En Israel, un ciudadano m¨¢s; en Argentina, imputado en una causa por cr¨ªmenes de lesa humanidad
Shlomo Slutzky plasma en un documental su campa?a por extraditar a Teodoro An¨ªbal Gauto, quien emigr¨® en 2003 al Estado jud¨ªo, a?os despu¨¦s de haber trabajado en un centro clandestino durante la dictadura militar
En 1976, tres semanas despu¨¦s del golpe de Estado militar en Argentina, Shlomo Slutzky aprovech¨® que, al ser jud¨ªo, pod¨ªa emigrar a Israel y, probablemente, no convertirse en uno de los 30.000 desaparecidos, entre los que s¨ª se encuentra su primo segundo y activista de izquierdas Samuel. Veintisiete a?os m¨¢s tarde, poco despu¨¦s del corralito, otro argentino, Teodoro An¨ªbal Gauto, se estableci¨® en el mismo pa¨ªs gracias a que su mujer ten¨ªa ra¨ªces jud¨ªas, lo que daba a ambos derecho a la nacionalidad. Sus vidas se cruzaron en 2013, cuando Slutzky empez¨® a investigar los asesinatos y torturas en La Cacha, el centro clandestino en la ciudad de La Plata en el que vieron a Samuel por ¨²ltima vez. Descubri¨® que Interpol hab¨ªa dictado una orden de busca y captura contra Gauto para que aclarase en Argentina su posible papel en cr¨ªmenes de lesa humanidad durante los a?os en los que trabaj¨® como civil en el 101, el destacamento de la inteligencia militar que operaba ese mismo centro.
¡°De repente, resultaba que un potencial asesino de este primo [segundo] se encontraba a 100 kil¨®metros de ac¨¢, habiendo entrado en forma ilegal en Israel. Es como que se re¨ªa de m¨ª y el destino se re¨ªa de m¨ª¡±, recuerda hoy en una cafeter¨ªa cerca de su casa en Tel Aviv, donde reside. Slutzky comenz¨® entonces una batalla ¨Dhasta ahora infructuosa¨D por llevarlo ante la justicia que ha incluido escraches, demandas judiciales y hasta una reuni¨®n con el presidente argentino, Alberto Fern¨¢ndez, ya que Israel no est¨¢ obligado a extraditarlo. ?l y su hijo Tomer han plasmado la campa?a en el documental Nuestra bronca, que llegar¨¢ el pr¨®ximo d¨ªa 24 a Buenos Aires tras su estreno el mes pasado en el festival de cine de la ciudad israel¨ª de Haifa.
¡°La pel¨ªcula es solo un medio m¨¢s para llegar al p¨²blico, a las autoridades, para que la gente pregunte: ?C¨®mo puede ser una cosa as¨ª?¡±, explica Slutzky, periodista y documentalista de 66 a?os. Simb¨®licamente, Nuestra bronca casi empieza y acaba de la misma forma: con padre e hijo frente la casa de Gauto en Kiriat Bialik, una localidad del norte de Israel. En la ¨²ltima, en 2021, llenando buzones, parabrisas y ¨¢rboles de octavillas en espa?ol y hebreo con una oferta de recompensa y la palabra ¡°buscado¡±. Es casi un reflejo gr¨¢fico del impasse al que ha llegado el caso, con la orden de Interpol anulada y el juicio en el Supremo israel¨ª a la espera de nueva documentaci¨®n. Gauto sigue imputado por delitos de lesa humanidad en Argentina, que pide su extradici¨®n para la indagatoria, es decir, para que declare ante el juez y este determine entonces si procesarlo o no.
Los Slutzky empezaron a seguir el rastro de Gauto, que hoy tiene 73 a?os, en 2013. Diez a?os antes, estaba siendo procesado en Argentina por una estafa al Banco Central que presuntamente cometi¨® en los noventa. El juez le permiti¨® ir temporalmente a Israel con la obligaci¨®n de regresar. Aprovech¨® para emigrar, mintiendo en el formulario de la Agencia Jud¨ªa al marcar que no ten¨ªa causas judiciales pendientes y cambiar su nombre a Yosef Karmel, seg¨²n desvela el documental. En los ochenta hab¨ªa tenido otros dos juicios: uno por hurto, falsificaci¨®n de documentos y estafa, en La Plata; y otro en Espa?a por robar cheques e imitar la firma para cobrarlos en Madrid, seg¨²n figura, respectivamente, en un documento de la Polic¨ªa argentina y en otro de Interpol. Los tres delitos han prescrito ya.
Al principio, Slutzky se limit¨® a avisar a la Canciller¨ªa, a la Embajada israel¨ª en Argentina y a la Agencia Jud¨ªa, sin hacerlo p¨²blico. En Interior le comunicaron que se le podr¨ªa haber revocado la nacionalidad ¨Dpor enga?ar en el formulario¨D en los primeros tres a?os, pero ahora solo le quedaban los tribunales.
Fue entonces cuando empez¨® a denunciar el asunto en los medios de comunicaci¨®n de ambos pa¨ªses y llev¨® el tema al Supremo israel¨ª. En 2018, recibi¨® dos palos. Por un lado, una comisi¨®n de Interior decidi¨® mantener la ciudadan¨ªa a Gauto sobre la base de su arraigo. Por otro, el juez del caso en Argentina cambi¨® y el nuevo decidi¨® anular la orden de captura internacional y exonerarlo de encarcelamiento, por la ausencia de pruebas nuevas en su contra en todos estos a?os.
Un a?o m¨¢s tarde, Slutzky sufri¨® un infarto y tuvo que ser operado a coraz¨®n abierto. Su abogado le acab¨® convenciendo de aplazar el juicio. Ese mismo a?o, Gauto vol¨® a Argentina sin ser arrestado, pese a seguir imputado en la causa, seg¨²n se apunta en la pel¨ªcula.
Entre tanta mala noticia, algo llen¨® de ilusi¨®n a Slutzky: la llegada al poder de Alberto Fern¨¢ndez, en 2020. M¨¢s a¨²n cuando se enter¨® de que su primer viaje al extranjero ser¨ªa a Israel, donde est¨¢n instalados decenas de miles de miembros de la comunidad jud¨ªa argentina, la mayor de Am¨¦rica Latina. El n¨²mero de jud¨ªos desaparecidos durante la dictadura fue, adem¨¢s, mucho mayor de su peso poblacional, por el antisemitismo de los golpistas y porque estaban m¨¢s involucrados en movimientos de izquierda y universitarios.
Se reunieron en una mesa ancha y le resumi¨® el caso. En el documental se puede ver a Fern¨¢ndez hablarle emocionado de la necesidad de justicia y darle su n¨²mero de m¨®vil. Apenas unas semanas m¨¢s tarde, lleg¨® la covid-19 y la extradici¨®n de Gauto pas¨® a ser la ¨²ltima preocupaci¨®n de ese y de cualquier otro Gobierno.
Gauto fue contactado por EL PA?S, pero prefiri¨® no hacer declaraciones.
¡ª No quiero hablar. Ya lo hace ¨¦l [Slutzky] por los dos.
¡ª Entiendo. Pero solo una cosa: si se considera inocente, ?por qu¨¦ no viaja simplemente a Argentina y declara para que se aclare todo?
¡ª Est¨¢ todo ante la justicia, aqu¨ª y all¨¢. Hay jueces y hay abogados, as¨ª que no necesito hablar nada.
En el documental s¨ª se escuchan retazos de dos conversaciones telef¨®nicas con ¨¦l. En una primera, con Slutzky padre, admite que trabaj¨® (entre 1975 y 1979) en el destacamento 101 ¨Ddel que otros tres civiles han sido condenados¨D, en el que se limitaba a ¡°confeccionar fichas con nombres y apellidos¡± de quienes llegaban, que a veces inclu¨ªan datos como ¡°comunista o marxista-leninista¡±. Lo justifica en que era joven y quer¨ªa dinero, pero matiza que ni tiene ideolog¨ªa ni particip¨® en violaciones de derechos humanos. En otra m¨¢s breve y a?os despu¨¦s, con el hijo, se presenta como un ¡°pez peque?o¡± al que han ¡°agrandado¡± artificialmente con tanto activismo para llevarlo ante los tribunales.
Al principio, Slutzky pensaba que todas las trabas a la extradici¨®n ¡°eran una cuesti¨®n burocr¨¢tica o de malos entendidos¡±. Ahora cree que hay ¡°otras cosas¡±. Esas ¡°otras cosas¡± tienen que ver con que el destacamento 101 intercambi¨® informaci¨®n de inteligencia con Israel (que vend¨ªa armas a la dictadura, pese al boicot internacional) cuando la organizaci¨®n guerrillera peronista Montoneros recib¨ªa entrenamiento de la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina en L¨ªbano, pa¨ªs vecino y enfrentado a Israel. Uno de los elementos que alimenta su sospecha es que, durante la vista en el Supremo en 2017, el juez pidi¨® a todos salir de la sala porque le ten¨ªan que comunicar una informaci¨®n secreta.
El documental termina en julio de 2021. Desde entonces, Slutzky ha declarado en la causa como testigo y se ha reunido con el ministro argentino de Justicia y Derechos Humanos, Mart¨ªn Soria. Cree que ¡°hace falta que alguien venga a Israel y diga: ¡®S¨ª, es importante la cuesti¨®n de [los atentados en los noventa contra] la AMIA y la Embajada [israel¨ª en Buenos Aires] y ustedes la elevan todos los d¨ªas. Pero para nosotros tambi¨¦n lo es la memoria, verdad y justicia. Y no nos est¨¢n ayudando simplemente a indagarlo¡±. Tampoco ha contribuido que Israel celebrase, hasta el pasado d¨ªa 1, cinco elecciones desde 2019.
Slutzky insiste en que act¨²a as¨ª como ¡°patriota israel¨ª¡±. ¡°A veces mi hijo me dice: ¡®Mir¨¢, ¨¦l ya est¨¢ marcado, ya recibi¨® cierto castigo¡¯. Pero yo pienso que su presencia ac¨¢ ensucia a este pa¨ªs¡±.
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