Bolsonaro se afilia a un partido de la vieja pol¨ªtica de Brasil con la vista puesta en la reelecci¨®n
El presidente aparca el discurso antipol¨ªtica que le llev¨® al poder para enfrentarse dentro de 11 meses a Lula y al exjuez Moro
Jair Messias Bolsonaro, 66 a?os, presidente de Brasil, ha dado este martes el primer paso para concurrir a las elecciones de 2022. El ultraderechista, que llevaba dos a?os sin partido, se ha afiliado a una sigla de la vieja pol¨ªtica, que preside un corrupto convicto, tras fracasar el intento de crear una formaci¨®n a su medida, m¨¢s ideol¨®gica. Es el noveno partido en el que milita. Ni Bolsonaro ni Lula han formalizado sus candidaturas por el ahora, pero ambos est¨¢n en campa?a. Y la incorporaci¨®n del antiguo juez S¨¦rgio Moro le confiere un morbo a?adido a la carrera.
Quedan once meses hasta las elecciones ¡ªson en octubre, a dos vueltas¡ª y la clase dirigente brasile?a est¨¢ en efervescencia. Todo se lee en clave electoral. Lula multiplica los contactos en busca de aliados en el centro derecha mientras tuitea los logros de los cuatro mandatos del Partido de los Trabajadores, Bolsonaro ha moderado el tono y va de inauguraci¨®n en inauguraci¨®n mientras Moro acaba de publicar un libro donde da su versi¨®n de su entrada y salida del Gobierno del exmilitar.
El acto de afiliaci¨®n se ha celebrado en Brasilia. ¡°Nosotros le arrebatamos Brasil a la izquierda. El verde y amarillo predomina sobre el rojo¡±, ha dicho Bolsonaro en su discurso. Los aplausos han sido tibios. Su hijo Fl¨¢vio, senador, que tambi¨¦n ha tomado la palabra como nuevo afiliado, es el que ha ejercido de pitbull del clan. Bolsonaro hijo ha enarbolado las credenciales conservadoras de la familia, la defensa de las armas y ha embestido contra los principales adversarios de su padre: ¡°Vamos a vencer al virus, a cualquier traidor y a cualquier ladr¨®n de nueve dedos¡±, ha proclamado en referencia a Moro y a Lula, que perdi¨® un me?ique cuando era tornero. Fl¨¢vio Bolsonaro ha sacudido mucho m¨¢s al exmagistrado que al anterior presidente. Moro es un rival directo que corteja a los bolsonaristas arrepentidos.
Por primera vez, una encuesta ha medido el impacto de la entrada en la disputa de Moro, que quita votos al mandatario. Lula sigue a la cabeza (42%), seguido de Bolsonaro (31%) y de Moro (13%) ante una primera vuelta, y ganar¨ªa a cualquiera de ellos en segunda, seg¨²n el sondeo de Atlas difundido este martes. De todos modos, siempre caben sorpresas. Que se lo pregunten a Bolsonaro, que vio c¨®mo Lula era apartado por los jueces de la anterior elecci¨®n o a Lula, cuyas condenas han sido anuladas.
El capit¨¢n retirado disput¨® las elecciones de 2018 con un discurso antipol¨ªtica, contra la casta, contra los corruptos que velan por sus propios intereses y no los del pueblo. Con su afiliaci¨®n al Partido Liberal (PL), Bolsonaro entierra aquella ret¨®rica y regresa a lo que en Brasil llaman el centr?o (el gran centro), una constelaci¨®n de formaciones sin ideolog¨ªa lideradas por caciques que dan apoyo parlamentario a cambio de cargos p¨²blicos con jugosos presupuestos. Al lado de Bolsonaro en el evento, el presidente del PL, un s¨ªmbolo de la clase pol¨ªtica que prometi¨® eliminar: el diputado Valdemar da Costa Neto, condenado y encarcelado en el esc¨¢ndalo Mensal?o, una trama en la que el PT pagaba sobresueldos a parlamentarios a cambio de votos. El nuevo partido de Bolsonaro tiene 43 diputados y cuatro senadores, incluido el exfutbolista Romario.
Ante el creciente desgaste por la pandemia y la crisis econ¨®mica, Bolsonaro ha tenido que renunciar al ala m¨¢s ultra e ideol¨®gica de su Gobierno para sustituirlos por representantes del centr?o. Estos socios, adem¨¢s de allanar el camino a sus proyectos legislativos, cierran las puertas a un impeachment. El centr?o siempre ha estado ah¨ª, listo a ayudar al presidente de turno y cobrarse el favor.
Con la vista puesta en sus seguidores m¨¢s fieles, Bolsonaro ha dedicado su discurso a justificar ese contorsionismo pol¨ªtico: ¡°Nadie hace nada solito, y todo es posible. El futuro pertenece solo a Dios¡±. El n¨²cleo duro de los bolsonaristas, los que le perdonan hasta el caos en la gesti¨®n de la pandemia, suelen refugiarse en teor¨ªas conspiratorias. Su argumento es que Bolsonaro tiene voluntad de sanear la pol¨ªtica, pero fuerzas ocultas se lo impiden.
El pr¨®ximo presidente recibir¨¢ un pa¨ªs en crisis profunda. La inflaci¨®n (10,7%) supera los dos d¨ªgitos por primera vez en un cuarto de siglo, la renta de los trabajadores ha ca¨ªdo y el desempleo retrocede (12,%) pero son m¨¢s de 13 millones de desempleados. El nuevo programa de Bolsonaro contra la pobreza, que sustituye a Bolsa Familia y se llama Auxilio Brasil, ya se ha empezado a pagar. La intenci¨®n es aumentar la paga y que llegue a millones de nuevos beneficiaros, pero sigue sin estar claro c¨®mo eso va a cuadrar en las cuentas p¨²blicas. Bolsonaro est¨¢ poniendo todo su empe?o porque es su principal baza para conseguir votos en el nordeste, una regi¨®n pobre donde el PT ha mantenido su primac¨ªa incluso en los peores momentos.
El odio al expresidente Lula se ha atemperado y tanto Bolsonaro como Moro tienen m¨¢s detractores. Es probable que las pr¨®ximas presidenciales se decidan en Brasil m¨¢s por rechazo que por afinidad. En el flanco de la pol¨ªtica exterior, la cuesti¨®n medioambiental aumenta la presi¨®n sobre Bolsonaro. Y el reciente aumento de la deforestaci¨®n en un 22% complica a¨²n m¨¢s el tortuoso proceso de ratificar el acuerdo comercial suscrito entre Mercosur y la Uni¨®n Europea.
Aunque cambia de partido, Bolsonaro mantiene su lema electoral: ¡°Brasil por encima de todo, Dios por encima de todos¡±.
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