Prohibir la expedici¨®n de visados a los rusos: una sanci¨®n no exenta de coste
La medida ignora la l¨ªnea divisoria entre responsables y no responsables, penalizando al ciudadano medio
Si bien la respuesta de la Uni¨®n Europea (UE) ante la agresi¨®n rusa a Ucrania ha consistido en un duro paquete de sanciones desplegado con excepcional rapidez, persiste la percepci¨®n de que la reacci¨®n europea no est¨¢ siendo suficientemente severa. La primera ministra finesa, as¨ª como l¨ªderes b¨¢lticos, propugnan completar el paquete de sanciones con la prohibici¨®n de expedici¨®n de visados Schengen a ciudadanos rusos. Se llama la atenci¨®n sobre el hecho de que visitar Europa no constituye un derecho, sino un privilegio, al tiempo que se arguye que resulta contradictorio que los pa¨ªses de la UE mantengamos el acceso de ciudadanos rusos a nuestro territorio mientras restringimos nuestras relaciones econ¨®micas con Rusia en respuesta a su comportamiento en Ucrania. No es de extra?ar que se baraje esta idea: ciertos socios comunitarios como Bulgaria o Chequia ya han dejado de expedir visados a ciudadanos rusos, con lo cual lo que ahora se propone es la adopci¨®n de la medida a nivel europeo.
Sin embargo, una prohibici¨®n de visados aplicable a la totalidad de la poblaci¨®n rusa podr¨ªa tener efectos perniciosos a varios niveles. Para empezar, la pol¨ªtica europea de sanciones ha consistido, desde hace d¨¦cadas, en identificar con nombres y apellidos a individuos responsables de las acciones que se reprueban. La costosa confecci¨®n de las llamadas listas negras se basa en la idea de que las sanciones son impuestas por la UE para afectar a quienes toman decisiones contrarias a sus valores sin penalizar al resto de la poblaci¨®n. Prohibir la expedici¨®n de visados a la poblaci¨®n en general ignora la l¨ªnea divisoria entre responsables y no responsables, penalizando al ciudadano medio. Es m¨¢s: adoptando una prohibici¨®n de visados de aplicabilidad general, neutralizaremos nuestras propias listas negras, destinadas a se?alar a quienes hab¨ªan violado normas internacionales. Es decir, lejos de ser una medida m¨¢s, aparentemente de escaso coste en comparaci¨®n a restricciones econ¨®micas, marcar¨ªa un giro en la pol¨ªtica europea en materia de sanciones.
Esto nos lleva a considerar posibles efectos sobre la poblaci¨®n rusa. De entrada, ser¨¢ interpretado como un gesto de hostilidad hacia el pa¨ªs y sus habitantes, en lugar de una reprobaci¨®n a sus mandatarios. El hecho de que lo que se retire no sea m¨¢s que un privilegio, apenas lo hace m¨¢s digerible para quienes hab¨ªan podido optar a disfrutarlo hasta la fecha. Por otro lado, el hecho de que los ciudadanos rusos tuvieran oportunidad de visitar la UE les brindaba la oportunidad de conocer la guerra en Ucrania a trav¨¦s de los medios libres occidentales, una opci¨®n de la cual carecen en su hogar. Adem¨¢s, podr¨ªan comprobar por s¨ª mismos que las sanciones no est¨¢n motivadas por un antagonismo albergado por Occidente contra su pa¨ªs, como pretenden hacerles creer los medios estatales, sino por las acciones de sus autoridades en Ucrania.
Por ¨²ltimo, conviene pensar en nuestra propia situaci¨®n. Cualquier obst¨¢culo a la afluencia de turismo internacional corre el riesgo de no gustar al sector, que a¨²n est¨¢ recuper¨¢ndose del par¨®n motivado por la pandemia. Aunque nuestra opini¨®n p¨²blica, muy solidaria con los ucranios, sea favorable al mantenimiento de las sanciones, da muestras de escasa paciencia a la hora de enfrentarse a los gastos que entra?a para la sociedad que las impone.
En definitiva, prohibir la expedici¨®n de visados es susceptible de a?adir poco al paquete de sanciones existentes, al tiempo que produce costes superiores a los esperados.
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