Joe Manchin, el senador dem¨®crata rebelde que resucit¨® la moribunda agenda de Biden
El cambio de idea a ¨²ltima hora del pol¨ªtico centrista abre la puerta un acuerdo sobre energ¨ªas limpias que da un bal¨®n de ox¨ªgeno a los suyos a tiempo para las elecciones de noviembre
El Capitolio de Estados Unidos es un aut¨¦ntico laberinto con 540 habitaciones, as¨ª que uno de los cuartos sin ventanas del s¨®tano parece el lugar id¨®neo para conspirar. En ese escenario empezaron hace algo m¨¢s de 10 d¨ªas las negociaciones entre el l¨ªder de la mayor¨ªa dem¨®crata en el Senado, Chuck Schumer, y el senador rebelde Joe Manchin III, un centrista en el territorio trumpista de Virginia Occidental, donde el expresidente gan¨® en las ¨²ltimas elecciones por 70 puntos. Ambos anunciaron el pasado mi¨¦rcoles por sorpresa un acuerdo que despert¨® a Washington del sofocante duermevela de julio, tras meses de tira y afloja entre el partido y su m¨¢s conspicuo quintacolumnista. Su intenci¨®n fue mantener el pacto en secreto durante la negociaci¨®n. Y lo lograron, precisamente en el Congreso, con sus m¨¢s de 6.000 periodistas acreditados. Tambi¨¦n se lo ocultaron a los suyos: ¡°Mierda¡±, escribi¨® ese d¨ªa en Twitter la senadora Tina Smith (Minnesota). ¡°[Estoy] Aturdida, aunque en el buen sentido¡±.
La Ley de Reducci¨®n de la Inflaci¨®n (las palabras m¨¢s cuidadosamente escogidas de la temporada en Washington) incorpora medidas para bajar el costo de los medicamentos con receta y el precio de los seguros de salud, grava con nuevos impuestos a las grandes empresas y a las mayores fortunas e incentiva la energ¨ªa verde y la compra de veh¨ªculos el¨¦ctricos con la promesa de reducir un 40% las emisiones de carbono para 2030. Tambi¨¦n ha supuesto ¨Da falta, eso s¨ª, de su sanci¨®n por ambas C¨¢maras, donde a¨²n podr¨ªa morir¨D una inesperada infusi¨®n de sangre a la agonizante agenda pol¨ªtica y econ¨®mica de Joe Biden, a quien las buenas noticias reh¨²yen ¨²ltimamente.
Tuvo otra ese mismo d¨ªa, con la aprobaci¨®n de una norma en el Senado para alentar frente a China la producci¨®n nacional de microchips, pero, ay, el alivio fue pasajero: el jueves salieron los datos que hablaban de una contracci¨®n del PIB por segundo trimestre consecutivo y el debate sobre si eso supone o no la entrada de Estados Unidos en recesi¨®n se convirti¨®, como casi todo ¨²ltimamente, en otro frente de la guerra cultural.
Biden lleva m¨¢s de un a?o tratando de sacar adelante su plan estrella, el Build Back Better, grandilocuente promesa de gasto social (¡±la m¨¢s grande desde Lyndon B. Johnson¡±) e infatigable eslogan (reconstruir mejor) de la campa?a que lo llev¨® a la Casa Blanca. Tambi¨¦n han pasado casi dos semanas desde que Manchin se neg¨® por ¨²ltima vez a apoyarlo, bas¨¢ndose en sus temores habituales de que disparar¨ªa a¨²n m¨¢s la inflaci¨®n. Y eso que ya no era ni una sombra de lo que fue: de los 3,5 billones de d¨®lares (3,42 billones de euros) de la versi¨®n original (que luego quedaron en 2,2, cantidad que Manchin rechaz¨® en diciembre) ha acabado, con otro nombre, en un gasto de 369.000 millones.
El liberal The New York Times lo ha definido, con todo, como ¡°hist¨®rico¡± y como ¡°el plan m¨¢s ambicioso nunca emprendido por Estados Unidos para prevenir el tr¨¢gico calentamiento del planeta¡±, mientras que el conservador The Wall Street Journal sonde¨® a varios economistas para concluir que el acuerdo ¡°reduce el d¨¦ficit federal en alrededor de 300.000 millones durante una d¨¦cada¡±, pero su ¡°efecto ser¨¢ relativamente peque?o y no se dejar¨¢ notar hasta dentro de varios a?os¡±.
Y la verdad es que la econom¨ªa estadounidense, una pesadilla para el ciudadano medio en el surtidor de gasolina y en el carro de la compra, no est¨¢ para grandes esperas. La inflaci¨®n galopa desde hace meses de un r¨¦cord al siguiente, hasta marcar en julio un 9,1%, m¨¢ximo en cuatro d¨¦cadas. A ese dato se ha agarrado Manchin durante este tiempo para negarse a dar a Biden su voto, crucial en un Senado dividido exactamente por la mitad. La ¨²ltima vez que dijo que preferir¨ªa no hacerlo, arguy¨® que necesitaba ver la cifra de inflaci¨®n de agosto para convencerse y disponer de argumentos con los que defender el apoyo ante sus votantes.
Aunque el dato de agosto obviamente no ha salido a¨²n, Manchin cedi¨® finalmente a las presiones de Schumer, para quien era crucial que el Congreso no se fuera de vacaciones (el pr¨®ximo viernes) sin este asunto resuelto. En su decisi¨®n no ha influido tanto que el resto de sus compa?eros de bancada lleven tiempo atacando p¨²blicamente su indecisi¨®n, como el consejo de expertos como el economista Lawrence Summers, secretario del Tesoro con Bill Clinton, y algunas concesiones que ha logrado arrancar para Virginia Occidental.
Para Manchin, que fue gobernador antes de resultar elegido por primera vez para la C¨¢mara alta en 2010 en un lugar decididamente republicano, su Estado est¨¢ siempre entre sus prioridades. Y no solo por razones electorales. Seg¨²n Open Secrets, organizaci¨®n independiente que sigue el dinero en las relaciones entre los poderes econ¨®micos y legislativos, fue el congresista que mayores donaciones recibi¨® en este ciclo electoral de los sectores del gas natural, la miner¨ªa de carb¨®n, el petr¨®leo, el tabaco y los concesionarios de coches.
Se le supone un patrimonio de ocho millones de d¨®lares que no ha podido amasar con su salario de funcionario p¨²blico de 184.500 d¨®lares al a?o, sino, entre otras fuentes de ingresos, gracias al sueldo que recibe de Enersystems, empresa fundada por ¨¦l y que da trabajo a su hijo; la firma le pag¨® hasta casi 1,5 millones de d¨®lares en 2020. Virginia Occidental es uno de los territorios m¨¢s pobres y con peores infraestructuras de la Uni¨®n, y depende en buena medida de la industria de los combustibles f¨®siles, para la que Manchin ha logrado en el acuerdo varias concesiones importantes, entre otras, v¨ªa libre para la construcci¨®n de una tuber¨ªa de gas esquisto (el que se obtiene por la t¨¦cnica del fracking).
Como muchos senadores, lleva a gala, tal vez para congraciarse con sus compatriotas, que no le gusta la vida washingtoniana (¡°Mi peor d¨ªa como gobernador fue mejor que mi mejor d¨ªa como senador¡±, dijo a la revista GQ en 2018), y pasa su tiempo en la capital federal en un yate bautizado Almost Heaven (casi el cielo, como en el inicio de la oda country a West Virginia de John Denver). Matriculado en Charleston, est¨¢ atracado en el reluciente muelle de la capital, pen¨²ltimo desarrollo urban¨ªstico de la ciudad.
Tan pronto se hizo p¨²blico el acuerdo, Manchin recurri¨® para explicarse al lugar en el que m¨¢s c¨®modo se halla: Talkline, el programa de la estrella local Hoppy Kercheval en la radio Metro News, ¡°la voz de Virginia Occidental¡±. Su locutor le pregunt¨® hasta en tres ocasiones qu¨¦ lo hab¨ªa hecho cambiar de idea, sin conocer a¨²n el ¨²ltimo dato de inflaci¨®n. Manchin, que se conect¨® desde su refugio en las monta?as, donde se recupera del coronavirus (curiosamente, Schumer, como Biden, tambi¨¦n lo acaban de pasar), evit¨® responder, trat¨® de dejar bien claro que lo acordado no es un ¡°Build Back Better disminuido¡±, sino otra cosa muy distinta, desvel¨® que el presidente qued¨® fuera de la negociaci¨®n (¡±fue cosa de Schumer y m¨ªa¡±) y termin¨® diciendo que, dados los desencuentros, ¡°era perfectamente posible que no hubiera salido adelante¡±.
Y ese descarrilamiento a¨²n podr¨ªa llegar: el pacto se tramitar¨¢ por la v¨ªa r¨¢pida de la reconciliaci¨®n presupuestaria, que se salta la exigencia del filibusterismo, as¨ª que no son precisos 60 votos en el Senado. Pero ni siquiera as¨ª su aprobaci¨®n est¨¢ garantizada. ¡°Necesitaremos mantenernos unidos y trabajar largas jornadas con sus noches durante los pr¨®ximos 10 d¨ªas¡±, ha dicho Schumer a los suyos. ¡°Ser¨¢ dif¨ªcil¡±. Los dem¨®cratas tienen 50 esca?os, la mitad exactamente de la C¨¢mara alta, as¨ª que cuando se vote, previsiblemente la semana pr¨®xima, no puede faltar ninguno, y eso, en tiempos de la contagiosa subvariante del coronavirus BA.5, que campa a sus anchas por Estados Unidos, no se puede dar por descontado (el ¨²ltimo en caer ha sido, este jueves, Richard J. Durbin, de Illinois).
Pero adem¨¢s conviene no olvidarse de otro personaje crucial en esta trama, la senadora de Arizona Kyrsten Sinema, que ha ido y venido con Manchin en su oposici¨®n a las medidas estrella de la Administraci¨®n de Biden. Sinema, que ha cultivado su imagen de pol¨ªtica impredecible, lo que le permiti¨® ganar en 2019 para los dem¨®cratas un esca?o que fue republicano durante los 24 a?os anteriores, ha declinado pronunciarse p¨²blicamente sobre lo que le parece el acuerdo, y sus colaboradores aseguran que a¨²n lo est¨¢ estudiando.
Los republicanos, por su parte, han aclarado que no apoyar¨¢n la iniciativa, y su l¨ªder en el Senado, Mitch McConnell, no ha podido disimular su enfado esta semana. En un meme que hizo fortuna poco despu¨¦s de que el Tribunal Supremo derogara a finales de junio la protecci¨®n federal del aborto, se ve¨ªa a dos personajes (uno lo representaba a ¨¦l y otro a Schumer) echar una carrera en una piscina. Mientras Schumer se zambull¨ªa en la alberca y cumpl¨ªa con las normas, McConnell hac¨ªa trampas para ganar, corr¨ªa por el bordillo y se tiraba al agua a tiempo para aparentar una victoria justa. Los comentaristas de Fox News le han dado estos d¨ªas la vuelta a ese meme, y han lamentado la inesperada sagacidad demostrada por los dem¨®cratas al final de este curso pol¨ªtico: adem¨¢s de la Ley de la Reducci¨®n de la Inflaci¨®n y la de los microchips, est¨¢n a punto de aprobar la primera norma importante sobre medicamentos en casi 20 a?os, as¨ª como otra para blindar el matrimonio entre personas del mismo sexo.
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