El populista M¨¦lenchon se afianza como el favorito de la izquierda francesa
La debilidad de socialistas y ecologistas propulsa al veterano exministro y le permite so?ar con pasar a la segunda vuelta
La meritocracia todav¨ªa cuenta en Francia, tambi¨¦n en la pol¨ªtica. La idea de que el trabajo duro y la perseverancia acaban teniendo premio es una verdad dif¨ªcil de rebatir en la campa?a para las elecciones presidenciales del 10 y el 24 de abril.
V¨¦ase el caso de Marine Le Pen, l¨ªder de la extrema derecha y candidata por tercera vez: despu¨¦s de que se haya dado repetidamente por finiquitada su carrera, ah¨ª est¨¢, en una s¨®lida segunda posici¨®n en los sondeos para la primera vuelta de este domingo y con posibilidades de disputarle la victoria al presidente, Emmanuel Macron, en la segunda vuelta, dos semanas despu¨¦s.
El otro caso hay que buscarlo en el otro extremo del tablero: Jean-Luc M¨¦lenchon, despu¨¦s de cinco a?os de traves¨ªa del desierto en los que sus ambiciones pol¨ªticas parecieron derrumbarse, vuelve a estar en el centro de la arena. A menos de una semana para la primera vuelta, M¨¦lenchon (T¨¢nger, 70 a?os) no deja de crecer. Su expectativa de voto se sit¨²a en torno al 15%, en tercera posici¨®n, por detr¨¢s de Le Pen y Macron.
M¨¦lenchon, candidato presidencial por tercera vez, disfruta de lo que los pol¨ªticos y expertos franceses llaman una ¡°din¨¢mica¡±. Se ha impuesto como el primero de la izquierda, por delante de los dos moderados, el ecologista Yannick Jadot y la socialista Anne Hidalgo. Ambos no se cansan de recordar la pasada complacencia de M¨¦lenchon con la Rusia de Vlad¨ªmir Putin o los riesgos que para Francia implican sus posiciones antiatlantistas o euroesc¨¦pticas. Tambi¨¦n le acusan, desde la izquierda, de ¡°islamo-izquierdismo¡±: una proximidad que estos cr¨ªticos juzgan excesiva con quienes, en nombre de la defensa de las minor¨ªas, defienden el uso del velo isl¨¢mico o denuncian una islamofobia sist¨¦mica en Francia.
M¨¦lenchon parece inmune a los ataques y ya sue?a con clasificarse para la segunda vuelta, a la que pasan los dos m¨¢s votados: en 2017 qued¨® muy cerca, con un 19,6%; ahora cree que podr¨ªa haber llegado su hora.
Un animal pol¨ªtico
El veterano pol¨ªtico, que fue ministro socialista con el Gobierno de Lionel Jospin antes de refundar la izquierda radical, recoge los frutos de a?os de trabajo. Los ha empleado en preparar el proyecto y tejer alianzas. Y estos d¨ªas se confirma como un animal pol¨ªtico que se crece en campa?a. Con un manejo de la oratoria cl¨¢sica y las referencias revolucionarias y literarias, galvaniza a sus fieles, que lo veneran como a un l¨ªder providencial. Al mismo tiempo, se beneficia del voto ¨²til. El argumento puede apelar incluso a aquellos votantes de izquierdas a quienes irrita su personalidad explosiva y polarizadora, pero que piensan que es la ¨²nica opci¨®n de tener a un izquierdista en la segunda vuelta.
¡°M¨¦lenchon ha logrado imponer un liderazgo y esto hace que su victoria sea posible¡±, dice por tel¨¦fono Samuel Grzybowski, uno de los fundadores de la llamada Primaria Popular, la iniciativa, finalmente fallida, para elegir por medio de una consulta en internet a un candidato de toda la izquierda. ¡°Es posible que pase a la segunda vuelta¡±, opina. ¡°Mucha gente dice en los sondeos que votar¨¢ a Hidalgo o a Jadot, pero a la hora de ir a las urnas preferir¨¢n el voto ¨²til, porque Jean-Luc M¨¦lenchon est¨¢ en posici¨®n de clasificarse¡±.
Grzybowski alude a continuaci¨®n a las presidenciales de 2002, cuando el l¨ªder ultra Jean-Marie Le Pen, padre de Marine, dio la sorpresa y lleg¨® a la segunda vuelta. ¡°Pienso que M¨¦lenchon puede hacer un 2002 a la inversa: es decir, ser la sorpresa que viene de la izquierda radical¡±, afirma. ?Y una vez en la segunda vuelta? ¡°Una segunda vuelta M¨¦lenchon-Macron¡±, responde, ¡°es algo totalmente in¨¦dito: nadie sabe c¨®mo ser¨¢, puede cambiar las reglas del juego. Puede despertar estratos dormidos de la sociedad, sobre todo entre los abstencionistas. Puede hacer dudar a una parte de la extrema derecha, que reconocer¨ªa en M¨¦lenchon a un personaje antisistema y anticapitalista¡±.
El ¨²ltimo sondeo de Ifop indica que, en una segunda vuelta entre Macron y M¨¦lenchon, el actual presidente derrotar¨ªa al candidato izquierdista con un 60% de votos frente a un 40%. Pero clasificarse para la segunda vuelta ya ser¨ªa un ¨¦xito para ¨¦l. Nunca la izquierda radical habr¨ªa llegado tan lejos. Significar¨ªa que la alternancia en Francia a las fuerzas moderadas ya no es la extrema derecha. Por ahora, es una hip¨®tesis: hace cinco a?os el candidato populista tambi¨¦n remont¨® en el tramo final y se qued¨® a las puertas de la segunda vuelta.
Mientras tanto, M¨¦lenchon recorre Francia con m¨ªtines multitudinarios como el del pasado domingo en Toulouse, ciudad simb¨®lica de la izquierda, en las tierras de Jean Jaur¨¨s, fundador del socialismo franc¨¦s, y patria de acogida de los republicanos espa?oles exiliados tras la Guerra Civil. El l¨ªder de la Uni¨®n Popular ¡ªel nombre de su candidatura¨D se postul¨® como la alternativa al ¡°desprecio de clase¡± que, seg¨²n ¨¦l, representa el centrista Macron, y el ¡°desprecio de raza¡± que atribuye a Le Pen o al otro candidato ultra, ?ric Zemmour.
En Toulouse, exhibi¨® una oratoria entre ¨¦pica y l¨ªrica que recuerda a los tribunos del siglo XIX, y que le lleva en unos minutos de formular propuestas concretas como la aprobaci¨®n de una nueva Constituci¨®n y la fundaci¨®n de la VI Rep¨²blica, a hablar de la contaminaci¨®n sonora y lum¨ªnica con las siguientes palabras: ¡°?Todo es pol¨ªtico! La noche. El silencio. La luz¡±.
Izquierdas irreconciliables
Para la izquierda moderada, Jean-Luc Mélenchon plantea un problema casi filosófico, lo que el ex primer ministro Manuel Valls llamaba "las dos izquierdas irreconciliables". Algunos, en este campo, se sienten más cerca del centrismo de Emmanuel Macron que del populismo de izquierdas de un candidato que hasta hace poco consideraba obsoleta la palabra "izquierda". "Hay que dejarla en barbecho”, dijo en una entrevista con EL PAÍS en 2019. “Hablo de la palabra, no de la idea. Soy un hombre de izquierdas. He pasado mi vida en la izquierda. No voy a cambiar ahora. Pero la palabra ya no la entiende nadie”, dijo.
El carácter explosivo de Mélenchon es otro de sus puntos débiles. El momento más complicado del último quinquenio fue para él el juicio por el que en 2019 acabó condenado a tres meses de prisión y a una multa de 8.000 euros por rebelión e intimidación a la autoridad pública. En octubre de 2018, durante un registro de la sede de su partido, se encaró con los agentes policiales y el fiscal y les grito: "¡La República soy yo!". No tuvo que ingresar en prisión, pero la escena y el juicio abollaron su imagen.
Otra crítica, desde la izquierda y desde el macronismo es que, en la segunda vuelta de las presidenciales de 2017, Mélenchon no pidiese explícitamente el voto para Macron, que se enfrentaba a Marine Le Pen. La consigna a sus votantes fue: "Ni un voto para la extrema derecha". Pero no: "Votad Macron". Ahora se ha indicado que, si se repite la final Macron-Le Pen, abrirá una consulta entre las 310.000 personas que se ha registrado como simpatizantes suyos en internet. "En la misma noche de la primera vuelta les plantearemos qué hacemos en la segunda, pero será fácil porque tengo muchas probabilidades de clasificarme", ha declarado al diario Le Télegramme.
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