Perdi¨® a un hijo, pele¨® contra Trump y ahora batalla con el c¨¢ncer: la resistencia del congresista Raskin
El dem¨®crata, que vivi¨® el ataque al Capitolio a los pocos d¨ªas del suicidio de su hijo, habla en esta entrevista sobre su participaci¨®n en el comit¨¦ que investig¨® el 6 de enero. La enfermedad, promete, no lo apartar¨¢ de su ¡°compromiso con la defensa de la democracia¡±
Esta entrevista ten¨ªa que haberse celebrado el 28 de diciembre, una semana despu¨¦s de que Jamie Raskin, representante dem¨®crata por Maryland, leyera en nombre de los nueve miembros del comit¨¦ bipartidista del Congreso que investig¨® el asalto al Capitolio los cuatro delitos de los que consideran culpable a Donald Trump, con la esperanza de que el Departamento de Justicia procese al expresidente por, entre otros cargos, ¡°incitaci¨®n a la insurrecci¨®n¡±. Ese mismo d¨ªa, el anuncio de que Raskin, uno de los pol¨ªticos m¨¢s carism¨¢ticos de Washington, padece un linfoma en el cuello ¨D¡°un tipo de c¨¢ncer grave, pero curable¡±, seg¨²n los m¨¦dicos¨D se convirti¨® en noticia de alcance nacional y oblig¨® a retrasar la charla con EL PA?S.
Desde entonces, se ha enfrentado a la primera de sus seis sesiones de quimioterapia (¡°estoy listo para la pelea; los m¨¦dicos son optimistas, y yo tambi¨¦n¡±, aclara), as¨ª como a la conmemoraci¨®n de dos terribles aniversarios. Ya hace los dos a?os desde que el 31 de diciembre de 2020 su hijo Tommy, de 25 a?os, se suicid¨®, acosado por una depresi¨®n agravada por la pandemia, y dos a?os tambi¨¦n desde que el 6 de enero de 2021 tuvo que correr junto a centenares de congresistas por los pasillos del Capitolio para ponerse a salvo de una turba violenta.
Ambos ¡°traumas insuperables¡±, duelo e insurrecci¨®n, vertebran Lo impensable, reci¨¦n publicado por el Instituto Berg con un emotivo pr¨®logo del espa?ol Joaqu¨ªn Gonz¨¢lez Ib¨¢?ez, colega acad¨¦mico y amigo. El libro es una mezcla de tratado pol¨ªtico y memoria de aquellos meses en los que un hombre honesto perdi¨® a un hijo, a punto estuvo de perder una democracia y se convirti¨® en una figura de relieve internacional al liderar, por encargo de Nancy Pelosi, el segundo impeachment contra Trump, que no prosper¨®. Su destacado papel como miembro del comit¨¦ que investig¨® durante 18 meses el ataque al Capitolio redondea el perfil de un testigo excepcional del pasado m¨¢s reciente de Estados Unidos al que le gusta quitarse importancia diciendo que ¡°la historia a veces decide por uno¡±. Estos dos ¨²ltimos a?os ser¨ªan la mejor prueba de ello.
Raskin, de 60 a?os, atendi¨® finalmente a EL PA?S el s¨¢bado pasado, desde su casa en Takoma Park, a las afueras de Washington. No vest¨ªa su habitual traje oscuro con corbata, sino ropa c¨®moda y una gorra para atr¨¢s. Se disculp¨® porque la entrevista fuera por Zoom; los m¨¦dicos, explic¨®, le han aconsejado evitar en la medida de lo posible el contacto personal. ¡°Estoy inmunocomprometido¡±, a?adi¨®.
No piensa, con todo, dejar que la enfermedad lo aparte del trabajo parlamentario y de su ¡°compromiso con la defensa de la democracia¡±. Lo demostr¨® durante la primera semana del nuevo Congreso, que estrena una C¨¢mara de Representantes controlada por los pelos por los republicanos. La elecci¨®n de su presidente entre las filas conservadoras se sald¨® con el bochornoso espect¨¢culo de un partido secuestrado por el ala m¨¢s radical. Un pu?ado de extremistas forz¨® 15 votaciones para aupar como speaker a Kevin McCarthy. Raskin, de oficio profesor de Derecho Constitucional, no se perdi¨® ni una. Pas¨® esos d¨ªas en una ¡°peque?a sala¡± adyacente al hemiciclo. ¡°Entraba para votar, estaba unos 10 minutos, y me iba¡±, recuerda. ¡°Fue dif¨ªcil. Como pol¨ªtico, soy un extrovertido compulsivo que adora pasar el rato con sus compa?eros y comentar la jugada¡±.
No cuesta imaginar la frustraci¨®n que esa profil¨¢ctica experiencia supuso para un estudioso del pasado de Estados Unidos como ¨¦l. Aquella ronda de fracasos fue hist¨®rica por las razones equivocadas: nunca, desde hac¨ªa un siglo, un partido hab¨ªa sido incapaz de elegir a la primera a su l¨ªder. ¡°Aquella semana demostr¨® lo que nos espera en el Congreso en los pr¨®ximos dos a?os: esos radicales, agrupados en el as¨ª llamado Freedom Caucus, van a tener como reh¨¦n a la mayor¨ªa republicana y obtendr¨¢n lo que quieran¡±, opina Raskin. ¡°Por de pronto, arrancaron de McCarthy el compromiso de crear una comisi¨®n para atacar las investigaciones gubernamentales. Es lo que yo llamo el ¡®comit¨¦ para la protecci¨®n de la insurrecci¨®n¡¯, que b¨¢sicamente les permitir¨¢ eludir su responsabilidad en los hechos del 6 de enero. En el nuevo Congreso, han dejado claro que piensan centrarse en los esc¨¢ndalos coyunturales y en ataques ad hominem a los miembros de la Administraci¨®n de Joe Biden¡±.
Una de las primeras pol¨¦micas en salir al paso de los conservadores es el hallazgo de papeles clasificados en poder de Biden de sus tiempos como vicepresidente de Obama (2009-2017). Sus abogados los encontraron en una oficina particular en Washington y en la residencia privada del presidente en Wilmington, Delaware. La gente de Biden puso el descubrimiento en conocimiento del Departamento de Justicia y entregaron esa veintena de documentos a los Archivos Nacionales. El congresista republicano James Comer, presidente del comit¨¦ de Control y Responsabilidad de la C¨¢mara, ha ordenado una investigaci¨®n parlamentaria, pese a que el fiscal general, Merrick Garland, nombr¨® a un fiscal especial conservador con la misma misi¨®n.
Raskin, que forma parte de ese comit¨¦, reconoce que es ¡°desafortunado¡± que Biden tuviera ¡°esa relativamente peque?a cantidad de papeles¡±, y considera que entregarlos ¡°inmediatamente¡± a las autoridades fue ¡°lo correcto¡±. Pero no cree necesaria la intervenci¨®n del Congreso en el asunto. ¡°El anuncio [de Comer] solo busca espectacularizar la investigaci¨®n y acarrear¨¢ un gasto innecesario del dinero de los contribuyentes¡±.
A la pregunta de si esa decisi¨®n de Garland iguala el caso de Biden con el de los papeles de alto secreto de Trump que el FBI encontr¨® en Mar-a-Lago, responde: ¡°Son dos asuntos muy distintos. En el caso de Trump, los Archivos Nacionales sab¨ªan que faltaban miles de documentos y ¨¦l, desafiante, luch¨® durante meses por mantenerlos en secreto. Adem¨¢s, estaban en un lugar muy p¨²blico. No bajo llave en una oficina, sino en un hotel [Mar-a-Lago]. Incluso en ese caso, no es necesaria una pesquisa legislativa si ya hay un fiscal especial. Si nosotros llevamos a cabo una investigaci¨®n de a?o y medio sobre el 6 de enero fue porque no hab¨ªa una comisi¨®n externa haci¨¦ndolo¡±.
Para cumplir con esa misi¨®n, el comit¨¦ del ataque al Capitolio entrevist¨® a unas mil personas ¡ªla mayor¨ªa de tendencia republicana, para ahuyentar las sospechas de parcialidad¡ª y revis¨® m¨¢s de 100.000 documentos. Adem¨¢s, comparti¨® sus conclusiones con el pueblo estadounidense en audiencias televisadas para ¡°mostrar las consecuencias de oponerse al orden constitucional y el Gobierno¡±. ¡°Era importante: la democracia est¨¢ en peligro en todo el mundo. Defenderla es un compromiso global. Lo volvimos a ver [hace un par de semanas] en Brasilia¡±, explica el congresista, en referencia al asalto de miles de partidarios del expresidente Jair Bolsonaro al Parlamento, el Supremo y la Presidencia de Brasil. A Raskin no le sorprendi¨®: ¡°Recib¨ª la visita de grupos de derechos humanos, abogados y legisladores de Brasil hace varios meses, y ya se estaban temiendo que Bolsonaro, cuyo hijo estaba en Washington el 6 de enero, intentar¨ªa exactamente lo mismo que Trump. Adem¨¢s, Steve Bannon, el fil¨®sofo de la extrema derecha en Estados Unidos, ha estado en estrecho contacto con las fuerzas bolsonaristas. En realidad, fue un suceso muy predecible¡±.
Enfermedad mental
Las recomendaciones finales de la comisi¨®n (adem¨¢s de los cuatro delitos, sus miembros sugirieron la prohibici¨®n a Trump de que vuelva a optar a un cargo p¨²blico) solo pod¨ªan ser eso, recomendaciones, pero Raskin conf¨ªa en que el Departamento de Justicia, que, dice, ¡°est¨¢ haciendo un gran trabajo con los juicios a quienes participaron en la insurrecci¨®n¡±, habr¨¢ ¡°tomado nota¡±. ¡°Me sorprender¨ªa mucho que Trump no acabara procesado¡±.
De momento, el expresidente ha anunciado su tercera candidatura a la Casa Blanca con dos a?os de antelaci¨®n, en parte, para entorpecer las muchas causas que tiene pendientes por todo el pa¨ªs. ¡°Hay ya nombres, como el gobernador [Ron] DeSantis en Florida o [el de Virginia, Glenn] Youngkin, que parecen dispuestos a enfrentarse a ¨¦l¡±, admite el congresista. ¡°Poco importa. Trump sigue siendo la figura m¨¢s importante en el partido. Y si pierde en las primarias, har¨¢ lo mismo que en las elecciones de 2020, negarse a aceptar la derrota, e intentar¨¢ presentarse como independiente¡±.
Lo cual inquieta a Raskin, pese a que podr¨ªa sonar como una buena idea en el corto plazo para los suyos. ¡°Trump desat¨® fuerzas muy siniestras, fascistas, en Estados Unidos. As¨ª como atacaron el Capitolio, sus seguidores podr¨ªan estar dispuestos a atacar capitolios estatales, juntas escolares y otras instituciones p¨²blicas por todo el pa¨ªs¡±.
Para Raskin, ese ambiente de amenaza es, m¨¢s que una inquietud pol¨ªtica, un asunto personal. En Lo impensable relaciona el suicidio de su hijo, al que se sent¨ªa muy unido, con la ¡°letal imprudencia e incompetencia de Trump para hacer frente a la pandemia en el marco de la cultura de odio y polarizaci¨®n que estaba provocando ¨¦l mismo¡±. ¡°La asombrosa crisis de salud mental y emocional de sus a?os como presidente golpe¨® con fuerza a los j¨®venes, y golpe¨® como un tornado a las personas que ya luchaban contra una enfermedad mental. Tommy estaba en ambos grupos¡±, escribe Raskin, que en la entrevista admiti¨® que desde su terrible p¨¦rdida se han producido ¡°algunos avances¡±, como el aumento de fondos p¨²blicos destinados a los programas de lucha contra la enfermedad mental o la apertura de una l¨ªnea telef¨®nica de emergencia para la prevenci¨®n del suicidio.
¡°Con todo¡±, advierte el congresista, ¡°seguimos padeciendo una profunda polarizaci¨®n pol¨ªtica que, unida a las teor¨ªas de la conspiraci¨®n y a la desinformaci¨®n rampantes, no puede ser saludable para nadie, pero resulta especialmente dif¨ªcil para los j¨®venes que est¨¢n lidiando con un problema de salud mental¡±. Para continuar concienciando a la sociedad sobre esos problemas ¨Dy, de paso, honrar la memoria de Tommy¨D, Raskin juega con la idea de escribir un libro infantil que cuente la historia del muchacho. De momento, quiere aprovechar que el tratamiento le ha obligado a cancelar ¡°muchos discursos y apariciones p¨²blicas¡± para escribir ¡°una serie de ensayos y art¨ªculos¡± que partir¨¢n, dice, de las experiencias que la vida, y la historia, le ten¨ªan reservadas durante estos dos a?os extraordinarios.
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