El doble rostro de la ciudad m¨¢s cara del mundo
Los precios, con la vivienda a la cabeza, se disparan en la ciudad de Tel Aviv. Un apartamento supera ya de media el mill¨®n de euros. Un 44% de los israel¨ªes decidir¨¢ su voto en noviembre en funci¨®n de las propuestas sobre el coste de la vida


Savion Raz se mud¨® hace dos a?os del norte de Israel al barrio m¨¢s caro de la ciudad m¨¢s cara del mundo, Tel Aviv (463.000 habitantes). Alquila con su pareja un apartamento en una de las 11 torres que conforman Park Tsameret, una especie de oasis de lujo que en su momento atrajo a la modelo Bar Refaeli y al magnate de los diamantes Beny Steinmetz. Paga 15.000 shekels (unos 4.365 euros o d¨®lares) por cuatro habitaciones. ¡°Es de los baratos, otros llegan a los 60.000 shekels¡±, aclara. Entre ella, de 37 a?os, y su pareja cobran el triple del precio del alquiler. ¡°Vivimos aqu¨ª porque nos lo podemos permitir. No somos millonarios, pero tampoco clase media¡±, admite casi con rubor mientras pasea a su perro. ¡°En Tel Aviv, en cualquier caso, todo es mucho m¨¢s caro¡±.
Cinco kil¨®metros m¨¢s al sur, un cartel anuncia cortes de pelo a unos siete euros en una min¨²scula peluquer¨ªa decorada con pegatinas del Shas, el partido ultraortodoxo sefard¨ª. ¡°Baj¨¦ el precio durante el coronavirus y no me he atrevido a tocarlo. Aqu¨ª a la gente le cuesta llegar a fin de mes y si lo subiese de nuevo se notar¨ªa¡±, explica su due?o. Sasson Mizrahi, de 56 a?os, 30 de ellos en la zona, cuenta que en 2018 pagaba 582 euros de alquiler. Ahora, 1.455. ¡°?C¨®mo sobrevive a la subida del alquiler con los precios rebajados?¡±. ¡°Dios me ayuda, todo depende de ¨¦l¡±, responde hasta tres veces para zanjar el tema.

El barrio se llama Hatikva (la esperanza, en hebreo) y, como de costumbre con los top¨®nimos rimbombantes y optimistas, enmascara justamente lo contrario. En sus casas bajas, algunas de las cuales cuesta discernir si est¨¢n abandonadas, vive una mezcla de inmigrantes, jud¨ªos mizraj¨ªes (originarios de Oriente Pr¨®ximo y el norte de ?frica) asentados all¨ª hace d¨¦cadas y parejas j¨®venes que huyen de la gentrificaci¨®n. Es una de las ¨¢reas m¨¢s pobres de una ciudad en la que cerca de 42.400 habitantes, un 10% de su poblaci¨®n, atesora al menos un mill¨®n de d¨®lares en activos invertibles, seg¨²n un informe difundido el pasado martes por la consultora Henley & Partners, con sede en Londres. En Oriente Pr¨®ximo, solo hay m¨¢s millonarios en Dub¨¢i.
Tanto en el norte como en el sur de Tel Aviv les suena que el ?ndice Mundial de Coste de la Vida que publica The Economist Intelligence Unit, una filial del semanario brit¨¢nico The Economist, la declar¨® por primera vez el a?o pasado ciudad m¨¢s cara del mundo, tras superar a Hong Kong, Par¨ªs, Z¨²rich, Singapur y Osaka. El baremo compara en 173 ciudades una cesta de bienes y servicios que, en Tel Aviv, registr¨® en 2021 el mayor aumento en cinco a?os (3,5%).
En un supermercado corriente, un yogur vale al menos un euro y un kilo de arroz, tres. Una dorada peque?a roza los 20 euros. En los restaurantes, la copa de vino m¨¢s barata rara vez baja de los 10 euros. El precio medio de un apartamento supera ya los 1,1 millones de euros y el transporte subi¨® en 2021 un 21%.
No obstante, el primer puesto de Tel Aviv es enga?oso porque se debe principalmente a que el ¨ªndice se calcula en d¨®lares y el shekel est¨¢ muy fuerte. Esto machaca los bolsillos de los expatriados que cobran en divisa o de los turistas que las cambian al llegar, pero el israel¨ª de a pie no lo nota en el d¨ªa a d¨ªa.
¡°Es un c¨¢lculo incorrecto¡±, subraya en conversaci¨®n telef¨®nica el presidente del Centro Taub de Estudios de Pol¨ªticas Sociales en Israel, Avi Weiss. ¡°No hay duda de que Israel es un pa¨ªs caro, por motivos de falta de competencia, y tampoco ayuda que sea un pa¨ªs peque?o. Pero Tel Aviv no es la ciudad m¨¢s cara del mundo¡±, a?ade antes de se?alar que el norte y el sur del coraz¨®n econ¨®mico de Israel son ¡°dos ciudades distintas¡±.
Un pa¨ªs caro y desigual
Los analistas suelen coincidir en que Israel, con 9,5 millones de habitantes, es tan caro porque algunos sectores funcionan como oligopolios, a causa de pol¨ªticas proteccionistas heredadas de los or¨ªgenes socialistas del pa¨ªs, creado en 1948, que dificultan las importaciones y encarecen el producto final. La liberalizaci¨®n que empez¨® en los a?os ochenta concentr¨® los recursos en manos de unas pocas familias. Los productores nacionales apenas tienen hoy motivos para competir v¨ªa precio o calidad.
Es tambi¨¦n una de las econom¨ªas desarrolladas m¨¢s desiguales, por la brecha entre el nivel de vida que separa, en un extremo, a los habitantes de la franja costera al norte de Tel Aviv ¨Ddonde se concentran la inversi¨®n en el sector de la alta tecnolog¨ªa y los fondos de la di¨¢spora jud¨ªa¨D y, en el otro, a los palestinos con ciudadan¨ªa israel¨ª (un quinto de la poblaci¨®n tratada como ciudadanos de segunda) y a los jud¨ªos ultraortodoxos, poco integrados en el mercado laboral y casi un 13% de la poblaci¨®n. Seg¨²n el informe de 2022 del Laboratorio de Desigualdad Mundial de la Escuela de Econom¨ªa de Par¨ªs, el 10% m¨¢s rico de Israel cobra 19 veces m¨¢s que el 50% que menos ingresa. Son niveles de desigualdad similares a los de EE UU.
Tel Aviv fue precisamente el germen de la mayor protesta social en la historia del pa¨ªs. En 2011, una joven israel¨ª harta del precio de los alquileres, Dafni Lif, acamp¨® en el bulevar Rothschild y mont¨® un grupo de Facebook. La iniciativa prendi¨®, con manifestaciones multitudinarias y una acampada masiva por la ¡°justicia social¡± inspirada en el 15-M espa?ol, que hab¨ªa tenido lugar poco antes. El entonces primer ministro israel¨ª, Benjam¨ªn Netanyahu, logr¨® desactivarla con algunos anuncios de reformas y la creaci¨®n de un comit¨¦ cuyas recomendaciones clave acabaron en un caj¨®n. El pasado junio, hubo un intento de reeditarla en varias partes del pa¨ªs, pero no acab¨® cuajando.
Seg¨²n un sondeo difundido el mes pasado, un 44% de los israel¨ªes decidir¨¢ a qu¨¦ partido vota el pr¨®ximo 1 de noviembre, en las quintas elecciones en m¨¢s de tres a?os, principalmente en funci¨®n de sus propuestas para embridar el coste de la vida. La inflaci¨®n (4,6% en agosto) est¨¢ m¨¢s controlada que en Europa y EE UU, aunque julio dej¨® el mayor incremento en d¨¦cadas (5,2%). La vivienda sigue siendo el gran dolor de cabeza: ha subido un 17,9% en un a?o.
Volvamos a Park Tsameret, donde Noy Sivan Cohen, de 34 a?os y madre de una ni?a, regenta una florister¨ªa a la entrada del centro comercial. Cobra ¡°poco m¨¢s¡± de los 2.000 euros que paga de alquiler con su pareja por una casa de cuatro habitaciones en la localidad de Herzliya, a unos 10 kil¨®metros. Es consciente de que vive mejor que la mayor¨ªa de sus conciudadanos, pero se ha planteado mudarse a Tel Aviv para estar m¨¢s cerca de su trabajo y no le salen las cuentas.

¡°No es f¨¢cil vivir aqu¨ª. Vivo, pero no puedo ahorrar. Si me permito alg¨²n viaje es al Sina¨ª¡±, la vecina y mucho m¨¢s barata pen¨ªnsula egipcia, popular entre los israel¨ªes. ¡°?ltimamente tengo la sensaci¨®n de que en el supermercado cojo cosas b¨¢sicas, como az¨²car, leche y verduras, y acabo pagando 145 euros sin entender c¨®mo. Y ya no te hablo de los precios de los restaurantes¡¡±, lamenta frente a una ¨®ptica que ofrece gafas por el equivalente a 3.000 euros y junto a una tienda de platos preparados que vende rosbif con salsa de mostaza y nata por 100.
Tanto en Park Tsameret como en Hatikva, los carteles de las inmobiliarias est¨¢n en ingl¨¦s. En el primero, con la vista puesta en los jud¨ªos de otros pa¨ªses que tienen capital y quieren emigrar o tener propiedades en Israel. En el segundo, porque los migrantes de Eritrea, Filipinas, Sud¨¢n, Sri Lanka o Colombia no suelen poder leer en hebreo. Son ¡°el 100% de los clientes¡± de una min¨²scula inmobiliaria en la avenida principal que ostenta David (prefiere omitir su apellido). Alquila la casa m¨¢s peque?a, de 20 metros cuadrados, por 785 euros, y la m¨¢s grande, de 50, por unos 1.454. Admite que les cobra m¨¢s que a los israel¨ªes porque no presentan aval, pero lo aceptan porque acaban pagando poco al compartir la vivienda entre un buen n¨²mero.
Uno de ellos es Futuwi Habtemichael, de 50 a?os. Cuenta sin atisbo de queja que trabaja en la construcci¨®n 12 horas al d¨ªa con una sola jornada semanal de descanso. ¡°Estoy muy contento. Cada hora son 11,5 euros. Y no estoy en Eritrea, donde solo hay conflicto y me dar¨ªan una cantidad rid¨ªcula por esto¡±, dice mientras unos gallos cruzan la calle. ¡°Si Tel Aviv es tan caro es porque aqu¨ª hay dinero¡±.

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