Lula acaricia el regreso al poder en Brasil por la puerta grande
La victoria del expresidente supondr¨ªa superar el trauma de la destituci¨®n de Rousseff y la culminaci¨®n del giro a la izquierda de Am¨¦rica Latina. La principal duda es si gana en primera vuelta o tiene que esperar al 30 de octubre
El hijo de do?a Lindu hizo historia hace dos d¨¦cadas, cuando se convirti¨® en el primer presidente de Brasil sin t¨ªtulo universitario, el primer obrero en la c¨²spide del poder en un pa¨ªs desigual y clasista como pocos. Ahora tiene la oportunidad de ofrecer a sus compatriotas un nuevo horizonte y reescribir el ¨²ltimo cap¨ªtulo de su historia. Luiz In¨¢cio Lula da Silva (76 a?os, Garanhuns, Pernambuco) acaricia el regreso a la presidencia por la puerta grande este domingo. Si el retrato que e...
El hijo de do?a Lindu hizo historia hace dos d¨¦cadas, cuando se convirti¨® en el primer presidente de Brasil sin t¨ªtulo universitario, el primer obrero en la c¨²spide del poder en un pa¨ªs desigual y clasista como pocos. Ahora tiene la oportunidad de ofrecer a sus compatriotas un nuevo horizonte y reescribir el ¨²ltimo cap¨ªtulo de su historia. Luiz In¨¢cio Lula da Silva (76 a?os, Garanhuns, Pernambuco) acaricia el regreso a la presidencia por la puerta grande este domingo. Si el retrato que emana de las encuestas hace meses es acertado, el izquierdista derrotar¨¢ al presidente Jair Messias Bolsonaro, 67 a?os, de extrema derecha. Significar¨ªa el regreso de los progresistas al Gobierno tras el trauma de la destituci¨®n de la presidenta Dilma Rousseff, en 2016, y la culminaci¨®n a lo grande del giro a la izquierda de Am¨¦rica Latina, tras la estela de Colombia, Chile, Argentina y M¨¦xico.
La principal duda es si Lula consigue el 50% m¨¢s uno de los votos v¨¢lidos ¡ªsin nulos ni blancos¡ª que necesita para sentenciar este domingo la disputa o tiene que ir a una segunda vuelta con Bolsonaro ¡ªun antiguo militar que coquetea con el golpismo¡ª dentro de cuatro semanas. Lo m¨¢s probable es que los brasile?os vuelvan a las urnas electr¨®nicas el 30 de octubre. El ¨²ltimo sondeo le otorg¨® al izquierdista este s¨¢bado un 50% y al ultraderechista, un 36%.
Si Bolsonaro se anot¨® un gol al conseguir que Neymar pidiera el voto para ¨¦l en TikTok, la red que hace furor entre la juventud, el compositor Chico Buarque ha apelado este s¨¢bado en Instagram a ¡°los que no les gusta Lula¡± para pedirles que lo voten porque ¡°se trata de salvar la democracia¡±. Los padres del cantante participaron de la fundaci¨®n del Partido de los Trabajadores (PT) en plena dictadura.
Otra gran inc¨®gnita es c¨®mo reaccionar¨¢ el l¨ªder ultraderechista ante la derrota que pronostican los sondeos en vista de la gran campa?a que impulsa contra el sistema de votaci¨®n, que ha minado la credibilidad de las urnas electr¨®nicas, que Brasil utiliza hace 25 a?os. Buena parte de los bolsonaristas ¡ªun tercio del electorado¡ª se declara convencido de que todo est¨¢ ama?ado para robar el triunfo a su l¨ªder. El asunto es t¨¦cnico y delicado. El temor a una ruptura del orden constitucional y las especulaciones al respecto llevan meses en el ambiente. Los fieles a Bolsonaro tampoco conf¨ªan en las encuestas. Sus constantes embates contra el poder judicial, la prensa y cualquiera que discrepe ¡ªal que considera enemigo¡ª han erosionado la democracia brasile?a, una de las mayores del mundo.
Para Lula, es una disputa entre democracia y barbarie. Para Bolsonaro, un pulso entre el bien y el mal. El electorado ¡ª156 millones de personas¡ª vota tambi¨¦n la C¨¢mara de Diputados y un tercio del Senado, adem¨¢s de los gobernadores y las asambleas parlamentarias de los 27 Estados.
La enrevesada normativa electoral brasile?a impide desde el viernes los m¨ªtines, pero no los paseos. As¨ª que este s¨¢bado, Lula ha comparecido en una especie de papam¨®vil en la principal avenida de S?o Paulo, la Paulista. Y Bolsonaro ha circulado por el norte de la metr¨®poli al frente de un grupo de moteros.
La biograf¨ªa del izquierdista es extraordinaria, pero fue arrastrado al lodo por el esc¨¢ndalo de corrupci¨®n Lava Jato, que se llev¨® por delante a pol¨ªticos y empresarios intocables. M¨¢s de 20 meses estuvo preso, condenado por corrupci¨®n. Aquellas penas, ahora anuladas por cuestiones de procedimiento, le impidieron disputar las anteriores elecciones, en 2018, en las que tambi¨¦n era favorito. Siempre defendi¨® su inocencia.
Hijo de analfabetos y el peque?o de siete hermanos, naci¨® en Pernambuco, en el Brasil m¨¢s pobre, el noreste, hist¨®ricamente azotado por la sequ¨ªa. Era un cr¨ªo cuando emigr¨® en familia en un viaje de 13 d¨ªas a S?o Paulo, donde se reunieron con su padre, Aristides, que siempre se esforz¨® en garantizar comida, pero que maltrataba a los ni?os hasta que un d¨ªa su esposa los agarr¨® y lo abandonaron. Ella protagoniza muchos de sus discursos.
Lula ¡ªque nunca fue buen estudiante, pero siempre exhibi¨® labia y carisma¡ª supo aprovechar las oportunidades que brindaba S?o Paulo. De ni?o trabaj¨® de limpiabotas antes de entrar en una escuela t¨¦cnica que le abri¨® la puerta a un empleo fijo en la metalurgia. All¨ª, perdi¨® el me?ique izquierdo, motivo por el que Bolsonaro le llama ¡°nuevededos¡±.
Huelgas contra la dictadura
El tornero se convirti¨® en un l¨ªder sindical. Y ¨¦l, que no vio con malos ojos que los militares tomaran el poder en 1964 para poner orden en Brasil, seg¨²n la biograf¨ªa Lula, Volumen I, lider¨® las grandes huelgas contra la dictadura. Desde el primer intento en 1989, perdi¨® tres veces antes de alcanzar la presidencia y ser reelegido. Sus ocho a?os en el poder (2003-2010) fueron una ¨¦poca de bonanza gracias a la demanda china de materias primas. Pudo implantar ambiciosos programas sociales para los desheredados hist¨®ricos. ¡°Metimos a los pobres en el presupuesto¡±, suele decir. Las vidas de millones de personas mejoraron como nunca. Llegaron para muchos la electricidad, el frigor¨ªfico, la lavadora¡ Los hijos de las empleadas del hogar entraron en la universidad. Levant¨® ampollas. Las ¨¦lites consideraron que desplazaban a sus hijos. Gracias a aquella prosperidad, muchos pobres, negros y mestizos volaron en avi¨®n.
Era el Brasil que sedujo al mundo y a Barack Obama. En los corrillos de un G-20 el entonces presidente de EEUU dijo: ¡°Adoro a este tipo. ?Es el pol¨ªtico m¨¢s popular de la tierra!¡±. Al a?o siguiente, Lula abandonaba el poder con un 87% de popularidad.
Ese es el Brasil que ha vendido en esta campa?a, no el que vino despu¨¦s, con Dilma Rousseff, a la que eligi¨® como heredera pol¨ªtica. El de la sist¨¦mica corrupci¨®n y la recesi¨®n que derivaron en el impeachment que acab¨® con 14 a?os de gobiernos progresistas. En ese caldo de cultivo germin¨® un odio feroz contra los pol¨ªticos en general y el PT en particular, una ola a la que h¨¢bilmente se subi¨® Bolsonaro, un mediocre diputado, para convertirse en la sorpresa de los comicios de 2018.
Ahora, la situaci¨®n econ¨®mica es sombr¨ªa. M¨¢s de 33 millones de brasile?os pasan hambre, el desempleo ronda el 9%, la inflaci¨®n alcanza el 8,7% y el Fondo Monetario Internacional calcula que el PIB cerrar¨¢ este a?o con un aumento del 1,7%.
Si pierde, Bolsonaro ser¨¢ el primer presidente que no logra ser reelegido en lo que va de siglo. Su gesti¨®n inhumana y nefasta de la pandemia, que ha matado a 670.000 brasile?os, es el principal motivo por el que muchos de los que apostaron por ¨¦l como el salvador le han dado la espalda. Para sobrevivir en el cargo, se ech¨® en brazos de la vieja pol¨ªtica, de partidos que ofrecen apoyo parlamentario al mejor postor e impuls¨® un generoso programa de ayudas econ¨®micas a 20 millones de pobres. La econom¨ªa ha aguantado el tir¨®n tras la pandemia.
Nost¨¢lgico de la dictadura, ultraconservador, machista, ha cumplido su promesa de desmantelar la pol¨ªtica ambiental, facilitar la venta de armas y colocar en el Tribunal Supremo a un juez ¡°terriblemente evang¨¦lico¡±, como dijo Bolsonaro. Con ¨¦l, la deforestaci¨®n se ha acelerado, Brasil es visto como un villano ambiental y est¨¢ diplom¨¢ticamente m¨¢s aislado que nunca.
A ojos de muchos, el l¨ªder del PT es el nuevo salvador. Otros lo votar¨¢n con desgana o tap¨¢ndose la nariz porque lo consideran el ¨²nico capaz de echar a Bolsonaro. Esta vez, para mejorar sus opciones, lleva de candidato a vicepresidente a Geraldo Alkcmin, antigua figura del centroderecha cl¨¢sico y firme defensor del impeachment de Rousseff. Ahora, el p¨²blico de los m¨ªtines lulistas lo aclama.
Lula ofrece el regreso a un Brasil feliz y pr¨®spero, donde todos puedan tomar los fines de semana churrasco y una cervecita sin entrar en inc¨®modos detalles sobre c¨®mo pretende resucitar una econom¨ªa que lleva casi una d¨¦cada de crecimiento estancado y de d¨®nde saldr¨¢ el dinero para sufragar la inclusi¨®n de esa mayor¨ªa pobre.
El equipo de Lula ha reservado la avenida Paulista para el domingo por la noche, pero Lula solo se dejar¨¢ ver si gana en primera vuelta. Si no, se reservar¨¢. Los bolsonaristas tambi¨¦n quer¨ªan reunirse all¨ª, pero solo lo podr¨¢n hacer en el remoto caso de que el presidente sea reelegido esa misma noche. Se espera un recuento r¨¢pido gracias a las urnas electr¨®nicas, que ahora solo son un orgullo nacional para medio Brasil.
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