Ucrania retira el monumento de Catalina la Grande en Odesa
El traslado de la estatua de la fundadora de la ciudad del mar Negro forma parte del proceso de ¡°desrusificaci¨®n¡± de Ucrania agudizado por la guerra de Putin
Dos operarios subidos a una gr¨²a han dejado la cabeza de Catalina la Grande al descubierto. Se preparan para trasladar a otro lugar a la emperatriz de la plaza Ekaterininskaya de Odesa. ¡°Pues s¨ª, hasta nunca¡±, comenta un militar que observa la escena, mientras fuma un cigarrillo. Las autoridades de Odesa han empezado a retirar esta ma?ana el monumento de la que fue emperatriz de Rusia de 1762 a 1796, que firm¨® la fundaci¨®n de la ciudad portuaria del mar Negro.
El desmantelamiento de la estatua es otro paso m¨¢s en lo que las autoridades ucranias consideran un proceso de ¡°desrusificaci¨®n¡± o ¡°desimperializaci¨®n¡± del pa¨ªs, alimentado por la guerra de Rusia en Ucrania, en el que est¨¢n cambiando nombres de calles, de las avenidas y plazas, y retirando monumentos que la vinculan a Rusia o al imperio.
Miles de ciudadanos votaron en una encuesta telem¨¢tica a favor de retirar el monumento, que se hab¨ªa convertido en un elemento muy controvertido para gran parte de la ciudad, desde un punto en el que la emperatriz observaba de reojo las cercanas escaleras de Potemkin. Hace un mes, el Ayuntamiento de Odesa aprob¨® el desmantelamiento de la estatua, erigida por primera vez en 1900, retirada en 1920 bajo el dominio sovi¨¦tico, y restaurada en 2007 por un empresario de la zona y recolocada por las autoridades ucranias en una decisi¨®n que en su momento recibi¨® cr¨ªticas de una parte de la sociedad y del entonces presidente Viktor Yushenko.
Catalina la Grande, cuya estatua ha sido vandalizada en varias ocasiones desde la invasi¨®n lanzada por el presidente ruso, Vlad¨ªmir Putin, el 24 de febrero, hab¨ªa estado cubierta durante las ¨²ltimas semanas con grandes placas de madera de siete metros de alto, en las que alguien hab¨ªa escrito con spray ¡°en venta¡±. Antes, hab¨ªa sido rociada de pintura roja, cubierta con un pasamonta?as de verdugo; en otra de las acciones contra el monumento, alguien le coloc¨® una soga al cuello. Una ma?ana el pedestal apareci¨® con una pintada que dec¨ªa ¡°Catalina=Putin¡±.
Ahora, la emperatriz descansar¨¢ en uno de los museos de Odesa, seg¨²n una portavoz de la Administraci¨®n local. O quiz¨¢ en una plaza a las afueras de la ciudad, junto a otros monumentos relacionados con el imperialismo ruso, dice. Los diputados locales votaron tambi¨¦n retirar y reubicar otros monumentos, como el del general ruso del siglo XVII Alexander Suvorov.
El Gobierno de la ciudad portuaria, considerada la perla del mar Negro y una de las localidades largamente ansiadas por el imperialismo ruso, a¨²n no ha decidido qu¨¦ colocar¨¢n en lugar de la estatua. Probablemente, se decidir¨¢, dicen, despu¨¦s de la guerra.
La invasi¨®n ha acelerado la desrusificaci¨®n de Ucrania, iniciada con la independencia en 1991 y profundizada tras la anexi¨®n de Crimea y el inicio de la guerra en Donb¨¢s en 2014, en la que Rusia alz¨®, aliment¨® y arm¨® a los separatistas de las regiones de Donetsk y Lugansk. Este es el conflicto que ha usado Putin como pantalla durante ocho a?os, y que sigue empleando ahora para justificar la invasi¨®n de Ucrania. El proceso no solo afecta a episodios hist¨®ricos relacionados con Rusia, la ¨¦poca sovi¨¦tica y el imperio, sino tambi¨¦n a asuntos culturales, como el fin de la m¨²sica rusa en la radio, la retirada de una estatua del poeta Alexander Pushkin o la decisi¨®n de renombrar calles dedicadas a Tolst¨®i y Chaikovski.
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