Humberto Ortega y el ajedrez del poder en Nicaragua
El exjefe del Ej¨¦rcito y millonario empresario se proyecta como estratega y figura conciliadora en el sandinismo, a pesar de los desencuentros con su hermano, el presidente Daniel Ortega
Revuelo caus¨® en Managua una reciente visita de Daniel Ortega a su hermano, el exjefe del Ej¨¦rcito nicarag¨¹ense Humberto Ortega. Revuelo porque son ampliamente conocidos los desencuentros entre los dos Ortega, por las cr¨ªticas de Humberto a la deriva autoritaria de su hermano y por las supuestas diferencias pol¨ªticas entre ambos. Desde el Gobierno dijeron que se trat¨® de una visita familiar debido a un delicado estado de Humberto, aunque la familia de este afirm¨® que su patriarca, si bien no goza de una salud de deportista, est¨¢ bien. No ha trascendido lo conversado puertas adentro en la pomposa y aparatosa casa que el exmilitar tiene en Managua, un complejo desbocado rodeado de un jard¨ªn selv¨¢tico, pero ha dado pie a todo tipo de especulaciones y comentarios que proyectan de nuevo la imagen de un hombre ligado con fuerza a la historia reciente de su pa¨ªs, lleno de claroscuros, a quien muchos culpan de las atrocidades cometidas por el ej¨¦rcito que comandaba en los ochenta ¡ªdurante la guerra civil que sembr¨® de cad¨¢veres el pa¨ªs centroamericano¡ª, otros le critican haberse aprovechado del poder para enriquecerse, aunque ¨¦l se mira as¨ª mismo como un hombre de luces, historiador y estratega, que puede jugar un papel de mediador frente a la crisis pol¨ªtica que sufre Nicaragua.
Humberto Ortega naci¨® en Managua en 1947, en el seno de una familia de clase obrera, que tuvo que huir a la capital por la pobreza que los carcom¨ªa. Sus padres fueron Daniel Ortega y Lidia Saavedra, quienes se asentaron en un barrio capitalino pobre, desde donde intentaron sacar adelante a sus cuatro hijos, que crecieron en un pa¨ªs secuestrado por la familia Somoza, enriquecida a costa de saquear sus riquezas. Humberto Ortega se involucr¨® muy joven en la lucha guerrillera, aunque su participaci¨®n en un fallido ataque a una prisi¨®n de Costa Rica en 1969, donde estaba detenido Carlos Fonseca Amador, fundador del Frente Sandinista y a quien los guerrilleros quer¨ªan liberar, lo incapacit¨® para participar activamente en un levantamiento armado contra la dictadura. ¡°Todo sali¨® mal. Carlos Fonseca fue recapturado menos de tres horas despu¨¦s del operativo de rescate. Humberto Ortega estuvo a punto de morir desangrado y desde entonces perdi¨® el movimiento en una de las manos y no qued¨® apto para la guerra y los polic¨ªas costarricenses capturaron a parte del grupo de rescate¡±, escribi¨® el periodista Eduardo Cruz en un perfil de Ortega publicado en la revista Magazine, del diario La Prensa de Managua.
Su hermano mayor, Daniel, tambi¨¦n se involucr¨® en la lucha sandinista, aunque su participaci¨®n inicial tampoco fue muy fruct¨ªfera. Daniel se hab¨ªa unido al Frente en 1963, tras escuchar del movimiento en los pasillos de la jesuita Universidad Centroamericana (UCA), polvor¨ªn de j¨®venes insurrectos, donde estudiaba. Del activismo pol¨ªtico pas¨® a la acci¨®n y en 1967 particip¨® en el robo de un banco para financiar la lucha clandestina, por lo que fue detenido y condenado a siete a?os de c¨¢rcel. Fueron tropiezos que desmoralizaron a los hermanos, pero que no minaron su ¨ªmpetu por cargarse al somocismo. Ambos formaron parte de la llamada Tendencia Tercerista dentro del sandinismo, una agrupaci¨®n m¨¢s pragm¨¢tica, que pugnaba por extender la lucha guerrillera a las ciudades e involucrar a la burgues¨ªa, en detrimento del marxismo airado de la llamada Tendencia Proletaria y el mao¨ªsmo de la denominada Guerra Popular Prolongada. Las tres facciones lograron unirse en marzo de 1979 en San Jos¨¦, Costa Rica, y crearon una direcci¨®n nacional conjunta dentro del FSLN, con lo que se garantizaba ¡°la unidad inquebrantable del Frente Sandinista¡±, seg¨²n un comunicado hecho p¨²blico en ese momento por la organizaci¨®n guerrillera. Costa Rica era a finales de los setenta el lugar del exilio de miles de nicarag¨¹enses que organizaban el fin de la dictadura.
Fue desde San Jos¨¦ que Humberto Ortega, ya como uno de los principales jefes del FSLN, anunci¨® que la guerrilla lanz¨® la llamada Ofensiva Final contra el Gobierno del general Anastasio Somoza y llam¨® a los nicarag¨¹enses a sumarse a las acciones contra el r¨¦gimen. ¡°Ortega tambi¨¦n inst¨® a los miembros del Ej¨¦rcito a deponer las armas, para que de esa forma salven sus vidas. Ortega dijo que la guerrilla y el pueblo nicarag¨¹ense combaten en estos momentos de Norte a Sur, y de costa a costa en toda Nicaragua¡±, informaba un despacho de la agencia EFE. ¡°Estamos en una situaci¨®n preinsurreccional y pronto vendr¨¢ la insurrecci¨®n total. Va a ser muy dif¨ªcil frenar al pueblo, que est¨¢ ya muy radicalizado. Ellos har¨¢n la rebeli¨®n final, nosotros s¨®lo somos el instrumento armado de las masas: por eso nos mantenemos ya en esta fase en las ciudades y observamos que, a pesar de la represi¨®n, la gente nos apoya¡±, dijo Ortega en abril de 1979 en una entrevista con EL PA?S. La revoluci¨®n sandinista triunf¨® en julio de aquel a?o y con ella los Ortega alcanzaron la c¨²spide del poder en Nicaragua. Humberto, con apenas 32 a?os, estuvo llamado a organizar y comandar el Ej¨¦rcito Sandinista, que sustituir¨ªa a la Guardia Nacional de Somoza. Fuentes en Managua aseguran que esa capacidad de estratega de Humberto Ortega tambi¨¦n generaba resquemores con otros l¨ªderes de la c¨²pula sandinista, y tem¨ªan que se crearan disputas que rompieran al FSLN. Fue Humberto quien encontr¨® una soluci¨®n salom¨®nica y propuso a su hermano ¡ªaparentemente inocuo¡ª para que ocupara el cargo m¨¢s alto del Gobierno.
La guerra y el servicio militar
Ortega hab¨ªa afirmado en aquella entrevista que Nicaragua ¡°no ser¨ªa otra Cuba¡± y que ¡°no va a ser un sistema extremista radical de izquierdas. Vamos a hacer nuestra propia revoluci¨®n, con los marxistas y los no marxistas¡±. Sin embargo, la realidad demostr¨® lo contrario. Una fuente consultada en Managua, que prefiere reservar su nombre, afirma que uno de los primeros errores de Ortega y la Direcci¨®n Nacional del Frente Sandinista fue rechazar la ayuda militar que el Gobierno del presidente Jimmy Carter les ofreci¨®. ¡°Esa fue una equivocaci¨®n muy importante¡±, dice esta fuente. Es en ese momento cuando los sandinistas muestran que est¨¢n dispuestos a dar un viraje y acercarse a La Habana de los Castros y con ella a Mosc¨². En la idea de Ortega, seg¨²n esta fuente, estaba que ¡°si tomaban el armamento estadounidense y la revoluci¨®n se radicalizaba, Washington podr¨ªa cortar los suministros y eso era peligroso¡±.
Mientras los j¨®venes l¨ªderes sandinistas jugaban en el tablero internacional de la Guerra Fr¨ªa, internamente comenzaba a generarse un descontento popular. Los nicarag¨¹enses ve¨ªan con malos ojos el fin de algunas de las expropiaciones que se llevaron a cabo tras el triunfo revolucionario. Muchas de las propiedades de los Somoza y la oligarqu¨ªa somocista fueron confiscadas y gran parte de ellas se pusieron al servicio de la revoluci¨®n, con la organizaci¨®n de granjas colectivas y empresas hechas p¨²blicas, pero tambi¨¦n el liderazgo sandinista comenz¨® a habitar las mejores casas de los mejores barrios de Managua, en algunos casos mansiones fastuosas con enormes piscinas incrustadas como joyas en medio de los jardines tropicales, iniciando en algunos casos una vida de lujo contraria a los sacrificios que se le ped¨ªa a la poblaci¨®n. Es a Humberto Ortega a quien se le se?ala de ser uno de los dirigentes que sucumbi¨® ante la vida op¨ªpara y de lujos. Fuentes consultadas para este reportaje afirman que el patrimonio actual del general ¡ªque maneja bajo secreto¡ª tiene sus ra¨ªces en aquellos a?os revolucionarios y fue hinch¨¢ndose mientras estuvo al frente del Ej¨¦rcito. ¡°A trav¨¦s del Ej¨¦rcito se mont¨® un entramado empresarial que benefici¨® a los altos mandos, que siguen participando en negocios grandes, tienen empresas y actividades econ¨®micas de gran envergadura¡±, explica la fuente. ¡°Un general de gusto fino¡±, ha llamado La Prensa a Humberto Ortega.
El descontento aument¨® con el inicio de la guerra civil. Muy pronto integrantes de la Guardia somocista se agruparon para formar una guerrilla de extrema derecha que hall¨® apoyo bajo el Gobierno de Ronald Reagan, que la financi¨®. La llamada contra prentend¨ªa derrocar al sandinismo, que tuvo que organizar su resistencia militar. Se dice que Humberto Ortega fue el principal estratega de aquella defensa y a ¨¦l se le achaca principalmente la idea del llamado servicio militar obligatorio, que se convirti¨® en una cacer¨ªa de j¨®venes en barrios y pueblos de Nicaragua, a quienes se les obligaba a alistarse en el Ej¨¦rcito. Se trataba en muchos casos de adolescentes convertidos en carne de ca?¨®n. La guerra civil fue una sangr¨ªa que dej¨® decenas de miles de muertos, una econom¨ªa hundida, un pa¨ªs destrozado y la principal causa de la derrota del sandinismo.
Los desencuentros con el hermano
Humberto Ortega mostr¨® su capacidad para jugar con ventaja en el tablero pol¨ªtico de Nicaragua con la derrota del sandinismo en 1990. A pesar del golpe en las urnas y del triunfo de Violeta Chamorro, el general sonre¨ªa. A cambio de una transici¨®n medianamente ordenada, los sandinistas hab¨ªan logrado que Ortega se mantuviera al frente del Ej¨¦rcito a pesar del descontento de los sectores m¨¢s conservadores de la Uni¨®n Nacional Opositora, el movimiento que llev¨® al poder a Chamorro. Eso hizo que la agrupaci¨®n se fragmentara y debilitara a¨²n m¨¢s el nuevo Gobierno. Adem¨¢s, Washington presionaba a Chamorro para que depurara a los elementos del sandinismo que segu¨ªan en el poder. La tensi¨®n, que crec¨ªa como las llamas en buena parte por la le?a que echaba Ortega, lleg¨® a poner en jaque el Gobierno de Chamorro y hasta se habl¨® de la posibilidad de un golpe de Estado. Chamorro asegur¨® entonces que no se dejar¨ªa ¡°intimidar por ninguna agresi¨®n¡± y estrech¨® el cerco contra Ortega.
Humberto Ortega se vio involucrado en 1990 en un esc¨¢ndalo que a¨²n lo persigue. Un juez de Managua acus¨® ese a?o a cuatro de sus guardaespaldas de participar en el asesinato del joven Jean Paul Genie, de 16 a?os. El muchacho fue tiroteado cuando junto con un amigo adelantaron a la caravana de Ortega mientras se trasladaba por Managua. La familia de Jean Paul ha culpado directamente a Ortega de aquel hecho que conmocion¨® a Nicaragua. Tras mucha tensi¨®n y d¨ªas de negociaciones, Humberto Ortega dej¨® la jefatura del Ej¨¦rcito en 1995. Fuentes en Managua aseguran que su legado fue precisamente establecer una ley no escrita de traspaso de mando pac¨ªfico e institucional en el Ej¨¦rcito, aunque otras aseguran que con sus presiones durante el Gobierno de Chamorro, Ortega logr¨® consolidar un Ej¨¦rcito leal al sandinismo. Desde su retirada, el general se dedic¨® a sus negocios y a escribir e investigar temas que le apasionan.
Una de las interrogantes que surge ahora, con su hermano Daniel de nuevo en el poder y devenido en un aut¨®crata, es si Humberto Ortega tiene influencia dentro del Ej¨¦rcito para erigirse como un posible mediador en la dif¨ªcil crisis pol¨ªtica que atraviesa Nicaragua. ¡°La camada de su ¨¦poca est¨¢ fuera del Ej¨¦rcito. Su gente, con la que tuvo una relaci¨®n muy estrecha, ya no est¨¢. No creo que Humberto Ortega tenga influencia entre los militares¡±, dice una de las fuentes consultadas. La mayor¨ªa de fuentes en este reportaje han pedido no usar su nombre por temor a represalias. ¡°Su influencia es bastante d¨¦bil¡±, dice por su parte Elvira Cuadra, experta en temas de seguridad y directora del Centro de Estudios Transdisciplinarios de Centroam¨¦rica (Cetcam). ¡°Es visto como una figura de autoridad, ha sido uno de los jefes m¨¢s influyentes desde que el Ej¨¦rcito fue fundado en 1979, pero a estas alturas ya hay una generaci¨®n de oficiales a cargo del Ej¨¦rcito que tienen mucha distancia pol¨ªtica y personal con ¨¦l¡±, agrega la analista. ¡°?l puede jugar un papel de influencia dentro de los c¨ªrculos del sandinismo, del c¨ªrculo cercano a Ortega. Humberto Ortega tiene a¨²n alguna influencia con el hermano por el v¨ªnculo familiar y por su peso sobre el sandinismo hist¨®rico. Es una persona que puede jugar alg¨²n rol¡±, dice Cuadra.
Ortega ha intentado mantenerse activo en las discusiones pol¨ªticas de Nicaragua a trav¨¦s de libros en los que presenta su versi¨®n de la historia, art¨ªculos publicados en La Prensa e incluso campos pagados en los medios de comunicaci¨®n en los que vierte sus opiniones. Ha intentado vender una imagen de distancia hacia su hermano, con quien incluso ha tenido fuertes desencuentros. Uno de ellos ocurri¨® en 2005, con el fallecimiento de la madre, Lidia Saavedra. Humberto dispuso que su madre fuera sepultada en un cementerio privado de Managua, mientras que su hermano esperaba hacerlo en el Cementerio General. ¡°Hab¨ªa dos veh¨ªculos f¨²nebres contratados por cada uno de los hermanos para llevarse el f¨¦retro¡±, cont¨® La prensa en una cr¨®nica de la ¨¦poca. Al final Daniel se impuso por mediaci¨®n del entonces cardenal Miguel Obando y Bravo.
Humberto Ortega ha criticado la deriva autoritaria de su hermano, ha pedido que libere a los presos pol¨ªticos del r¨¦gimen y le reproch¨® que Hugo Torres, h¨¦roe sandinista y preso pol¨ªtico, muri¨® por el ¡°cruel encierro¡± al que le someti¨®. Daniel Ortega ha atacado con dureza a su hermano y lo ha acusado de convertirse en un ¡°pe¨®n¡± y ¡°servidor¡± de la oligarqu¨ªa. Es por esos desencuentros que a muchos desconcert¨® la reuni¨®n de ambos hombres en Managua. ¡°?l siempre ha buscado tener influencia en el pa¨ªs¡±, dice una fuente. ¡°Siempre se ha visto como un gran estratega. Humberto Ortega es una figura muy controversial. Hay gente que dice que deber¨ªa estar preso por cr¨ªmenes de lesa humanidad y otras que afirman que puede tener influencia en lo que queda del sandinismo¡±, agrega. En un pa¨ªs sumido en la peor crisis pol¨ªtica de su historia moderna, el general en retiro y millonario empresario parece dispuesto a mantenerse activo en la pol¨ªtica y a seguir participando en el ajedrez del poder en Nicaragua.
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