Reino Unido a¨²n no es ¡®Little Britain¡¯
A pesar del reciente caos, continuaci¨®n del declive pol¨ªtico y econ¨®mico originado por el Brexit, la grandeza de este pa¨ªs est¨¢ por encima de sus gobernantes
En uno de los gags m¨¢s famosos en la telecomedia Little Britain, uno de los personajes que trabaja la atenci¨®n al cliente de un banco responde inequ¨ªvocamente a cada una de las consultas con un ¡°computer says no¡± (el ordenador dice que no) despu¨¦s de introducir los datos en el sistema inform¨¢tico y recibir un mensaje de error.
Con los a?os, la expresi¨®n se ha convertido en un chiste habitual para criticar la deshumanizaci¨®n del personal burocr¨¢tico, incapaz de resolver cualquier tipo de problema m¨¢s all¨¢ de las respuestas predeterminadas en el sistema, a menudo prescindiendo del m¨¢s m¨ªnimo sentido com¨²n. Pero uno se podr¨ªa imaginar que el ¡°ordenador dice no¡± fue precisamente lo que debi¨® pensar el ya exministro de econom¨ªa brit¨¢nico Kwasi Kwarteng viendo en su pantalla el desplome de la libra y la subida de los tipos de inter¨¦s a niveles r¨¦cord como consecuencia del anuncio de su plan presupuestario y de rebajas de impuestos.
Lo que pas¨® despu¨¦s es algo que pasar¨¢ a los libros de historia. Kwarteng fue obligado a dimitir solo 38 d¨ªas despu¨¦s de ser nombrado. La ¨²nica raz¨®n por la que no es el ministro de econom¨ªa m¨¢s breve de la historia es porque en 1970, el entonces ministro Iain McLeod falleci¨® de un ataque al coraz¨®n despu¨¦s de solo un mes en el cargo.
En una humillante capitulaci¨®n pol¨ªtica, la primera ministra Liz Truss se ha visto obligada, primero, a eliminar la propuesta de bajar el impuesto a las rentas m¨¢s altas y, posteriormente, la rebaja del impuesto de sociedades con tal de calmar los mercados. Curiosamente, entre las medidas anunciadas, la que tendr¨¢, de largo, un mayor impacto en las arcas p¨²blicas es el tope a los precios energ¨¦ticos; una medida que felizmente se atribuir¨ªa cualquier partido de izquierdas europeo. Pero hay consenso en que es una medida necesaria para evitar una hecatombe econ¨®mica y social este invierno.
No as¨ª con las rebajas de impuestos enmascaradas como medidas para reactivar el crecimiento econ¨®mico. Con su veredicto, los mercados han declarado categ¨®ricamente que no se creen que las rebajas de impuestos se paguen solas, por mucho que Truss siga anclada en las ideas econ¨®micas de Reagan y el ¡°trickle down economics¡± ¨Dla idea de que rebajas de impuestos a las empresas y las rentas m¨¢s altas redundan en mayor crecimiento econ¨®mico¨D. Esta falta de confianza en la sostenibilidad de las cuentas p¨²blicas se ha traducido en tipos de inter¨¦s m¨¢s altos. Espa?a har¨ªa bien en tomar nota, independientemente del color del pr¨®ximo Gobierno.
Por desgracia, sobre todo para los que hemos hecho de este pa¨ªs nuestro hogar adoptivo, el caos pol¨ªtico y financiero de estas ¨²ltimas semanas no marca sino la continuaci¨®n del declive pol¨ªtico y econ¨®mico que sufre el Reino Unido desde el refer¨¦ndum para abandonar la Uni¨®n Europea en 2016. Por suerte, la grandeza del pa¨ªs est¨¢ por encima de sus gobernantes, por mucho que sigan empe?ados en convertir Gran Breta?a en Little Britain.
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