?Habr¨¢ un Portugal de las regiones en 2024?
El primer ministro Ant¨®nio Costa propone un nuevo referendo sobre la divisi¨®n territorial del pa¨ªs 23 a?os despu¨¦s del fracaso de la primera consulta
La regionalizaci¨®n de Portugal est¨¢ en la Constituci¨®n, pero no en los bares. La reforma territorial inconclusa se arrastra desde 1976, ha dado pasos a trompicones y parece preocupar m¨¢s a los pol¨ªticos que los ciudadanos. Hace una semana, el primer ministro, el socialista Ant¨®nio Costa, relanz¨® de nuevo la idea de culminar la regionalizaci¨®n del pa¨ªs con la celebraci¨®n de un referendo en 2024. ¡°Nadie debe tener miedo de lo que se avecina¡±, plante¨® Costa, que record¨® que Portugal es el estado de la Uni¨®n Europea m¨¢s centralizado. ¡°Tenemos que pasar est¨¢ p¨¢gina definitivamente confiando y apostando por la descentralizaci¨®n¡±, defendi¨® en el congreso anual de municipios.
La propuesta del primer ministro se produce 23 a?os despu¨¦s del primer referendo sobre regionalizaci¨®n. Aquella consulta, celebrada el 8 de noviembre de 1998, revel¨® dos cosas: el desinter¨¦s por la reforma del Estado era generalizado (solo vot¨® el 48% del censo) y los interesados estaban en contra (el 63,52% se opuso al proyecto). As¨ª que la propuesta del entonces primer ministro y actual secretario general de la ONU, Ant¨®nio Guterres, para crear ocho regiones se estrell¨® contra la indiferencia y el rechazo. Solo los votantes del Alentejo ¨Cy por los pelos (50,69%)¨C se mostraron de acuerdo en integrarse en una nueva demarcaci¨®n territorial.
El referendo, que hab¨ªa sido apoyado por socialistas y comunistas, tuvo en contra al principal partido de la oposici¨®n, el Partido Social Democr¨¢ta (PSD, centro derecha). Su l¨ªder de entonces, Marcelo Rebelo de Sousa, festej¨® el fracaso de la reforma territorial: ¡°Los portugueses han demostrado que estaban en contra de experimentos y aventuras y con sus votos han evitado un error in¨²til, insensato y peligroso¡±.
Pero Rebelo de Sousa, presidente de la Rep¨²blica desde 2016, esta vez respaldar¨¢ la consulta si dispone de apoyo parlamentario, algo que parece viable dado que el l¨ªder del PSD, Rui Rio, se ha mostrado a favor siempre que no se aumente el endeudamiento p¨²blico ni se multipliquen los parlamentos regionales. A la izquierda, tanto Bloco como PCP son partidarios de la reforma territorial. No obstante, Rebelo de Sousa dej¨® algunos avisos: ¡°La regionalizaci¨®n que desean y van a construir no es para los alcaldes o para algunas fuerzas pol¨ªticas, para crear lugares para cuando finalicen sus mandatos o para compartir el poder entre partidos m¨¢s fuertes. Es para los portugueses¡±.
Antes de hablar as¨ª en el congreso nacional de ayuntamientos, que aprob¨® una resoluci¨®n en defensa de la creaci¨®n de regiones, Rebelo de Sousa ya hab¨ªa dado se?ales de cambio. ¡°El presidente de la Rep¨²blica se ha dado cuenta de que con la covid-19 y los diferentes problemas suscitados, es necesario un poder intermedio entre la administraci¨®n central y los municipios¡±, declar¨® este verano al diario P¨²blico el ex ministro Jos¨¦ Cravinho, que presidi¨® en 2019 en la Asamblea de la Rep¨²blica una comisi¨®n independiente para la descentralizaci¨®n. En su informe final se defiende una divisi¨®n del pa¨ªs en cinco regiones, que se corresponden con las actuales demarcaciones territoriales que gestionan las Comisiones de Coordinaci¨®n y Desarrollo Regional (CCDR): Norte, Centro, Lisboa y Valle del Tajo, Alentejo y Algarve. Ant¨®nio Costa concuerda con esta distribuci¨®n: ¡°Est¨¢ claro que lo mejor es que asentemos las cinco regiones continentales para evitar un debate que divide a aquellos que apoyan la regionalizaci¨®n¡±. En ning¨²n caso tendr¨ªan la autonom¨ªa pol¨ªtica de las espa?olas, un modelo que en Portugal se observa con recelo debido a las permanentes tensiones, ni tampoco la de Azores y Madeira, las ¨²nicas regiones aut¨®nomas existentes en el pa¨ªs.
Estar¨ªa por definir la convivencia de este poder regional con las ¨¢reas metropolitanas de Lisboa y Oporto, que ya cuentan con competencias estrat¨¦gicas como la movilidad. ¡°Se deber¨ªa atribuir a las regiones m¨¢s competencias en la gesti¨®n de los fondos europeos, en educaci¨®n y formaci¨®n profesional y en la gesti¨®n de infraestructuras¡±, propone el profesor de la Universidad de Minho, Fernando Alexandre, muy cr¨ªtico con el centralismo portugu¨¦s. ¡°El Gobierno controla cerca del 85% del gasto p¨²blico. Creo que la mala evoluci¨®n de la econom¨ªa portuguesa en el siglo XXI se debe en parte al agotamiento de este modelo de gobernaci¨®n. El Estado no ha sido capaz de responder con velocidad y flexibilidad a las necesidades de los distintos territorios ante la aceleraci¨®n de cambios tecnol¨®gicos y de la globalizaci¨®n¡±, sostiene Alexandre.
La estructura territorial portuguesa se asienta en dos pilares fuertes: el Estado y los ayuntamientos. Tambi¨¦n la identidad responde a esta dualidad: patriotismo nacional y localismo. Hubo un tiempo en que incluso lo segundo pareci¨® prevalecer sobre lo primero. El historiador Jose Mattoso relata en A identidade nacional (1998) el di¨¢logo en el mar entre el rey Don Lu¨ªs y unos pescadores en el siglo XIX. Cuando el monarca les pregunt¨® desde su barco si eran portugueses, los marineros dijeron: ¡°?Nosotros? No, se?or. Nosotros somos de P¨®voa do Varzim¡±. Para Mattoso, Portugal fue primero un estado y luego una naci¨®n: ¡°El Estado portugu¨¦s fue agregando una serie de ¨¢reas territoriales con pocos v¨ªnculos entre s¨ª, con acentuadas diferencias culturales y con condiciones muy distintas. Lo que hizo su unidad fue la continuidad de un poder pol¨ªtico que domin¨® el conjunto de manera firme y fuertemente centralizada¡±.
Ese centralismo perdura. ¡°Los pa¨ªses m¨¢s desarrollados son los m¨¢s descentralizados¡±, se?ala la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®mico (OCDE) en un informe elaborado a petici¨®n de la comisi¨®n de la Asamblea de la Rep¨²blica. ¡°Necesitamos una regionalizaci¨®n que sea el motor de cohesi¨®n y desarrollo, que contribuya al refuerzo del municipalismo y la mejora de la gesti¨®n de la cosa p¨²blica, que refuerce la democracia mediante la elecci¨®n directa de los representantes del poder regional y que las decisiones puedan ser evaluadas por los ciudadanos¡±, reclam¨® Lu¨ªsa Salgueiro, alcaldesa de Matosinhos y presidenta de la Asociaci¨®n Nacional de Municipios Portugueses, en el reciente congreso.
¡°Falta un escal¨®n intermedio entre municipios y poder central, pero depende de qu¨¦ queremos hacer. Me preocupa que en el futuro pasemos a discutir qui¨¦n paga y qui¨¦n recibe¡±, avisa el economista Jo?o Farias, que presidi¨® la Comisi¨®n de Coordinaci¨®n y Desarrollo Regional del Algarve entre 2007 y 2011. Farias, con una larga trayectoria en la Comisi¨®n Europea, lanza un aviso: ¡°La Europa de los 27 no puede ser ya una Europa de las regiones. Tenemos que decidir si somos pr¨ªncipes de un imperio o reyes de un quintal¡±.
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