Las claves que explican las protestas y la grave crisis institucional en Israel
La reforma judicial que ha desatado una ola de descontento en amplios sectores del pa¨ªs hace tambalearse al Gobierno de Netanyahu
Israel atraviesa una de las mayores crisis pol¨ªticas y sociales de su historia por la controvertida reforma judicial que ha llevado al Parlamento el Gobierno de Benjam¨ªn Netanyahu. La tensi¨®n ha crecido en los ¨²ltimos d¨ªas hasta motivar este lunes una huelga general, que ha paralizado los puertos clave y los despegues desde el principal aeropuerto del pa¨ªs, a ra¨ªz de la destituci¨®n del ministro de Defensa, Yoav Gallant, por desmarcarse de la reforma. Ante la presi¨®n, este lunes, el primer ministro israel¨ª ha anunciado una pausa en la aprobaci¨®n de la reforma, hasta finales de abril, por ¡°responsabilidad nacional¡± y para evitar una ¡°guerra civil¡±, ha dicho. Por su parte, la central sindical ha puesto fin a la huelga general y la oposici¨®n ha tendido la mano. ?C¨®mo se ha llegado a este punto?
?Cu¨¢l es el origen de la crisis?
El pasado noviembre, el Likud, el partido de derechas que lidera Benjam¨ªn Netanyahu (el dirigente que m¨¢s a?os ha estado en el poder en Israel), gan¨® las elecciones legislativas. Incapaz de formar Gobierno a su izquierda, por el rechazo tanto de enemigos como de antiguos aliados, form¨® con la reforzada extrema derecha y los partidos ultraortodoxos la coalici¨®n m¨¢s derechista de la historia del pa¨ªs desde su creaci¨®n en 1948.
Netanyahu, que no promovi¨® una reforma judicial en sus anteriores mandatos (1996-1999 y 2009-2021), llegaba al poder imputado en tres causas por soborno, fraude y abuso de confianza. Por su parte, los partidos ultranacionalistas ten¨ªan desde hace tiempo en el punto de mira al Tribunal Supremo, al que ven como una especie de poder por encima del poder, un pu?ado de asquenaz¨ªes (jud¨ªos originarios del centro y este de Europa, asociados a la ¨¦lite que edific¨® el pa¨ªs) que utiliza su prerrogativa de tumbar leyes para vaciar de contenido la voluntad popular expresada en las urnas.
A la tercera pata de la coalici¨®n, los partidos ultraortodoxos, le conven¨ªa que el Ejecutivo controle el Supremo para asegurarse de que no ser¨¢n obligados a efectuar el servicio militar, obligatorio para casi todo el resto de jud¨ªos israel¨ªes. Uno de ellos, Shas, ten¨ªa adem¨¢s especial inter¨¦s en despojar a la justicia de la capacidad de tumbar nombramientos, como hizo el pasado enero, al anular el del l¨ªder de la formaci¨®n, Aryeh Deri, como ministro del Interior y Sanidad.
La suma de estas voluntades hizo que a principios de enero, pocos d¨ªas despu¨¦s de jurar los cargos, el Gobierno presentase su reforma judicial.
?En qu¨¦ consiste la reforma?
Se trata de un amplio paquete legislativo del que solo una ley ha sido ratificada en el Parlamento, el pasado jueves, la que dificulta la inhabilitaci¨®n del primer ministro al despojar de la facultad a un cargo t¨¦cnico legal y circunscribir las causas para apartarlo del cargo a un problema f¨ªsica o mental. Otras iniciativas del paquete han pasado en la Knesset la primera lectura de las tres necesarias para convertirse en norma.
En su conjunto, la reforma (que los manifestantes llaman ¡°golpe de Estado judicial¡±) minar¨ªa la divisi¨®n de poderes, al debilitar al judicial en beneficio del Ejecutivo, cambiar¨ªa el m¨¦todo de elecci¨®n de los jueces y, lo m¨¢s pol¨¦mico, permitir¨ªa al Parlamento volver a aprobar leyes previamente tumbadas por el Supremo. La corte tiene esa potestad al estilo del Constitucional en Espa?a. Israel carece de Constituci¨®n, pero se gu¨ªa por una serie de leyes b¨¢sicas, y el Supremo tiene la facultad de interpretar si una ley regular vulnera alguna de ellas.
?Por qu¨¦ tantos israel¨ªes se han movilizado?
El bloque pro-Netanyahu gan¨® las elecciones en n¨²mero de diputados. Pero, en porcentaje de votos, obtuvo alrededor del 50%, los mismos que el bloque de partidos en contra. Es decir, los comicios pusieron fin al bloqueo pol¨ªtico del pa¨ªs, al dibujar una coalici¨®n clara tras cinco elecciones en tres a?os, pero no a la divisi¨®n en dos mitades en torno a la figura de Netanyahu, que genera reacciones muy viscerales.
La reforma judicial puso la mecha, pero no ha sido el ¨²nico motivo de la protesta casi desde el principio. Por un lado, se junta el rechazo a Netanyahu y, en general, a un Gobierno tan radical, religioso, derechista y masculino. Mientras se suced¨ªan las manifestaciones, por ejemplo, un ministro (Bezalel Smotrich, Finanzas) abog¨® por ¡°borrar¡± una localidad palestina en la que decenas de colonos radicales acababan de matar a una persona y quemar decenas de casas y coches.
Por otro, est¨¢n los miedos. Los de las mujeres y los de colectivos como el LGTBI a que sus derechos resulten vulnerados si el Gobierno toma al asalto el ¨²ltimo dique (el Supremo) que les proteger¨ªa de leyes discriminatorias. Los de reservistas y soldados, a recibir ¨®rdenes imposibles de cumplir o a ser juzgados un d¨ªa en el extranjero por cr¨ªmenes de guerra si Israel pasa a ser considerado internacionalmente como un pa¨ªs sin justicia independiente. Por ¨²ltimo, los de trabajadores y empresarios a que la reforma golpee y cierre al mundo la vibrante econom¨ªa israel¨ª.
?Qui¨¦n se est¨¢ manifestando?
Las marchas se han vuelto tan masivas que han acabado atrayendo p¨²blico m¨¢s diverso, como muestra su reciente extensi¨®n a bastiones del Likud como Or Akiva o Sderot. Sin embargo, s¨ª se puede trazar un perfil del manifestante. En su gran mayor¨ªa son seculares y viven dentro del pa¨ªs o en los asentamientos en Cisjordania que no tienen car¨¢cter ideol¨®gico. Aparentemente, hay m¨¢s asquenaz¨ªes. La hist¨®rica brecha social con los jud¨ªos originarios del norte de ?frica y Oriente Medio (mizrah¨ªes) ha asomado la cabeza seg¨²n aumentaba la tensi¨®n. El epicentro de la protesta es, adem¨¢s, Tel Aviv, s¨ªmbolo del Israel m¨¢s abierto y secular.
Algunos colectivos son la punta de lanza de la protesta. Es el caso de los trabajadores de la alta tecnolog¨ªa, un sector que aporta m¨¢s de un 10% del empleo y un 15% del PIB, o de los reservistas en el Ej¨¦rcito. Tambi¨¦n los maestros, m¨¦dicos y estudiantes se han movilizado notablemente. La protesta es bastante intergeneracional, con mucha presencia de mujeres.
Hay tambi¨¦n ausencias muy visibles. Por una parte, la de los jud¨ªos ultraortodoxos, que suponen un 13% de la poblaci¨®n. Adem¨¢s de que sus partidos est¨¢n en la coalici¨®n, se suelen movilizar m¨¢s por asuntos que afectan a su comunidad. Por otra, los nacionalistas religiosos, tambi¨¦n en el Ejecutivo, activo en la colonizaci¨®n del territorio palestino y enemigo confeso del Israel que sale a las calles.
Quienes no apoyan la reforma, pero se han quedado en casa, son los palestinos con ciudadan¨ªa israel¨ª, un 20% de la poblaci¨®n. En su gran mayor¨ªa permanecen al margen de la protesta porque les parece una lucha ajena entre jud¨ªos y jud¨ªos, llena de banderas israel¨ªes y de lemas que no les representan. A esto se suma que, aunque el Supremo ha frenado leyes que les perjudicaban, tambi¨¦n ha dado luz verde a otras que confirman su estatus de ciudadanos de segunda (como la que en 2018 retir¨® la cooficialidad a la lengua ¨¢rabe y declar¨® Israel el ¡°Estado naci¨®n del pueblo jud¨ªo¡±) o empeoran la situaci¨®n de los palestinos en Jerusal¨¦n Este, Gaza y Cisjordania.
?Por qu¨¦ ha escalado tanto la situaci¨®n?
La crisis se ha extendido a varios ¨¢mbitos hasta llegar a la huelga general de este lunes y al aplazamiento de la aprobaci¨®n de la reforma, aunque no a su retirada, como ha dicho Netanyahu. A la presi¨®n se han sumado las crecientes cr¨ªticas internacionales, como las que le trasladaron al primer ministro israel¨ª sus hom¨®logos en sus dos ¨²ltimos viajes, a Alemania y al Reino Unido.
A pesar del aplazamiento de su aprobaci¨®n hasta finales de abril, Netanyahu se ha negado insistentemente a dar marcha atr¨¢s y ha rechazado una propuesta alternativa de consenso que present¨® el presidente, Isaac Herzog. Adem¨¢s, ha tildado a los manifestantes de anarquistas e insinuado que reciben financiaci¨®n del extranjero. La oposici¨®n, consciente de la encrucijada que afronta el Ejecutivo y de su debilidad interna, huele sangre y no est¨¢ dispuesta a soltar la presa.
Desde hace semanas hay indicios de deterioro econ¨®mico. La moneda local, el s¨¦quel, que llevaba una d¨¦cada apreci¨¢ndose al calor de la llegada masiva de capital extranjero, est¨¢ en su menor valor desde 2021. Cada vez que hay esperanzas de acuerdo en torno a la reforma, la Bolsa reacciona con subidas y el s¨¦quel se fortalece. Cuando acaban en jarro de agua fr¨ªa, los mercados responden en el sentido opuesto.
La situaci¨®n en el Ej¨¦rcito es fundamental en esta crisis. Cada vez m¨¢s reservistas est¨¢n rechazando continuar o cumplir determinadas misiones. Una parte est¨¢ obligada a ponerse el uniforme unos d¨ªas al a?o, pero otros son en la pr¨¢ctica voluntarios. Los rechazos parecen haberse extendido a soldados en activo. En Israel, Tsahal es mucho m¨¢s que unas Fuerzas Armadas. Es tambi¨¦n la instituci¨®n m¨¢s respetada, considerada un elemento de uni¨®n en una sociedad diversa y por la que la mayor¨ªa de israel¨ªes pasa al menos dos a?os de su vida.
En abril, coinciden Pesaj (la Pascua jud¨ªa), el D¨ªa de la Independencia (que, adem¨¢s, conmemora este 2023 los 75 a?os de existencia del Estado de Israel) y los d¨ªas en recuerdo a los soldados ca¨ªdos y a las v¨ªctimas del Holocausto. En los ¨²ltimos d¨ªas, se hab¨ªa extendido el temor a que todas estas efem¨¦rides se celebrasen bajo la sombra de la divisi¨®n. Algunos familiares de soldados muertos hab¨ªan dicho a la prensa que se ausentar¨¢n del acto central.
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