La sombra de la austeridad provoca otra revuelta de los conservadores contra Liz Truss
La primera ministra brit¨¢nica se resiste a subir las prestaciones sociales al nivel de la inflaci¨®n. Se agrava la crisis en el seno del nuevo Gobierno, con deserciones y acusaciones de ¡°golpe de Estado¡±
Liz Truss ha tranquilizado en parte a los mercados con su marcha atr¨¢s. Al retirar su propuesta de anular el tipo del 45% para las rentas m¨¢s altas, la libra esterlina se ha estabilizado. Pero solo de momento. La tensi¨®n en el seno del nuevo Gobierno no ha desaparecido. Al contrario. Algunos ministros se desmarcan ya de la l¨ªnea oficial, entre acusaciones de ¡°golpe de Estado¡±.
Los planes econ¨®micos desplegados por la nueva primera ministra ¡ªayudas directas para pagar la factura de la energ¨ªa o recortes fiscales¡ª siguen suponiendo un agujero en la deuda p¨²blica de casi el 7% del PIB. Truss debe demostrar que los incentivos al crecimiento van acompa?ados de la necesaria responsabilidad fiscal. Eso significa ajustar el gasto. Medidas impopulares, como evitar que las prestaciones y ayudas sociales suban al ritmo de la inflaci¨®n ¡ªsituada ya en el 9,9%¡ª. Y ah¨ª ha surgido la siguiente rebeli¨®n interna de los conservadores contra un Gobierno que lleva apenas un mes al mando y ya vive sus horas m¨¢s bajas.
Boris Johnson, que siempre supo navegar donde la corriente era m¨¢s propicia, promet¨ªa el 30 de junio de 2020, cuando el Reino Unido ansiaba desesperadamente salir de la pandemia, un plan econ¨®mico generoso y justo: ¡°No responderemos a esta crisis con lo que la gente ha llamado ¡®austeridad¡¯. No vamos a salir de las dificultades de un modo cicatero¡±, anunciaba. El Partido Conservador vive aterrado por las cicatrices que dej¨® en su imagen la pasada d¨¦cada, cuando el entonces primer ministro, David Cameron, y su ministro de Econom¨ªa, George Osborne, intentaron enderezar las cuentas del pa¨ªs a golpe de recortes sociales. The Nasty Party, el partido feo, desagradable. As¨ª llamaban por entonces a los tories.
Es comprensible que Truss, cada vez que se le pregunta, se resista a utilizar la palabra austeridad. ¡°Yo hablo de responsabilidad fiscal, de la necesidad de reducir la proporci¨®n de la deuda p¨²blica respecto al PIB, despu¨¦s de una extraordinaria crisis tras una invasi¨®n de Ucrania que ha provocado, por ejemplo, la subida de las facturas del gas y de la luz¡±, se defend¨ªa este martes en la emisora LBC.
Truss no quiere atarse las manos. Reh¨²ye aclarar si su Ejecutivo subir¨¢ las prestaciones y ayudas sociales que reciben los m¨¢s desfavorecidos al mismo nivel de la inflaci¨®n ¡ªcomo s¨ª ha hecho con las pensiones p¨²blicas¡ª, o si los ajustar¨¢ m¨¢s bien a la subida media de los salarios, notablemente inferior. Con un sistema privado de pensiones muy potente, el gasto que el Reino Unido destina a sus jubilados es muy inferior al de otros pa¨ªses como Espa?a o Francia, mientas que la parte del presupuesto reservada a las ayudas sociales supone una cifra muy considerable. El Gobierno calcula un ahorro de unos 5.700 millones de euros si las mantiene por debajo de la inflaci¨®n.
¡°Cuando la gente vive de una renta fija, como pasa con los pensionistas, le resulta muy complicado ajustarse a las circunstancias. No ocurre lo mismo con los que s¨ª pueden trabajar¡±, ha dicho Truss. Una clara indicaci¨®n de lo que pretende.
De nuevo, sin embargo, la rebeli¨®n le ha surgido dentro de su propia casa. ¡°Siempre he respaldado ese aumento, ya se trate de las pensiones o del Estado de bienestar y sus prestaciones. Tiene todo el sentido del mundo ajustarlo al nivel de inflaci¨®n¡±, ha defendido Penny Mordaunt, l¨ªder de la C¨¢mara de los Comunes (un cargo similar al espa?ol de secretario de Relaciones con las Cortes, pero con rango ministerial). Su opini¨®n cuenta. No solo por ser el primer miembro del Gobierno en pronunciarse antes incluso de que se tome la decisi¨®n, sino porque Mordaunt fue clara favorita en las primarias conservadoras del verano, y se mantuvo un tiempo por encima de Truss en las preferencias del grupo parlamentario. A su voz se ha sumado la del ministro para Gales, Robert Buckland: ¡°Cada Gobierno conservador en el que he estado ha sido capaz de mantener esa red de seguridad [para los ciudadanos]. Estoy seguro de que este har¨¢ lo mismo¡±, ha dicho a la BBC.
Acusaci¨®n de ¡®golpe de Estado¡¯
Una clara se?al del estado de descomposici¨®n interna que viven los conservadores ha sido la dureza con que ha intervenido en el debate la ministra del Interior, Suella Braverman. La antigua abogada general del Estado tambi¨¦n compiti¨® en las primarias del Partido Conservador, y goz¨® en un principio del apoyo de los euroesc¨¦pticos y del ala dura del partido. ¡°Se ha llevado a cabo un golpe de Estado para debilitar a la primera ministra, de un modo muy poco profesional¡±, ha dicho Braverman al Daily Telegraph, el diario de referencia de los conservadores. ¡°Somos un partido, y la primera ministra fue elegida seg¨²n corresponde. Ha recibido un mandato. Y anunci¨® durante todo el verano que iba a bajar los impuestos. Est¨¢ haciendo lo que prometi¨®¡±, ha se?alado la ministra, para reprochar su actitud a los diputados que se han opuesto al alivio fiscal para los m¨¢s ricos.
La nueva rebeli¨®n incluye a los exministros conservadores Michael Gove, Damian Green, Esther McVey o John Glen, que tambi¨¦n se han mostrado en contra de una medida que quita, por un lado, lo que el Gobierno ¡ªcon las ayudas energ¨¦ticas¡ª da por otro. Los mismos que lograron doblar el brazo esta semana a la primera ministra e hicieron que retirara su recorte de impuestos para los m¨¢s ricos vuelven a dejarle claro que no goza de la autonom¨ªa y libertad de maniobra que podr¨ªa esperarse de alguien que apenas ha puesto un pie en Downing Street.
Hasta Iain Duncan Smith, el exl¨ªder de los conservadores apadrinado por Margaret Thatcher, que a su vez apadrin¨® a Truss este verano en la carrera de las primarias, le ha advertido del riesgo de volver a meter la pata: ¡°No tiene sentido retirar parte del gran apoyo que estamos dando a los ciudadanos para que puedan hacer frente al incremento del coste de la vida, y a la vez no actualizar a los precios reales todas esas prestaciones sociales¡±, ha dicho Duncan Smith este martes. ¡°Yo no he entrado en pol¨ªtica para hacer que la gente pobre sea a¨²n m¨¢s pobre. Es muy sorprendente que abordemos, por un lado, el terrible incremento del coste de la vida, y luego no estemos dispuestos a mantener en t¨¦rminos reales el valor de las ayudas que necesitan los m¨¢s vulnerables de nuestra sociedad¡±, se ha sumado a la protesta el exministro conservador Andrew Mitchell.
Sigue toda la informaci¨®n internacional en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.