Trump incendia de nuevo la escena pol¨ªtica
Los problemas judiciales del expresidente acent¨²an su discurso radical y arrastran a su partido y a toda la sociedad
Todos los focos vuelven a apuntar a Donald Trump. El expresidente de Estados Unidos ha vivido una semana fren¨¦tica desde que el pasado s¨¢bado, 6 de agosto, hiciera su aparici¨®n estelar en un congreso conservador en Dallas con un discurso apocal¨ªptico. Por entonces, no sab¨ªa que un juez hab¨ªa firmado ya una orden de registro de Mar-a-Lago, su mansi¨®n en Palm Beach (Florida), por la posible comisi¨®n de al menos tres delitos. La actuaci¨®n del FBI, pol¨ªticamente explosiva, ha hecho que casi todo en la pol¨ªtica estadounidense vuelva a girar en torno a un Trump del que ya nadie duda de que quiere volver a optar a la presidencia en 2024.
El Trump populista y demagogo que gan¨® las elecciones de 2016 ha dado paso a un Trump extremista e incendiario, que no respeta la ley ni las instituciones. Es el mismo que se neg¨® a aceptar su derrota electoral frente a Joe Biden y propici¨® el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021. Se presenta como m¨¢rtir de una persecuci¨®n pol¨ªtica. Vuelve a utilizar como estrategia los bulos y las teor¨ªas de la conspiraci¨®n, que corren como la p¨®lvora, alimentadas sin descanso por la cadena conservadora Fox. En su viaje, ha arrastrado a la gran mayor¨ªa del Partido Republicano, en el que mantiene un hiperliderazgo que empieza a resultar problem¨¢tico.
Su discurso extremo se ha acentuado, si cabe, tras la actuaci¨®n del FBI. La insinuaci¨®n de que el Departamento de Justicia ha fabricado pruebas falsas, la referencia al tercer mundo y las denuncias de persecuci¨®n pol¨ªtica han incendiado de ret¨®rica guerracivilista su r¨¦plica de Twitter, Truth Social. Uno de sus usuarios m¨¢s activos, Ricky Shiffer, cruz¨® el mi¨¦rcoles la l¨ªnea que separa la violencia pol¨ªtica verbal de la f¨ªsica y se lanz¨® a atacar armado la oficina del FBI en Cincinatti (Ohio). Acab¨® muerto, abatido por la polic¨ªa. Mientras, el juez que firm¨® la orden de registro, Bruce Reinhart, est¨¢ sufriendo amenazas e insultos antisemitas. Partidarios de Trump han difundido la que aseguran que es su direcci¨®n y su tel¨¦fono en las redes sociales. La sinagoga a la que suele acudir ha tenido que cancelar alg¨²n servicio y reforzar su seguridad.
Desde el registro, Biden ha evitado cualquier comentario y hasta se ha ido de vacaciones a Kiawa Island (Carolina del Norte). Con ello, trata de evitar que se perciba como un caso pol¨ªtico y, al tiempo, evita polarizar a¨²n m¨¢s la sociedad. El presidente se reuni¨® la semana pasada con historiadores que advirtieron de que la democracia se tambalea y compararon la situaci¨®n actual con la de los a?os previos a la Guerra de Secesi¨®n y con los movimientos profascistas de los a?os treinta del pasado siglo. Uno de ellos era Sean Wilentz, profesor de Historia de Princeton, que este s¨¢bado se?alaba en televisi¨®n que el pa¨ªs est¨¢ ¡°en una situaci¨®n peligrosa¡±. ¡°Todo el mundo deber¨ªa respirar hondo ahora mismo y tratar de calmarse¡±.
¡°[Biden] entiende la situaci¨®n en la que estamos. Tampoco tiene respuestas f¨¢ciles. Pero creo que va a hacer lo mejor que pueda para dirigir el pa¨ªs. Y eso es lo mejor que puede hacer. Todos debemos hacer nuestro trabajo y creo que ¨¦l va a tratar de hacer el suyo lo mejor que pueda¡±, opinaba Wilentz.
La portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, rehus¨® pronunciarse esta semana sobre la posibilidad de que Biden vuelva a enfrentarse a Trump en las elecciones de dentro de dos a?os: ¡°Todo lo que puedo decir es que el presidente tiene la intenci¨®n de presentarse en 2024¡å, zanj¨® el martes en una rueda de prensa en la Casa Blanca.
Trump tambi¨¦n parece tener esa intenci¨®n. Su discurso de la semana pasada en Dallas son¨® a ello, pero evit¨® cuidadosamente un anuncio al respecto. Lo m¨¢s que hubo fueron insinuaciones: ¡°Me present¨¦ dos veces. Gan¨¦ dos veces y lo hice mucho mejor la segunda vez que la primera (...). Y ahora puede que tengamos que volver a hacerlo¡±, dijo, instalado en el bulo electoral y levantando a la gente de sus asientos.
A ra¨ªz del registro, Trump ha puesto su f¨¢brica de bulos y afirmaciones sin contrastar al m¨¢ximo de revoluciones. Ha afirmado, sin la m¨¢s m¨ªnima prueba que lo respalde, que fue una decisi¨®n de Biden. Ha alentado teor¨ªas conspiratorias sobre que el FBI le hab¨ªa ¡°plantado pruebas¡± falsas. La mentira en la que m¨¢s ha insistido, con el prop¨®sito de difundir una idea de doble rasero, son los ¡°33 millones de p¨¢ginas de documentos, muchos de ellos clasificados, que el presidente [Barack] Obama se llev¨® a Chicago¡± sin que nadie se los reclame.
Los Archivos Nacionales han tenido que salir a desmentirlo: ¡°La Administraci¨®n Nacional de Archivos y Registros (NARA) asumi¨® la custodia legal y f¨ªsica exclusiva de los registros presidenciales del presidente Barack Obama cuando dej¨® su cargo en 2017¡å, se?ala. Explica que la NARA traslad¨® aproximadamente 30 millones de p¨¢ginas de registros no clasificados a una instalaci¨®n propia en el ¨¢rea de Chicago y que mantiene los registros presidenciales clasificados de Obama en el ¨¢rea de Washington. ¡°Tal y como exige la ley, el expresidente Obama no tiene ning¨²n control sobre d¨®nde y c¨®mo almacena la NARA los archivos presidenciales de su Administraci¨®n¡±, explica en un comunicado.
Los gobernadores estatales republicanos y los l¨ªderes del partido en el Congreso han cerrado filas con Trump y han suscrito discursos que hablan de un pa¨ªs tercermundista, politizaci¨®n del FBI, uso de la justicia como arma pol¨ªtica y persecuci¨®n de los opositores, siempre sin aportar ninguna prueba y sin conocer el detalle de las actuaciones. La congresista Marjorie Taylor Greene (conocida como MTG), una de las m¨¢s conspicuas trumpistas, ha empezado a vestir camisetas con un eslogan que pide retirar los fondos p¨²blicos al FBI (¡±Defund the FBI¡±). En parte del partido, ese entusiasmo se ha apagado un poco tras empezar a conocerse que Trump ten¨ªa numerosos documentos de ¡°alto secreto¡± en Mar-a-Lago y ha habido, al menos, algunas llamadas a la prudencia.
Las personas cercanas a Trump han dado a entender que las actuaciones judiciales contra ¨¦l no solo no debilitan su disposici¨®n a volver a optar a la presidencia, sino que la refuerzan, bien para blindarse o bien para vengarse. Su exasesor en la Casa Blanca Steve Bannon le ha pedido que responda al registro anunciando ya que se presentar¨¢ en 2024. No parece probable que los problemas judiciales le impidan legalmente concurrir a los comicios.
A menos de tres meses de las elecciones legislativas de mitad de mandato, en las que se renueva un tercio del Senado y toda la C¨¢mara de Representantes, los republicanos prefieren que Trump no adelante su anuncio. Han estado viendo una clara victoria al alcance de la mano. Ronna McDaniel, presidenta del Comit¨¦ Nacional Republicano, que, por otro lado, es una ac¨¦rrima trumpista, se?alaba esta semana en Fox: ¡°Yo le dir¨ªa a cualquier candidato que no se salte lo que va a ser una de las elecciones de mitad de mandato m¨¢s importantes y con mayores consecuencias de la historia de nuestro pa¨ªs. Tenemos que (...) asegurarnos de que ganamos en noviembre¡±.
Dada la baja popularidad de Biden, los republicanos quer¨ªan que las elecciones intermedias fueran un refer¨¦ndum sobre el presidente, pero pueden acabar siendo un refer¨¦ndum sobre Trump. Eso puede movilizar al voto dem¨®crata descontento y alejar de las urnas a republicanos moderados.
Trump tiene otras razones para retrasar su anuncio. La legislaci¨®n estadounidense sobre financiaci¨®n electoral impone restricciones en la captaci¨®n y uso de fondos a los candidatos. Trump, en cambio, a trav¨¦s del fondo de su iniciativa Save America, puede recibir dinero casi sin l¨ªmites y usarlo si quiere para fines personales, como pagar a sus abogados. A cierre de junio, seg¨²n los datos oficiales, el fondo ten¨ªa 103 millones de d¨®lares (unos 100 millones de euros), casi el triple que el dinero que tiene disponible el Comit¨¦ Nacional Republicano.
Trump, que esta semana ha sido llamado a declarar tambi¨¦n por un caso de fraude fiscal en sus empresas, ha aprovechado de hecho sus problemas judiciales para lanzarse agresivamente a captar m¨¢s fondos, con mensajes al m¨®vil, correos electr¨®nicos y publicidad constante. Cuando uno quiere apuntarse a recibir las comunicaciones de Save America, antes tiene que contestar a la pregunta: ¡°?Amas a Trump?¡±. S¨ª o no, el mundo dividido en dos mitades.
La influencia de Trump en su partido es enorme. Los dos grandes partidos pol¨ªticos estadounidenses no tienen un liderazgo institucionalizado. Los presidentes del Comit¨¦ Nacional Dem¨®crata y del Republicano son una especie de secretarios de organizaci¨®n, con la misi¨®n principal de recaudar fondos y distribuirlos para las campa?as y organizar cada cuatro a?os la convenci¨®n nacional, que en funci¨®n de las primarias previas, elige al candidato a la presidencia. En ese momento, se convierte en l¨ªder de facto del partido. Si gana las elecciones presidenciales, lo sigue siendo, por el poder que da la presidencia. Si pierde, lo habitual es que d¨¦ un paso atr¨¢s, lo mismo que los presidentes que dejan el cargo. No en el caso de Trump.
El expresidente ejerce un hiperliderazgo que muy pocos se atreven a contestar. Las campa?as de las primarias republicanas se defin¨ªan en torno a ¨¦l. Por convicci¨®n, conveniencia o temor, casi nadie dentro de su partido se atreve a negar abiertamente el bulo electoral. La mayor¨ªa de los que se han enfrentado a Trump han perdido el favor de los votantes republicanos. El caso m¨¢s paradigm¨¢tico es el de la congresista Liz Cheney, hija del vicepresidente Dick Cheney y conservadora de pura cepa, protagonista de la comisi¨®n del Congreso que investiga el asalto al Capitolio del 6 de enero. Su valent¨ªa va camino de costarle su esca?o por Wyoming.
En algunas circunscripciones, los dem¨®cratas han apoyado de forma apenas encubierta las opciones m¨¢s trumpistas en las primarias republicanas. Creen que cuando llegue el 8 de noviembre tienen m¨¢s posibilidades de batir a candidatos m¨¢s extremistas, pero est¨¢n jugando con fuego.
En cuanto a las presidenciales, si Trump decide presentarse, los otros potenciales candidatos, como el gobernador de Florida, Ron De Santis, o el senador por Texas Ted Cruz lo van a tener muy dif¨ªcil. Por la potencia financiera y el liderazgo arrollador que ejerce en su partido, solo revelaciones judiciales m¨¢s graves podr¨ªan poner en riesgo su primac¨ªa. En la votaci¨®n online que organiz¨® la semana pasada el congreso conservador de Dallas, el expresidente arras¨® con el 69% de los votos. A pesar de todo, Trump sigue siendo el favorito del partido.
Sigue toda la informaci¨®n internacional en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.