¡°Noiz por Noiz¡±
EL PA?S publica una nueva entrega sobre el proceso constituyente en Chile bajo la mirada de expertas de toda la regi¨®n
He cantado el rap por unos buenos a?os en mi juventud, y esa es una de las mayores alegr¨ªas de mi vida. Todo comenz¨® en una exposici¨®n cultural que se llev¨® a cabo en el Centro Federal de Educaci¨®n Tecnol¨®gica de Minas Gerais (Cefet-MG) en 2001, donde cursaba la secundaria. All¨ª conoc¨ª a mis hermanos del grupo Dejavuh (m¨¢s tarde Liricaos), quienes al a?o siguiente me invitaron a caminar con ellos. Fue un per¨ªodo sensacional en mi vida: grabamos canciones, lanzamos videoclips, caminamos por muchos barrios de la periferia urbana, las ¡°quebradas¡±. En 2003 particip¨¦ en la fundaci¨®n del Colectivo hip hop Chama, que reuni¨® a j¨®venes activistas de la cultura hip hop de la Regi¨®n Metropolitana de Belo Horizonte. Nuestra organizaci¨®n era autogestionada, noiz por noiz ¡ªjerga de la periferia que significa nosotros¡ª, con reuniones peri¨®dicas en el Centro Cultural de la Universidad Federal de Minas Gerais.
En nuestros encuentros habl¨¢bamos de las realidades y de la lucha por los derechos de las juventudes en la periferia urbana: relaciones de g¨¦nero, sexualidad, reducci¨®n de da?os, democracia, participaci¨®n, ciudadan¨ªa y pol¨ªticas p¨²blicas. El colectivo se mantuvo activo hasta 2008, contribuyendo a la formaci¨®n de liderazgos de la escena hip hop local y al fortalecimiento de su acci¨®n pol¨ªtica en Minas Gerais. Ese fue un momento efervescente en la cultura hip hop en Belo Horizonte y, no por casualidad, esta fue mi primera escuela pol¨ªtica. En la calle, con mis ¡°hermanas y hermanos de fe¡±, me reconoc¨ª feminista, llegu¨¦ a los movimientos negros y me involucr¨¦ en la resistencia de la juventud negra y de la periferia urbana. Estas luchas me llevaron a muchas otras y tambi¨¦n le dieron sentido a mi formaci¨®n como cientista social y educadora popular. El hip hop me ha permitido probar la importancia de la colectividad, de la representatividad y de la apuesta en la diversidad como herramienta de transformaci¨®n y de posible superaci¨®n de una realidad muchas veces insoportable.
Fue, por tanto, en una movilizaci¨®n colectiva, representativa y diversa llamada Muitas ¡ªen espa?ol significa muchas¡ª, que me encontr¨¦ con el camino para ocupar la institucionalidad y ejercer otras formas de hacer pol¨ªtica, en la pr¨¢ctica. Fui elegida concejala de Belo Horizonte en 2016, a ra¨ªz de la primavera feminista, de la efervescencia de los movimientos municipalistas-internacionales. Ese a?o fueron tambi¨¦n electas Marielle Franco, en R¨ªo de Janeiro, Tal¨ªria Petrone, en Niter¨®i, Cida Falabella, mi compa?era en el mandato colectivo Gabinetona (el cual he integrado de 2017 hasta 2020), y muchas otras.
Los a?os anteriores, con los gobiernos populares del PT, nos fue permitido aspirar a m¨¢s que apenas sobrevivir, nos permitieron organizarnos con m¨¢s estructura para salir adelante, y eso fue lo que hicimos. La potencia de la llegada de mujeres, mujeres negras, ind¨ªgenas, quilombolas, trans y otros grupos que forman las mayor¨ªas sociales en los parlamentos brasile?os, movieron las estructuras de poder. Con nuestros cuerpos pol¨ªticos, llevamos el noiz por noiz a las c¨¢maras legislativas.
Somos representantes de personas que no est¨¢n m¨¢s dispuestas a estar subrepresentadas o a tener sus voces silenciadas. Representamos a quienes quieren ocupar la pol¨ªtica para ser la voz de demandas populares, confrontar a los due?os del poder, despersonalizar la acci¨®n pol¨ªtica a trav¨¦s de una apuesta radical por las construcciones colectivas y proponer herramientas verdaderamente transformadoras, propuestas reales de reparto del poder.
Nosotras ah¨ª somos como una infiltraci¨®n, una peque?a ruptura que puede significar una vida mejor para muchos de nosotros. Por eso ellos, temerosos de perder sus privilegios, han respondido con una escalada inimaginable de violencia pol¨ªtica, basada en el golpe mis¨®gino contra Dilma Rousseff y en el proyecto internacional fascista, supremacista y ultraliberal que representa Bolsonaro en Brasil.
Hoy vivimos en el pa¨ªs la mayor amenaza a la democracia, la vida y la dignidad de la poblaci¨®n desde el per¨ªodo posterior a la dictadura militar. Asesinaron a Marielle en un crimen que consideramos feminicidio pol¨ªtico; Jean Wyllys, Debora Diniz y Marcia Tiburi tuvieron que exiliarse; Tal¨ªria Petrone y otros parlamentarios negros y transg¨¦nero de todo el pa¨ªs est¨¢n siendo acosados y amenazados. Desde otros pa¨ªses de Am¨¦rica Latina, sin embargo, soplan vientos de esperanza democr¨¢tica. Por eso, sigo con entusiasmo a la Asamblea Constituyente chilena, que surgi¨® de la insurgencia popular y feminista contra el neoliberalismo y los escombros autoritarios de los a?os de la dictadura. La Asamblea Constitucional chilena, con paridad de g¨¦nero y presencia de representantes ind¨ªgenas, siembra en nosotros grandes expectativas, especialmente en cuanto al aporte de las mujeres a la redacci¨®n de la nueva constituci¨®n. Chile, como se?ala la polit¨®loga y profesora Marlise Matos, puede ser el primer pa¨ªs del mundo en superar la desigualdad hist¨®rica de representaci¨®n.
Una Convenci¨®n Constitucional con una perspectiva noiz por noiz tiene ante s¨ª la oportunidad de garantizar y ampliar derechos y brindar herramientas importantes no solo para el acceso, sino tambi¨¦n para la posibilidad de mantener mayor¨ªas sociales en los espacios de poder. Los tradicionales due?os del poder siempre van a reaccionar, no lo olvidemos. Intentar¨¢n, a trav¨¦s de la violencia expl¨ªcita y las negociaciones pol¨ªticas, hacernos retroceder en los logros y crear obst¨¢culos a las transformaciones democr¨¢ticas.
La pol¨ªtica es este territorio m¨²ltiple y las soluciones siempre van a ser parciales, provisionales, incompletas, pero hay una urgencia impulsada por nuestra indignaci¨®n de enfrentar el orden actual, en el que la riqueza y la prosperidad son para unos pocos, mientras la miseria y la enfermedad son el destino fijado para la mayor¨ªa. Soy una mujer negra, de izquierda, madre, con trayectoria en la cultura perif¨¦rica y creo que la transformaci¨®n solo vendr¨¢ del encuentro de las luchas por la justicia y de un proyecto colectivo que tenga en la democracia un horizonte de buen vivir para todas las personas y criaturas. Mi esperanza se renueva con los vientos que llegan hoy desde Chile.
?urea Carolina es diputada federal por el PSOL, en el estado de Minas Gerais, en Brasil.
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