Jornadas maratonianas y sueldos rid¨ªculos: los becarios y asistentes del Capitolio se rebelan
¡°Nuestras condiciones laborales son vergonzosas¡±, denuncian los j¨®venes que ocupan el escalaf¨®n m¨¢s bajo del Congreso. El presidente Joe Biden los apoya para que formen un sindicato


Washington es a los abogados, asesores y pol¨ªticos lo que Hollywood a los aspirantes a estrellas: el lugar donde matarse a trabajar, medrar y cumplir un sue?o. Hacer una beca en el Capitolio es la puerta de entrada para un trabajo mal pagado de staffer, que es como se llama aqu¨ª a los asistentes de los legisladores. Suele implicar maratonianas jornadas donde lo que m¨¢s se hace es atender el tel¨¦fono y llevar papeles de un lado a otro. Las cumplen sin rechistar porque est¨¢n hambrientos de formar parte del n¨²cleo duro de unos de esos congresistas o senadores. Incluso convertirse, qui¨¦n sabe, en uno de ellos. En la cafeter¨ªa de la cadena Dunkin¡¯ Donuts que hay en el Capitolio se distingue f¨¢cilmente a los becarios de los asistentes. Los primeros se mueven a trompicones, con un gesto en sus caras entre la maravilla y la ansiedad. Los segundos entran al local con la urgencia de quien corre al ba?o, como si apenas les quedase tiempo para beber un caf¨¦. Unos y otros tienen algo en com¨²n: sus condiciones laborales se han convertido en la ¨²ltima batalla del Congreso.
Las jornadas extenuantes, los bajos salarios y la presi¨®n propia de un trabajo exigente han generado una suerte de rebeli¨®n entre los empleados del escalaf¨®n m¨¢s bajo del Capitolio. Hace una semana comunicaron su deseo de formar el primer sindicato de trabajadores en la historia del Capitolio y no solo han conseguido que la Casa Blanca los apoye, sino que tienen a sus jefes trabajando por ello.
Preparar el caf¨¦ de un congresista y comer las sobras de sus jefes
EL PA?S ha podido hablar con uno de estos becarios, que aunque ya ha dejado de serlo. Se trata de un hombre blanco de 26 a?os que ha preferido mantener el anonimato al convocar el encuentro en el Capitol Hill Club, un antiguo edificio de cuatro plantas exclusivo para republicanos. En la primera planta, de ambiente m¨¢s distendido, empleados de ambas C¨¢maras y algunos congresistas se re¨²nen a beber cerveza barata y picar queso cheddar gratis. Cada vez que alguien entra, los comensales lo escanean con la mirada. Se hacen gui?os de una mesa a otra y mientras unos r¨ªen a carcajadas, otros apenas susurran. ¡°Aqu¨ª todos son alguien¡±, comenta el exbecario.
La primera tarea del d¨ªa de sus tiempos en el Congreso, recuerda este empleado, era preparar el caf¨¦ de su jefe, un congresista republicano. A veces guiaba a los visitantes en un tour por el Capitolio o recib¨ªa a distintas asociaciones. Junto a sus compa?eros, disfrutaba de la comida y cerveza que sobraban de las reuniones de sus jefes. Al final del d¨ªa volv¨ªa directo a casa porque no ten¨ªa dinero para gastarlo en los bares. Durante tres meses, pag¨® todo con tarjetas de cr¨¦dito en la sexta ciudad de EE UU m¨¢s cara para vivir (el alquiler de un piso de una habitaci¨®n cuesta de media 2.225 d¨®lares al mes) La pregunta es inevitable: ?Por qu¨¦ la gente acepta esas condiciones? ¡°Eres nuevo, Est¨¢s muy entusiasmado, crees que eres mucho m¨¢s importante de lo que eres. Uno solo quiere formar parte del juego¡±, resume.
La experiencia de este exbecario se asemeja a los testimonios de otros j¨®venes que EL PA?S pudo recabar el mi¨¦rcoles en el Capitolio, que en su mayor¨ªa tambi¨¦n hablaron bajo anonimato o bien prefirieron no hacer comentarios. Jonathan Reuss, de 20 a?os, se mud¨® de Florida a Washington para ganar nueve d¨®lares a la hora, aunque aclara que no se siente explotado. ¡°Las condiciones valen la pena. Me encanta este ambiente, quiero construir mi propia carrera pol¨ªtica alg¨²n d¨ªa¡±, comenta este joven a¨²n imberbe, con un traje que le queda grande. La amiga que lo acompa?a, Louisa, de la misma edad, comparte piso con otras tres chicas y est¨¢ haciendo una segunda pr¨¢ctica en un proyecto de investigaci¨®n para lograr llegar a fin de mes.
Dificultades para cuadrar el mes
Casi la mitad de los empleados del Congreso tienen dificultades para pagar las facturas, seg¨²n una encuesta de la Asociaci¨®n de Personal Progresista del Congreso publicada el mes pasado. ¡°Cuando pas¨¦ de becaria a empleada, ganaba 25.000 d¨®lares al a?o (la media en Washington es 49.500). Ten¨ªa que vivir de cupones de alimentos [que entrega el Gobierno a los m¨¢s desfavorecidos] y atenci¨®n m¨¦dica gratuita porque no pod¨ªa pagar nada m¨¢s¡±, dijo Audrey Henson, exmiembro del personal del Partido Republicano que fund¨® College to Congress, en una comparecencia ante un comit¨¦ del Congreso en 2020.
Las becas no suelen ser remuneradas, pero las universidades ofrecen convenios para abaratar el coste de vida de los alumnos que se apuntan a pasar una temporada en la capital. El entrevistado, que recibi¨® una paga de 350 d¨®lares l¨ªquidos mensuales, justifica con estas palabras que la mayor¨ªa de los novatos no ganen un sueldo: ¡°Tuve problemas porque no me pagaban lo suficiente, seguro. Fue duro, pero pensaba: ?van a pagarle a un veintea?ero por trasladar papeles m¨¢s que a un adulto que est¨¢ alimentando a su familia trabajando en una gasolinera?¡±.
Afroamericanos y latinos, minor¨ªa en el Congreso
Esa precariedad provoca al final que sean pocos los j¨®venes que pueden permitirse pasar as¨ª unos a?os, porque probablemente necesitan ahorros o ayuda familiar. Dentro del alud de cr¨ªticas al sistema de becas del Capitolio, una recurrente es la falta de diversidad ¨¦tnica. La mayor¨ªa de afroamericanos y latinos no puede permitirse vivir en Washington sin un salario digno. Apenas el 3% del personal del Senado es negro, una cifra que se repite entre los jefes de gabinete, seg¨²n un informe de 2020 del Centro Conjunto de Estudios Pol¨ªticos y Econ¨®micos.
¡°Cuando eres joven y tienes ambici¨®n, cuando tratas de ganar m¨¢s dinero tu rendimiento y lealtad laboral mejoran, sin duda. Cuando ganaba menos ten¨ªa mucha m¨¢s hambre de ¨¦xito¡±, afirma el entrevistado en el Capitol Hill Club. Ese es el tipo de ambiente competitivo que el 85% de los empleados considera t¨®xico, seg¨²n la Asociaci¨®n de Personal Progresista del Congreso.
La mecha de la pol¨¦mica por las condiciones laborales de los becarios y asistentes del Capitolio se encendi¨® en Instagram. Una cuenta llamada Dear White Staffers (Queridos staffers blancos) se viraliz¨® tras recoger acusaciones an¨®nimas de antiguos y actuales subalternos. Denunciaban precariedad, malos tratos y diferentes grados de abuso y discriminaci¨®n en la aparentemente glamurosa esfera del poder. Tras la exposici¨®n p¨²blica del problema en las redes sociales, un grupo de afectados form¨® el pasado viernes una entidad llamada Sindicato de Trabajadores del Congreso para exigir a los legisladores su derecho a sindicalizarse y as¨ª poder negociar de manera colectiva unas condiciones m¨ªnimas de empleo. El congresista dem¨®crata Andy Levin present¨® este mi¨¦rcoles una resoluci¨®n, copatrocinada por 130 de sus compa?eros, para sacar adelante la propuesta.
¡°Ahora es el momento de que los legisladores demuestren su compromiso con los trabajadores, incluido los suyos¡±, rezaba este jueves un comunicado del Sindicato de Trabajadores del Congreso. ¡°La capacidad de nuestros jefes para servir mejor a los electores depende de cambios significativos para mejorar las vergonzosas condiciones laborales en el Capitolio, desde salarios dignos hasta un lugar de trabajo m¨¢s seguro y protecciones contra la discriminaci¨®n y el acoso¡±, a?ad¨ªa. A pesar de que los l¨ªderes de ambos partidos salieron a apoyar la sindicalizaci¨®n de los empleados, varios legisladores republicanos han adelantado que no van a votar a favor de la resoluci¨®n. Se requieren 60 votos para aprobarla en el Senado, en el que republicanos y dem¨®cratas est¨¢n empatados en n¨²mero (50/50).
El Roll Call, un peri¨®dico de la capital estadounidense que informa sobre las trifulcas legislativas en el Congreso, dedicaba este mi¨¦rcoles media portada de su edici¨®n impresa (7,95 d¨®lares) a una pregunta: ?C¨®mo ser¨ªa un sindicato de empleados del Capitolio? El ejemplar se pod¨ªa encontrar en cada esquina del edificio federal. En un diario de mayor alcance, The Washington Post, Melissa A. Sullivan, una exbecaria y exempleada de ambas C¨¢maras, denunciaba los abusos verbales y la discriminaci¨®n racial que sufri¨® por su acento latino en sus a?os en el Capitolio. El joven de Michigan cuyo testimonio ha recogido este peri¨®dico empatiza con la precariedad de los empleados. Reconoce que pas¨® por esa misma situaci¨®n, pero, recuerda, toda la gente que conoci¨® durante su beca ahora es ¡°exitosa¡±. Define el ¨¦xito como un salario anual de seis cifras.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S Am¨¦rica y reciba todas las claves informativas de la actualidad de la regi¨®n
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
