Erdogan, el socio m¨¢s inc¨®modo para la OTAN
El veto de Turqu¨ªa a Suecia y Finlandia despierta recelos en Estados Unidos y la UE, mientras que Ankara achaca a sus aliados falta de comprensi¨®n con sus necesidades de seguridad
Si hubiera que definir la relaci¨®n entre Turqu¨ªa y la OTAN con un estado de Facebook, sostiene el analista Bruno L¨¦t¨¦, habr¨ªa que optar por ¡°Es complicado¡±. El empeoramiento en los ¨²ltimos a?os de los v¨ªnculos entre el pa¨ªs euroasi¨¢tico y el resto de miembros de la Alianza Atl¨¢ntica se debe a un incremento de la desconfianza por ambas partes. Pesan, por un lado, el apoyo de Estados Unidos y varios pa¨ªses europeos a grupos considerados por Ankara como terroristas o lo que Turqu¨ªa ve como un alineamiento a favor de Grecia en el Mediterr¨¢neo oriental. Por el otro, una posici¨®n turca respecto a Rusia percibida como ambigua o las invectivas del presidente Recep Tayyip Erdogan contra gobernantes de pa¨ªses aliados.
En Bruselas, sede de la OTAN, han resurgido los debates a ra¨ªz del veto turco a la adhesi¨®n de Suecia y Finlandia, explica este experto en seguridad y defensa del think tank German Marshall Fund. ¡°Turqu¨ªa ha sido un gran aliado en el conflicto en Ucrania. Ha sido muy activa en su apoyo a Ucrania y comparte el inter¨¦s de la Alianza de que el mar Negro no se convierta en un lago ruso. Sin embargo, en la cuesti¨®n de la entrada de Finlandia y Suecia a la OTAN, Turqu¨ªa est¨¢ sola, porque es algo que el resto de aliados han acogido positivamente¡±, afirma. ¡°Y esto ha hecho resurgir debates que no son nuevos, pero que han vuelto a tomar fuerza: ?Es Turqu¨ªa un puente o un muro para la Alianza?¡±, a?ade.
Ha habido incluso congresistas, altos cargos p¨²blicos retirados y columnistas ¡ªfundamentalmente en Estados Unidos¡ª que han pedido en repetidas ocasiones desde 2016 echar a Turqu¨ªa de la OTAN, si bien los tratados de la Alianza no incluyen ninguna cl¨¢usula que prevea la expulsi¨®n de sus miembros o c¨®mo llevarla a cabo.
Cuando EL PA?S pregunt¨® por este debate a Ibrahim Kalin, asesor principal del presidente turco, este solt¨® una risa hastiada, mientras lamentaba la ¡°tergiversaci¨®n¡± de la situaci¨®n y de los dobles est¨¢ndares que se aplican a su pa¨ªs. ¡°No hemos sido nosotros quienes han cuestionado la validez de la OTAN, como s¨ª han hecho otros l¨ªderes [en referencia al franc¨¦s Emmanuel Macron]¡±, se quej¨® Kalin, para mencionar acto seguido el caso de Grecia: ¡±Bloque¨® durante 11 a?os la entrada de Macedonia del Norte a la OTAN, no por una disputa territorial o por un problema de terrorismo, sino por un problema con el nombre del pa¨ªs. ?Dijo alguien que Grecia no es un miembro leal de la Alianza o que estaba debilitando a la OTAN?¡±, se pregunt¨® la mano derecha de Erdogan.
Turqu¨ªa cree, sinceramente, que sus socios le est¨¢n fallando. Bruselas opina, tambi¨¦n sinceramente, que Turqu¨ªa juega conscientemente a la ambig¨¹edad. Ambas partes tienen sobradas razones para mantener sus posiciones, y resulta dif¨ªcil expurgar lo que es factual de lo que son meras impresiones subjetivas.
Tender puentes con Putin
En el caso de Rusia, muchos gobiernos europeos ven con preocupaci¨®n c¨®mo el presidente Erdogan parece sentirse mucho m¨¢s c¨®modo tratando con el presidente Vlad¨ªmir Putin que con los l¨ªderes de pa¨ªses aliados, a quienes habitualmente ataca verbalmente. Tambi¨¦n observan con recelos que haya comprado un sistema de misiles S-400 rusos ¡ªe insista en adquirir un segundo¡ª pese a las advertencias de la incompatibilidad con los mecanismos defensivos de la Alianza. Y que se niegue a aplicar sanciones a Rusia, algo que s¨ª han hecho el resto de miembros de la OTAN, y haya dado la bienvenida al dinero ruso. Ankara alega que no puede romper los puentes con Mosc¨² para mantener abierta la posibilidad de negociar. Fuentes diplom¨¢ticas ucranias aseguran comprender la posici¨®n de Turqu¨ªa.
En el lado contrario, escuece especialmente el apoyo dado por Estados Unidos a las milicias kurdo-sirias YPG, estrechamente ligadas al grupo armado kurdo PKK, que atenta contra Turqu¨ªa y que Washington considera un grupo terrorista. Pese a que la Uni¨®n Europea comparte esta definici¨®n, en varias capitales del continente se ven manifestaciones de apoyo al PKK y sus militantes recaudan fondos: seg¨²n el espionaje alem¨¢n, entre 13 y 25 millones de euros anuales solo en Alemania. Pero es igualmente cierto que Turqu¨ªa utiliza la etiqueta de terrorista a la ligera y que entre los individuos de los que ha solicitado la extradici¨®n hay escritores, pol¨ªticos y periodistas que en ning¨²n tribunal europeo podr¨ªan ser condenados por los delitos que les imputan en su pa¨ªs. Y que Turqu¨ªa ha deso¨ªdo las sentencias del Tribunal Europeo de Derechos Humanos que le obligan a liberar a acusados de terrorismo como Selahattin Demirtas, exl¨ªder del principal partido pol¨ªtico prokurdo de Turqu¨ªa, porque no se hab¨ªan respetado sus derechos.
En la propia sociedad turca hay una creciente desconfianza hacia la OTAN y Estados Unidos, que entronca ¡ªcomo en otras partes del sur de Europa¡ª con ra¨ªces hist¨®ricas (como el apoyo de Washington a los golpes de Estado del siglo pasado), pero tambi¨¦n con el desarrollo de los conflictos en la regi¨®n durante las ¨²ltimas dos d¨¦cadas. M¨¢s grave es, quiz¨¢s, que esta desconfianza lleva tiempo prendiendo con cierta fuerza en el estamento castrense, el que fuera el baluarte atlantista de Turqu¨ªa, y entre cuyos oficiales han germinado ideas favorables al eurasianismo (que busca alianzas con China y Rusia). ¡°Turqu¨ªa y la OTAN se necesitan mutuamente y tienen intereses comunes, pero en varios aspectos, especialmente en lo que toca a Oriente Pr¨®ximo, sus intereses difieren¡±, mantiene el analista L¨¦t¨¦.
La reconciliaci¨®n tiene que pasar necesariamente, sostiene el analista turco de defensa ?mer ?zkizilcik, por un cambio de la pol¨ªtica estadounidense en el norte de Siria: ¡°Trabajando con kurdo-sirios que no est¨¦n afiliados al PKK y con las tribus ¨¢rabes, actores que podr¨ªan ser aceptables para Turqu¨ªa y para los miembros de la OTAN¡±. La cuesti¨®n, ejemplifica, es que ¡°si hay un debate en la televisi¨®n turca entre un analista favorable a la OTAN y otro eurasianista, y este ¨²ltimo menciona el apoyo estadounidense a [las milicias kurdo-sirias del] YPG, el debate se termina. Lo gana el eurasianista. Y esto influye en la opini¨®n p¨²blica¡±.
Hay quienes no consideran posible ajustar los intereses de ambos lados. El analista Aaron Stein advierte de que, incluso si se soluciona la cuesti¨®n de Suecia y Finlandia, ¡°las diferencias entre Turqu¨ªa y la OTAN persistir¨¢n¡±. ¡°El mejor camino para Estados Unidos y Europa es admitir que las relaciones con Ankara son transaccionales y movidas por los intereses de cada cual y que requieren un esfuerzo de gesti¨®n constante¡±, escribe en la web especializada War on the Rocks.
En cambio, otros, como el exembajador turco Namik Tan, critican que esta forma de negociar del Gobierno de Erdogan, incluso teniendo raz¨®n en sus exigencias, mina la credibilidad de Turqu¨ªa. ¡°Ser parte de la infraestructura pol¨ªtica, econ¨®mica y social de Occidente refuerza a Turqu¨ªa sustancialmente. Y por ello es de gran importancia para nuestros intereses nacionales actuar en armon¨ªa con los aliados y seguir contribuyendo a la Alianza¡±, escribe en el medio digital Yetkin Report. ¡°Si olvidamos esto, no podremos ser considerados un aliado predecible, responsable y fiable¡±, concluye el diplom¨¢tico.
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