Un a?o de tripartito alem¨¢n: la guerra, la crisis energ¨¦tica y la inflaci¨®n hunden la popularidad de Scholz
Las peleas p¨²blicas entre los socios de Gobierno hacen perder apoyos a socialdem¨®cratas y liberales. Solo Los Verdes resisten
Se llamaron a s¨ª mismos ¡°la coalici¨®n de progreso¡±. Un in¨¦dito tripartito de socialdem¨®cratas, verdes y liberales se dispon¨ªa a emprender las grandes reformas de corte progresista que necesitaba Alemania. El nuevo canciller, Olaf Scholz, quer¨ªa dejar atr¨¢s los a?os de estancamiento de la gran coalici¨®n de la que ¨¦l mismo hab¨ªa formado parte como vicecanciller de Angela Merkel. Casi se palpaba la euforia por haber conseguido un acuerdo entre tres socios tan distintos que permit¨ªa que un canciller socialdem¨®crata volviera a liderar el pa¨ªs despu¨¦s de 16 a?os de dominio democristiano.
El incremento de los precios del gas, la electricidad y los alimentos han hecho mella en los bolsillos de los alemanes, que cada vez ven con peores ojos a la coalici¨®n de Gobierno. La valoraci¨®n en las encuestas ha ido cayendo a la par que crece la inflaci¨®n, que al superar el 10% se ha situado en el nivel m¨¢s alto de los ¨²ltimos 70 a?os. ¡°Ahora mismo el tripartito ya no tendr¨ªa mayor¨ªa en el Parlamento¡±, apunta Peter Matuschek, investigador del instituto demosc¨®pico Forsa. Tanto socialdem¨®cratas como liberales han perdido apoyos y solo Los Verdes aguantan. ¡°Tienen visiones ideol¨®gicas muy distintas y con cada nueva crisis hay conflicto: la entrega de armas a Ucrania, la energ¨ªa nuclear... Llegan a acuerdos de m¨ªnimos y sus peleas p¨²blicas no inspiran confianza¡±, ilustra el experto.
Aquel diciembre de 2021, hace un a?o, la salida de la pandemia era el mayor desaf¨ªo. El Ejecutivo estaba a¨²n asent¨¢ndose cuando todo dio un vuelco. El 24 de febrero, las tropas de Vlad¨ªmir Putin entraron en Ucrania. Y, antes de que Scholz pudiera demostrar qu¨¦ tipo de l¨ªder iba a ser, se convirti¨® a la fuerza en el canciller de la guerra.
El comienzo de la invasi¨®n, a escasos 700 kil¨®metros de su frontera este, ha obligado a Alemania a dar un giro radical a sus pol¨ªticas. Lo que antes parec¨ªa inconcebible de repente se hizo posible. Imprescindible, incluso. Un Scholz con gesto todav¨ªa m¨¢s adusto del acostumbrado anunci¨® en el Bundestag (Parlamento) un zeitenwende, un cambio de ¨¦poca, tres d¨ªas despu¨¦s, el 27 de febrero: ¡°Estamos viviendo un punto de inflexi¨®n. Y eso significa que el mundo ya no es el mismo de antes¡±. El papel de Alemania en el mundo ten¨ªa que cambiar. El canciller anunci¨® un fondo especial de 100.000 millones de euros para el ej¨¦rcito y el cumplimiento del objetivo del 2% del PIB en gasto militar, una demanda de la OTAN que Berl¨ªn llevaba d¨¦cadas ignorando. Alemania estaba ante su mayor operaci¨®n de rearme desde la Segunda Guerra Mundial.
Un d¨ªa antes, Scholz ya hab¨ªa borrado de un plumazo d¨¦cadas de restrictiva pol¨ªtica exportadora de armas al autorizar el env¨ªo de misiles a una zona de guerra. Uno de los muchos tab¨²es que han ido cayendo, uno tras otro, desde que la invasi¨®n rusa de Ucrania puso del rev¨¦s la pol¨ªtica exterior y de defensa de la mayor econom¨ªa europea. Virajes de ese calibre no estaban previstos en el acuerdo de coalici¨®n, un contrato de 177 p¨¢ginas que obviamente atend¨ªa a otras urgencias: la descarbonizaci¨®n de la econom¨ªa, la digitalizaci¨®n, la protecci¨®n social. Los roces entre los socios de Gobierno no tardaron en asomar. No iba a ser f¨¢cil ponerse de acuerdo en las recetas ante la peor crisis energ¨¦tica en d¨¦cadas.
Los alemanes no est¨¢n entendiendo bien las medidas con las que el tripartito lucha contra la crisis energ¨¦tica. Los grandes anuncios, como un paquete de ayudas de 200.000 millones de euros a ciudadanos y empresas, siguen en la nebulosa de lo abstracto; todav¨ªa no se han concretado en la factura del gas. La comunicaci¨®n, dice Matuschek, est¨¢ fallando. Y eso afecta a la valoraci¨®n como l¨ªder de Scholz. Tras el discurso del zeitenwende, su popularidad subi¨®. Un 60% estaba satisfecho con su gesti¨®n en febrero. ¡°Esta semana hemos vuelto a preguntar y ha ca¨ªdo al 36%¡±, se?ala el investigador. Y lo curioso es que la oposici¨®n no se est¨¢ beneficiando, como ser¨ªa lo normal: ¡°Tampoco creen que un Gobierno liderado por Friedrich Merz [l¨ªder de los democristianos] lo har¨ªa mejor¡±.
Pol¨ªtica miope
¡°El tripartito todav¨ªa no es una coalici¨®n de progreso. No le est¨¢ dando tiempo a aplicar los avances porque est¨¢ constantemente reaccionando a los acontecimientos¡±, asegura la polit¨®loga Ursula M¨¹nch, directora de la Academia de Educaci¨®n Pol¨ªtica de Tutzing. La coalici¨®n ¡°apacigua a la poblaci¨®n durante la crisis con medidas como el billete de transporte de nueve euros, pero le falta dinero para reparar las infraestructuras y modernizar el transporte ferroviario¡±, pone como ejemplo de lo que considera ¡°una pol¨ªtica miope¡±.
Sin embargo, y pese a las dificultades y la amenaza de una recesi¨®n inminente, Scholz ha podido sacar adelante pol¨ªticas sociales que considera claves para el pa¨ªs. La subida del salario m¨ªnimo, su principal promesa durante la campa?a electoral, se materializ¨® en junio, cuando con sus socios aprob¨® en el Parlamento un aumento del 25%, de los 9,6 euros la hora de entonces hasta los 12 actuales. M¨¢s de seis millones de trabajadores se han beneficiado de una subida hist¨®rica de los sueldos m¨¢s bajos, habituales en hosteler¨ªa y comercio.
La reforma de los subsidios de desempleo de larga duraci¨®n y las ayudas sociales, el sistema conocido como Hartz IV, era otra de las prioridades de Scholz. Los socialdem¨®cratas quer¨ªan borrar el pol¨¦mico legado de su ¨²ltimo canciller, Gerhard Schr?der, y lo consiguieron este noviembre, pero a costa de rebajar expectativas para que los democristianos no bloquearan la ley en el Senado. El nuevo B¨¹rgergeld (literalmente, dinero ciudadano) entrar¨¢ en vigor en enero con ayudas m¨¢s generosas, menos burocracia y medidas para facilitar la b¨²squeda de trabajo.
Cesiones de los tres partidos
Por el camino de estos 12 meses de Gobierno en modo crisis, los tres partidos han tenido que hacer renuncias. Los Verdes han desistido del apag¨®n nuclear previsto para este 31 de diciembre. La descarbonizaci¨®n de la econom¨ªa alemana de momento est¨¢ aparcada ante la necesidad de buscar alternativas al gas ruso barato. El ministro de Econom¨ªa y Clima, el verde Robert Habeck, ha tenido que reabrir centrales de carb¨®n ya jubiladas y visitar pa¨ªses a los que su partido siempre ha sido al¨¦rgico, como Qatar, en busca de acuerdos energ¨¦ticos.
Por su parte, los liberales han conseguido no subir impuestos, pero su ministro de Finanzas, el muy ortodoxo Christian Lindner, ha seguido suscribiendo miles de millones de euros de nueva deuda con los que hacer frente a las consecuencias de la pandemia, primero, y de la crisis energ¨¦tica, despu¨¦s. Soportar el apodo de ¡°el rey de la deuda¡± que le ha puesto la oposici¨®n conservadora no ha debido de ser f¨¢cil para un defensor a ultranza de la disciplina fiscal.
El ataque ruso a Ucrania ¡°pill¨® a Alemania con el pie cambiado¡± en el plano internacional, asegura Sudha David-Wilp, directora de la oficina de Berl¨ªn del centro de estudios estadounidense German Marshall Fund. La ¡°potencia reticente¡± tuvo que reaccionar y convertirse en un pa¨ªs decidido a mejorar su defensa y a cortar lazos con Rusia, de la que era extremadamente dependiente en materia energ¨¦tica. Esto ¨²ltimo lo ha conseguido: las reservas de gas est¨¢n a tope y Scholz asegura que el pa¨ªs superar¨¢ el invierno sin problemas de suministro.
La cuesti¨®n de la defensa, en cambio, hace arquear las cejas con incredulidad a sus socios. ¡°Las palabras del canciller no necesariamente se corresponden con sus actos y hay quien se cuestiona si es un aliado fiable a largo plazo¡±, se?ala la experta. El mejor ejemplo es que las compras de material para modernizar el ej¨¦rcito no se han materializado 10 meses despu¨¦s de anunciarlas, embarradas en burocracia y falta de agilidad en la toma de decisiones. David-Wilp no cree que se pueda juzgar a Scholz como estadista todav¨ªa, especialmente como sustituto de Merkel en su papel de jefa de Europa. Aunque la excanciller tambi¨¦n vivi¨® sus crisis, ¡°el campo de juego ahora es completamente distinto¡±, sostiene.
En su balance del primer a?o al frente de Alemania, Scholz se ve fuerte, a s¨ª mismo y al tripartito, con el que quiere volver a presentarse en 2025. ¡°Quiero que a esta coalici¨®n de Gobierno le vaya tan bien que vuelva a recibir el mandato¡±, ha dicho en una entrevista reciente. Despu¨¦s de las cr¨ªticas a Berl¨ªn por parte de aliados como Ucrania, Polonia y Estados Unidos por su gasto en defensa, su reticencia a enviar armas ofensivas a Kiev o proyectos fallidos como el gasoducto Nord Stream 2, el canciller asegura que Alemania ocupar¨¢ el lugar que le corresponde en el mundo. En un art¨ªculo reciente en la revista Foreign Policy escribe: ¡°Los alemanes estamos decididos a convertirnos en el garante de la seguridad europea que nuestros aliados esperan que seamos¡±.
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