Maria Ressa, una periodista contra el autoritarismo
La premio Nobel de la Paz en 2021 publica ¡®C¨®mo luchar contra un dictador¡¯, donde alerta de un ecosistema social basado en la mentira: ¡°Hay gente y empresas que buscan manipular nuestras emociones, cambiar c¨®mo pensamos o a qui¨¦n votamos¡±
Cuando Maria Ressa (59 a?os), premio Nobel de la Paz en 2021, comenz¨® a ejercer el periodismo, era una profesi¨®n que generaba confianza en la ciudadan¨ªa: ¡°La sensaci¨®n era que cumpl¨ªa una misi¨®n esencial para la democracia¡±. ¡°Ahora no. Como la democracia, el periodismo y los periodistas ¨Despecialmente las mujeres¨D estamos bajo asedio¡±.
Nacida en Filipinas y criada y formada en Estados Unidos, Ressa lleva casi cuatro d¨¦adas siguiendo la actualidad y analiz¨¢ndola. Desde 2012, forma parte de Rappler, medio filipino de referencia, fundado por ella y otras tres mujeres: Cheche Lazaro, Marites Vitug y Nix Nolledo. Previamente, hab¨ªa trabajado en cadenas como la CNN, donde fue responsable de la oficina de Manila y despu¨¦s de la de Yakarta, ambas inauguradas por ella. ¡°Me hice experta en historias locales que ten¨ªan o pod¨ªan tener un impacto global. Lo que me oblig¨® a ser consciente de lo que estaba pasando en mi pa¨ªs, o en otras zonas del Sudeste asi¨¢tico, pero tambi¨¦n a traducirlo para una audiencia global¡±, explica.
Esa visi¨®n le ha permitido identificar de manera temprana problemas que actualmente soliviantan a la sociedad. ¡°Lo que pasa en Filipinas luego se replica en otros lugares del mundo¡±, avisa. ¡°Siempre que EE UU es atacado de alguna manera, ha habido un ensayo previo, y exitoso, en Filipinas. Llevo 37 a?os como periodista y dos de las historias m¨¢s relevantes que he tenido que cubrir ¨Del 11-S, el terrorismo islamista, y el uso de la desinformaci¨®n para aupar a l¨ªderes autoritarios¨D ocurrieron en Filipinas antes de afectar al mundo entero¡±.
Ressa acaba de publicar C¨®mo luchar contra un dictador (Pen¨ªnsula), donde, hilvanando su vida, su trayectoria y la actualidad, alerta del socavamiento que sufren las democracias en el siglo XXI consecuencia de unas ¡°insidiosas t¨¦cnicas de manipulaci¨®n¡±. Un ataque amparado por las empresas tecnol¨®gicas, especialmente las dedicadas a las redes sociales.
Aunque dedic¨® gran parte de su carrera a la televisi¨®n ¨Dtambi¨¦n fue vicepresidenta del canal filipino ABS-CBN¨D; hace 11 a?os Ressa pas¨® al ecosistema online con Rappler, que naci¨® como medio nativo digital. Enseguida, comprob¨® el potencial de la Red: ¡°Y casi desde el principio, el 85% de nuestro tr¨¢fico era v¨ªa m¨®vil. Unas cifras a las que tardar¨ªan en llegar los medios del resto del mundo¡±.
Filipinas es un pa¨ªs que abraz¨® los m¨®viles desde su advenimiento; incluso antes de que estuviesen conectados a internet. ¡°Manila era la capital del mundo del SMS. En 1996, hubo unas protestas contra el entonces presidente Joseph Estrada, que se organizaron de esta manera¡±, recuerda. ¡°Por otro lado, el pa¨ªs tiene unas instituciones d¨¦biles y la corrupci¨®n es end¨¦mica. Sin embargo, se crean profundas redes familiares y de amistad. De ah¨ª que r¨¢pidamente las redes sociales se convirtieran en relevantes¡±, prosigue. Esa combinaci¨®n de alto n¨²mero de m¨®viles per c¨¢pita y el valor dado a los c¨ªrculos personales, hizo a los filipinos pioneros del modo de vida actual: ¡°Tambi¨¦n nos convirti¨® en un blanco f¨¢cil; en un campo de prueba y testeo¡±.
En 2016, esa afirmaci¨®n de Ressa qued¨® evidenciada. ¡°Reparamos que en redes sociales se produc¨ªan ataques furibundos cuando alguien criticaba al Gobierno de Rodrigo Duterte [presidente de Filipinas entre 2016 y 2022], especialmente si hablaba de su ¡®guerra contra la droga¡±. El l¨ªder populista de extrema derecha radical aplic¨® medidas que acabaron con la muerte de miles de personas (la polic¨ªa reconoce 6.000, pero hay recuentos, como el de Amnist¨ªa Internacional, que hablan de 27.000 v¨ªctimas). Desde Rappler, denunciaron esas pr¨¢cticas asesinas. A partir de ese momento, por las investigaciones y repotajes publicados, Ressa comienza a ser perseguida por Duterte. Actualmente, a¨²n tiene varias causas pendientes, penas de c¨¢rcel incluidas, y, aunque podr¨ªa exiliarse, ha optado por quedarse en Filipinas y contratar a la abogada Amal Clooney para su defensa. ¡°Odio esa persecuci¨®n. Pero no creo que, como periodistas, tengamos otra opci¨®n. Quiz¨¢s no es el mejor momento para ejercer el periodismo. Aunque, a la vez, por todo lo que est¨¢ ocurriendo, es un buen momento period¨ªstico para hacer cosas interesantes. Quiz¨¢s hay que volver a los principios. El libro tambi¨¦n habla de esto¡±.
Ressa explica que esos mensajes de odio que se usaron para aupar y defender en redes a Duterte eran ¡°operaciones de desinformaci¨®n¡±. M¨¢s tarde, descubrir¨ªa que esa manipulaci¨®n ya operaba, en menor medida, desde 2014, a?o de la ocupaci¨®n por parte de Rusia de la pen¨ªnsula de Crimea. ¡°Distribuyen odio porque es una emoci¨®n que mantiene a la gente enganchada y haciendo scroll¡±, agrega. ¡°En California, en 2016, advert¨ª a las compa?¨ªas tecnol¨®gicas que lo que ocurr¨ªa en Filipinas, iba a llegar a Estados Unidos y pod¨ªa extenderse al mundo¡±. As¨ª fue. El mismo a?o que ella denunciaba esas campa?as de odio y manipulaci¨®n, triunf¨® Duterte, se vot¨® el Brexit, y Trump gan¨® las elecciones presidenciales en Estados Unidos. Un a?o despu¨¦s, fue el refer¨¦ndum de Catalu?a. ¡°Se pod¨ªa ver c¨®mo esos bots rusos estaban influyendo en esas elecciones¡±, remarca. En todos esos procesos hubo campa?as en redes sociales para influir en los resultados. As¨ª, como posteriormente qued¨® demostrado, la empresa brit¨¢nica Cambridge Analytica manipul¨® a los votantes de Estados Unidos v¨ªa Facebook para polarizar el debate y que apoyasen a Trump. Ressa explica que un informante de Cambridge Analytica, Chris Wylie, afirm¨® posteriormente que este tipo de acciones, basadas en mentiras masivas, hab¨ªan sido testadas previamente en Filipinas y Nigeria. ¡°Asistimos a la conversi¨®n de Internet, de las redes sociales, en un arma¡±.
¡°Buscan manipular nuestras emociones y cambiar c¨®mo pensamos, c¨®mo actuamos, o a qui¨¦n votamos¡±, denuncia Ressa. Adem¨¢s, opina que fomentan el olvido y la sustituci¨®n de la realidad por hechos alternativos. ¡°Sin hechos, no hay verdad; sin verdad, no hay confianza. Y sin confianza no hay una realidad compartida. As¨ª, no puede haber elecciones ¨ªntegras, pues los votantes est¨¢n siendo manipulados por el poder. Eso est¨¢ ocurriendo en todo el mundo¡±, expone.
¡°Se est¨¢ polarizando la pol¨ªtica y la sociedad en un proceso de radicalizaci¨®n; los algoritmos tambi¨¦n radicalizan¡±, alerta la periodista. Ilustra su afirmaci¨®n hablando del algoritmo aglutinador de YouTube al que describe como creador primigenio de las bases de la extrema derecha radical estadounidense y de la conspiranoia, de manera autom¨¢tica y a base de recomendaciones de v¨ªdeos a los usuarios. ¡°Algo parecido ocurri¨® con el bolsonarismo, que acab¨® en el poder¡±, apunta.
En este complejo proceso de degradaci¨®n de la verdad que define, los medios de comunicaci¨®n tambi¨¦n han sido parte, pues entraron en la fiebre de las visitas, la viralidad y explotaron los contenidos emocionales. ¡°?Sabes cu¨¢l fue nuestra gran equivocaci¨®n? Cuando los medios permitimos el bot¨®n de ¡®compartir¡¯ en nuestras p¨¢ginas web; ah¨ª cedimos a las redes sociales nuestra relaci¨®n m¨¢s directa: el trato con los lectores, con la sociedad. Adem¨¢s, dimos acceso a las empresas tecnol¨®gicas a datos, a informaci¨®n valiosa¡±.
Y ahora, ?qu¨¦ hacemos? ¡°Creo que necesitamos educar a la ciudadan¨ªa en la relevancia de los hechos. Tambi¨¦n, aprobar legislaci¨®n. Y, desde ya, redefinir lo que significa el compromiso c¨ªvico. Con respecto a los medios: las organizaciones de noticias tienen que trabajar con la sociedad civil, con la religi¨®n, con los acad¨¦micos¡ Y hay que proteger el buen periodismo y a los periodistas buenos. Desde todos los ¨¢mbitos¡±, resume Ressa.
¡°No s¨¦ si funcionar¨¢¡±, apunta: ¡±En las ¨²ltimas elecciones [filipinas], no fue suficiente¡±. La insidia tuvo sus frutos. Se refiere de la llegada a la presidencia en 2022 de Bongbong Marcos, hijo del que fue dictador entre 1965 y 1986, Ferdinand Marcos. La hija de Duterte, Sara, ostenta el cargo de vicepresidenta. La desinformaci¨®n jug¨® un papel en su triunfo. Marcos Jr. est¨¢ haciendo grandes esfuerzos por resignificar y reescribir la dictadura que impuso su padre: en lugar de una ¨¦poca de represi¨®n y autoritarismo, como fue; pretende que la ciudadan¨ªa la recuerde como si hubiese sido una era de prosperidad y paz.
Quiz¨¢s por su experiencia de que lo que ocurre en Filipinas tiene potencial para contagiarse al mundo, Ressa se mantiene firme: ¡°En el siglo XXI, necesitamos una visi¨®n y un marco democr¨¢ticos de internet. Si no, corremos el riesgo de que [la esfera digital haga que] el mundo real se corrompa¡±.
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