Polonia s¨ª abre la puerta a sus vecinos
Varsovia facilita la entrada a trabajadores de pa¨ªses culturalmente cercanos, en contraste con su dura postura hacia los migrantes musulmanes
Yevhen Zhuk podr¨ªa haber jugado la carta de la guerra, pero no le merec¨ªa la pena. Este ucranio de 51 a?os lleg¨® hace cinco a Polonia, con su mujer y su hijo, desde una localidad cercana a la regi¨®n del Donb¨¢s, inmersa en un conflicto. Ni siquiera se plante¨® pedir protecci¨®n internacional: era tan f¨¢cil obtener un permiso de trabajo en la misma Polonia, a menudo presentada como una fortaleza antinmigraci¨®n, que ni se lo pens¨®. ¡°Al Estado polaco le da igual por qu¨¦ estoy aqu¨ª, lo que le importa es que trabaje¡±, cuenta en una cafeter¨ªa de Varsovia en una pausa entre entrega y entrega. Trabaja en Correos y admite que su migraci¨®n tuvo ¡°m¨¢s que ver con el nivel de vida¡± que con el conflicto en su regi¨®n natal.
El primer a?o, cuenta, fue dif¨ªcil, sin conocer bien la lengua ni las leyes. Cuatro m¨¢s tarde, le va muy bien. Gana el equivalente a casi 1.800 euros al mes (por encima del salario medio en Polonia) gracias a su trabajo como repartidor y a dos quioscos. Solo por el primero percibe cinco veces m¨¢s de lo que lo har¨ªa en Ucrania, calcula. ¡°S¨¦ que ganar¨ªa m¨¢s en otros pa¨ªses de la UE, pero Polonia estaba m¨¢s cerca y era m¨¢s f¨¢cil venir. Adem¨¢s, estoy ya mayor como para aprender otra lengua. Y tampoco quiero volver a sufrir de nuevo ese primer a?o. As¨ª que mejor trabajo aqu¨ª y alg¨²n d¨ªa me voy a Tenerife de vacaciones, que es mi gran sue?o¡±, resume entre risas.
Zhuk dista de ser una excepci¨®n. Sexta econom¨ªa de la UE y necesitada de mano de obra para sostener su crecimiento, Polonia fue el a?o pasado el pa¨ªs comunitario que m¨¢s permisos de residencia concedi¨® a ciudadanos de fuera del bloque: 598.000, casi el doble que Alemania o Espa?a, seg¨²n datos de Eurostat. En m¨¢s de medio mill¨®n de los casos, por motivos laborales, sobre todo en sectores como la construcci¨®n o las nuevas tecnolog¨ªas. Y ah¨ª, los ucranios son legi¨®n (un mill¨®n en un pa¨ªs de 38 millones de habitantes), si bien tambi¨¦n migran al pa¨ªs bielorrusos (con una dimensi¨®n pol¨ªtica a?adida), georgianos, nepal¨ªes, rusos o armenios, entre otros. Los extranjeros son el 5% de la poblaci¨®n del pa¨ªs, seg¨²n un estudio del Gobierno.
¡°Est¨¢n haciendo en Polonia los trabajos que los polacos hacen en Europa Occidental¡±, asegura Aleks Szczerbiak, profesor de Ciencias Pol¨ªticas en la Universidad de Sussex y especialista en pol¨ªtica polaca contempor¨¢nea. ¡°Cubren los huecos laborales generados por la pertenencia a la UE. Un polaco puede ganar mucho m¨¢s en otras capitales de la UE por ese mismo trabajo¡±, a?ade. Es una suerte de desplazamiento de las labores hacia el Oeste. En Varsovia, por ejemplo, es f¨¢cil ver a ucranios en los mismos empleos (a pie de obra, en una contrata de limpieza o como reponedor en un supermercado) en los que en Espa?a, Francia o Italia no sorprender¨ªa ver a un polaco. Tambi¨¦n como m¨¦dicos o en las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n.
Polonia, uno de los pa¨ªses europeos m¨¢s ¨¦tnica y religiosamente homog¨¦neos, ha mantenido estas semanas una postura de dureza (apoyada por la UE) ante los miles de migrantes, en su mayor¨ªa kurdos, agolpados en su frontera para entrar de forma ilegal, en una maniobra orquestada por el r¨¦gimen bielorruso. Est¨¢ devolviendo en caliente a la gran mayor¨ªa de los que logran cruzar, lo que es ilegal. Adem¨¢s, en 2015, cuando la UE estableci¨® un sistema de cuotas de reparto de refugiados de la crisis de ese a?o, se neg¨® ¡ªcon Hungr¨ªa y Rep¨²blica Checa¡ª a acoger su parte, apenas unos pocos miles. ¡°Eran musulmanes. Y Polonia sent¨ªa que aceptarlos supon¨ªa elegir el multiculturalismo¡±, agrega Szczerbiak.
¡°Papel enorme¡±
Dorota Heidrich, profesora de la Facultad de Ciencias Pol¨ªticas y Estudios Internacionales de la Universidad de Varsovia, considera que la diferencia entre la actitud del Gobierno que lidera el ultraconservador Ley y Justicia (PiS) hacia los migrantes a los que facilita contratos de trabajo y permisos de residencia ¡ªucranios y bielorrusos tienen una lengua y cultura similar¡ª y aquellos a los que devuelve en caliente no tiene solo que ver con que los primeros est¨¦n en situaci¨®n legal y los segundos traten de colarse de manera ilegal. ¡°Su condici¨®n de musulmanes desempe?a un papel enorme, los convierte en s¨ªmbolo de la amenaza. Si fuesen bielorrusos, ya estar¨ªan aqu¨ª¡±, asegura por tel¨¦fono. Zdzis?aw Racki, abogado especializado en asuntos de extranjer¨ªa, explica que los ciudadanos de Ucrania, Bielorrusia, Rusia, Georgia y Armenia tienen un r¨¦gimen especial laboral que facilita su contrataci¨®n. Los cinco son pa¨ªses de mayor¨ªa cristiana.
Kristina Prykhalko espera un pedido en un establecimiento de comida r¨¢pida en la estaci¨®n de tren de Varsovia Este. Tiene la bicicleta aparcada fuera y carga una de las famosas mochilas de la empresa de entrega a domicilio Glovo. Para ella, este es un trabajo temporal (para poder mandar dinero a su familia en Ucrania) en un hogar temporal, una suerte de escala hacia otros pa¨ªses de la UE.
No habla m¨¢s polaco que cuatro palabras para apa?arse con los encargos, ni lo necesita. Con 19 a?os, estudia en ingl¨¦s Tecnolog¨ªas de la Informaci¨®n. ¡°Para este tipo de estudios, aqu¨ª tienes muchas universidades que te aceptan. Y es mucho m¨¢s barato que otras opciones que mir¨¦, como Espa?a, Francia o Inglaterra. Obtener el visado es muy f¨¢cil. En cuanto al trabajo, recibo 25 zlotys (5,3 euros) la hora. En Ucrania nunca ganar¨ªa esto¡±, explica.
Los ucranios totalizaron el a?o pasado el 72,6% de los 406.000 permisos de trabajo, seg¨²n datos de la oficina central de estad¨ªsticas difundidos el pasado mayo. El 97% no eran pr¨®rrogas, lo que muestra lo extendida que est¨¢ la opci¨®n de venir por unos meses, ahorrar y volver. La pandemia fren¨® el aumento, pero la tendencia es clara, con 340.000 permisos m¨¢s que en 2015.
El segundo gran grupo, con algo menos del 10% de los nuevos permisos de trabajo, fueron los ciudadanos de Bielorrusia, otro pa¨ªs fronterizo y culturalmente cercano. La mayor¨ªa tiene permisos de residencia por or¨ªgenes polacos. Una parte recibe adem¨¢s una suerte de visado humanitario por la represi¨®n de la oposici¨®n tras las elecciones del a?o pasado.
En el grupo de los or¨ªgenes polacos se encuentra Uladzislau Prapushniak, de 29 a?os y conductor de Uber en la capital, a la que lleg¨® hace cuatro a?os. ¡°Fue f¨¢cil obtener la tarjeta de residencia. Bastaba poco m¨¢s o menos con hacer una llamada y mostrar que el nombre de mis antepasados figuraba en un archivo¡±.
Prapushniak bascula a lo largo de la conversaci¨®n entre el principal motivo por el que hizo las maletas ¡ªel econ¨®mico¡ª y la queja pol¨ªtica. ¡°Estoy mucho mejor. Aqu¨ª se puede progresar. Lo pol¨ªtico fue solo un a?adido, aunque es verdad que si cuelgas la bandera blanca y roja [la original del pa¨ªs, que usa la oposici¨®n] te pueden meter en la c¨¢rcel el tiempo que quieran. Tengo ah¨ª a mi familia y quiero volver, pero no ahora mismo, que est¨¢ gobernado por gente vieja y va cuesta abajo¡±, apunta.
No es el caso de su compatriota Natalia Stsepantsova. Vive en Bialystok, la principal ciudad del noreste del pa¨ªs, a 50 kil¨®metros de Bielorrusia, en la que se estableci¨® hace ya 20 a?os, a los 28. Su marido tuvo que huir a toda prisa por ¡°un problema pol¨ªtico mezclado con uno empresarial¡± y ella le sigui¨® meses m¨¢s tarde. ¡°Hay una especie de solidaridad entre los que llegamos antes y los que lo han hecho despu¨¦s de las elecciones. Nos apoyamos y decimos que todo va a ir bien¡±, se?ala.
El cartero Zhuk tiene que volver al reparto. Pero antes quiere hablar de su casa en Ucrania, situada en el bosque al lado de un r¨ªo. Ha contratado a una empresa para que monte paneles fotovoltaicos y as¨ª tener electricidad gratis dentro de 10 a?os, cuando se jubile y vuelva a su tierra natal. ¡°S¨ª¡±, aclara, ¡°conf¨ªo en que entonces no habr¨¢ guerra¡±. Su hijo, en cambio, casado ya con una polaca, ¡°se quedar¨¢ aqu¨ª. Al 100%¡±.
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