Los sudaneses mantienen el pulso a los militares pese a la restituci¨®n del primer ministro depuesto
El jefe del Gobierno intenta implementar el pol¨¦mico acuerdo con los generales que lo devolvi¨® a su cargo un mes despu¨¦s del golpe de Estado
Cientos de miles de personas han vuelto a movilizarse los ¨²ltimos d¨ªas en varias ciudades de Sud¨¢n, incluida la capital, Jartum, en contra de la toma del poder en el pa¨ªs por parte de los militares desde su golpe de Estado en octubre y de su pol¨¦mico acuerdo firmado un mes despu¨¦s con el primer ministro depuesto, Abdallah Hamdok, para restituirle en el cargo. Las multitudinarias protestas han puesto en evidencia la exigua legitimidad del pacto y el m¨ªnimo apoyo con el que cuenta Hamdok, que enfrenta serias dificultades para implementar la nueva hoja de ruta e intentar hacerla valer.
El general que lider¨® la asonada, Abdel Fattah Al Burhan, rubric¨® con Hamdok a finales de noviembre un pol¨¦mico pacto que revisa, en favor de los militares, las bases de la transici¨®n democr¨¢tica iniciada en Sud¨¢n en verano de 2019, poco despu¨¦s de la ca¨ªda del dictador Omar Al Bashir, quien gobern¨® el pa¨ªs con mano de hierro durante 30 a?os. El acuerdo justifica que se ejecutara el golpe de Estado para asegurar la estabilidad y la unidad del pa¨ªs. Y m¨¢s all¨¢ de la restituci¨®n de Hamdok, que la oposici¨®n considera cooptado por lo generales, el texto recoge solo vagas concesiones, como un impreciso compromiso a liberar presos pol¨ªticos.
La apuesta de Hamdok, sin embargo, ha sido rechazada por todos los principales grupos sociales, sindicales y pol¨ªticos de Sud¨¢n, que han expresado su oposici¨®n a cualquier tipo de negociaci¨®n o compromiso con los militares, dejando al primero totalmente aislado. Entre estas organizaciones se encuentran las Fuerzas de la Libertad y el Cambio, la amplia alianza pol¨ªtica de la que proven¨ªa Hamdok, y hasta 12 ministros de esta coalici¨®n que eran miembros de su anterior gabinete han presentado en bloque su dimisi¨®n y han volcado su apoyo a las protestas. Las dos mayores movilizaciones que han tenido lugar hasta ahora fueron las del jueves 25 de noviembre y la del pasado martes.
Pese a esta presi¨®n en las calles, desde la firma del acuerdo con los generales Hamdok ha tratado de llevar a efecto las concesiones que extrajo y ha tomado medidas para intentar demostrar su poder y su capacidad para actuar de forma independiente. En este sentido, Hamdok ha anunciado que se revisar¨¢n todos los despidos y nombramientos que realiz¨® la junta militar desde el golpe hasta su restituci¨®n, entre los que se hallaban figuras del r¨¦gimen de Al Bashir, y que se cancelar¨¢n los que a¨²n estaban pendiente de efectuarse.
Hamdok tambi¨¦n ha relevado de sus cargos al director general de la Polic¨ªa y su adjunto, pero por contra ha evitado se?alar a miembros del Ej¨¦rcito o de grupos paramilitares involucrados en la dura represi¨®n contra manifestantes desde el d¨ªa de la asonada, que ha dejado al menos 43 muertos, seg¨²n el Comit¨¦ Central de M¨¦dicos de Sud¨¢n. Aunque no se ha vinculado a su restituci¨®n, el regreso de Hamdok estuvo acompa?ado asimismo del restablecimiento de la conexi¨®n a Internet en el pa¨ªs despu¨¦s de varias semanas de constantes cortes y restricciones.
El primer ministro ha logrado paralelamente la puesta en libertad de un centenar de presos pol¨ªticos detenidos desde el golpe, seg¨²n ha confirmado el Centro Africano de Estudios de Justicia y Paz. Entre ellos figuran la mayor¨ªa de los m¨¢s conocidos, como Jaled Omar, exministro de Asuntos del Ejecutivo, y Mohamed El Faki, miembro del anterior Consejo Soberano, que actuaba como jefatura de Estado en la transici¨®n. Otros contin¨²an no obstante detenidos, y los arrestos de manifestantes y activistas no han acabado a¨²n, seg¨²n ha criticado la Asociaci¨®n de Profesionales de Sud¨¢n. Hamdok tampoco ha podido formar todav¨ªa un nuevo Gobierno, una demora que algunos interpretan como un reflejo de sus escasos apoyos.
Adem¨¢s, grupos de derechos humanos han denunciado que la violencia de las fuerzas de seguridad no ha terminado, aunque su brutalidad haya disminuido desde el pacto con Hamdok. En las protestas del pasado martes hubo en Jartum un fuerte despliegue de la polic¨ªa, que recurri¨® a potentes gases lacrim¨®genos, bombas de sonido y arrestos selectivos para intentar disolver las marchas, seg¨²n el Comit¨¦ Central de M¨¦dicos, que pudo confirmar que al menos 98 personas resultaron heridas y que las fuerzas de seguridad asaltaron un hospital de la capital.
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