El hijo de Jorge 40, el autor de 600 cr¨ªmenes en Colombia, ?voz de las v¨ªctimas?

Jorge Rodrigo Tovar ten¨ªa siete a?os cuando vio a su padre adentrarse en el monte y perderse para siempre. Su figura adquiri¨® para ¨¦l proporciones mitol¨®gicas. El padre ausente se convirti¨® en la clandestinidad en Jorge 40, el paramilitar m¨¢s temido de Colombia. En una ocasi¨®n, al mando de un ej¨¦rcito tom¨® un peque?o pueblo de la costa del Caribe, El Salado, en el que violaron y ejecutaron a sangre fr¨ªa a decenas de hombres, mujeres y ni?os. ¡°Por sapos (chivatos) de la guerrilla¡±, entraron gritando los atacantes. Jugaron al f¨²tbol con las cabezas de los decapitados y, para ahogar los gritos de las v¨ªctimas, sacaron los instrumentos de la escuela de m¨²sica y se pusieron a tocar vallenatos.

Ese g¨¦nero musical que relata historias de honor, rivalidad y desamor al ritmo de un acorde¨®n naci¨® en Valledupar, al igual que los Tovar, padre e hijo. Ah¨ª se escuchan las mejores melod¨ªas de la costa, pero tambi¨¦n las historias m¨¢s atroces. En los alrededores se ha matado a familias campesinas al completo. Empaladas, calcinadas, con las orejas cortadas. El responsable de muchos de estos actos ha sido Jorge 40, condenado a cuatro d¨¦cadas de c¨¢rcel por cr¨ªmenes que llevar¨ªa un d¨ªa entero relatar. Su hijo, al que nunca m¨¢s ha vuelto a tocar porque un vidrio grueso les separa en la sala de visitas de la prisi¨®n, se ha presentado este a?o al Congreso para uno de los puestos reservados a las v¨ªctimas y lo ha ganado.

El proceso de paz que desmoviliz¨® en 2016 a 13.000 guerrilleros de las Farc inclu¨ªa en uno de sus apartados esta forma de reparaci¨®n para los damnificados por cinco d¨¦cadas de guerra en la Colombia rural. Pobres, aislados, sufrieron la violencia de la guerrilla, la crueldad de los paramilitares y la brutalidad del Ej¨¦rcito. Este era su momento de entrar en pol¨ªtica y contar lo que hab¨ªan sufrido. Les parece el colmo que esa representaci¨®n la ostente el hijo de su principal verdugo.

¡°Es ¨¦tica y pol¨ªticamente insostenible¡±, dice Diana L¨®pez Zuleta, periodista de 35 a?os. En un libro revel¨® que un gobernador de esa zona del Caribe, aliado de Jorge 40, asesin¨® a su padre. El pol¨ªtico acab¨® en prisi¨®n y ella vive desde entonces con escolta. Su t¨ªo, hermano de su madre, tambi¨¦n muri¨® a manos de los mismos criminales. ¡°?l puede alegar una distinci¨®n entre la responsabilidad del padre y su inocencia. Pero de ah¨ª a representar a las v¨ªctimas en una regi¨®n regada de sangre por su padre, irrita y revictimiza¡±, contin¨²a.

A partir de ahora la voz de Yoyo, como le dicen, ser¨¢ una de las que represente a las v¨ªctimas en el Congreso, si no lo impiden antes un grupo de v¨ªctimas que va a intentar frenarlo. ¡°Su campa?a ha sido apoyada por los mismos grupos que comand¨® su padre, lo que resulta denigrante. Una vez se posicione denunciaremos penalmente su elecci¨®n ante la Corte¡± Suprema de Justicia, anuncia L¨®pez Zuleta. Su oposici¨®n a la elecci¨®n de Yoyo se basar¨¢ en una frase que aparece en la ley que cre¨® los puestos especiales en la c¨¢mara, donde se dice que las v¨ªctimas ¡°ser¨¢n representadas por los suyos¡±. Visto as¨ª, no parece el caso.

Jorge Tovar tiene 32 a?os. Ha pasado un cuarto de siglo desde que su padre se march¨® ¡°a lo que todo el mundo sabe¡±, cuenta al otro lado del tel¨¦fono. Est¨¢ inscrito como desplazado en el registro colombiano de v¨ªctimas. Asegura que la guerrilla quiso matarlo por su parentesco y tuvo que exiliarse del pa¨ªs. Se considera un convencido del proceso de paz y de hecho ha recorrido la regi¨®n, en un intento de dar una muestra de reconciliaci¨®n, acompa?ado del hermano de Simon Trinidad, un guerrillero hist¨®rico de las Farc, paisano de Valledupar, vecino puerta con puerta, amigo de la infancia de Jorge 40, y tambi¨¦n amante del vallenato.

Es decir, Yoyo cree tener el derecho de ser congresista de esta manera. Su campa?a ha sido ardua, eso no se lo quita nadie. Lleg¨® a comunidades remotas donde su padre alg¨²n d¨ªa infundi¨® el terror. En su circunscripci¨®n fue el m¨¢s votado. El problema es que el resto de candidatos, vinculados al activismo y la izquierda, no tuvo esa posibilidad. Los caminos est¨¢n controlados por grupos armados para los que Jorge 40 es una leyenda, la del hombre que dej¨® todo atr¨¢s para empu?ar las armas y combatir el comunismo.

Rodrigo Tovar Pupo, que ahora tiene 61 a?os, levant¨® la bandera blanca en 2006, cuando se desmoviliz¨® junto a 2.000 de sus combatientes en un proceso de desarticulaci¨®n de grupos paramilitares emprendido por el presidente ?lvaro Uribe. Entonces confes¨® su responsabilidad en m¨¢s de 600 cr¨ªmenes. Se cree que el n¨²mero real hay que multiplicarlo por tres. Dos a?os despu¨¦s, sin embargo, fue extraditado a Estados Unidos, donde cumpli¨® 12 a?os por narcotr¨¢fico. Esa era la forma que ten¨ªa de financiar su ej¨¦rcito. A su vuelta a Colombia fue encarcelado de nuevo, y morir¨¢ en prisi¨®n, muy longevo.

En todo ese tiempo ha tenido contacto telef¨®nico con Yoyo. El hijo lo visita a menudo en prisi¨®n. ¡°Por culpa del vidrio sigue esquivo ese abrazo que hace m¨¢s de 20 a?os que no nos hemos dado. ?l es mi pap¨¢, m¨¢s all¨¢ de Jorge 40¡å, dice Yoyo. Su gusto por la pol¨ªtica puede que tambi¨¦n sea heredado. El paramilitar quit¨® a muchos alcaldes a punta de pistola y en su lugar coloc¨® gente cercana a su movimiento. Se le reconoce como el iniciador de los v¨ªnculos entre el paramilitarismo y la pol¨ªtica, un esc¨¢ndalo que se revel¨® con la desmovilizaci¨®n emprendida con Uribe y acab¨® con m¨¢s de 60 gobernantes en prisi¨®n.

No ha sido esta la primera vez en la que las actividades pol¨ªticas de Yoyo han creado pol¨¦mica. En 2020, fue elegido por el Gobierno actual, el de Iv¨¢n Duque, como coordinador nacional del Grupo de V¨ªctimas. Le condecoraron por su trabajo. Muchos pensaron que hab¨ªan puesto al hijo lobo a cuidar de las ovejas. Ahora har¨¢ lo mismo desde el Congreso.

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