Los golpes militares de baja intensidad ganan terreno en el Sahel
La incapacidad de hacer frente al yihadismo est¨¢ en el origen del descontento popular que alimenta los alzamientos de Mal¨ª y Burkina Faso
El golpe de Estado protagonizado por militares en Burkina Faso este lunes sigue el mismo patr¨®n que el vivido en Mal¨ª hace un a?o y medio. El avance del yihadismo ante la incapacidad de los ej¨¦rcitos nacionales y de la operaci¨®n militar Barkhane liderada por Francia para hacerle frente desencadenan una oleada de c¨®lera popular que sienta las bases del alzamiento militar. Buena parte de la poblaci¨®n, desesperada ante el reguero de muertos, heridos y desplazados por la violencia, acoge la llegada de los militares al poder ¡ªcon asonadas de baja intensidad¡ª con la esperanza de un cambio, todo ello trufado de un creciente sentimiento antifranc¨¦s. La vuelta al orden constitucional mediante la promesa de elecciones queda como una cuesti¨®n secundaria ante la magnitud de la amenaza.
Este es el tercer golpe de Estado militar que vive la regi¨®n de ?frica occidental en el ¨²ltimo a?o y medio pues, adem¨¢s de Mal¨ª, tambi¨¦n Guinea-Conakry sufri¨® una sublevaci¨®n el pasado 1 de octubre. Sin embargo, en este caso, el detonante fue la intenci¨®n del presidente depuesto Alpha Cond¨¦ de permanecer en el poder m¨¢s all¨¢ de los dos mandatos previstos en la Constituci¨®n, lo que provoc¨® numerosas protestas ciudadanas duramente reprimidas. Est¨¢ previsto que la Comisi¨®n Econ¨®mica de Estados de ?frica Occidental (Cedeao) env¨ªe una delegaci¨®n en los pr¨®ximos d¨ªas para negociar un calendario electoral con los militares golpistas.
Precisamente la vuelta al orden constitucional es una de las primeras promesas que realiz¨® el teniente coronel Damiba, como tambi¨¦n hizo en Mal¨ª el coronel Assimi Go?ta o en Guinea el teniente coronel Doumbouya, l¨ªder de la junta militar. Sin embargo, en estos dos ¨²ltimos pa¨ªses los militares no han dado se?ales de tener intenci¨®n de dejar el poder con prontitud. De hecho, tras prometer comicios en febrero, los militares malienses dieron marcha atr¨¢s y pidieron hasta cinco a?os para llevar a cabo la transici¨®n, lo que provoc¨® un r¨¦gimen de duras sanciones por parte de la Cedeao. Por ahora, las nuevas autoridades burkinesas, que este martes reabrieron las fronteras a¨¦reas, no han hablado de plazos, aunque han advertido que los mismos ser¨¢n aprobados en coordinaci¨®n con la sociedad civil.
Las tensiones entre el r¨¦gimen de Kabor¨¦ y los militares eran evidentes desde la ca¨ªda del r¨¦gimen de Blaise Compaor¨¦ en 2014, pero el desencadenante ha sido la violencia yihadista. ¡°Hab¨ªa un importante descontento tanto de la poblaci¨®n civil como de las fuerzas de defensa y seguridad frente al constante deterioro de la situaci¨®n en materia de seguridad en los ¨²ltimos a?os. Los ataques sangrientos son moneda corriente, como el de Solhan de junio de 2021 con 160 v¨ªctimas y m¨¢s recientemente el ataque de Inata en noviembre pasado en el que fallecieron 57 personas, 53 de ellas gendarmes, que despert¨® una gran indignaci¨®n por los errores en la cadena de aprovisionamiento. Esto agrav¨® las tensiones y la desconfianza entre fuerzas de seguridad y el Gobierno¡±, asegura Ornella Moderan, experta en el Sahel del Instituto de Estudios de Seguridad.
Otro elemento com¨²n entre los recientes golpes de Estado en Mal¨ª y Burkina Faso es que apenas encuentran resistencia y se producen pr¨¢cticamente sin violencia. Los protagonistas tambi¨¦n tienen puntos en com¨²n. El l¨ªder golpista maliense, el coronel Assimi Go?ta, es un joven oficial curtido en la lucha antiterrorista en su condici¨®n de exjefe de las Fuerzas Especiales; por su parte, el nuevo hombre fuerte de Burkina Faso, el teniente coronel Paul-Henri Sandaogo Damiba, acababa de ser nombrado responsable de la tercera regi¨®n militar burkinesa, la de Uagadug¨², y hab¨ªa liderado una unidad antiterrorista en la zona de Dori, uno de los puntos calientes del yihadismo al norte del pa¨ªs. Licenciado en Criminolog¨ªa, en junio pasado vio la luz su ensayo Ej¨¦rcitos de ?frica occidental y terrorismo: ?respuestas inciertas?
Este martes, decenas de personas salieron a las calles de Uagadug¨² y otras ciudades burkinesas para celebrar la ca¨ªda del presidente Roch Marc Christian Kabor¨¦, tal y como sucedi¨® en Bamako en agosto de 2020. El movimiento Sauvons le Burkina considera que no hab¨ªa otra alternativa frente a un r¨¦gimen que hab¨ªa abandonado sus responsabilidades en materia de seguridad. Por su parte, Smockey, l¨ªder del movimiento Balai Citoyen, acusa al r¨¦gimen de Kabor¨¦ de gesti¨®n calamitosa. ¡°Nunca lograron estar a la altura de las aspiraciones de las masas populares que, sin embargo, crearon las circunstancias para su llegada al poder¡±, asegura el rapero en referencia a las revueltas de 2014 que provocaron la ca¨ªda del dictador Blaise Compaor¨¦ y la renovaci¨®n democr¨¢tica en Burkina Faso.
La comunidad internacional ha reaccionado este martes como era de prever, condenando el golpe de Estado y pidiendo la liberaci¨®n inmediata de Roch Kabor¨¦. El presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, asegur¨® a los periodistas que hab¨ªa hablado con los nuevos dirigentes del pa¨ªs y que estos le transmitieron que el ya expresidente se encontraba en buen estado de salud y que no exist¨ªa ninguna amenaza para su salud f¨ªsica. Los acontecimientos de Burkina, dijo, ¡°se inscriben en una sucesi¨®n de numerosos golpes de Estado militares que son extremadamente preocupantes en un momento en que la regi¨®n debe tener una prioridad, que es la lucha contra el terrorismo islamista¡±.
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