Lula intenta controlar la explosi¨®n de armas en manos de privados de la era Bolsonaro
El nuevo Gobierno impone l¨ªmites a la compra y uso de pistolas, cuya cifra aument¨® m¨¢s del doble durante el anterior mandato
Cuando Jair Bolsonaro abandon¨® el poder el pasado 1 de enero, dej¨® plantada en Brasil una especie de mina antipersona a la que le ha quitado la espita. No est¨¢ claro cu¨¢ndo estallar¨¢ pero, si lo hiciera, los da?os ser¨ªan enormes. Gracias a los cambios legales impulsados por el anterior presidente, las armas de fuego en manos de particulares aumentaron de manera espectacular en estos cuatro a?os hasta rozar los tres millones, seg¨²n una investigaci¨®n de dos ONGs, el Instituto Igarap¨¦ y Sou da Paz. La cifra, que es m¨ªnima si se compara con EEUU, significa que se han m¨¢s que duplicado porque eran 1,3 millones cuando el l¨ªder de la extrema derecha gan¨® las elecciones, en 2018. El nuevo presidente, Luiz In¨¢cio Lula da Silva, consciente del potencial da?ino de esas armas, ha decretado restricciones para comprarlas o sacarlas de casa y dado plazo a sus due?os para que las vuelvan a registrar. El bolsonarismo ha anunciado una ofensiva legal contra el proceso.
El asunto es especialmente delicado dadas las altas tasas de homicidios, la polarizaci¨®n que desgarra el pa¨ªs y el ambiente en la resaca del asalto a los tres poderes protagonizado por bolsonaristas que no usaron armas pero contaron con complicidades en las Fuerzas Armadas y la polic¨ªa.
Esos tres millones de armas est¨¢n en manos de tres colectivos: uno, militares y miembros de las fuerzas de seguridad que las compran a t¨ªtulo particular; dos, civiles que han logrado un permiso para defensa propia, y tres, cazadores, tiradores deportivos y coleccionistas, la llamada categor¨ªa CAC. Esta ¨²ltima es la que impulsa el llamativo aumento de los a?os Bolsonaro al calor de un discurso nombre de la libertad y de la defensa propia. Al mismo tiempo, ha significado una edad de oro para las armer¨ªas y para los clubs de tiro. Durante el anterior mandato, se inaugur¨® uno al d¨ªa. Las ventas se aceleraron especialmente en 2022, al final del mandato presidencial, lo mismo suele ocurrir en EEUU cuando se vislumbra una derrota de los republicanos.
Lula quiso enviar un mensaje contundente sobre ese festival armament¨ªstico ya en sus primeras horas como presidente. ¡°Con el fin de ampliar la seguridad para los brasile?os¡±, firm¨® un decreto que, entre otras medidas, limita la compra de armas a tres por persona frente a las 60 autorizadas por Bolsonaro, suspende los permisos para abrir clubs de tiro, exige demostrar para qu¨¦ se necesita el arma (antes bastaba una declaraci¨®n), prohibe que los menores de 18 a?os practiquen tiro deportivo y obliga a los CACs (cazadores, tiradores y coleccionadores) a registrar las armas de nuevo.
El plazo acaba el 2 de abril y, en uno de esos casos que ilustran la compleja burocracia brasile?a, afecta a armas registradas ante el Ej¨¦rcito que fueron compradas por particulares a partir de 2019. Ahora tienen que inscribirlas ante la polic¨ªa. Algunos pueden hacer el tr¨¢mite por Internet pero los que compraron calibres mayores tienen que presentarlas en comisar¨ªa.
Por el momento, solo 68.000 armas se han registrado ante la polic¨ªa, seg¨²n el ultimo balance del ministro de Justicia, el antiguo juez Fl¨¢vio Dino. El nuevo Gobierno se enfrenta en este empe?o a dos enemigos de peso: la desinformaci¨®n que circula por Internet, como la falsedad de que los polic¨ªas militares inactivos van a tener prohibido portar armas, que el Ministerio de Justicia ha desmentido, y la ofensiva judicial del bolsonarismo contra una orden que considera ilegal.
Brasil es un pa¨ªs con altas de violencia y, seg¨²n alertan los expertos, el problema con las armas es que aunque sean compradas con todos sus permisos no est¨¢n inmunes de acabar engrosando el mercado ilegal, que tambi¨¦n es gigantesco. Y se han dado casos escandalosos. Las facilidades para registrarse como CAC eran tantas, que incluso algunos veteranos del crimen organizado prefer¨ªan ampliar su arsenal en una tienda que recurrir a los circuitos ilegales de siempre.
El lobby parlamentario de los defensores de las armas, al que pertenecen varios exministros de Bolsonaro, se ha movilizado para neutralizar en los tribunales la obligaci¨®n de inscribir sus pistolas, escopetas y fusiles ante la Polic¨ªa Federal con el argumento de que el plazo es insuficiente y la orden, ilegal.
En cuanto se aprob¨® el plazo, el diputado Eduardo Bolsonaro, polic¨ªa, aficionado a las armas y tercer hijo del expresidente, ya anunci¨® una ofensiva para parar los pies al nuevo Gobierno. En l¨ªnea con uno de los argumentos m¨¢s usados por su padre, vincul¨® la proliferaci¨®n de las armas con el descenso de homicidios registrado durante el mandato de Bolsonaro, algo que para la mayor¨ªa de los especialistas no se sostiene. Viculan la ca¨ªda m¨¢s bien a factores como las treguas entre grupos del crimen organizado o al descenso de la poblaci¨®n joven. Bolsonaro 03, como se le conoce en familia, asegur¨® tambi¨¦n que ¡°solo desarman al pueblo los genocidas, como Hitler, Mao, Stalin, Fidel Castro¡¡±. Mencion¨® incluido al camboyano Pol Pot.
Cuando era presidente, Bolsonaro hizo en un explosivo Consejo de Ministros un encendido discurso a favor de armar a los civiles: ¡°Por eso quiero que el pueblo se arme. Es una garant¨ªa de que no vamos a tener un hijo de puta que imponga una dictadura.¡±
Hasta principios de este siglo Brasil era un pa¨ªs absolutamente permisivo con las armas, se anunciaban en la prensa, se vend¨ªan en las tiendas de art¨ªculos deportivos, pero ese panorama cambi¨® con la aprobaci¨®n del estatuto de desarme, que 2003, en el primer Gobierno Lula. Implic¨® enormes restricciones a la venta y el uso que duraron pr¨¢cticamente hasta la llegada de Bolsonaro. El diario Folha de S.Paulo alaba en su editorial de este viernes que ¡°el Gobierno Lula retome la sensatez¡± en esta cuesti¨®n, que considera ¡°uno de los peores legados¡± de Bolsonaro. Recomienda a las autoridades actuar ¡°con racionalidad y perseverancia¡± porque ¡°la seguridad p¨²blica es un ¨¢rea compleja donde el populismo el inmediatismo pueden tener efectos contrarios a los esperados¡±.
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