Lula espera que las protestas golpistas se deshagan voluntariamente pero no descarta tomar medidas
La detenci¨®n de un bolsonarista tras un atentado fallido lleva a las autoridades a reforzar el despliegue de seguridad y vetar las armas en Brasilia
Luiz In¨¢cio Lula da Silva quiere darse el primer paseo como presidente de Brasil, el domingo, A?o Nuevo, en un Rolls Royce descapotable, como hizo su predecesor. Pero su equipo de seguridad no descarta que deba recurrir a un coche cerrado y blindado para evitar cualquier riesgo. La decisi¨®n final depender¨¢ de c¨®mo evolucione la situaci¨®n. Un atentado fallido con bomba que pretend¨ªa causar el caos en Brasilia para impedir el traspaso de poder y la detenci¨®n, como principal sospechoso de organizarlo, de un bolsonarista vinculado a las protestas golpistas sumado a unos actos de vandalismo d¨ªas antes hicieron saltar todas las alarmas. El presidente electo espera que los que siguen acampados ante cuarteles pidiendo una intervenci¨®n militar se vayan voluntariamente a sus casas antes de A?o Nuevo, pero no descarta el uso de la fuerza.
Este jueves la polic¨ªa ha emprendido una operaci¨®n contra los sospechosos de intentar asaltar la sede de la polic¨ªa, quemar coches y autobuses en Brasilia el d¨ªa 12 despu¨¦s de la ceremonia en la que Lula fue declarado apto para convertirse en presidente de la rep¨²blica. Al menos cuatro personas han sido detenidas.
El plan es que el l¨ªder de la izquierda brasile?a inicie su tercer mandato el d¨ªa de A?o Nuevo con una multitudinaria fiesta en el coraz¨®n de la pol¨ªtica brasile?a y bien arropado por la comunidad internacional. Se espera a unas 300.000 personas adem¨¢s de una veintena de jefes de Estado y otros representantes extranjeros. Las medidas de seguridad para la ceremonia se han reforzado. Las autoridades pretenden movilizar al 100% de los agentes de polic¨ªa de Brasilia. Y el Tribunal Supremo ha aceptado la petici¨®n del equipo de Lula de que vete las armas de las calles de la capital con motivo del evento.
Pero las concentraciones de bolsonaristas que quieren un golpe de Estado persisten. Menguadas y radicalizadas en diversas ciudades. Varios calendarios artesanales ¡ª¡±59 d¨ªas de resistencia¡±¡ª recordaban este mi¨¦rcoles en el campamento levantado ante el Cuartel general del Ej¨¦rcito en S?o Paulo que han pasado casi dos meses desde las elecciones. Lula consigui¨® una apretada victoria frente a Jair Bolsonaro.
Si los primeros d¨ªas se apretaron en esta calle miles y miles de personas, ahora suman un centenar a lo sumo, pero han levantado casetas y, en vista de lo que dice Julieta, de 40 a?os, no tienen ninguna intenci¨®n de abandonar la protesta. ¡°Si hay que morir por Brasil, estoy dispuesta a dar mi vida¡±, proclama antes de pronosticar que ¡°la probabilidad de enfrentamiento es grande¡±. Viste una camiseta verde oliva con cuatro n¨²meros: 1964 (el a?o del ¨²ltimo golpe militar) y usa ese seud¨®nimo porque no quiere revelar su identidad. Asegura que tiene planes de viajar a Brasilia para unirse al campamento de la capital, principal s¨ªmbolo de los bolsonaristas que a¨²n creen que les robaron las elecciones.
La sistem¨¢tica campa?a del presidente contra la credibilidad de las urnas, las encuestas y las autoridades electorales ha calado hondo entre sus seguidores. Bolsonaro recurri¨® el resultado pero su apelaci¨®n fue rechazada de plano y acusado de actuar de mala fe.
Para el equipo de Lula, es prioritario desactivar la protesta de Brasilia porque se ubica a 10 kil¨®metros del coraz¨®n pol¨ªtico de Brasil, donde Lula recibir¨¢ la faja presidencial aunque a¨²n se desconoce qui¨¦n se la impondr¨¢. Nadie espera que lo haga Bolsonaro, que ni siquiera ha reconocido el triunfo del l¨ªder izquierdista.
¡°No ser¨¢n peque?os grupos extremistas quienes coloquen a la democracia brasile?a contra la pared¡±, advirti¨® este martes el futuro ministro de Justicia, el antiguo juez y gobernador Fl¨¢vio Dino. ¡°Cuando m¨¢s pactada sea la desmovilizaci¨®n de los campamentos, mejor. Esta es la posici¨®n del presidente Lula en este momento. Por supuesto, si eso no ocurre, se tomar¨¢n medidas. Pero en un segundo momento¡±, explic¨® en una comparecencia. A su lado, el pr¨®ximo ministro de Defensa, Jos¨¦ M¨²cio, pidi¨® a Dios que la protesta se deshaga por las buenas.
El propio M¨²cio explic¨® muy gr¨¢ficamente hasta qu¨¦ punto la trama descubierta en Nochebuena supone un salto cualitativo. ¡°Cuando un ciudadano pone una bomba debajo de un cami¨®n de queroseno que est¨¢ entrando en un aeropuerto y que podr¨ªa volar un avi¨®n con 200 personas, entramos en el terreno del terrorismo¡±. ?sa es precisamente la acusaci¨®n que pesa contra el principal sospechoso, George Washington de Oliveira Sousa, de 54 a?os. Durante los interrogatorios policiales, este gerente de una gasolinera en el Estado de Par¨¢ explic¨® el motivo de su viaje a la capital a mediados de diciembre: ¡°Viaj¨¦ a Brasilia para unirme a las protestas frente del cuartel militar, y esperar a que las Fuerzas Armadas me autorizaran a tomar las armas y destruir el comunismo¡±, dijo, seg¨²n Reuters. El cuartel al que se refiere es la sede principal del Ej¨¦rcito. La polic¨ªa localiz¨® tambi¨¦n varias armas en el piso que ten¨ªa alquilado.
Julieta, la bolsonarista de S?o Paulo, est¨¢ convencida de que la versi¨®n oficial de la polic¨ªa es falsa y sostiene que el detenido es en realidad un simpatizante del partido de Lula da Silva, el de los Trabajadores. Poco le importa que esa falsedad, que circula por redes, haya sido desmentida por las agencias de chequeo.
Pr¨¢cticamente de un d¨ªa para otro, el terrorismo se ha convertido en Brasil en una preocupaci¨®n local. Este era un pa¨ªs donde una mochila sin due?o en plena calle no hac¨ªa saltar ninguna alarma. Ya no. Este martes una desat¨® un notable despliegue policial que qued¨® en un susto. Pero lo que era un temor abstracto se ha convertido en una preocupaci¨®n tangible al descubrirse la trama de la bomba. Como dijo el jefe de la polic¨ªa de Brasilia, ¡°Bombas, eso es una cosa que nunca existi¨® en Brasil. Y no lo vamos a permitir¡±.
Los bolsonaristas m¨¢s radicales quisieran que el presidente saliente reaccionara al estilo Donald Trump. Siguen esperando a que Bolsonaro abandone el silencio en el que se sumi¨® al perder las elecciones, que haga un pronunciamiento, les diga qu¨¦ hacer y lidere una movilizaci¨®n que impida a Lula iniciar un tercer mandato. De todos modos, el ultraderechista sigue mudo, sus enseres ya han salido del palacio presidencial en camiones de mudanza y, seg¨²n la prensa brasile?a, se dispone a viajar a Orlando (Florida, EEUU) para despedir 2022 y estar bien lejos cuando su n¨¦mesis, Lula, reciba la faja presidencial. Un viaje al feudo de Trump del que nada se sabe oficialmente.
Pero Julieta mantiene la esperanza. Est¨¢ convencida de que ese rumor ha sido desmentido. ¡°No creo que abandonar¨¢ al pueblo¡±, dice.
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