Brasil se prepara para un duelo electoral de alto voltaje
El escenario m¨¢s probable para los comicios de octubre es un cara a cara entre el izquierdista Lula y el ultraderechista Bolsonaro tras una campa?a feroz centrada en la econom¨ªa
El pr¨®ximo A?o Nuevo miles de personas se reunir¨¢n bajo un sol inclemente en Brasilia para asistir, salvo sorpresa may¨²scula, a la toma de posesi¨®n del pr¨®ximo presidente de Brasil. No cabe duda de que ser¨¢ var¨®n. Tampoco es arriesgado pronosticar que quien llegue en Rolls Royce y suba por la rampa a la tribuna del palacio acristalado dise?ado por ?scar Niemeyer ser¨¢ un viejo conocido, probablemente un veterano en la jefatura del Estado. La cuarta democracia m¨¢s poblada del mundo, el pa¨ªs m¨¢s rico de Am...
El pr¨®ximo A?o Nuevo miles de personas se reunir¨¢n bajo un sol inclemente en Brasilia para asistir, salvo sorpresa may¨²scula, a la toma de posesi¨®n del pr¨®ximo presidente de Brasil. No cabe duda de que ser¨¢ var¨®n. Tampoco es arriesgado pronosticar que quien llegue en Rolls Royce y suba por la rampa a la tribuna del palacio acristalado dise?ado por ?scar Niemeyer ser¨¢ un viejo conocido, probablemente un veterano en la jefatura del Estado. La cuarta democracia m¨¢s poblada del mundo, el pa¨ªs m¨¢s rico de Am¨¦rica Latina, se prepara para un duelo electoral de alt¨ªsimo voltaje cuyo resultado tendr¨¢ efectos mucho m¨¢s all¨¢ de sus fronteras.
A un lado del cuadril¨¢tero, el izquierdista Lula da Silva, carism¨¢tico y renacido para la pol¨ªtica cuando nadie lo esperaba. Con 76 a?os, busca un tercer mandato tras la prisi¨®n y la anulaci¨®n de sus condenas. Es el gran favorito. Al otro lado, Jair Messias Bolsonaro, de 66 a?os, de extrema derecha, un hombre de maneras toscas que hace tres a?os supo subirse a la ola nacionalpopulista que recorre el mundo, capitalizar el descontento, optimizar el poder¨ªo de las redes sociales y alcanzar el poder cuando solo unos meses antes formular siquiera esa idea hubiera sido un delirio. Busca un segundo mandato.
Ninguno de los dos ha oficializado por ahora su candidatura. Poco importa. Nadie duda de que ambos tienen la voluntad firme de batirse por fin en las urnas electr¨®nicas. Por delante, una campa?a que se prev¨¦ extremadamente polarizada. Diez meses de intenso drama garantizado. Los brasile?os mayores de 16 a?os elegir¨¢n presidente, gobernadores, diputados y senadores.
El duelo Bolsonaro-Lula tendr¨ªa aroma de revancha por aquel que no pudieron celebrar en 2018. Del mismo modo que un tribunal anul¨® entonces la candidatura del izquierdista por estar condenado por corrupci¨®n, otro propici¨® esta segunda oportunidad al anular la condena y rehabilitarlo.
Ning¨²n otro aspirante les hace sombra, sobre todo a Lula, que lidera las encuestas con una s¨®lida ventaja mientras la inflaci¨®n y la pandemia siguen minando el apoyo al presidente Bolsonaro. El l¨ªder del Partido de los Trabajadores (PT) ganar¨ªa en segunda vuelta con un 59% al mandatario actual (30%), seg¨²n la ¨²ltima encuesta de Datafolha, de mediados de diciembre.
El ultraderechista mantiene, de todos modos, una base fiel, la nada desde?able maquinaria del Estado y un Parlamento controlado por una galaxia de partidos oportunistas que por ahora permanecen a su lado. ¡°Es dif¨ªcil que un gobernante que concurre a unas elecciones no llegue a la segunda vuelta¡±, recalcaba esta semana en Estad?o el representante de la consultora Eurasia para Am¨¦rica, Christopher Garman. Este a?ad¨ªa que, a su juicio, los temores en torno a los posibles riesgos de la victoria de uno y del otro son exagerados.
La clase econ¨®mica y los que consideran que tanto Bolsonaro como Lula son unos extremistas han impulsado incontables intentos para que cuajara un candidato alternativo pero ninguno ha prosperado. El ¨²nico que se acerca a la pareja de cabeza es el juez S¨¦rgio Moro, que encarcel¨® a Lula y fue ministro de Bolsonaro. El gran s¨ªmbolo de la Lava Jato. Datafolha le da un 9% en primera ronda. Tras ¨¦l, otros aspirantes, como el gobernador Jo?o Doria, el exministro Ciro Gomes o la senadora Simone Tebet, la ¨²nica mujer entre los precandidatos.
El escenario m¨¢s probable, seg¨²n analistas y encuestas, en este momento es que Lula y Bolsonaro pasen a segunda vuelta y el primero venza. Pero los pron¨®sticos indican que, si en vez del presidente actual, el adversario de Lula en segunda vuelta es un derechista m¨¢s moderado, ah¨ª el izquierdista lo tendr¨ªa bastante m¨¢s dif¨ªcil. La campa?a de 2018 ya demostr¨® que conviene no descartar sorpresas.
Existe consenso respecto a que la maltrecha econom¨ªa va a ser el gran tema de campa?a. Tras una d¨¦cada que ha combinado un bienio de recesi¨®n con un crecimiento an¨¦mico, las previsiones son pesimistas. Y luego est¨¢ el devastador impacto de la pandemia. Casi 20 millones de brasile?os pasan hambre, es decir, el 9%.
Las actuales son semanas de tejer las imprescindibles alianzas. Un empe?o de complejidad diab¨®lica en un pa¨ªs tan diverso como Brasil, adem¨¢s de la aritm¨¦tica electoral, hay que tener en cuenta sensibilidades territoriales y que la partida se juega a doble vuelta. Las especulaciones sobre los posibles vicepresidentes son constantes. Durante semanas se habl¨® de que Lula intentaba convencer a la empresaria Luiza Trajano, propietaria de una cadena de tiendas que adem¨¢s de ser muy rica es muy activa contra el machismo y el racismo. Ella insiste en que no tiene intenci¨®n de presentarse.
Lula se ha embarcado en una apuesta arriesgada para intentar una haza?a que solo Fernando Henrique Cardoso logr¨® en los noventa: ganar en primera vuelta. El antiguo sindicalista gobern¨® Brasil entre 2003 y 2009, cuando dej¨® el cargo su popularidad estaba por las nubes pero luego vinieron el esc¨¢ndalo Lava Jato, las condenas, la c¨¢rcel¡ y su regreso a la primera l¨ªnea pol¨ªtica.
La persona a la que elija como vicepresidente ser¨¢ una pista clave. Ahora est¨¢ cortejando para el puesto a un antiguo adversario: Geraldo Alckmin, al que derrot¨® en las presidenciales de 2006. Exgobernador de S?o Paulo, Alckmin es un veterano del PSDB (Partido de la Socialdemocracia Brasile?a) que seg¨²n los observadores servir¨ªa para moderar el perfil de Lula. Atraer¨ªa votos del centro derecha y debilitar¨ªa las resistencias que persisten hacia el anta?o sindicalista. Alckim acaba de abandonar su partido de toda la vida con la vista puesta en el matrimonio de conveniencia.
Este receso navide?o es el ¨²ltimo momento para que los candidatos, sus equipos, la clase pol¨ªtica (y la judicatura) carguen las pilas ante los intensos meses que se avecinan. La evoluci¨®n de la pandemia podr¨ªa influir en el formato de los actos de campa?a, pero nadie duda de que las redes sociales y la desinformaci¨®n van a tener su protagonismo como en 2018.
Si el que toma posesi¨®n el pr¨®ximo 1 de enero es Lula significar¨ªa culminar a lo grande el giro de Latinoam¨¦rica hacia la izquierda. Si fuera Bolsonaro, ser¨ªa un espaldarazo notable al proyecto global de la ultraderecha nacionalpopulista, da?ado por la derrota electoral de Donald Trump.
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