El laborismo brit¨¢nico se reconcilia con el Brexit y promete que el Reino Unido no regresar¨¢ a la UE
El l¨ªder de la oposici¨®n, Keir Starmer, supera el tab¨² de la salida de la Uni¨®n Europea y presenta su alternativa para mejorar las relaciones con Bruselas
Hubo un tiempo no muy lejano en que el Brexit era materia t¨®xica en la pol¨ªtica interna del Reino Unido. Keir Starmer, el l¨ªder del Partido Laborista, evitaba hablar del ¡°asunto que empieza con B¡±, la coletilla usada estos a?os en la jerga pol¨ªtica, consciente de las profundas divisiones que provoc¨® entre los votantes de izquierda, y c¨®mo un buen n¨²mero de ellos, partidarios de la salida del Reino Unido de la UE, acabaron dando su apoyo a Boris Johnson en las elecciones de 2019. Opt¨® por permanecer agazapado, y comprobar c¨®mo el Gobierno conservador era incapaz de lograr la Arcadia feliz que hab¨ªa prometido, una vez rotas las cadenas con Bruselas.
Starmer ha presentado este lunes sus cinco propuestas para que ¡°el Brexit funcione¡± (Make Brexit Work) en el Centro para la Reforma Europea, la organizaci¨®n que m¨¢s ha hecho por mantener vivo y riguroso el debate en el Reino Unido sobre el abandono de la UE. El l¨ªder laborista ha sido tajante al afirmar que su partido, en el caso de llegar al Gobierno, no intentar¨¢ reincorporar al Reino Unido al Mercado Interior o al espacio aduanero comunitario, ni buscar¨¢ recuperar la libertad de movimiento de personas. Era el modo de cerrar una discusi¨®n interna que a¨²n mantienen vivas figuras relevantes del laborismo, como el alcalde de Londres, Sadiq Khan. ¡°Volver a estas discusiones no ayudar¨ªa a estimular el crecimiento econ¨®mico, ni rebajar¨ªa los precios de los alimentos, ni mucho menos ayudar¨ªa a las empresas brit¨¢nicas a competir en el mundo moderno. Ser¨ªa simplemente la receta para m¨¢s divisi¨®n interna¡±, ha dicho Starmer.
Disipada la niebla de la pandemia, y sus efectos econ¨®micos, las consecuencias negativas del Brexit son ya dif¨ªcilmente disimulables. El comercio exterior se ha reducido notablemente, por culpa de unas fricciones aduaneras que el propio Gobierno de Johnson ha hecho poco por aliviar. El enfrentamiento en torno al Protocolo de Irlanda del Norte, y la amenaza de Londres de desguazarlo unilateralmente, ha reavivado la amenaza de una guerra comercial entre los dos bloques. Y la inflaci¨®n desatada en el Reino Unido, de un 9% (y la previsi¨®n del Banco de Inglaterra de que llegue casi al 11% a finales de a?o), obedece a causas globales como la invasi¨®n de Ucrania y el alza del precio de la energ¨ªa, s¨ª, pero el Brexit tambi¨¦n ha contribuido a que los precios en los supermercados est¨¦n en niveles insostenibles, y as¨ª lo defienden estudios rigurosos como el elaborado recientemente por el Instituto Peterson de Econom¨ªa Internacional. Si el 30% de los brit¨¢nicos culpaban en junio de 2021 a la salida de la UE de que su nivel de vida hubiera empeorado, ahora la cifra supone casi la mitad (un 45%), seg¨²n la reciente encuesta de Ipsos UK.
Con todos estos datos, ha llegado el momento para Starmer de superar el tab¨² del Brexit y utilizarlo como arma electoral laborista para enfrentarse al Gobierno de Johnson.
Las propuestas laboristas
El Partido Laborista ha criticado con especial dureza la decisi¨®n del Gobierno de Johnson de impulsar en el Parlamento una ley que anula de manera unilateral gran parte de las disposiciones del Protocolo de Irlanda del Norte, el delicado texto negociado entre Londres y Bruselas para encajar a esa conflictiva regi¨®n brit¨¢nica en la era surgida tras el Brexit. Starmer propone buscar soluciones pr¨¢cticas como un nuevo acuerdo en materia agr¨ªcola-ganadera que permita homologar la normativa y controles entre ambos bloques y que elimine gran parte de los controles actuales. Y algo similar en materia de exportaciones, con esquemas comerciales de confianza mutua que ayuden a reducir el papeleo. En realidad, las propuestas de Starmer no difieren mucho de las presentadas recientemente por Downing Street. La diferencia reside en la insistencia del laborismo en reducir los problemas a trav¨¦s de la negociaci¨®n con Bruselas, y no a trav¨¦s del incumplimiento unilateral de las obligaciones internacionales. ¡°La diferencia clave est¨¢ en que el Reino Unido debe volver a ser un agente negociador respetado y en quien se conf¨ªe¡±, ha asegurado Starmer.
El mismo acuerdo para coordinar la normativa sanitaria entre Londres y Bruselas, asegura Starmer, podr¨ªa extenderse a todo el Reino Unido. Se someter¨ªan a un proceso de reconocimiento mutuo que facilitara las cosas a las empresas, del mismo modo que los est¨¢ndares de calidad entre el Reino Unido y la UE, ha asegurado el l¨ªder laborista. Algo parecido propuso en su momento la ex primera ministra conservadora, Theresa May, cuando intentaba sacar adelante su propio acuerdo del Brexit. En su caso, tuvo que acceder a que productos clave se sometieran directamente a la normativa comunitaria. Y Starmer har¨ªa frente, en su caso, al mismo problema de falta de confianza de Bruselas, a la que dif¨ªcilmente convence una propuesta basada exclusivamente en la buena fe.
Las propuestas de Starmer, que se completan con la idea de facilitar el reconocimiento mutuo de capacitaciones profesionales (que un abogado de la UE o uno del Reino Unido tengan m¨¢s f¨¢cil el acceso mutuo a sus respectivos mercados), el incremento de los convenios de investigaci¨®n cient¨ªfica, y un nuevo pacto en materia de seguridad, no difieren mucho de todo lo que persigue el Gobierno de Boris Johnson. Pero marcan una aparente diferencia de talante, con la voluntad de negociar y entenderse con la UE en vez de utilizar constantemente el Brexit como arma arrojadiza y excusa para disipar los problemas pol¨ªticos internos. Sobre todo, sirve para poner sobre la mesa el asunto del que nadie quer¨ªa hablar, y que sigue afectando intensamente el d¨ªa a d¨ªa de los brit¨¢nicos.
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