La persecuci¨®n a las mujeres afganas que se atreven a protestar: ¡°Los talibanes me atropellaron e intentaron matarme¡±
Una estudiante que particip¨® en una manifestaci¨®n con motivo del 8 de marzo asegura que un fundamentalista la arroll¨® junto a otras dos mujeres con un coche en Kabul
Las mujeres afganas no solo afrontan la creciente eliminaci¨®n de sus derechos desde que los talibanes regresaron al poder en agosto de 2021. Las que se atreven a protestar y exigir libertades corren el riesgo de castigos por parte de los fundamentalistas, de sufrir palizas o incluso de ser atropelladas. Es el caso de Mahboba, una universitaria de 23 a?os que el pasado 7 de marzo se manifest¨® en Kabul para reclamar sus derechos y que al final de la protesta, seg¨²n denuncia, fue embestida por un coche junto a otras dos manifestantes. Acab¨® acudiendo a un hospital por las heridas sufridas en una pierna.
Era la ma?ana de la v¨ªspera del D¨ªa Internacional de la Mujer, y tras un duro invierno, un grupo de afganas volvi¨® a salir a la calle para protestar. Mahboba (se omite su apellido por motivos de seguridad) tom¨® fotos y v¨ªdeos de las mujeres con una peque?a c¨¢mara de v¨ªdeo de mano, explica por WhatsApp desde Kabul, mientras los talibanes permit¨ªan manifestarse al peque?o grupo. Sin embargo, cuando abandonaba el lugar, el coche de un talib¨¢n ¡°se desvi¨® de la calzada principal¡± y la atropell¨® a ella y a otras dos manifestantes, seg¨²n su relato. ¡°Las otras mujeres empezaron a gritar y pidieron a los talibanes que estaban all¨ª que detuvieran el veh¨ªculo, pero ellos dijeron con una sonrisa que ya se hab¨ªa marchado y que nadie iba a poder detenerlo¡±, explica.
El relator especial de Naciones Unidas sobre la situaci¨®n de los derechos humanos en Afganist¨¢n, Richard Bennett, present¨® en febrero un informe en el que no solo denunciaba las sucesivas restricciones impuestas a las mujeres afganas ¡ªla prohibici¨®n de estudiar a partir de los 12 a?os y de trabajar en la Administraci¨®n, los bancos y las ONG, entre otras muchas¡ª, sino tambi¨¦n la prohibici¨®n de manifestarse y el ¡°uso excesivo de la fuerza¡±, con palizas y disparos de advertencia para dispersar a quienes participan en ellas. El documento aseguraba que los manifestantes afganos ¡ª¡°a menudo, mujeres¡±¡ª son sometidos a ¡°amenazas, intimidaci¨®n, arrestos y maltrato¡± bajo custodia de las autoridades. El relator de la ONU citaba el caso de Zarifa Yaqubi, una afgana liberada el pasado 12 de diciembre tras permanecer 40 d¨ªas detenida sin cargos e incomunicada.
Ante el riesgo que implica manifestarse en la calle, muchas afganas han optado en los ¨²ltimos meses por protestar en lugares cerrados, como sus propios domicilios, y luego difundir im¨¢genes y v¨ªdeos en las redes sociales. Sin embargo, el grupo que Mahboba describe como el de ¡°unas mujeres valientes¡± decidi¨® ¡°celebrar el D¨ªa de la Mujer¡± en la calle y reivindicar su ¡°derecho a la educaci¨®n, el trabajo y la libertad¡± con la manifestaci¨®n del 7 de marzo, asegura. La protesta hab¨ªa sido convocada por el Movimiento de mujeres afganas en busca de Justicia, explica. Hasta el 20 de diciembre, cuando los fundamentalistas afganos prohibieron a las mujeres estudiar en la universidad, Mahboba cursaba la licenciatura de Derecho en una universidad afgana que no precisa. ¡°Antes de la llegada de los talibanes¡±, recuerda, trabajaba tambi¨¦n como profesora. Cuando los islamistas tomaron el poder, perdi¨® su trabajo.
La manifestaci¨®n, en la que participaron unas 20 mujeres a juzgar por los v¨ªdeos difundidos en las redes sociales, ¡°dur¨® entre 20 y 30 minutos y los talibanes no mostraron ninguna reacci¨®n ni actuaron con violencia¡±, explica la universitaria, que atribuye esa pasividad a que la protesta se desarroll¨® ¡°delante de la delegaci¨®n de Naciones Unidas¡± en Kabul. El atropello que denuncia ocurri¨® al final del acto, cuando se dirig¨ªa hacia el taxi que la estaba esperando para llevarla a casa.
Afghan women are still protesting. pic.twitter.com/orgmRBSUoe
— Heather Barr (@heatherbarr1) March 7, 2023
Mahboba cree que esa agresi¨®n fue un acto deliberado y que el talib¨¢n que las arroll¨® quer¨ªa matarla, no solo por haberse manifestado, sino para impedir que difundiera las im¨¢genes que hab¨ªa tomado, recalca. Cuando el coche la arroll¨®, explica, el objetivo de su c¨¢mara se rompi¨®: ¡°No quieren que el mundo sepa que las mujeres afganas se manifiestan contra ellos. Estas protestas demuestran la debilidad de los talibanes, que no saben qu¨¦ hacer con las mujeres, m¨¢s all¨¢ de quitarles el trabajo, la educaci¨®n y la libertad y obligarlas a quedarse en casa. Que no tengan un plan mejor para el pa¨ªs, es una debilidad¡±, explica la estudiante.
Logr¨® llegar a su casa en el taxi, pero cuando intent¨® salir del veh¨ªculo, se dio cuenta de que no pod¨ªa caminar. Despu¨¦s de sufrir una noche de dolores que describe como ¡°insoportables¡±, su familia la llev¨® al hospital al d¨ªa siguiente, donde no pudieron hacer nada por ella porque el centro no dispon¨ªa ¡°de un aparato de rayos X ni tampoco hab¨ªa un ortopedista¡±. Mahboba tuvo que consultar entonces a un m¨¦dico privado. El facultativo le hizo una radiograf¨ªa y la inform¨® de que hab¨ªa sufrido dos desgarros musculares y de que la pierna por debajo de la rodilla ¡°estaba muy da?ada¡±, aunque sin fracturas ¨®seas. Seg¨²n esta afgana, las otras dos j¨®venes atropelladas salieron mejor paradas, con rasgu?os y magulladuras, tambi¨¦n en los miembros inferiores.
La joven universitaria es hazara, una comunidad que representa en torno al 20% de la poblaci¨®n, una minor¨ªa ¨¦tnica que tambi¨¦n lo es religiosa, pues la mayor¨ªa de sus miembros son chi¨ªes. Los rasgos asi¨¢ticos caracter¨ªsticos de los hazara y su pertenencia a la rama minoritaria del islam, en un pa¨ªs predominantemente sun¨ª, ha hecho que, desde hace siglos, hayan sido objeto de persecuci¨®n. Tambi¨¦n por parte de los talibanes, sun¨ªes que, en su inmensa mayor¨ªa, pertenecen a la etnia past¨²n.
La manifestaci¨®n en la que particip¨® Mahboba no fue el ¨²nico acto de protesta de mujeres la semana pasada en Afganist¨¢n. El 6 de marzo, un v¨ªdeo en redes sociales mostr¨® a un grupo de universitarias leyendo libros, sentadas en el suelo, junto a un muro, supuestamente de la universidad de Kabul, para instar a los talibanes a que reviertan la prohibici¨®n de estudiar a las alumnas. Otras mujeres de diversas ciudades del pa¨ªs organizaron actos de protesta con motivo del 8 de marzo en el interior de sus casas, o en sus patios, que luego difundieron en redes sociales. En uno de ellos, las mujeres advierten a los fundamentalistas de que las afganas no se quedar¨¢n calladas.
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