Los abusos a refugiados en Ruanda, la ¡®Suiza africana¡¯ a la que el Reino Unido quiere enviar demandantes de asilo
El pa¨ªs disfruta de una imagen positiva que esconde un terrible reverso de violaciones de derechos humanos
Hab¨ªan llegado a Ruanda buscando protecci¨®n desde la vecina Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, pero lo que hallaron el 22 de febrero de 2018 fue la muerte a manos de la polic¨ªa ruandesa. Seg¨²n Human Rights Watch (HRW), 12 refugiados congole?os fueron abatidos a tiros ese d¨ªa mientras se manifestaban ante la sede del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en Karongi, en el oeste del pa¨ªs. Los refugiados protestaban desarmados ¡ªseg¨²n los testigos¡ª porque la ONU preve¨ªa reducir las raciones de comida que les distribu¨ªa. Al d¨ªa siguiente, un comunicado de la polic¨ªa ruandesa...
Hab¨ªan llegado a Ruanda buscando protecci¨®n desde la vecina Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, pero lo que hallaron el 22 de febrero de 2018 fue la muerte a manos de la polic¨ªa ruandesa. Seg¨²n Human Rights Watch (HRW), 12 refugiados congole?os fueron abatidos a tiros ese d¨ªa mientras se manifestaban ante la sede del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en Karongi, en el oeste del pa¨ªs. Los refugiados protestaban desarmados ¡ªseg¨²n los testigos¡ª porque la ONU preve¨ªa reducir las raciones de comida que les distribu¨ªa. Al d¨ªa siguiente, un comunicado de la polic¨ªa ruandesa reconoc¨ªa cinco muertos y 20 heridos. Un portavoz policial precis¨® luego que los refugiados ¡°estaban advertidos¡±.
Ninguno de los agentes que ese d¨ªa apret¨® el gatillo ha pagado por ello. Por lo sucedido aquel d¨ªa en el pa¨ªs al que el Reino Unido iba a enviar este martes a un primer grupo de solicitantes de asilo (el Tribunal Europeo de Derechos Humanos lo bloque¨® a ¨²ltima hora), los ¨²nicos que han pagado han sido los refugiados. En 2019, Amnist¨ªa Internacional y HRW elevaron a 60 y 63, respectivamente, los asilados condenados a entre varios meses y 15 a?os de c¨¢rcel por participar en esa manifestaci¨®n.
A Victoire Ingabire, de 53 a?os, la llaman la Mandela ruandesa. En 2010, tras anunciar su candidatura a una presidencia que lleva desde 2000 en manos de Paul Kagame, la presidenta del partido Desarrollo y Libertad para Todos (DALFA-Umirinzi), acab¨® en la c¨¢rcel, donde permaneci¨® ocho a?os. Por tel¨¦fono desde Kigali, esta opositora opina que las muertes de los 12 congole?os en 2018 son ¡°un ejemplo¡± del trato real que Ruanda podr¨ªa dispensar a otros refugiados. ¡°?Un Gobierno que mat¨® a tiros a personas que ped¨ªan comida va a respetar los derechos de otros refugiados?¡±, se pregunta. Si los refugiados no est¨¢n satisfechos, ¡°ni siquiera van a poder manifestarse¡±, sostiene.
El trato dispensado a esos refugiados parece estar a a?os luz de lo que el Gobierno ruand¨¦s describi¨® este martes en una rueda de prensa, retransmitida en directo desde Kigali, con relaci¨®n a los que entonces se preve¨ªa que aterrizasen un d¨ªa m¨¢s tarde desde el Reino Unido. En ella, tres portavoces ofrecieron un retrato id¨ªlico de lo que les aguardaba en Ruanda. Estas personas ¡°no estar¨¢n encerradas en centros de detenci¨®n¡±, se les facilitar¨¢ asistencia legal y traducci¨®n a su llegada y se les permitir¨¢ trabajar. Sus derechos ¡°ser¨¢n respetados¡±, Ruanda no acoger¨¢ a menores no acompa?ados y si la solicitud de protecci¨®n internacional de los aspirantes se les deniega, se les ofrecer¨¢ ¡°una alternativa para que residan legalmente en el pa¨ªs¡±. Si deciden partir, se respetar¨¢ su ¡°libertad de movimiento¡± y se les ayudar¨¢ para que lo hagan. ¡°El objetivo¡±, precis¨® una de las portavoces, ¡°es integrarlos en la sociedad ruandesa, no mandarlos fuera¡±. ¡°Nosotros no consideramos que vivir en Ruanda sea un castigo¡±, afirm¨® otra de las portavoces en tono amable, profesional, casi dolido, en alusi¨®n al esc¨¢ndalo suscitado por este proyecto en las organizaciones humanitarias y parte de la sociedad brit¨¢nica, incluida la Iglesia anglicana.
Cuando los 60 refugiados congole?os fueron detenidos por manifestarse en 2018, uno de los cargos por los que acabaron en prisi¨®n fue el de haber perjudicado ¡°la imagen internacional de Ruanda¡±. En los casi 30 a?os transcurridos desde 1994, cuando Ruanda vivi¨® un genocidio en el que 800.000 tutsis y hutus moderados fueron asesinados por fan¨¢ticos hutus, el cambio de imagen propiciado por el pa¨ªs se ha convertido en una baza exitosa de su pol¨ªtica exterior.
Pese a que las organizaciones de derechos humanos deploran el autoritarismo del r¨¦gimen del presidente Paul Kagame, Ruanda ha logrado presentarse a ojos de Occidente como la encarnaci¨®n de un milagro. La realizaci¨®n de la utop¨ªa de que un pa¨ªs otrora presa de una violencia atroz creciera un 7% anual durante la pasada d¨¦cada y redujera la pobreza del 77% de la poblaci¨®n en 2001 al 55% en 2017, seg¨²n datos oficiales ruandeses que evaluaciones independientes ¡ªcomo una efectuada por el Financial Times en 2019¡ª han puesto en duda. Ruanda es un pa¨ªs peque?o, densamente poblado por 13 millones de almas y sin salida al mar; con pocos recursos naturales, pero lleno de verdes colinas donde pacen vacas frisonas. Las distancias son abismales, pero la comparaci¨®n acu?ada por los admiradores del r¨¦gimen ruand¨¦s era casi obvia: la Suiza de ?frica.
Esta comparaci¨®n halagadora oculta un reverso terrible: el del historial de ejecuciones extrajudiciales, muertes bajo custodia, detenciones ilegales, desapariciones forzadas, torturas y juicios sin garant¨ªas, especialmente de opositores, entre otros atropellos de los derechos humanos de los que el propio Reino Unido ha dejado constancia en el pasado. En enero de 2021, durante el examen peri¨®dico del pa¨ªs en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, Londres inst¨® a Kigali a investigar y procesar a los autores de algunos de estos abusos. El texto precisaba incluso que, en los centros de tr¨¢nsito para migrantes del Gobierno ruand¨¦s, pod¨ªa haber retenidas v¨ªctimas de trata. En mayo, una vez firmado el pacto, el Ejecutivo de Boris Johnson divulg¨® una nueva evaluaci¨®n sobre Ruanda en la que se?alaba que no hab¨ªa ¡°razones de peso¡± para temer que los refugiados sean maltratados.
A la c¨¢rcel por un libro
Entre octubre de 2018 y septiembre de 2019, Ingabire asegura haber perdido a cuatro de sus colaboradores ¡°asesinados o desaparecidos¡±. Nueve miembros de su partido est¨¢n encarcelados por haber le¨ªdo un libro titulado C¨®mo hacer la revoluci¨®n ¡ª¡°sin violencia¡±, puntualiza la opositora¡ª. Se les acus¨® de haber intentado derrocar a Kagame. El presidente ruand¨¦s fue reelegido en 2017 con el 98,63% de los votos. En 2018, la financiaci¨®n del Banco Mundial a Ruanda se duplic¨®: 521 millones de euros.
?Por qu¨¦ Occidente parece obviar en el caso de Ruanda unos abusos similares a los que a otros pa¨ªses les valen el oprobio? Ingabire cree que la reputaci¨®n de Kagame de haber detenido el genocidio y el ¡°sentimiento de culpa de la comunidad internacional por no haber hecho nada¡± explican lo que llama el ¡°cheque en blanco¡± al presidente ruand¨¦s. Para el abogado Jordi Palou, el acuerdo migratorio entre Ruanda y el Reino Unido obedece en realidad a alg¨²n tipo de ¡°contraprestaci¨®n¡± entre los dos Estados, m¨¢s all¨¢ de los 144 millones de euros de ayudas brit¨¢nicas que prev¨¦ el texto. Este letrado represent¨® a v¨ªctimas espa?olas, congole?as y ruandesas en una querella de 2005 por genocidio ante la Audiencia Nacional, que emiti¨® ¨®rdenes de detenci¨®n contra 40 altos cargos del partido de Kagame, el Frente Patri¨®tico Ruand¨¦s.
Los v¨ªnculos del Reino Unido con el pa¨ªs africano abarcan distintos ¨¢mbitos. Ruanda, receptor de cooperaci¨®n brit¨¢nica ¡ª957 millones de euros entre 2000 y 2019, seg¨²n datos del Reino Unido¡ª patrocina desde 2018 un equipo de f¨²tbol de ese pa¨ªs, el Arsenal, del que Kagame es hincha. El ex primer ministro Tony Blair trabaja para Kigali como consultor, mientras que el diputado conservador Andrew Mitchell, presidente del Grupo Parlamentario de Amigos de Ruanda, asesora al banco SouthBridge, cuyo fundador es Donald Kaberuka, exministro de Finanzas ruand¨¦s. En 2015, cuando el jefe de los servicios secretos de Kigali, Karenzi Karake, fue detenido en Londres a petici¨®n de la Audiencia Nacional ¡ªluego fue liberado¡ª entre sus abogados figuraba Cherie Blair, la esposa del expremier.
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