Los conservadores en Portugal optan por la moderaci¨®n de Rui Rio para enfrentarse al socialista Ant¨®nio Costa

Rui Rio (Oporto, 64 a?os) puede presumir desde la noche del s¨¢bado de varios logros. El presidente del Partido Social Dem¨®crata (PSD) gan¨® por tercera vez unas primarias para elegir al l¨ªder de la formaci¨®n y, de paso, al cartel electoral que se enfrentar¨¢ al primer ministro socialista, Ant¨®nio Costa, en las legislativas del pr¨®ximo 30 de enero. Nadie iguala ese examen de democracia interna en el centro-derecha portugu¨¦s. Esta vez se impuso sobre el eurodiputado Paulo Rangel por 1.725 votos de diferencia.

Es, sin embargo, el simbolismo de su triunfo lo que m¨¢s enorgullece a Rio: ha vencido contra el deseo del aparato y de los pesos pesados del PSD que, abiertamente o no, jaleaban la candidatura de Rangel. Sus llamamientos en favor del ¡°voto libre¡± pesaron m¨¢s que la campa?a interna de los denominados ¡°caciques¡± del partido.

Si a los referentes institucionales del PSD les convenc¨ªa el tono aguerrido de Rangel, la militancia se ha inclinado por la moderaci¨®n de Rio, al que nadie podr¨¢ reprochar en el futuro que no haya sido transparente con sus planes poselectorales. Si los resultados del 30 de enero no proporcionan mayor¨ªas absolutas, como de momento indican las encuestas, Rio ha anunciado que tender¨¢ la mano al Partido Socialista para negociar la gobernabilidad sin tener que depender de las formaciones que est¨¢n m¨¢s a la izquierda o m¨¢s a la derecha. Repite como un mantra que siempre antepondr¨¢ los intereses del pa¨ªs a los del partido. Su afinidad por las soluciones pol¨ªticas a la alemana (la gran coalici¨®n que ¨¦l define como ¡°bloco central¡±) puede que est¨¦ enraizada en su propia formaci¨®n como alumno del Colegio Alem¨¢n de Oporto.

¡°Esta votaci¨®n, m¨¢s que nuestra victoria, es la victoria de los militantes de base del PSD y no podemos dejar escapar esta oportunidad para decir aquello que es necesario a quienes son dirigentes del partido, de los distritos y de las concejal¨ªas: tienen que acercarse a la militancia¡±, indic¨® tras conocerse el resultado. Rio recibi¨® el apoyo del 52,43% de los votantes frente al 47,57% de Rangel.

En el orgullo de Rio va tambi¨¦n una paradoja. Era el presidente del partido desde 2018 y, sin embargo, lleg¨® a esta carrera interna como el disidente del aparato. Su soledad institucional se agrand¨® con el abandono de algunos integrantes de su directiva ¨Cincluido su propio vicepresidente Nuno Morais Sarmento¨C, que abrazaron la candidatura de Rangel. En octubre, el expresidente de la Rep¨²blica An¨ªbal Cavaco Silva le afe¨® p¨²blicamente su estilo de hacer oposici¨®n a los socialistas en la ¨²ltima legislatura. En un art¨ªculo publicado el 9 de octubre en el semanario Expresso, Cavaco Silva arremet¨ªa contra el Gobierno de Ant¨®nio Costa por el ¡°empobrecimiento¡± del pa¨ªs, reivindicaba un viraje pol¨ªtico y destrozaba en cinco l¨ªneas el liderazgo de Rui Rio: ¡°Una oposici¨®n pol¨ªtica d¨¦bil y sin rumbo, desprovista de una estrategia consistente de denuncia de los errores, omisiones y actitudes ¨¦ticamente reprobables del Gobierno¡±.

Sin ese tono desabrido, otros referentes del PSD mostraron sus simpat¨ªas hacia el eurodiputado que, poco antes de lanzar su candidatura al liderazgo de la formaci¨®n, habl¨® en una entrevista en televisi¨®n de su homosexualidad. Algunos cronistas interpretaron esto como un af¨¢n de Paulo Rangel de anticiparse y evitar por segunda vez en su carrera pol¨ªtica una embestida barriobajera. En el pasado se divulg¨® y viraliz¨® un v¨ªdeo antiguo en el que caminaba con signos de embriaguez por las calles de Bruselas tras una cena con amigos. Rangel admiti¨® el s¨¢bado su derrota y defendi¨® que el proceso electoral otorgaba mayor ¡°legitimidad¡± al candidato socialdem¨®crata.

Economista de profesi¨®n, Rui Rio fue alcalde de Oporto entre 2002 y 2013. Su primera victoria en las municipales fue tambi¨¦n a contracorriente frente al alcalde socialista Nuno Cardoso, que m¨¢s tarde acabar¨ªa ante los tribunales por varias decisiones turbias.

Lejos de Chega

Rio se interes¨® por la pol¨ªtica desde su etapa de estudiante universitario. A los 18 a?os se afili¨® al PSD, un partido fundado en 1974 por Francisco S¨¢ Carneiro, Francisco Pinto Balsem?o y Joaquim Magalh?es Mota como Partido Popular Democr¨¢tico (PPD) con una triple y singular naturaleza que el historiador Jos¨¦ Pacheco Pereira recordaba este mes en un art¨ªculo en el diario P¨²blico: el liberalismo pol¨ªtico, la doctrina social de la Iglesia y la socialdemocracia. Citaba las palabras de S¨¢ Carneiro en el congreso de 1978: ¡°No tenemos ninguna afinidad con las fuerzas de la derecha, nosotros no somos ni seremos nunca una fuerza de derechas¡±. El historiador sosten¨ªa que en estas primarias estaba en juego ¡°una cuesti¨®n de identidad del partido y de fidelidad a la intenci¨®n de sus fundadores¡±. ¡°El proyecto de atrapar el PSD para ser la cabeza, y el donante de los votos, de un frente de derechas radical, cambiar¨¢ el sistema pol¨ªtico portugu¨¦s¡±, conclu¨ªa.

La militancia ha optado por mantener el liderazgo en manos del pol¨ªtico que apuesta por el centro. ¡°Hoy debe ser un d¨ªa muy feliz para Ant¨®nio Costa¡±, ironiz¨® el presidente del ultraderechista Chega, Andr¨¦ Ventura, que tambi¨¦n este fin de semana ha vivido su propio congreso. ¡°Estamos m¨¢s cerca de un bloco central¡±, a?adi¨®.

Rui Rio defiende el entendimiento con algunos partidos a su derecha, pero no con Chega. A las pasadas elecciones municipales el PSD concurri¨® en coalici¨®n electoral con el Centro Democr¨¢tico Social (CDS), lo que le permiti¨® hacerse con alcald¨ªas tan importantes como Lisboa, Coimbra y Funchal. Rio tendr¨¢ que valorar si repite esta alianza, que salvar¨ªa al CDS de un previsible descalabro electoral (la guerra interna por su liderazgo ha sido m¨¢s cruenta que en el PSD), o si apuesta por ir en solitario. En cualquier caso, ahora su objetivo es ganar las legislativas al PS, que gobierna en Portugal desde 2015. Tras su victoria anunci¨® anoche que era la hora del ¡°punto final de p¨¢rrafo¡±.

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