Las armas apuntan a Transdni¨¦ster, la otra frontera hostil para Ucrania
La rep¨²blica autoproclamada, escindida de Moldavia gracias al apoyo de Rusia, concentra uno de los mayores arsenales de Europa del Este. El Gobierno ucranio ha dinamitado los puentes que comunican Odesa con este territorio y mantiene un f¨¦rreo control de la frontera
Un viejo puente cruza la carretera secundaria M21. Sobre ¨¦l hay plantada una tienda de campa?a de la que sale el humo de una estufa de carb¨®n. La carretera conecta Vinnitsia y Mohiliv-Podilskii, en la frontera ucrania con Moldavia. Alrededor hay campos helados y unas pocas granjas de construcci¨®n humilde, levantadas por sus propios moradores. Alguna gallina se asoma para observar a los inesperados visitantes. La temperatura, la ma?ana del pasado s¨¢bado, era de cinco grados bajo cero. Dentro de la tienda, tres hombres se resguardaban del fr¨ªo bebiendo t¨¦. Desde el puente pueden controlar decenas de kil¨®metros de horizonte y otros tantos de carretera en l¨ªnea recta. ¡°Estamos aqu¨ª por si un d¨ªa llega la invasi¨®n desde Transdni¨¦ster¡±, asegura uno de los miembros de la patrulla, un vecino voluntario en la militarizaci¨®n de Ucrania.
Las provincias de Vinnitsia y de Odesa, en el sur de Ucrania, son colindantes con Transdni¨¦ster, rep¨²blica separada unilateralmente de Moldavia hace 30 a?os, durante el proceso de desintegraci¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Transdni¨¦ster se ha mantenido independiente, sin reconocimiento internacional, gracias al apoyo de Rusia. La separaci¨®n de Moldavia se explica en parte por la mayor proximidad cultural de su poblaci¨®n con Rusia.
El Kremlin tiene apostados a 2.000 soldados en Transdni¨¦ster. Su misi¨®n es disuadir a Moldavia de intentar recuperar el territorio y tambi¨¦n proteger las 22.000 toneladas de munici¨®n que Rusia tiene almacenadas a cinco kil¨®metros de la frontera con Ucrania, seg¨²n la Organizaci¨®n para la Seguridad y la Cooperaci¨®n en Europa (OSCE). Es uno de los arsenales m¨¢s grandes que hay en Europa del Este.
La invasi¨®n rusa del sur de Ucrania persigue el pleno control del mar Negro, con Odesa como objetivo principal. El Gobierno de Volod¨ªmir Zelenski cree que el enemigo intentar¨¢ avanzar desde el principal puerto de Ucrania hacia el norte, pero tambi¨¦n hacia Transdni¨¦ster, territorio amigo de Rusia. El presidente transdnistrio, Vadim Krasnoselski, afirm¨® al inicio del conflicto que no tiene intenci¨®n de entrar en guerra, pero Ucrania da por hecho que el l¨ªder ruso, Vlad¨ªmir Putin, tiene otros planes. El Ej¨¦rcito ucranio de momento ya ha dinamitado puentes estrat¨¦gicos en la provincia de Odesa que conectan con Transdni¨¦ster.
Puentes militarizados
Nada escapa a los controles del Ej¨¦rcito en el per¨ªmetro ucranio de la frontera. La delimitaci¨®n la marca el cauce del r¨ªo Dni¨¦ster, una barrera natural dif¨ªcil de superar en caso de una hipot¨¦tica movilizaci¨®n de infanter¨ªa y blindados. Todos los puentes sobre el Dni¨¦ster est¨¢n militarizados. Los periodistas no pasan desapercibidos y en cada villorrio los vecinos avisan a las Fuerzas Armadas de la aparici¨®n de extranjeros con c¨¢maras. Lo mismo ocurre en centros urbanos m¨¢s grandes.
En Yampil ¡ªmunicipio agr¨ªcola de 10.000 habitantes a 15 kil¨®metros de Transdni¨¦ster¡ª, el concejal de Sanidad, Gennadi Koliushko, se ofrece a acompa?ar a EL PA?S a fotografiar un monumento en honor a la victoria sovi¨¦tica sobre la Alemania nazi en la II Guerra Mundial. ¡°La gente sospechar¨¢ y llamar¨¢ a la polic¨ªa. Compr¨¦ndanlo, es una situaci¨®n muy tensa¡±, se justifica Koliushko. Efectivamente, al poco de llegar frente al monumento, varias personas se acercan, llaman discretamente y en cuesti¨®n de minutos aparece un todoterreno con soldados.
La principal atracci¨®n del monumento sovi¨¦tico de Yampil es un SU-152, legendario modelo de ca?¨®n autopropulsado utilizado en la II Guerra Mundial. El arma expuesta fue usada en una cruenta batalla que se desarroll¨® en el Dni¨¦ster. Bajo el ca?¨®n hay estelas que evocan ciudades rusas, bielorrusas y ucranias reconocidas como heroicas durante aquel conflicto. ¡°Esto es parte de nuestra historia, no puede cambiarse¡±, dice Koliushko. ?l naci¨® como ciudadano de la Uni¨®n Sovi¨¦tica y recuerda con orgullo que su abuelo combati¨® contra el nazismo. Y a?ade: ¡°Tengo familia en Rusia, y no saben lo que sucede aqu¨ª. Creen que es una operaci¨®n limitada a terroristas y fascistas, dicen¡±.
¡°El problema no lo tenemos con la ciudadan¨ªa de Transdni¨¦ster. De hecho, la mayor¨ªa de gente al otro lado procede de Ucrania¡±, afirma el alcalde de Yampil, Sergei Gadzhuk. Su despacho es amplio y moderno. Hay una televisi¨®n gigante que se mantiene encendida todo el d¨ªa emitiendo noticias de la contienda. ¡°Nuestros agricultores trabajan con el tractor a 100 metros de los suyos y la circulaci¨®n de uno al otro lado es constante¡±, dice el edil. Ahora, admite, la frontera est¨¢ cerrada.
En la sala de recepci¨®n de las dependencias del alcalde hay una monta?a de sacos de dormir donados por el Ej¨¦rcito polaco. En una de las estanter¨ªas hay un libro sobre la participaci¨®n de cientos de vecinos de Yampil en la invasi¨®n sovi¨¦tica de Afganist¨¢n (1979-1989). Desde el inicio del ataque ruso a Ucrania el pasado 24 de febrero han muerto dos ciudadanos del municipio en el frente y media docena han sido heridos en combate, seg¨²n confirman las autoridades locales.
En tiempos de guerra los rumores son una constante. En Vinnitsia m¨¢s de uno aseguraba que los cohetes que alcanzaron el aeropuerto procedieron de Transdni¨¦ster, pero desde el Ayuntamiento de Mohiliv-Podilskii aseguran que fueron disparados desde posiciones rusas en el mar Negro, a 400 kil¨®metros. Este viernes fueron interceptados sobre Vinnitsa tres misiles bal¨ªsticos. En esta ciudad se ubica el cuartel general del Ej¨¦rcito del Aire.
¡°Nuestros hermanos nos est¨¢n matando¡±
La responsable de relaciones internacionales del Consistorio de Mohiliv-Podilskii, Olha Sluzhaluik, explica que en su demarcaci¨®n hay otras dos bases militares ucranias. Sluzhaluik habla a este diario bajo las banderas de la Uni¨®n Europea y de Ucrania, izadas en el acceso al edificio del Gobierno municipal. En la puerta hay una orla con las fotos de una docena de ciudadanos fallecidos en 2014 y 2015 durante la guerra del Donb¨¢s contra las fuerzas separatistas prorrusas. Transdni¨¦ster no es algo que ahora le quite el sue?o a Sluzhaluik, aunque sabe que en el futuro s¨ª podr¨ªa ser: ¡°Nuestros servicios de inteligencia insisten en que para los rusos es crucial conectar con nuestros vecinos al otro lado del r¨ªo Dni¨¦ster¡±.
El sol luce anunciando la primavera y los vecinos de Mohiliv-Podilskii salen a pasear. Dos amigos, Ludmila Piadnikova y Alexandr, se han sentado en un banco frente a una escultura del escritor e icono nacional Taras Shevchenko. Ludmila, de 70 a?os, ha dejado la bolsa de la compra a sus pies. Era profesora de literatura rusa en el colegio n¨²mero 4 de Mohiliv-Podilskii, ahora reconvertido en centro de acogida para 4.000 desplazados por la guerra. Dice estar ¡°muy asustada¡± por la proximidad de su municipio con Transdni¨¦ster ¡ªa 50 kil¨®metros al oeste por el r¨ªo Dni¨¦ster¡ª, aunque resalta que por encima de todo siente ¡°desconcierto¡±: ¡°Soy incapaz de entender c¨®mo los que se supon¨ªa que eran nuestros hermanos nos est¨¢n matando¡±.
En Yampil, Koliushko escolt¨® a los periodistas de EL PA?S hasta la salida del municipio y se despidi¨® con dos palabras en castellano, ¡°no pasar¨¢n¡±, eco republicano de la Guerra Civil espa?ola: ¡°Qu¨¦ mundo m¨¢s extra?o; aqu¨ª me tiene, gritando esto contra los rusos¡±.
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