De la ensaladilla rusa de Ifema a las 14 salas de prensa: an¨¦cdotas de una cumbre que ha costado 50 millones de euros

Rusia levanta sospechas, y m¨¢s en la cumbre de la OTAN. As¨ª que no pod¨ªa tolerarse que en el gran evento de la Alianza Atl¨¢ntica, en el que la organizaci¨®n le ha calificado como la ¡°amenaza m¨¢s directa y significativa¡±, hubiera un plato del men¨² de la cafeter¨ªa de la prensa que se llamara ensaladilla rusa.

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La voz de alarma la dio la periodista de la agencia Reuters Bel¨¦n Carre?o el primer d¨ªa que los reporteros pudieron acceder a Ifema, donde se organiza la gran reuni¨®n de jefes de Estado y Gobierno. Incisiva desde que decidi¨® estudiar periodismo en Salamanca, la ovetense decidi¨® lanzar un tuit llamando la atenci¨®n sobre este parad¨®jico hecho. ??C¨®mo puede ser que en la cumbre en que la OTAN y su gran jefe, el presidente Joe Biden, iban a apuntar con el dedo a Mosc¨², un plato se llamara ensaladilla rusa?! La magia de Internet hizo el resto y el asunto ya se ha solucionado: el t¨ªpico plato espa?ol ha pasado a llamarse ensaladilla tradicional¡­ en el ¨²ltimo d¨ªa.

Esta parte ya se ha arreglado, pero lo que no parece tener remedio es lo de los precios ¡ªya lo advert¨ªa este mi¨¦rcoles el INE con su dato de inflaci¨®n¡ª. La organizaci¨®n del evento est¨¢ siendo un ¨¦xito incuestionable, quienes han vuelto de la reuni¨®n del G-7 en el pueblecito b¨¢varo de Elmau ¡ªl¨¦ase el corresponsal de Asuntos Globales de este diario, Andrea Rizzi¡ª lo atestiguan por contraposici¨®n. Pero ese esmero se paga en la tercera planta, en la cafeter¨ªa que hay junto a la grand¨ªsima sala de prensa: ocho euros por la ensaladilla tradicional, 3,75 euros por una Coca-cola (por si no fuera suficiente carga ya ser adicto a la chispa de la vida), 2,75 euros por 33 centilitros de agua (Sol¨¢n de Cabras, eso s¨ª), siete euros por un bocadillo vegetal.

No est¨¢ de m¨¢s incidir en la buena organizaci¨®n de la cumbre, que costar¨¢ en torno a 50 millones de euros. El Instituto de Educaci¨®n Secundaria Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, en el barrio de Hortaleza, junto a la parada del metro Mar de Cristal, sirve de punto de recogida de las acreditaciones y de puerto de salida de un flujo constante de autobuses de la EMT que llevan y traen hasta Ifema. Una vez se entra empiezan los controles de seguridad, tornos de detecci¨®n de metales, examen a los ordenadores y un largo paseo por los pasillos hasta el gran pabell¨®n donde se celebra realmente la cumbre¡­ y donde la temperatura del aire acondicionado cuestiona que la OTAN (o Espa?a) se tome en serio lo del ahorro energ¨¦tico.

All¨ª se ven pocos uniformes militares, pese a ser una reuni¨®n de la mayor alianza militar del mundo. S¨ª que hay muchos uniformes de polic¨ªa. Los agentes, casi siempre serios, est¨¢n muy atentos para que nadie se cuele en las zonas restringidas, donde est¨¢n los dirigentes negociando y aprobando el Concepto Estrat¨¦gico. Tambi¨¦n cortan el paso a todos cuando el presidente del Gobierno, Pedro S¨¢nchez, y la delegaci¨®n espa?ola salen de esa zona a las nueve de la ma?ana de este jueves camino al set de TVE donde le van a entrevistar, a unos metros est¨¢ el ministro de Exteriores, Jos¨¦ Manuel Albares, hablando con periodistas. Aunque los agentes tambi¨¦n encuentran tiempo para posar amablemente con sus perros polic¨ªa delante de los omnipresentes carteles de la OTAN, al acabar la jornada.

La seguridad, en cambio, no pone problema alguno para deambular por los innumerables sets de televisi¨®n o por las 14 salas de prensa, todas con sus cabinas para la traducci¨®n simult¨¢nea. Hab¨ªa cerca de 2.000 periodistas acreditados de todo el mundo. La mayor de todas las salas ¡ªla n¨²mero uno ten¨ªa que ser¡ª tiene cerca de 700 sillas, aunque solo se pueden utilizar la mitad. Entre cada asiento v¨¢lido, hay uno que no lo es. Es una de los pocas pruebas, junto con la mascarilla obligatoria para subir al autob¨²s con el que se sale de la cumbre, de que el otro enemigo, la covid-19, sigue ah¨ª.