Una ofensiva antiaborto se convierte en una nueva amenaza para las polacas
La muerte de una embarazada, un registro de gestaciones y un proyecto de ley que criminalizaba a las mujeres que aborten tensan el ambiente en uno de los pa¨ªses m¨¢s restrictivos de Europa
Cuando parece que el derecho al aborto no se puede restringir m¨¢s en Polonia, el segundo pa¨ªs m¨¢s duro de la UE tras Malta, la noticia de la muerte de una mujer porque no le realizaron un aborto a tiempo, un registro de embarazos y un proyecto de ley que supon¨ªa la prohibici¨®n total han agitado los ¨¢nimos este oto?o de una parte de la sociedad entre la que empieza a cundir el des¨¢nimo y el miedo. ¡°Hay tristeza, terror y desesperanza¡±, cuenta Kamila Ferenc, abogada de la Federaci¨®n de Mujeres y Planificaci¨®n Familiar (Federa), que trabaja en asegurar la interrupci¨®n del embarazo en los casos en los que todav¨ªa es legal, pero se encuentran con la resistencia de m¨¦dicos y hospitales.
El oto?o empez¨® con un fuerte golpe. Izabela, una mujer de 30 a?os, se convirti¨® para los movimientos feministas en la primera v¨ªctima conocida de las ¨²ltimas restricciones al aborto. La noticia lleg¨® cuando se cumpl¨ªa un a?o de la sentencia del Tribunal Constitucional en octubre de 2020 que elimin¨® la posibilidad de terminar un embarazo en caso de malformaci¨®n del feto, que en la pr¨¢ctica supon¨ªan el 97% de los abortos que se realizaban. La mujer muri¨® por shock s¨¦ptico en septiembre cuando los m¨¦dicos que la trataban esperaron a que el coraz¨®n del feto, que era inviable, dejara de latir antes de practicarle una ces¨¢rea. El caso, que se dio a conocer a finales de octubre, volvi¨® a sacar a miles de personas a las calles de todo el pa¨ªs en noviembre bajo el lema Ani jednej wi?cej (ni una m¨¢s).
Marta Lempart, fundadora del movimiento Huelga de Mujeres, cuenta que las hist¨®ricas protestas de 2020 tras la sentencia ¡ªpor las que m¨¢s de 4.000 personas han pasado por los tribunales, seg¨²n Gazeta Wyborcza¡ª ten¨ªan por objetivo conseguir ¡°que nadie muriese¡±. Lograron dar a conocer ¡°el sistema fuera del sistema¡± para lograr un aborto, a trav¨¦s de la televisi¨®n, los peri¨®dicos y en las calles. ¡°Pens¨¢bamos que est¨¢bamos bien¡±, explica a trav¨¦s de una videollamada. Pero la muerte de Izabela demostr¨® que ¡°la gente s¨ª muere¡±.
Los m¨¦dicos que trataron a Izabela s¨ª habr¨ªan podido realizar un aborto legal porque su vida estaba en riesgo, como se apresur¨® a aclarar el Gobierno del ultraconservador Ley y Justicia (PiS, en sus siglas en polaco). El profesor Krzysztof Krajewski, en su despacho de la Facultad de Derecho de la Universidad Jaguel¨®nica de Cracovia, subraya que el caso demuestra que ¡°con la presi¨®n y la atm¨®sfera del pa¨ªs los doctores tienen miedo de tener problemas, sobre todo porque la Fiscal¨ªa est¨¢ muy politizada¡±. En Polonia, quien ayuda a una mujer o realiza un aborto considerado ilegal se enfrenta a hasta tres a?os de c¨¢rcel, ocho si se considera que la vida del feto ya era viable fuera del ¨²tero. Entre 2002 y 2018 hubo 410 condenas. ¡°En t¨¦rminos estad¨ªsticos no es nada, pero es la forma de trabajar de este Gobierno: la intimidaci¨®n para que la gente renuncie a sus libertades por miedo a las consecuencias. Y esto tambi¨¦n es aplicable a los m¨¦dicos¡±, a?ade.
Tras la muerte de Izabela hubo marchas y vigilias en todo el pa¨ªs. Magdalena Grabowska, soci¨®loga experta en estudios de g¨¦nero en la Academia Polaca de las Ciencias, esos d¨ªas observ¨® un ¡°sentimiento de p¨¦rdida, de fracaso¡±. ¡°Sab¨ªamos que una persona hab¨ªa muerto y no pas¨® nada¡±, cuenta. En sus investigaciones con grupos de trabajo con el Fondo Feminista percibe tambi¨¦n ¡°una mezcla de esperanza [por las movilizaciones], pero tambi¨¦n, de decepci¨®n y frustraci¨®n¡±.
Estaban todav¨ªa recuper¨¢ndose del duelo cuando a finales de noviembre un senador de Plataforma C¨ªvica, el principal partido de la oposici¨®n, alert¨® de los planes del Ministerio de Sanidad de registrar los embarazos en los historiales m¨¦dicos, junto a otros datos como el grupo sangu¨ªneo. La mecha de la pol¨¦mica no tard¨® en prender y el ministerio emiti¨® un comunicado en el que asegur¨® que detr¨¢s de la orden hab¨ªa solo razones m¨¦dicas, como proporcionar servicios de emergencia. ¡°Para la gente mayor en esta parte de Europa, esto trae recuerdos¡±, afirma Krajewski, que recuerda un registro similar en la Ruman¨ªa comunista. ¡°En otros pa¨ªses tendr¨ªa sentido, pero aqu¨ª se interpret¨® inmediatamente que el objetivo era controlar a las mujeres¡±, a?ade.
¡°Es una idea peligrosa por la atm¨®sfera antiaborto. Los m¨¦dicos pueden ver que una mujer estaba embarazada y ya no lo est¨¢, y alertar a la polic¨ªa¡±, explica Ferenc, que coincide en que lo que busca la medida es ¡°controlar e intimidar a las mujeres¡±. Lempart ve el registro, que todav¨ªa tiene que ser aprobado por el Ministerio de Sanidad antes de entrar en vigor, como ¡°la puerta de atr¨¢s para prohibir el aborto y los anticonceptivos¡±. ¡°Cuando se propone prohibir el aborto mediante una ley, es m¨¢s f¨¢cil movilizar a la sociedad, pero as¨ª lo est¨¢n de forma administrativa, de tapadillo¡±, argumenta. ¡°Y da m¨¢s miedo, porque la intimidaci¨®n es individual¡±, a?ade. ¡°La gente desconfiar¨¢ del Estado y no ir¨¢ al m¨¦dico¡±, advierte, y evoca tambi¨¦n ¡°la ¨¦poca comunista, cuando el Estado era el enemigo¡±.
Tras el rev¨¦s de la propuesta del registro, lleg¨® al Sejm, la C¨¢mara baja del Parlamento polaco, una iniciativa c¨ªvica impulsada por grupos antiaborto que lograron las firmas necesarias, que supon¨ªa la prohibici¨®n total del aborto ¡ªahora se permite en caso de violaci¨®n o incesto o cuando la vida o la salud de la madre corra peligro¡ª, con penas de entre cinco y 25 a?os de prisi¨®n para las mujeres y quienes les ayudasen. La iniciativa fue rechazada el 2 de diciembre por una amplia mayor¨ªa, incluida la mayor parte del grupo del PiS. La diputada del partido ultraconservador Anita Czerwinska consider¨® la propuesta ¡°inaceptable¡± y ¡°extrema¡± y manifest¨® que pod¨ªa generar ¡°malestar social¡±. ¡°Estaba claro que lo iban a tumbar porque era problem¨¢tico tambi¨¦n para el Gobierno, pero que una iniciativa as¨ª llegue al Parlamento muestra el ambiente en este pa¨ªs¡±, se?ala Krajewski.
El mismo d¨ªa, sin embargo, el Sejm s¨ª admiti¨® a tr¨¢mite una iniciativa para crear un Instituto de Familia y Demograf¨ªa, que ahora se encuentra en una comisi¨®n parlamentaria. Las organizaciones de defensa de las mujeres y del colectivo LGTBI denuncian que la propuesta da poderes procesales al presidente del organismo. Lempart advierte de que este podr¨ªa intervenir en procedimientos de divorcio y en casos de patria potestad de ¡°familias arco¨ªris¡±. Tambi¨¦n tendr¨ªa acceso a todas las bases de datos del Estado, y teme que estos incluyan los embarazos.
Mientras arrecia la ofensiva antiaborto, la sociedad polaca se abre a liberalizarlo pese a la presi¨®n de la Iglesia y los grupos ultraconservadores, como observa Grabowska en sus investigaciones. El 73% se opon¨ªa a la sentencia del Constitucional de 2020 en las encuestas realizadas poco despu¨¦s. En un sondeo para el medio digital Oko.press en la misma ¨¦poca, hasta un 66% de los encuestados apoy¨® el derecho de la mujer a interrumpir su embarazo hasta la semana 12. Nadie espera, sin embargo, que el Ejecutivo ultraconservador del PiS recoja el sentir social. ¡°Cuando se produzca un cambio de Gobierno, entonces s¨ª volver¨¢ la esperanza¡±, dice Ferenc. Hasta entonces, seguir¨¢n trabajando por conseguir, al menos, ¡°que las mujeres se sientan seguras¡±.
Una red fuera del sistema
A pesar de la opresión y el miedo, como siempre ha ocurrido, se sigue abortando. El grupo Abortion Without Borders ha ayudado a conseguir 34.000 abortos desde la sentencia de octubre de 2020. Federa ha atendido en el mismo periodo 30.000 emails y llamadas, y ha asegurado 300 interrupciones del embarazado, muchas basadas en el riesgo para salud mental de la madre.
Hay toda una red clandestina que ofrece información con recursos para abortar en el extranjero, obtener las pastillas para realizar un aborto farmacológico y hasta la píldora del día después. T., activista de 26 años que pide mantener el anonimato, recuerda la primera vez que pasó a la acción: “Una desconocida me contactó por Facebook. Le di las píldoras del día después de noche, en un callejón, con la capucha puesta y consciente del peligro”. En una cafetería en Cracovia, explica que su grupo recibe unas 10 peticiones a la semana solo para la contracepción de emergencia, que se puede obtener con receta, pero algunos médicos rechazan expedirla, hay quien teme solicitarla y el tiempo de ingesta es crucial. T. también ofrece ayuda psicológica a quienes han abortado y apoyo en sus domicilios. No es sanitaria, pero está lo suficientemente informada para saber “cuándo hay que preocuparse y cuándo no”.
Es consciente de los riesgos que corre, y eso que ella no presta ayuda directa. “Sentarse con alguien y hacerle la comida no es ilegal, pero comprarle las pastillas para un aborto farmacológico sí –por eso nunca hay que comprarlas para nadie-. Llevar a alguien en coche a Eslovaquia para que aborte no es ayuda directa, pero todo depende del fiscal”, explica.
“Quiero que nadie tenga miedo, que quien lo necesite pueda acceder al aborto y a la contracepción. Hasta que lleguemos, lo seguiré intentando”, concluye.
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