Filipinas elige nuevo presidente con el heredero del clan del dictador Marcos como favorito
Rodrigo Duterte cierra un mandato marcado por el autoritarismo. Su hija aspira a la vicepresidencia en la lista que encabeza los sondeos
Filipinas, una de las democracias m¨¢s antiguas de Asia, acude este lunes a las urnas para elegir al sucesor del presidente Rodrigo Duterte, a quien la Constituci¨®n impide revalidar su mandato. Unos 67 millones y medio de 100 millones de filipinos est¨¢n llamados a decidir entre diez candidatos, entre los que emerge un claro favorito, con un 57% de intenci¨®n de voto, seg¨²n la ¨²ltima encuesta de Pulse Asia: Ferdinand Bongbong Marcos J¨²nior, de 64 a?os, hijo del dictador del mismo nombre. Le sigue, con un 23% de apoyos, la actual vicepresidenta, Leni Robredo. Ambos llegan a la cita electoral tras una campa?a marcada por la polarizaci¨®n, la desinformaci¨®n y el revisionismo nost¨¢lgico de una dictadura que Marcos presenta como una supuesta edad de oro. La popularidad del favorito ha crecido tambi¨¦n gracias a su alianza con la hija del presidente saliente, Sara Duterte-Carpio, que concurre con ¨¦l a las urnas como aspirante a la vicepresidencia.
Este discurso nost¨¢lgico de la autocracia ha calado en parte del electorado m¨¢s nost¨¢lgico y entre muchos j¨®venes que no hab¨ªan nacido durante el r¨¦gimen de Marcos. En contraposici¨®n a estas ideas revisionistas ancladas en el pasado, Robredo, abogada y economista de 57 a?os, representa a ojos de numerosos analistas la renovaci¨®n con sus promesas de un Gobierno ¡°honesto¡± y ¡°limpio de corrupci¨®n¡±, centrado en mejorar el bienestar social y con el foco puesto en la educaci¨®n, la sanidad, la pobreza y la promoci¨®n de la igualdad.
Como vicepresidenta, Robredo se enemist¨® enseguida con Duterte por oponerse a su sangrienta ¡°guerra antidrogas¡± y ha destacado especialmente por tomar las riendas de la respuesta ante la pandemia, tras criticar la falta de iniciativa del presidente. Al contrario que Marcos J¨²nior ¡ªquien ha evitado acudir a debates electorales y someterse a entrevistas que pudiesen poner en duda su narrativa sobre la dictadura de su padre, en los 70 y 80¡ª, Robredo ha ganado apoyos con sus frecuentes apariciones en televisi¨®n y sus multitudinarias y coloridas concentraciones en las calles.
Otros aspirantes a la jefatura del Estado, sin opciones reales de ser elegidos, son la estrella del boxeo Manny Pacquiao y el actor y alcalde de Manila Francisco Domagoso, tercero y cuarto respectivamente, seg¨²n las previsiones.
El analista pol¨ªtico filipino Julius Trajano considera que, pese a la amplia diferencia entre estos dos candidatos que reflejan las encuestas, el duelo est¨¢ mucho m¨¢s re?ido de lo que parece y que Robredo contin¨²a con opciones: ¡°Estadistas coinciden en que las metodolog¨ªas tradicionales est¨¢n sesgadas y favorecen a una clase econ¨®mica y social concreta, porque es de la que se toman m¨¢s ejemplos. Hay indicadores que se?alan que la brecha no es tan amplia¡±. Robredo se impuso en las elecciones a la vicepresidencia de 2016 precisamente a Marcos J¨²nior., despu¨¦s de ir a la zaga en los sondeos tambi¨¦n en aquella ocasi¨®n.
¡°Es la primera vez que en Filipinas la gente de a pie se vuelca tanto a favor de un candidato¡±, afirma Trajano. ¡°Dos millones de voluntarios est¨¢n yendo puerta por puerta con el fin de parar la campa?a de desinformaci¨®n lanzada contra Robredo en redes sociales, y cientos de miles de personas acuden a sus m¨ªtines¡±, explica este investigador, quien compara su ¡°revoluci¨®n rosa¡± ¨Cpor el color que han elegido durante sus apariciones¨C con la revoluci¨®n amarilla que depuso a Marcos en 1986.
Campa?a de desinformaci¨®n
Robredo ha sido blanco de una enorme campa?a de desprestigio a trav¨¦s de Internet, en la que se ha cuestionado su inteligencia y capacidades, se la ha acusado de tener varios amantes y se la ha vinculado con grupos terroristas. Tambi¨¦n hay quienes alegan que su victoria podr¨ªa suponer el regreso a una fuerte influencia estadounidense tanto en pol¨ªtica exterior como interior, lo que har¨ªa enfurecer a China, principal socio comercial de Filipinas. A pesar de que la reputaci¨®n del gigante asi¨¢tico no es especialmente buena entre los filipinos, el ¨²ltimo lustro se ha caracterizado por un giro de Manila hacia Pek¨ªn, donde Duterte encontr¨® un potencial aliado con capacidad para ayudar al desarrollo del pa¨ªs.
La desinformaci¨®n que ha caracterizado la campa?a ha tenido otro discurso predominante: el dirigido a borrar en la memoria de los filipinos los horrores de la dictadura y aquel 25 de febrero de 1986 en el que el dictador Ferdinand Marcos y su familia huyeron a Haw¨¢i (Estados Unidos) dejando al pa¨ªs sumido en una profunda crisis econ¨®mica, tras haber saqueado entre 5.000 y 10.000 millones de d¨®lares de las arcas p¨²blicas. Algunos cr¨ªticos opinan que la falta de debate acerca de la historia reciente de Filipinas en las escuelas del pa¨ªs est¨¢ permitiendo un lavado de imagen de la dictadura de Marcos: en redes sociales circulan v¨ªdeos en los que se cuenta que fue un periodo en el que la econom¨ªa floreci¨®, se desarrollaron las infraestructuras y la naci¨®n respiraba paz y estabilidad, un discurso que obvia tambi¨¦n los 3.257 asesinatos extrajudiciales, los 35.000 casos de tortura y los 70.000 arrestos arbitrarios cometidos en las dos d¨¦cadas que dur¨® la dictadura, de acuerdo con Amnist¨ªa Internacional.
Junto a esta exitosa estrategia revisionista, la otra gran baza de Marcos en la campa?a ha sido su alianza con la popular Sara Duterte-Carpio. La hija del pol¨¦mico dirigente que ha gobernado el pa¨ªs con m¨¦todos m¨¢s que cuestionables durante los ¨²ltimos seis a?os encabezaba el pasado verano todas las encuestas ante los rumores sobre su intenci¨®n de convertirse en la sucesora de Rodrigo Duterte, quien contin¨²a gozando de prestigio pese a haber asumido personalmente la responsabilidad por los cr¨ªmenes de la llamada guerra contra las drogas. El mandatario saliente incluso ha confesado haber matado con sus propias manos a varios supuestos narcotraficantes.
El t¨¢ndem Marcos-Duterte ha reforzado el apoyo del favorito en estas elecciones en el sur, su punto d¨¦bil hist¨®ricamente y basti¨®n de los Duterte. Organizaciones pro derechos humanos, analistas internacionales e incluso algunos l¨ªderes religiosos alertan de que la asociaci¨®n de dos de los clanes pol¨ªticos m¨¢s poderosos de Filipinas podr¨ªa terminar de socavar los cimientos democr¨¢ticos del pa¨ªs y agravar el recorte de libertades que se ha producido durante la legislatura del actual presidente. El Tribunal Penal Internacional autoriz¨® en septiembre una investigaci¨®n por los posibles cr¨ªmenes contra la humanidad?cometidos durante su guerra contra las drogas, en la que Human Rights Watch denuncia la muerte de hasta 30.000 personas, incluidos ni?os.
¡°El legado de Duterte es una dolorosa lecci¨®n para los filipinos: no se debe creer nunca a un pol¨ªtico populista, especialmente si su soluci¨®n es ¡®matar, matar, matar¡¯. Hay que poner fin al liderazgo basado en la imagen del macho man, mis¨®gino, sin ning¨²n respeto por los derechos humanos¡±, condena el analista Trajano. ¡°Es hora de que Filipinas tenga a su tercera presidenta y que opte por la v¨ªa progresista¡±, apuntilla.
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