Italia se prepara para la batalla del Quirinal
Los partidos se adentran en un largo proceso para elegir a la persona que sustituir¨¢ en febrero a Sergio Mattarella como presidente de la Rep¨²blica. Draghi es el mejor colocado, pero su elecci¨®n podr¨ªa generar inestabilidad en el Ejecutivo
Los palacios de Roma, pasados los siglos, todav¨ªa hablan de la identidad de sus inquilinos. El del Quirinal se construy¨® en el XVI como segunda residencia papal. Con la ca¨ªda de los Estados Pontificios y la unificaci¨®n de Italia pas¨® a ser sede de la monarqu¨ªa y, tras el refer¨¦ndum constitucional, comenz¨® a serlo de la presidencia de la Rep¨²blica. Pero los modos, el silencio, y la manera en la que se toman las grandes decisiones recuerdan todav¨ªa a la idiosincrasia vaticana. Los pr¨®ximos tres meses vuelven a poner al descubierto el ritual pol¨ªtico m¨¢s apasionante de Italia. La madre de todas las batallas institucionales que deber¨¢ encontrar un sucesor para Sergio Mattarella (80 a?os) al frente de la presidencia de la Rep¨²blica. El encaje es complicad¨ªsimo. Los nombres van desde el primer ministro, Mario Draghi, a Silvio Berlusconi, que sue?a ya en voz alta con cerrar su carrera en la jefatura de Estado. Pero ninguno resuelve completamente el problema: terminar las reformas del pa¨ªs.
Italia se encuentra ya en el semestre blanco, los seis meses en los que no se permite disolver las c¨¢maras y todo tiene una clave presidencial. La partida del Quirinal est¨¢ abierta y marcar¨¢ a fuego toda la pol¨ªtica italiana: a corto y largo plazo. El nombre del candidato, especialmente si Draghi es el elegido, determinar¨¢ la l¨ªnea pol¨ªtica de los pr¨®ximos siete a?os y la caducidad de la legislatura actual. El problema es que el ascenso del actual primer ministro a la colina del Quirinal obligar¨ªa a buscarle un sustituto que terminase el quinto a?o de legislatura en su momento m¨¢s turbulento o convencer a Mattarella para que aceptase otro mandato. De lo contrario, habr¨ªa que convocar elecciones anticipadas, una operaci¨®n que no conviene a casi nadie en este momento y que pondr¨ªa en riesgo las reformas que el pa¨ªs est¨¢ llevando a cabo para asegurar la buena marcha de las inversiones con los fondos europeos. Las quinielas est¨¢n abiertas. Pero la puesta en escena de la decisi¨®n, que se tomar¨¢ entre finales de enero y comienzo de febrero, ser¨¢ en cualquier caso espectacular.
Los miembros de las dos c¨¢maras se re¨²nen en Montecitorio (la C¨¢mara de Diputados) los d¨ªas de las votaciones. Son 950 parlamentarios a los que se a?aden los senadores vitalicios. Todos bajo unas reglas que permiten alargar ad infinitum las votaciones para llegar a un acuerdo y en las que el qu¨®rum necesario desciende a medida que se avanza infructuosamente en la elecci¨®n del candidato. En las tres primeras se necesitan dos tercios: es decir, 673 sobre 1008 parlamentarios. A partir de la cuarta, sirve solo la mitad m¨¢s uno. Solo ah¨ª es cuando empiezan a aparecer los candidatos a tener en consideraci¨®n.
El nombre del elegido no suele sonar en los primeros escrutinios. Francesco Cossiga, ministro del Interior durante el secuestro de Aldo Moro y primer ministro de 1979 al 1980, es uno de los dos casos que contradicen esa norma no escrita (752 votos de los 977 votantes). El otro es Carlo Azeglio Ciampi (1999-2006), el modelo que ahora se invoca para promover a Draghi: fue banquero y fue primer ministro y presidente casi sin soluci¨®n de continuidad. El resto, como Mattarella, Napolitano o Scalfaro (16? votaci¨®n), cuajaron despu¨¦s de muchos intentos. Esta circunstancia hace que los partidos tomen las primeras votaciones como una partida de p¨®ker y propongan nombres extravagantes que van de presentadores de televisi¨®n o activistas como el m¨¦dico y fundador de la ONG Emergency Gino Strada que terminar¨¢n descartados: los llamados candidatos de bandera.
Stefano Ceccanti, diputado del PD y experto constitucionalista, cree que ¡°esta vez es completamente distinto¡±. ¡°Normalmente hab¨ªa una mayor¨ªa de gobierno que pod¨ªa elegir sola. Pero si tienes una mayor¨ªa tan heterog¨¦nea como ahora, hay que votar unidos para evitar problemas en el Ejecutivo. Si no, los partidos que se quedan fuera podr¨ªan decidir retirar a sus ministros. Por eso ahora ser¨ªa importante hacerlo en los tres primeros escrutinios¡±.
Draghi, coinciden casi todos, es el nombre de mayor peso y prestigio para el Quirinal. Pero su designaci¨®n inquieta a muchos parlamentarios, que temen que su elecci¨®n obligue a convocar comicios anticipados y pierdan su esca?o. ¡°Nadie lo dir¨¢ claramente. Pero esa variable pesa enormemente en la decisi¨®n¡±, se?ala un diputado del Movimiento 5 Estrellas, a punto de agotar los dos mandatos que las reglas de su partido no permite superar.
Tambi¨¦n alarma a la Uni¨®n Europea, donde se espera que se completen las reformas y se blinden los proyectos en los que se invertir¨¢n los 200.000 millones de euros del plan de recuperaci¨®n que han sido asignados a Italia. Si Draghi fuese el elegido para el Quirinal y se lograse evitar las elecciones, habr¨ªa que buscar un t¨¦cnico que llevase al pa¨ªs hasta las urnas. El problema, creen todas las fuentes consultadas, es que el a?o que queda ser¨¢ turbulento, los partidos activar¨¢n la confrontaci¨®n electoral ¡ªes probable que Matteo Salvini decida salir del Ejecutivo para marcar perfil propio¡ª y se teme que alguien como el actual ministro de Econom¨ªa, Daniele Franco, no sea capaz de lidiar con ello.
La ¨²nica opci¨®n que permitir¨ªa a Draghi terminar su trabajo como primer ministro y mantener las opciones para el Palacio del Quirinal pasa por convencer a Mattarella para alargar su mandato. Sucedi¨® ya con Giorgio Napolitano, pero el actual presidente no ve con buenos ojos retorcer la Constituci¨®n para una idea que ya propuso prohibir por ley en su momento. No cree que otros siete a?os sean aconsejables, se?alan quienes le conocen. Est¨¢ convencido. Por edad y por salud democr¨¢tica. Pero tampoco ve con buenos ojos ampliar su mandato provisionalmente hasta las siguientes elecciones, convertirse en un apa?o, explica una persona que habla con ¨¦l. Si el periodo de Gobierno de un presidente de la Rep¨²blica son siete a?os es, justamente, para que no coincida con los ciclos del Parlamento.
La partida es complicad¨ªsima. No hay nombres a la altura de Draghi para sustituir a Mattarella, crucial en los ¨²ltimos cuatro a?os conteniendo el vendaval populista que azotaba Italia. Pero, sobre todo, ninguno pone de acuerdo a todos los partidos. Est¨¢ sobre la mesa la ministra de Justicia, Marta Cartabia: ser¨ªa la primera mujer. Pero sus principales avaladores, el Movimiento 5 Estrellas, la rechazan ahora tras la reforma de la justicia que no gust¨®. O el actual responsable de Econom¨ªa de la Comisi¨®n Europea, Paolo Gentiloni. La ¨²ltima intentona podr¨ªa hacerse proponiendo una transici¨®n de dos a?os con Giuliano Amato, que ya estuvo a punto de ocupar ese puesto hace siete a?os antes de que Renzi lo tumbase. Era el preferido de Silvio Berlusconi, que ahora, a los 85 a?os, querr¨ªa ¨¦l mismo ocupar ese cargo. Sus socios de coalici¨®n (La Liga y Hermanos de Italia) le permiten seguir so?ando susurr¨¢ndole lealtad. Nadie en Italia, sin embargo, piensa que pueda lograrlo. A partir de enero, ¨¦l tambi¨¦n formar¨¢ parte del ritual.
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