Mentiras y medias verdades en el conflicto ucranio: la OTAN nunca se comprometi¨® a no ampliarse al este y Kiev no es un r¨¦gimen nazi
En un ecosistema en el que abunda la desinformaci¨®n y la propaganda, EL PA?S trata de aclarar los hechos
En cualquier conflicto, la informaci¨®n se convierte en un arma. La escalada de tensi¨®n entre Rusia y Ucrania ¡ªy sus reverberaciones en la OTAN, EE UU y la UE¡ª ha ido acompa?ada de una guerra de noticias en las que se mezclan mentiras, medias verdades e interpretaciones interesadas. En un ecosistema en el que abunda la desinformaci¨®n y la propaganda, EL PAIS trata de aclarar algunas de estas cuestiones.
La OTAN se comprometi¨® con Mosc¨² a no expandirse al este. Falso. En contra de lo repetido por el Gobierno ruso, la OTAN nunca lleg¨® a ning¨²n compromiso conocido con Mosc¨² sobre los l¨ªmites territoriales de la Alianza y desde el final de la Guerra Fr¨ªa se reserv¨® el derecho de aceptar a cualquier pa¨ªs que cumpliese las condiciones. Sin embargo, los aliados occidentales siempre reconocieron el caso especial de Ucrania.
En ninguno de los textos que configuraron la seguridad europea de la postguerra fr¨ªa se recoge la idea de limitar el crecimiento de la OTAN o la de restringir la posibilidad de ingreso de ciertos pa¨ªses. Todo lo contrario. El Acta final de Helsinki (1975), firmado todav¨ªa por la URSS, reconoce a todos los pa¨ªses ¡°el derecho de pertenecer o no pertenecer a organizaciones internacionales, de ser o no ser parte en tratados bilaterales o multilaterales, incluyendo el derecho de ser o no ser parte en tratados de alianza¡±.
Una vez ca¨ªdo el muro, la Carta de Par¨ªs (1990), tambi¨¦n suscrita por Mosc¨², consagra ¡°la libertad de los Estados de elegir sus propios arreglos en materia de seguridad¡±. Y en 1997, el acta fundacional de la relaci¨®n entre la OTAN y la Rusia postcomunista se?ala expresamente que ambas partes ¡°buscar¨¢n la m¨¢s amplia cooperaci¨®n entre los Estados miembros de la OSCE con el objetivo de crear en Europa un espacio com¨²n de seguridad y estabilidad, sin l¨ªneas divisorias o esferas de influencia que limiten la soberan¨ªa de alg¨²n Estado¡±.
Ucrania es un caso especial en el bloque sovi¨¦tico. Cierto. Los aliados occidentales siempre reconocieron el caso especial de Ucrania, tanto por su tama?o, por sus estrechos lazos econ¨®micos e hist¨®ricos con Rusia como por ser un polvor¨ªn nuclear de inquietante magnitud. Tras la desintegraci¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, Ucrania se convirti¨® en el tercer pa¨ªs con mayor arsenal nuclear del mundo gracias al armamento heredado de la URSS. Kiev acept¨® en 1994 renunciar a todas las armas nucleares a cambio del compromiso de Rusia, EE UU y Reino Unido de ¡°respetar la independencia y la soberan¨ªa y las fronteras existentes de Ucrania¡±, seg¨²n un memor¨¢ndum firmado por los cuatro pa¨ªses.
Adem¨¢s, tras la desintegraci¨®n de la URSS, Occidente abri¨® con Kiev una relaci¨®n diferenciada respecto a otros pa¨ªses del bloque sovi¨¦tico llamados a integrarse r¨¢pidamente en la Alianza Atl¨¢ntica. Ya en 1995, en el primer estudio p¨²blico de la OTAN sobre su ampliaci¨®n hacia el este, solo se cita a Ucrania y a Rusia como los dos pa¨ªses con los que habr¨¢ que estrechar relaciones, pero de un modo especial.
Fuentes europeas recuerdan que en la cumbre de la OTAN en Madrid en 1997 se cursaron las primeras invitaciones al ingreso a Polonia, Hungr¨ªa y Rep¨²blica Checa y se dej¨® en espera a un grupo de pa¨ªses (Eslovaquia, Eslovenia, Rumania o Bulgaria) entre los que no figuraba Ucrania. Con Kiev se firm¨® la llamada Carta de Asociaci¨®n que establec¨ªa una relaci¨®n similar a la de Rusia. Solo unos meses antes se hab¨ªa establecido el Consejo OTAN-Rusia, que tambi¨¦n fijaba un marco de relaci¨®n especial con Mosc¨².
Occidente ha provocado a Mosc¨² en los ¨²ltimos a?os. Cierto, con matices. El fr¨¢gil equilibrio de la postguerra fr¨ªa se rompi¨® a primeros de este siglo cuando Ucrania y otros pa¨ªses de la ¨®rbita rusa empezaron a distanciarse de Mosc¨² para acercarse a Bruselas en b¨²squeda no tanto de la seguridad ofrecida por la OTAN como de la prosperidad que propicia la UE. Las fuentes consultadas reconocen que los occidentales hicieron dos movimientos que alentaron esa tendencia y provocaron la reacci¨®n del presidente ruso, Vlad¨ªmir Putin: la cumbre de la OTAN de abril de 2008 en Bucarest, donde el presidente de EE UU, George W. Bush, se empe?¨®, contra el criterio europeo, en dar una perspectiva de ingreso a Ucrania y a Georgia, que ya deseaban la adhesi¨®n antes de ese aliento. Y el lanzamiento del llamado partenariado oriental de la UE en 2009, para estrechar lazos comerciales con Armenia, Azerbaiy¨¢n, Bielorrusia, Georgia, Moldavia y Ucrania.
La respuesta de Putin tard¨® poco en llegar. El 8 de agosto de 2008, el mismo d¨ªa que los l¨ªderes del planeta asist¨ªan en Pek¨ªn a la inauguraci¨®n de los Juegos Ol¨ªmpicos, Rusia invad¨ªa parte de Georgia y 13 a?os despu¨¦s las tropas rusas siguen en un pa¨ªs que se enfrenta a un conflicto larvado en las regiones de Abjasia y Osetia del sur que puede estallar en cualquier momento.
El Kremlin ha repetido una t¨¢ctica similar en casi todos los pa¨ªses que se sumaron al partenariado oriental de la UE. ¡°En 2021, cinco de los seis pa¨ªses del partenariado segu¨ªan afrontando conflictos prolongados en sus territorios, en todos los cuales est¨¢ implicada Rusia en diferentes grados¡±, se?alan los profesores Tracey German y Andriy Tyushka en un estudio sobre la seguridad en el flanco oriental de la UE encargado por el Parlamento Europeo.
La presi¨®n de Putin ha provocado una militarizaci¨®n de toda la zona, hasta el punto de que cuatro de los seis pa¨ªses con tentaci¨®n europe¨ªsta se han convertido entre los que tienen un mayor gasto en defensa del mundo en t¨¦rminos proporcionales, seg¨²n el citado estudio. En Armenia y Azerbaiy¨¢n el gasto militar en 2019 supera el 4% del PIB anual y en Ucrania rozaba el 3,5% y ha seguido creciendo. Los conflictos eternos han lastrado adem¨¢s el desarrollo econ¨®mico de una zona que es pasto del crimen organizado y el lavado de dinero, seg¨²n Europol. Adem¨¢s, tras la anexi¨®n ilegal de Crimea por parte de Rusia y el inicio de la guerra del Donb¨¢s, el porcentaje de ucranios que quiere a su pa¨ªs dentro de la OTAN ha ido aumentando.
Ucrania es un r¨¦gimen nazi. Falso. Esta ret¨®rica tiene el origen en el papel que grupos de extrema derecha y personas de ideolog¨ªa abiertamente nazi tuvieron en los batallones y brigadas civiles que lucharon en los primeros tiempos de la guerra del Donb¨¢s (donde combatieron, por ejemplo, junto a batallones de musulmanes chechenos) y en los disturbios de las movilizaciones del Maid¨¢n, en 2013. Como el Batall¨®n Azov (declarado ¡°grupo de odio nacionalista¡± por el departamento de Estado, pero hoy reformado e integrado como una unidad parte del Ej¨¦rcito regular), que entre sus fundadores tuvo a figuras nazis como Andriy Biletskiy, que despu¨¦s se desenganch¨® y fund¨® el llamado Cuerpo Nacional. Biletskiy lleg¨® a tener un esca?o de diputado. Sin embargo, a diferencia de otros pa¨ªses europeos, la extrema derecha carece hoy de representaci¨®n parlamentaria y de influencia en la agenda pol¨ªtica en Ucrania.
Esa ret¨®rica del Kremlin ignora que algunos altos cargos y figuras muy influyentes en el pa¨ªs son jud¨ªos, incluido el presidente, Volod¨ªmir Zelenski, que adem¨¢s es rusoparlante, y arras¨® en las elecciones de 2019. El argumento se apoya tambi¨¦n en c¨®mo algunos ucranios han encumbrado como h¨¦roes a figuras colaboracionistas de la Alemania nazi, como Stepan Bandera. Algunos ucranios lo alaban por su ideolog¨ªa, pero otros obvian ese factor y ensalzan su combate al estalinismo.
Pintar Ucrania como un pa¨ªs escorado a la ultraderecha es una de las narrativas de desinformaci¨®n y propaganda favoritas del Kremlin, indica Mar¨ªa Avdeeva, de la Asociaci¨®n Europea de Expertos, que cree que el objetivo es sembrar un ¡°pretexto¡± para usarlo como argumento en defensa de los ciudadanos rusos de Ucrania ¡ªlas autoridades rusas han entregado decenas de miles de pasaportes rusos en las regiones separatistas¡ª o los rusopalantes.
Varios informes, adem¨¢s, detallan los v¨ªnculos de grupos de extrema derecha ucranios con grupos rusos y con el aparato de seguridad de Rusia, indica el analista militar Aleksandr Kovalenko. Y an¨¢lisis como el que hacen Taras Tarasiuk y Andreas Umland traza los lazos entre algunas de estas organizaciones y otras dentro de pa¨ªses de la UE, que cuentan con sus propios v¨ªnculos con entidades rusas o magnates rusos ultraconservadores y de extrema derecha.
En el Donb¨¢s no hay un conflicto con Rusia, sino una guerra interna ucrania. Falso. Mosc¨² defiende el argumento de que la de Donetsk y Lugansk es una ¡°guerra civil¡±, para ocultar su papel y para que Kiev negocie directamente con los l¨ªderes separatistas, algo que el Gobierno ucranio rechaza, porque les considera marionetas del Kremlin.
Los protagonistas de la insurrecci¨®n separatista en el este de Ucrania de 2014 alimentada por el Kremlin han insinuado, adem¨¢s, el papel entre bastidores de Mosc¨² en libros y entrevistas concedidas estos a?os. Tras la huida del expresidente ucranio V¨ªktor Yanuk¨®vich y la anexi¨®n ilegal de Crimea en marzo de 2014, hubo una serie de manifestaciones en la regi¨®n que pronto se apagaron con la detenci¨®n del primer gobernador popular, P¨¢vel Gub¨¢rev. Este ha reconocido abiertamente que solo dieron un paso adelante y ocuparon edificios gubernamentales tras haber hablado con Sergu¨¦i Gl¨¢zyev, entonces asesor de Putin. Distintos informes analizan y documentan tambi¨¦n los env¨ªos de armas rusas a las regiones ucranias separatistas de Donetsk y Lugansk.
Los rusohablantes est¨¢n discriminados en Ucrania. Discutible. En la propia capital de Ucrania mucha gente habla en ruso en cualquier ¨¢mbito. En los mercadillos, los carteles est¨¢n escritos en esa misma lengua y la m¨²sica son cl¨¢sicos de los noventa del otro lado de la frontera. La Constituci¨®n se?ala que la lengua del Estado es el ucranio, que durante la ¨¦poca de la Uni¨®n Sovi¨¦tica fue un idioma discriminado (como otros en las rep¨²blicas que formaron la URSS) por la pol¨ªtica de difusi¨®n del ruso.
Con el paso de los a?os y con la agresi¨®n militar rusa para muchos ciudadanos el idioma ha ganado peso en la construcci¨®n de la identidad ucrania. Tambi¨¦n para el Estado, que gradualmente ha ido legislando para tratar de impulsar el ucranio. Las leyes de Ucrania indican ahora que el idioma oficial para todo es el ucranio, todas las publicaciones deben hacerse en ucranio (y luego, si se desea en otros idiomas, incluido el ruso). Aunque sigue habiendo escuelas biling¨¹es, la ense?anza de ruso ha dejado de ser obligatoria y ahora ha pasado a conformar una optativa.
El Kremlin alimenta con estas medidas la idea de que los rus¨®fonos est¨¢n discriminados en Ucrania. Y a la Comisi¨®n de Venecia le preocupa que las medidas de impulso de la lengua ucrania pongan en peligro la libertad de las minor¨ªas (h¨²ngaras, por ejemplo).
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