La guerra de Putin deshace las alianzas tradicionales dentro de la UE
Los socios comunitarios se reagrupan por posiciones pol¨ªticas m¨¢s que geogr¨¢ficas, un ajuste que abre espacio para ganar peso a pa¨ªses como Espa?a o Italia
La invasi¨®n rusa de Ucrania ha sacudido las tradicionales alianzas dentro de la Uni¨®n Europea y los socios est¨¢n forjando lazos que van m¨¢s all¨¢ de la habitual divisi¨®n geogr¨¢fica norte-sur y este-oeste. Los 27 han logrado mantener la unidad frente a Rusia y aprobar hasta seis bater¨ªas de sanciones contra el r¨¦gimen del presidente ruso, Vlad¨ªmir Putin. El cambio de era que marca el conflicto ha llevado a una reconfiguraci¨®n de las posiciones de cada socio, que han empezado a alinearse en relaci¨®n con el grado de dureza hacia Mosc¨² y el alcance del apoyo al presidente ucranio, Volod¨ªmir Zelenski. Los expertos creen que algunas de las coaliciones m¨¢s s¨®lidas hasta ahora han sufrido da?os casi irreparables con la guerra de Putin. Y auguran una Uni¨®n con alianzas m¨¢s coyunturales e inestables.
El grupo m¨¢s da?ado es el poderoso y hasta hace poco euroesc¨¦ptico bloque de Visegrado (Polonia, Hungr¨ªa, Rep¨²blica checa y Eslovaquia), tensionado hasta el punto de la ruptura por el resquemor del Gobierno polaco hacia un primer ministro h¨²ngaro, Viktor Orb¨¢n, muy ligado a Putin. Tambi¨¦n est¨¢ en entredicho, al menos temporalmente, el llamado tri¨¢ngulo de Weimar (Berl¨ªn, Par¨ªs y Varsovia) por el empe?o franco-alem¨¢n en brindar una salida digna a Putin si pone fin a la guerra.
Y entre los socios fundadores (Alemania, Francia, Italia y el Benelux) se aprecian claras diferencias en los temas m¨¢s espinosos del momento, como el alineamiento con unos EE UU muy beligerantes contra Putin, la conveniencia o no de prolongar la guerra hasta el hundimiento de Rusia o el reconocimiento de la candidatura de Ucrania para la adhesi¨®n a la UE.
¡°Creo que en los pr¨®ximos meses y a?os veremos cada vez m¨¢s y m¨¢s unas alianzas construidas para cada tema, a medida que se aprende a vivir con realidades y tensiones dentro de una uni¨®n expandida¡±, pronostica Susi Dennison, directora del programa European Power en el centro de estudios European Council on Foreign Relations (ECFR).
¡°La guerra en Ucrania abre, al mismo tiempo, un momento nacionalista y uno europe¨ªsta. La agresi¨®n rusa fuerza a pa¨ªses como Polonia a redescubrir la importancia de la UE, pero, a la vez, los gobiernos se van a preocupar de defender sus intereses nacionales¡±, a?ade el polit¨®logo b¨²lgaro Ivan Krastev, presidente del Centro de Estrategias Liberales.
Los Veintisiete han logrado mantener la unidad frente a Rusia y aprobar hasta seis bater¨ªas de sanciones contra el r¨¦gimen del presidente ruso, Vlad¨ªmir Putin. Pero Dennison cree que la unidad mostrada por la UE frente a Rusia podr¨ªa empezar a resquebrajarse por el efecto bumer¨¢n de las sanciones, sobre todo las energ¨¦ticas, en las econom¨ªas europeas. ¡°No se trata solo de la divisi¨®n provocada por los precios de la energ¨ªa o los refugiados, sino de una brecha mayor entre quienes quieren la paz tan pronto como sea posible y quienes quieren ver a Rusia derrotada¡±, apunta la investigadora del ECFR.
Cada conversaci¨®n telef¨®nica entre el presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, y Vlad¨ªmir Putin, provoca airadas protestas de Polonia y los pa¨ªses b¨¢lticos, que acusan a Par¨ªs de connivencia con el Kremlin. Y el canciller alem¨¢n, Olaf Scholz, tambi¨¦n se encuentra en el punto de mira de quienes descartan cualquier entendimiento con Mosc¨² mientras siga en el poder el r¨¦gimen actual.
¡°Si no mantenemos la presi¨®n sobre Rusia, no se podr¨¢ garantizar la seguridad en Europa¡±, ha defendido el primer ministro de Letonia, Krisjanis Karins, durante una entrevista con EL PA?S. El let¨®n, como el resto del bloque m¨¢s duro, cree que ¡°¨²nicamente se puede alcanzar la paz a trav¨¦s de la victoria¡± de Ucrania sobre Rusia. Dennison avisa de que ¡°si en la primera fase de la guerra vimos una Europa unida con los socios del Este, en la siguiente fase podr¨ªamos ver una Europa a la que le cuesta mantenerse unida, con Polonia y los pa¨ªses del Este aislados¡±.
Las fisuras dentro del club no parecen ya seguir un patr¨®n tanto geogr¨¢fico como ideol¨®gico. La Hungr¨ªa de Viktor Orb¨¢n se perfila como condenada al ostracismo incluso entre sus antiguos pares, sobre todo, tras los cambios de gobierno en Rep¨²blica Checa y Eslovaquia. ¡°Este grupo est¨¢ muy enfermo o roto. Hungr¨ªa se ha convertido en un pa¨ªs t¨®xico. Eslovaquia tiene muy buena imagen y el nuevo gobierno de la Rep¨²blica Checa busca recuperarla¡±, analizan en Bruselas fuentes comunitarias muy al tanto de lo que sucede en estos cuatro pa¨ªses. Casi la misma expresi¨®n utiliza desde Sof¨ªa Krastev: ¡°Ya no hay V4 [en referencia al cuarteto]. Hay V2 m¨¢s uno, m¨¢s uno. Hungr¨ªa es t¨®xica para Eslovaquia y Rep¨²blica Checa. A Polonia no le gusta la pol¨ªtica de Orb¨¢n con Rusia, pero ellos todav¨ªa son aliados en la confrontaci¨®n con Bruselas¡±.
La orientaci¨®n m¨¢s europe¨ªsta de Praga y Bratislava, sumada al claro choque entre Varsovia y Budapest en torno a la relaci¨®n con Rusia, han desarbolado al grupo de Visegrado. Todav¨ªa existe formalmente. Fuentes diplom¨¢ticas eslovacas asumen t¨¢citamente las grandes diferencias en el tema que ahora galvaniza casi toda la actividad de la UE, la guerra de Putin, pero subrayan que todav¨ªa hay intereses comunes en el cuarteto por los que les conviene trabajar juntos: infraestructuras, transportes y migraci¨®n.
Las diferencias tambi¨¦n son evidentes, aunque no tan profundas, en otros grupos. En el Benelux, por ejemplo, B¨¦lgica y Luxemburgo se han mostrado entusiastas con la candidatura de Ucrania para su ingreso en la UE, mientras que Holanda solo la acepta a rega?adientes y siempre que est¨¦ plagada de condiciones. El eje franco-alem¨¢n tampoco vive su mejor momento, con Scholz y Macron buscando recuperar la sinton¨ªa que se hab¨ªa logrado durante los ¨²ltimos a?os de Angela Merkel en la Canciller¨ªa.
Los analistas creen que todos estos reajustes brindan la oportunidad a otros socios de ganar peso y de buscar alianzas pragm¨¢ticas en ¨¢reas muy concretas. Dennison opina, por ejemplo, que ¡°Espa?a puede jugar un papel crucial en ayudar a Europa a avanzar hacia una definici¨®n m¨¢s amplia de la seguridad energ¨¦tica, incorporando las fuentes limpias¡±. La investigadora se?ala que Espa?a puede ejercer como poder en una transici¨®n energ¨¦tica que ¡°ser¨¢ absolutamente vital para preservar la actuaci¨®n en el campo clim¨¢tico y para poder mantener una postura firme frente a Rusia a medida que se reduce la dependencia de ella¡±.
Para Krastev, el debilitamiento del eje franco-alem¨¢n y el aumento del protagonismo de los pa¨ªses del Este, da una oportunidad a pa¨ªses como Italia y Espa?a de desempe?ar un papel importante.
El primero, desde luego, ya lo est¨¢ jugando o, al menos, intent¨¢ndolo. El primer ministro italiano, Mario Draghi, aprovecha todo su prestigio para aumentar el papel de su pa¨ªs. La foto de la semana pasada en la que fue a Kiev con Macron y Scholz es muy potente. Habr¨¢ que ver si las elecciones del a?o que viene y el vaticinado empuje de opciones euroesc¨¦pticas no lleva a Roma a perder pie.
El futuro de las nuevas alianzas pragm¨¢ticas y ad hoc podr¨ªa consolidarse o disolverse durante el debate en ciernes sobre las reformas institucionales que acometer¨¢ la UE en la posguerra. Tras la conclusi¨®n el pasado 9 de mayo de la Conferencia sobre el futuro de Europa, los pa¨ªses ya han empezado a alinearse en torno a la necesidad o no de reformar los Tratados. Los socios fundadores m¨¢s Espa?a o Eslovaquia est¨¢n claramente a favor del cambio, mientras otros trece Estados miembros, del norte y del este de Europa, ya han manifestado su resistencia.
Sobre la mesa tambi¨¦n est¨¢ la propuesta francesa para crear una nueva Confederaci¨®n pol¨ªtica europea que permita integrar a todo el continente en c¨ªrculos conc¨¦ntricos de cooperaci¨®n con la UE como su eje. Par¨ªs pugna para que Ucrania y Moldavia, que en la cumbre europea de la semana que viene esperan obtener el estatus de candidatos al ingreso en la UE, se brinden a estrenar una Confederaci¨®n que, en su caso, podr¨ªa ser la c¨®moda antesala para una adhesi¨®n incierta y a muy largo plazo. Pero tambi¨¦n una salida para pa¨ªses que llevan a?os aporreando la puerta de Bruselas y que encuentran mucha resistencia para que se les abra de par en par. Como prev¨¦ Krastev, estos aspirantes seguir¨¢n encontrando esa resistencia a no ser que se ponga en marcha esa reforma de los Tratados y se elimine la capacidad de veto de un solo pa¨ªs en temas como la pol¨ªtica fiscal o los Asuntos Exteriores.
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