pa¨ªs. Representa el encuentro de Chile con su diversidad.
La Asamblea Constituyente brasile?a fue elegida a ra¨ªz del proceso de redemocratizaci¨®n del pa¨ªs despu¨¦s de 21 a?os de dictadura militar y surgi¨® como respuesta al juego de fuerzas pol¨ªticas, econ¨®micas y sociales que compiten por la presencia y el poder en la configuraci¨®n de este nuevo orden jur¨ªdico. Se trata de la refundaci¨®n de la democracia misma y su calificaci¨®n a trav¨¦s de la adecuaci¨®n de sus ordenamientos jur¨ªdicos al pluralismo de la sociedad brasile?a, al reconocimiento de la igualdad y la justicia social como elementos fundadores de este nuevo orden.
La Convenci¨®n Chilena tiene lugar tres d¨¦cadas despu¨¦s del fin del r¨¦gimen militar, instaurado por el golpe de Estado de 1973 contra el gobierno democr¨¢ticamente electo del socialista Salvador Allende, periodo en el que el pa¨ªs vivi¨® un proceso institucional gradual de recuperaci¨®n democr¨¢tica, de la resistencia a la dictadura a el emblem¨¢tico plebiscito del ¡°No¡± de octubre de 1988, que derrot¨® al dictador en las urnas y la elecci¨®n, en 1989, del primer gobierno de transici¨®n democr¨¢tica, todav¨ªa sin promulgar una nueva Constituci¨®n.
Son historias pol¨ªticas distintas, porque mientras en Brasil el proceso constituyente es concomitante y creador de la redemocratizaci¨®n, en Chile el proceso ocure en un pa¨ªs con instituciones democr¨¢ticas formales en funcionamiento. Las sucesivas reformas de la Constituci¨®n heredadas del r¨¦gimen militar (1980) eliminaron paulatinamente algunos obst¨¢culos autoritarios como la abolici¨®n de los senadores bi¨®nicos, la reducci¨®n de las competencias del Consejo de Seguridad Nacional y el reconocimiento constitucional de los tratados de derechos humanos. Sin embargo, nunca fue posible alcanzar el alto qu¨®rum necesario para impulsar los cambios estructurales necesarios para convertir a Chile en un pa¨ªs m¨¢s justo y verdaderamente democr¨¢tico.
El creciente descontento llev¨® a las manifestaciones de 2019 y al acuerdo entre diversas fuerzas pol¨ªticas sobre la convocatoria de un plebiscito, realizado en octubre de 2020, con una participaci¨®n electoral expresiva de la poblaci¨®n (50,9% en un pa¨ªs donde el voto no es obligatorio) a pesar de la restricciones de la crisis de sanitarias de la covid-19. El resultado fue una victoria masiva (78,27% de los votos) de aprobaci¨®n para la elaboraci¨®n de una nueva Constituci¨®n. En este plebiscito tambi¨¦n se aprueba la convocatoria de una Convenci¨®n Constitucional (78,99%). El plebiscito constituyente alcanz¨® niveles de aprobaci¨®n sin precedentes en los distintos procesos electorales a lo largo de la reconstrucci¨®n democr¨¢tica.
Hoy Chile inicia una nueva etapa en la construcci¨®n de una democracia participativa y pluralista, en la que la Asamblea Constituyente enfrenta el desaf¨ªo de lograr acuerdos transversales en la formulaci¨®n de temas centrales como el nuevo r¨¦gimen pol¨ªtico, la descentralizaci¨®n con identidad y poder territorial, pluralismo cultural y etnicidad, plurinacionalidad, igualdad de g¨¦nero como norma transversal, garant¨ªa de los derechos sociales, respeto a los derechos humanos, y una estrategia de desarrollo frente al cambio clim¨¢tico, respetando la biodiversidad. Mientras Chile vive un momento hist¨®rico inaugural, cuyo resultado, esperamos, sea la elaboraci¨®n de una Constituci¨®n verdaderamente ciudadana, Brasil vive el cierre del ciclo virtuoso de afirmaci¨®n de derechos, del cual la Constituci¨®n de 1988 fue el principal art¨ªfice, aunque escrito en un entorno pol¨ªtico marcado por la presencia del poder militar, con las instituciones democr¨¢ticas a¨²n desestabilizadas y un Congreso Constituyente mayoritariamente blanco y masculino.
Sin embargo, la Carta Magna brasile?a, promulgada en octubre de 1988 -el mismo a?o que el Plebiscito del ¡°No¡± en Chile- lleva la marca de la diversidad de la sociedad brasile?a que, en un proceso hist¨®rico de participaci¨®n popular, denuncia el racismo, el patriarcado, reivindica los derechos de los pueblo originarios, los derechos de las mujeres, exige la preservaci¨®n del medio ambiente y la biodiversidad, exige derechos laborales y beneficios sociales, ampl¨ªa el alcance de los derechos humanos, incluido el derecho a la salud y una vida familiar sin violencia. En la Constituci¨®n de Brasil de 1988, el eje de las disposiciones constitucionales pasa del poder del Estado a los derechos humanos, afirmando el deber del Estado de garantizar estos derechos.
Entre los diversos grupos, sindicatos y movimientos que se articularon para incidir en este momento inaugural, los movimientos de mujeres y las ideas feministas jugaron un papel fundamental en ambos pa¨ªses. En Chile, el movimiento feminista ya hab¨ªa avanzado en el reconocimiento de la uni¨®n civil, el derecho al aborto en tres circunstancias y la legislaci¨®n antidiscriminatoria. La Constituyente paritaria es un camino hacia la plena igualdad de las mujeres.
En Brasil, las mujeres actuaron en articulaci¨®n con el Consejo Nacional de Derechos de la Mujer, que desarroll¨® la campa?a ¡°Constituyente para valer debe tener derechos de las mujeres¡± y ha pautado sus acciones en la Carta de las Mujeres Brasile?as a las Constituyentes en alianza con una reducida bancada femenina que, delante a un Congreso masculino y machista, ha logrado unirse m¨¢s all¨¢ de las diferencias partidistas, en la lucha por la igualdad de g¨¦nero.
Las mujeres brasile?as lograron importantes victorias que las elevaron al nivel de ciudadanas con plenos derechos. Estas victorias son numerosas desde la menci¨®n espec¨ªfica de la palabra mujer en el art¨ªculo 5, inciso I: ¡°El hombre y la mujer son iguales en derechos y obligaciones, en los t¨¦rminos de esta Constituci¨®n¡±, hasta propuestas que extend¨ªan la licencia de maternidad a 120 d¨ªas, cre¨® la licencia de paternidad, reconoci¨® el derecho de las mujeres encarceladas a amamantar a sus hijos, el derecho de las mujeres rurales a la propiedad de la tierra, extendi¨® los derechos laborales y los beneficios sociales a las trabajadoras dom¨¦sticas, el derecho a la guarder¨ªa para los trabajadores urbanos y rurales, el derecho de la mujer a decidir libremente sobre tener hijos y la igualdad de derechos en la sociedad conyugal, as¨ª como la responsabilidad afirmada del Estado de contener la violencia intrafamiliar y en brindar informaci¨®n y medios anticonceptivos.
En ambos pa¨ªses el momento actual es de resistencia y lucha. Aqu¨ª por la defensa de los derechos logrados, all¨¢ por la victoria de una constituci¨®n ciudadana.
Jacqueline Pitanguy es soci¨®loga, coordinadora Ejecutiva de CEPIA y expresidenta del Consejo Nacional de los Derechos de las Mujeres en Brasil.
Marta Mauras es soci¨®loga, analista internacional y diplom¨¢tica.
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