¡°Las sombras de Allende y Pinochet siguen planeando sobre nuestras cabezas¡±
El exdirector del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos de Chile analiza la escena pol¨ªtica de su pa¨ªs, en un momento de grandes cambios
Chile se encuentra en medio de una vor¨¢gine de cambios profundos. La convenci¨®n que redacta la nueva Constituci¨®n cumple cuatro meses de trabajo ¨Cdel a?o que tiene de plazo para proponer un nuevo texto¨C, la econom¨ªa sufre temblores in¨¦ditos, el debate p¨²blico parece marcado por la intolerancia y el 21 de noviembre se celebran las parlamentarias y presidenciales, en una elecci¨®n polarizada: los favoritos son Gabriel Boric ¨Cdel Frente Amplio de izquierda en alianza con el Partido Comunista¨C, y Jos¨¦ Antonio Kast, el candidato del Partido Republicano, de la derecha extrema. En medio de este proceso, Ricardo Brodsky ha sido una de las pocas voces de izquierda que han analizado el momento a contracorriente y sin temor a la impopularidad, en asuntos espinosos como la validaci¨®n de la violencia para conseguir cambios profundos. Actual director del Museo Vicu?a Mackenna, este licenciado en Literatura fue embajador durante el Gobierno de Ricardo Lagos y entre 2011 y 2016 director del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, el recinto que relata el golpe de Estado y la dictadura de Augusto Pinochet a trav¨¦s de la experiencia de las v¨ªctimas.
Pregunta. ?Por qu¨¦ momento pasa Chile?
Respuesta. Chile est¨¢ atravesando por un cambio cultural y de ciclo pol¨ªtico. El estallido social de octubre 2019 evidenci¨® la ruptura de los consensos de la transici¨®n, que siempre fueron acuerdos forzados por la capacidad de veto de la derecha. Y m¨¢s all¨¢ de ellos, hoy est¨¢n cuestionadas las normas impl¨ªcitas de convivencia, entre las cuales estaba el rechazo a la violencia y la aceptaci¨®n del monopolio de las armas para las fuerzas del Estado.
P. ?Observa incertidumbre?
R. Efectivamente, hay una gran incertidumbre porque este momento est¨¢ marcado por la crisis econ¨®mica que deja la pandemia, por un parlamentarismo de facto que se ha inclinado hacia un populismo exacerbado, por una convenci¨®n constituyente in¨¦dita y por unas elecciones presidenciales y parlamentarias que como nunca antes est¨¢n cargadas a los extremos y despiertan los fantasmas del pasado. Entonces, el c¨®ctel es bastante explosivo: violencia urbana y rural, inflaci¨®n, crisis migratoria, radicalizaci¨®n pol¨ªtica, deslegitimaci¨®n de las autoridades ¨Cen particular de la polic¨ªa¨C, y probable recesi¨®n a la vista. Todo esto, adem¨¢s, con promesas electorales dif¨ªcilmente sostenibles y un incierto futuro institucional.
P. ?Hay polarizaci¨®n, crispamiento y rabia?
R. Hay en marcha un proceso de polarizaci¨®n e intolerancia en el mundo pol¨ªtico. Pareciera que los pol¨ªticos chilenos se cansaron de los consensos y quiere cada uno imponer sus principios. El debate pol¨ªtico es de una pobreza descomunal, dominado por el oportunismo y la l¨®gica de las redes sociales donde la descalificaci¨®n del otro es la norma. Se puede llegar a una divisi¨®n maniquea de la comunidad pol¨ªtica, algo as¨ª como la grieta en Argentina, y eso no augura nada bueno para el pa¨ªs. Esto convive con el protagonismo de grupos radicales antisistema, algunos de ellos asociados al narcotr¨¢fico, que practican el saqueo y la destrucci¨®n de los espacios y bienes privados y p¨²blicos, y que una parte del mundo pol¨ªtico con enorme ingenuidad y candor ha legitimado.
P. ?Esto que describe sucede en la sociedad o solo en el mundo politizado?
R. Es evidente que en Chile explot¨® un descontento derivado especialmente de los abusos y privilegios de las elites empresariales y pol¨ªticas y de la incapacidad del sistema de resolver a tiempo demandas ciudadanas muy sentidas como, por ejemplo, pensiones dignas, deudas, vivienda.
P. ?C¨®mo se explica que, posiblemente, la presidencial se defina entre Kast y Boric?
R. En la izquierda surgi¨® una nueva generaci¨®n vinculada a los movimientos estudiantiles que cuestiona el neoliberalismo. Y en la derecha, frente a la bancarrota del sector, se ha fortalecido la idea de atrincherarse en un extremismo tipo VOX o Bolsonaro, desconociendo las necesidades de cambio de la sociedad chilena y fen¨®menos nuevos como el feminismo o la masiva migraci¨®n venezolana. La verdad es que todav¨ªa no est¨¢ dicho qui¨¦nes pasar¨¢n al balotaje, pero cualquier extremo que pase va a estar obligado a moderar su discurso y su programa.
P. Usted diferencia entre una izquierda humanista ¨Cque afirma a la democracia y los derechos humanos ¨C y la izquierda que en Am¨¦rica Latina se ha identificado con Ch¨¢vez, Maduro u Ortega ?Cu¨¢l de las dos izquierdas es la que triunfa hoy en Chile?
R. No lo sabemos, porque en la coalici¨®n que encabeza Boric coexisten esas dos izquierdas y eso es parte del problema. Admiradores de Ch¨¢vez, Maduro y Ortega hay en el Partido Comunista y en el Frente Amplio. Creo que Boric cree firmemente en los valores democr¨¢ticos y, aunque cede con demasiada facilidad a las presiones de la ultraizquierda y del populismo, tiene un amplio margen de acuerdo con esa izquierda o centroizquierda humanista y defensora de los derechos humanos que tiene experiencia de Gobierno y no est¨¢ en su coalici¨®n.
P. En Chile se ha instalado un juicio cr¨ªtico respecto de la transici¨®n en su conjunto. ?Tiene raz¨®n parte de la izquierda que consider¨® que los avances fueron t¨ªmidos?
R. Todas las transiciones, impl¨ªcita o expl¨ªcitamente, son pactadas al menos en sus primeros a?os. Pretender otra cosa es ingenuidad o cinismo. Esas cr¨ªticas desde una izquierda que generacionalmente es posterior a la dictadura se realiza desde un pedestal, desde un p¨²lpito desde el cual juzgan moralmente, desde sus magn¨ªficos e impolutos ideales, a quienes tuvieron que enfrentar una situaci¨®n concreta. O sea, no tienen raz¨®n.
P. ?Por qu¨¦ en un pa¨ªs como Chile ¨Cque vivi¨® la ruptura de la democracia y sus horrores en la dictadura¨C, los adversarios pol¨ªticos vuelven a verse como enemigos?
R. Es una buena pregunta que yo tambi¨¦n me hago. De alguna manera las sombras de Allende y Pinochet siguen planeando sobre nuestras cabezas. El trauma sigue estando presente y no se ve muy claramente c¨®mo conjurarlo. Dir¨ªa que es un problema de la memoria traum¨¢tica de Chile y de los usos y abusos de esa memoria. En Chile la derecha y parte de la izquierda recurren a la memoria traum¨¢tica que somete el presente al pasado, que nos deja atrapados en el conflicto, en vez de buscar en esa memoria lo que es ejemplar, en palabras de Todorov. Justamente, lo ejemplar podr¨ªa ser suspender por un instante los agravios recibidos para reconocer las responsabilidades compartidas en la crisis pol¨ªtica que llev¨® al fin de nuestra democracia.
P. ?Cu¨¢ntas generaciones tendr¨¢n que pasar para desapegar a Chile de la dictadura de Pinochet?
R. La transmisi¨®n intergeneracional ha sido muy fuerte. Personas que no hab¨ªan nacido sufren las violaciones a los derechos humanos de sus parientes como si fueran en carne propia, con el agravante de la idealizaci¨®n y romantizaci¨®n de la Unidad Popular de Salvador Allende y de la ¨¦pica antidictatorial, todo lo cual lleva a la intransigencia y la autoproclamaci¨®n de una superioridad moral. Por el lado de la derecha, la agitaci¨®n del anticomunismo es parte de una identidad profunda y a veces violenta, en particular en los militares presos en la c¨¢rcel de Punta Peuco [donde cumplen condena por violaciones a los derechos humanos].
P. ?Est¨¢ garantizado el ¨¦xito del proceso constituyente?
R. Es un proceso muy in¨¦dito y lleno de interrogantes. Hay que considerar que esta asamblea tiene en su seno a voces que por primera vez en Chile logran hacerse escuchar y ser parte de quienes van a construir un nuevo contrato social. Mujeres, representantes de los primeros pueblos, personas independientes. Es un enorme desaf¨ªo que adem¨¢s se encuentra con una activa b¨²squeda del fracaso por parte de un sector de la derecha m¨¢s extrema. O sea, nadie puede garantizar el ¨¦xito, por eso es tan importante que la mayor¨ªa de la Convenci¨®n no se d¨¦ m¨¢s gustos y empiece a construir la casa de todos.
P. La Comisi¨®n Chilena de Derechos Humanos, Baltasar Garz¨®n y algunas organizaciones sociales enviaron informaci¨®n contra el presidente Sebasti¨¢n Pi?era a la Fiscal¨ªa del Tribunal Penal Internacional por lo que, consideran, fueron cr¨ªmenes de lesa humanidad cometidos durante las protestas de 2019. ?Qu¨¦ opina?
R. Creo que es abusivo asimilar a Pi?era con Pinochet, que ha sido la intenci¨®n permanente de algunos colectivos. Eso es lo que est¨¢ detr¨¢s de esa denuncia ante el TPI. Las violaciones a los derechos humanos que ocurrieron en el pa¨ªs en 2019 fueron fruto de una violencia desmedida de las fuerzas policiales quienes no ten¨ªan los protocolos de actuaci¨®n ni los medios adecuados a una democracia para restablecer el orden p¨²blico. Ahora bien, el Instituto Nacional de Derechos Humanos ha llamado la atenci¨®n sobre la escasa respuesta del sistema judicial y de la Fiscal¨ªa ante las 2.499 querellas que ha presentado por estos hechos, de las cuales solo se han formalizado 28. Y tambi¨¦n hay que decir que no ha habido reparaci¨®n para las v¨ªctimas de trauma ocular, entre ellos quienes perdieron completamente la vista, lo que es muy grave.
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