El fen¨®meno de los K¨¦vin en Francia: se reivindican tras a?os de burlas y tocan poder
Dos diputados llamados as¨ª por una moda de los noventa entran en el Parlamento y un documentalista prepara una pel¨ªcula para defender el nombre ante los estereotipos
Son pioneros, a su manera. Ambos se llaman K¨¦vin. K¨¦vin Pfeffer y K¨¦vin Mauvieux. Son treinta?eros. Crecieron en familias obreras del norte de Francia, lejos de las ciudades cosmopolitas y de las ¨¦lites al mando del pa¨ªs. Son los primeros diputados con el nombre K¨¦vin en la Asamblea Nacional. Pertenecen al Reagrupamiento Nacional (RN), el partido de extrema derecha que lidera Marine Le Pen.
Podr¨ªa parecer una an¨¦cdota. No lo es.
¡°El nombre de pila es un formidable captador, porque establece el v¨ªnculo entre la esfera individual y la colectiva¡±, explic¨® hace unos a?os el polit¨®logo J¨¦r?me Fourquet tras publicar L¡¯archipel fran?ais (El archipi¨¦lago franc¨¦s), un libro en el que, entre otros indicadores, usaba los nombres para explicar los cambios sociales y pol¨ªticos de Francia. ¡°Y adem¨¢s¡±, a?adi¨®, ¡°arrastra muchos significados¡±.
Pocos nombres acarrean tantos ¡°significados¡± hoy en este pa¨ªs como K¨¦vin o Kevin, el m¨¢s popular para reci¨¦n nacidos en Francia durante la primera mitad de los a?os noventa.
¡°Desde hace a?os soy reticente a dar mi nombre en grupos con gente que no conozco. Tengo miedo de las ideas que tengan a priori. Hay estereotipos. Cuando estoy con alguien a quien no conozco, temo que me coloquen una etiqueta. El lugar com¨²n asociado a Kevin es que se trata de una especie de beauf [cu?ado] que tunea su coche o que sigue la telerrealidad, o una persona un poco menos inteligente¡±.
Quien habla es otro Kevin (este, sin acento): Kevin Fafournoux, documentalista. Fafournoux prepara una pel¨ªcula titulada Sauvons les Kevin! (?Salvemos a los Kevin!) donde piensa reivindicar, ¡°con la cabeza bien alta¡±, a la legi¨®n de Kevins hartos de burlas y estereotipos: desde chistes virales a un candidato en las ¨²ltimas presidenciales, el ultra ?ric Zemmour, que considera que estos nombres no deber¨ªan existir en Francia, por extranjeros.
¡°La idea es despertar un poco las consciencias¡±, explica Fafournoux, que ha recaudado, por crowdfounding o microfinanciaci¨®n colectiva, 16.000 euros para el proyecto. ¡°No se trata de ir de m¨¢rtires, sino de re¨ªrnos. Pero tambi¨¦n de mostrar que en la vida cotidiana [el nombre] puede ser una barrera¡±. Y reconoce: ¡°Con una pel¨ªcula, no cambiar¨¦ los lugares comunes. Lo que cambiar¨¢ ser¨¢ tener Kevin en puestos de responsabilidad¡±.
La revancha de los K¨¦vin
Fue el semanario L¡¯Obs el que, al constituirse la nueva Asamblea Nacional tras las elecciones legislativas a finales de junio, destac¨® la ins¨®lita presencia de los dos K¨¦vins en el hemiciclo. ¡°La revancha de los K¨¦vin¡±, se titulaba el art¨ªculo. Es el mismo t¨ªtulo que una novela publicada en 2015 en la que el escritor Iegor Gran narraba la cruel venganza contra los intelectuales parisinos de un joven llamado Kevin. ¡°Un Kevin no tiene derecho a ser un intelectual¡±, se quejaba el protagonista. ¡°Puede ser profe de musculaci¨®n, vendedor de impresoras, gerente de un s¨²per, pero intelectual: imposible¡±.
El boom de los Kevin se prolong¨® entre 1989 y 1996: en este periodo, fue el primer nombre para los varones reci¨¦n nacidos en Francia. Despu¨¦s decay¨®. En total, hay 160.000 registrados en el estado civil, seg¨²n Fourquet.
La causa de la fiebre fue el ¨¦xito de actores como Kevin Costner o pel¨ªculas como Solo en casa, cuyo protagonista se llamaba Kevin. Pero, como explica Fourquet, la moda de los Kevin y de otros nombres en la lengua inglesa refleja corrientes de fondo en la sociedad. Ya quedan pocos nombres que atraviesen las barreras de las clases, como los viejos Marie o Jacques; ahora un nombre revela un estatus y una geograf¨ªa.
Fourquet se?ala que el mapa de los nombres anglosajones (presentes en mayor proporci¨®n en el norte industrial y minero y en parte de la cuenca mediterr¨¢nea) recuerda a otro mapa: el del voto del Reagrupamiento Nacional, el antiguo Frente Nacional (FN). ¡°Esta relativa correspondencia puede explicarse en parte por el arraigo significativo del FN entre los obreros y los empleados¡±, escribe en El archipi¨¦lago franc¨¦s. ¡°Se puede avanzar la hip¨®tesis de que el voto por el FN traduce, en el plano electoral, el fen¨®meno de la liberaci¨®n de toda una parte de las categor¨ªas populares, que han desarrollado su propia cultura¡±.
Esto no significa ni que todos los Kevin simpaticen con el RN ¡ªel documentalista Fafournoux, por ejemplo, deja claro que ¨¦l no simpatiza para nada¡ª, ni que todos provengan de las clases populares, ni que respondan a unos t¨®picos cargados de clasismo.
¡°Al principio, casi todos [los Kevin] eran hijos de obreros o de empleados, pero 30 a?os despu¨¦s, puesto que ha habido movilidad social en Francia, se los ve por doquier¡±, declara a L¡¯Obs el soci¨®logo Baptiste Coulmont. ¡°En estos momentos, asistimos a un momento muy particular en el que los estereotipos est¨¢n dando un vuelco, porque hoy los j¨®venes crecen con un maestro que se llama K¨¦vin o un m¨¦dico que se llama K¨¦vin¡±. O un diputado.
¡°Soy hijo de un padre obrero y una madre contable¡±, dice el diputado K¨¦vin Pfeffer (Forbach, 32 a?os) en los jardines de la Asamblea Nacional. ¡°Mi mam¨¢ era fan de Kevin Costner¡±, aclara. ¡°Mi padre, ya fallecido, era obrero de construcci¨®n, y mi madre, mujer de la limpieza¡±, explica al tel¨¦fono K¨¦vin Mauvieux (Pont-Audemer, 30 a?os).
Ambos coinciden en que no es una an¨¦cdota que por primera vez haya dos Kevin en la Asamblea Nacional. Sostiene Pfeffer: ¡°Entran diputados m¨¢s j¨®venes. Y hay quien ve en ello, y no es falso, un marcador social, porque el nombre Kevin no aparece en las altas esferas. No es un nombre burgu¨¦s¡±. Corrobora Mauvieux: ¡°Los franceses han decidido enviar a una nueva generaci¨®n la Asamblea Nacional, y a diputados que conocen la vida verdadera, que proceden del pueblo y no de la ENA [Escuela Nacional de Administraci¨®n, vivero de las ¨¦lites francesas].¡±
Los dos K¨¦vin fueron a la universidad, pero no a establecimientos de ¨¦lite como la ENA. Pfeffer, antes de entrar en pol¨ªtica, trabaj¨® en el servicio de control de calidad de un negociante de vinos en Alsacia. Mauvieux, en una aseguradora.
Pfeffer recuerda que, en su infancia, llamarse K¨¦vin era lo normal. ¡°Un a?o, en mi clase, ¨¦ramos cuatro¡±, recuerda.
Mauvieux subraya que nunca se ha sentido discriminado por llamarse K¨¦vin, pero explica que, en el mundo laboral, s¨ª se encontr¨® con gente que ¡°amablemente¡± le comentaba sin conocer de ¨¦l m¨¢s que el nombre: ¡°Qu¨¦ bien haber salido adelante llam¨¢ndose K¨¦vin¡±.
Mauvieux constata que ¡°la llegada de los K¨¦vin a la Asamblea Nacional coincide con la irrupci¨®n con fuerza del Reagrupamiento Nacional, y ambos acontecimientos est¨¢n ligados¡±. Y a?ade: ¡°Hemos llegado a un punto en el que Francia est¨¢ representada correctamente en el Parlamento.¡±
En la antigua Asamblea Nacional, el RN ten¨ªa ocho diputados, pese a haber sido finalista en las presidenciales de 2017 y de 2022. Ahora tiene 89, un m¨¢ximo hist¨®rico. La Francia de Le Pen tiene un altavoz acorde con su respaldo popular. Adem¨¢s de los dos diputados K¨¦vin, el presidente interino del partido se llama Jordan y uno de sus dirigentes, Steeve: nombres anglosajones.
Ah¨ª puede esconderse otro peligro. Y es que a los injustos estereotipos que cuelgan del nombre K¨¦vin y similares se a?ada otro: que se le identifique con el Reagrupamiento Nacional.
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