El presidente Bolsonaro abre el grifo del dinero p¨²blico para arrancar a Lula votos entre los pobres
La bater¨ªa de medidas aprobadas por el Gobierno tras la primera vuelta ha impulsado el apoyo al candidato a la reelecci¨®n entre los m¨¢s necesitados
Jair Bolsonaro tiene, como presidente, lo que en Brasil llaman el poder del bol¨ªgrafo, el poder de la m¨¢quina estatal y del gasto p¨²blico. Con la vista puesta en ser reelegido el domingo que viene, el mandatario de extrema derecha ha abierto el grifo del dinero p¨²blico para aliviar las graves penurias de los m¨¢s pobres y arrancarle as¨ª a Luiz In¨¢cio Lula da Silva unos votos preciosos que le acerquen a la victoria. Estas medidas electoralistas del mandatario empiezan a surtir efecto entre los m¨¢s necesitados. Las encuestas m¨¢s recientes reflejan que consigue m¨¢s apoyo que nunca (40% frente al 56% para Lula) entre quienes cobran una ayuda llamada Auxilio Brasil. Durante su larga carrera como diputado, Bolsonaro acusaba a los Gobiernos de Lula y de Dilma Rousseff de usar pagas similares para comprar votos.
Buena parte de las medidas son mejoras al llamado Auxilio Brasil, una paga de 600 reales mensuales (114 d¨®lares o euros) que reciben m¨¢s de 20 millones de brasile?os que viven en la miseria. Aunque esa cuant¨ªa requiri¨® que Bolsonaro se saltara el techo de gastos y no est¨¢ garantizada en los presupuestos del a?o que viene, tanto ¨¦l como Lula han prometido mantenerla el a?o pr¨®ximo. A partir del 1 de enero, uno de ellos gobernar¨¢ y deber¨¢ buscar dinero para cumplir con los m¨¢s necesitados. M¨¢s de 33 millones de brasile?os pasan hambre.
Las novedades fueron anunciadas por el presidente despu¨¦s de la primera vuelta, hace tres semanas, cuando qued¨® cinco puntos por detr¨¢s de Lula. Este arras¨® ese d¨ªa en el Nordeste, la regi¨®n m¨¢s pobre de Brasil y el principal granero de votos del Partido de los Trabajadores (PT), donde sac¨® dos tercios de los votos frente a un tercio del actual presidente y antiguo militar.
Destacan, entre las novedades, que medio mill¨®n de familias m¨¢s recibir¨¢n desde ya la ayuda mensual Auxilio Brasil, el principal gancho electoral de Bolsonaro m¨¢s all¨¢ de las proclamas en defensa de valores ultraconservadores y de la libertad; las fechas de pago se han adelantado para que el dinero entre en los bolsillos antes del d¨ªa 30, cuando est¨¢n convocados a las urnas; las mujeres beneficiarias tendr¨¢n una paga extra y los que encuentren un empleo se embolsar¨¢n 200 reales extra, seg¨²n la recopilaci¨®n hecha por el diario Folha de S. Paulo. Adem¨¢s, los bancos han decidido aceptar esta paga mensual como aval para pedir cr¨¦ditos.
A Gustavo Fernandes, profesor de Administraci¨®n P¨²blica de la Fundaci¨®n Getulio Vargas, estas medidas le parecen ¡°singulares y algunas, cuestionables desde el punto de vista legal¡±, como la posibilidad de pedir esos pr¨¦stamos, explica al tel¨¦fono. Es decir, convertir una pol¨ªtica social en la v¨ªa de conseguir un cr¨¦dito cuyos intereses, para colmo, pueden llegar a ser alt¨ªsimos.
Recalca el profesor que ¡°son pagos directos a los bolsillos de las personas en v¨ªsperas de los comicios¡± y recuerda que estas medidas de transferencia de renta no estaban en el programa de Gobierno de Bolsonaro y solo son posibles porque el Congreso ¡°declar¨® una situaci¨®n de emergencia con un objetivo electoralista¡±. Brasil tiene leyes que proh¨ªben este tipo de gastos a nivel municipal y estatal, pero ninguna norma que lo vete a nivel federal.
Otras de las medidas aprobadas deprisa y corriendo para convencer al electorado est¨¢n destinadas a la poblaci¨®n en general, como las que permiten renegociar las deudas o usar parte del dinero que el Estado ahorra en nombre de cada trabajador para pedir una hipoteca. Aunque el desempleo y la inflaci¨®n se van moderando poco a poco, ocho de cada diez familias est¨¢n endeudadas.
El presidente tambi¨¦n ha ampliado las subvenciones para los taxistas y los camioneros con el pretexto de paliar el alto precio de los combustibles. Son dos colectivos muy afines a sus postulados.
Los comicios est¨¢n tan re?idos y tan polarizados que la batalla se decidir¨¢ por un margen estrecho. Los votos hu¨¦rfanos son pocos y los candidatos est¨¢n ahora mismo al borde del empate t¨¦cnico, con Lula algo por delante. Por eso Bolsonaro quiere que las empresas de transporte den libre a sus conductores el domingo 30 para que puedan votar y, en cambio, prefiere que los ayuntamientos no ofrezcan transporte gratuito. Porque los especialistas consideran que moviliza sobre todo a los electores m¨¢s pobres, m¨¢s afines a Lula, aquellos que deben elegir entre gastar su escaso dinero en tomar el autob¨²s para acercarse a las urnas o comprar arroz y frijoles para comer.
Bolsonaro lleg¨® al poder con un discurso ultraliberal, quer¨ªa dejar el Estado en el chasis, pero la pandemia le oblig¨® a cambiar el rumbo. Y le brind¨® la ocasi¨®n de cumplir un antiguo prop¨®sito, enterrar la marca Bolsa Familia, el gran emblema de los Gobiernos del Partido de los Trabajadores, una ayuda eficaz y barata que fue un gran instrumento para sacar de la extrema pobreza a 36 millones de personas.
El presidente de extrema derecha ha ampliado la cifra de beneficiarios, ha aumentado la cuant¨ªa y ha eliminado algunas condiciones para recibirlo. Ya no es requisito llevar a los ni?os al colegio, vacunarlos o someterse a consultas prenatales. Y si encuentras trabajo, tampoco pierdes la ayuda. Lula ha prometido resucitar Bolsa Familia. Eso s¨ª, con la cuant¨ªa actual de 600 reales. De d¨®nde saldr¨¢n los fondos, es un misterio. El izquierdista lidera una coalici¨®n de una decena de partidos y a seis d¨ªas de las elecciones sigue en el terreno de la ambig¨¹edad, sin detallar c¨®mo conseguir¨¢ implementar sus muchas promesas.
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