La exministra Tzipi Livni: ¡°El Gobierno de Netanyahu est¨¢ actuando contra la naturaleza democr¨¢tica de Israel¡±
La antigua titular israel¨ª de Justicia, con el mismo primer ministro, vuelve a la palestra p¨²blica para acusar al Ejecutivo de intentar ¡°controlar todo el sistema judicial para promover una ideolog¨ªa contraria a la igualdad de derechos¡±
Tzipi Livni (Tel Aviv, 64 a?os) ha vuelto a la palestra. ¡°La p¨²blica¡±, matiza, ¡°no la pol¨ªtica¡±, de la que se retir¨® hace cuatro a?os. El pasado enero, se dirig¨ªa a un concierto de rock cuando escuch¨® al ministro de Justicia de Israel, Yariv Levin, presentar la hoy famosa reforma judicial, que busca debilitar los contrapesos al poder ejecutivo. Ella, abogada de formaci¨®n que ostent¨® dos veces esa misma cartera (la ¨²ltima, tambi¨¦n con Benjam¨ªn Netanyahu), se alarm¨®. ¡°Estaba en shock. Ve¨ªa venir algo parecido, pero no esto¡±, rememora en su casa en Tel Aviv.
Desde entonces ha tomado la palabra en las manifestaciones semanales contra la reforma, multiplicado su presencia en plat¨®s de televisi¨®n y firmado columnas de opini¨®n en los peri¨®dicos. T¨¦cnicamente, lo hace como una ciudadana m¨¢s, pero nadie olvida que es la mujer que m¨¢s peso pol¨ªtico ha tenido en Israel desde la m¨ªtica jefa de Gobierno Golda Meir (1969-1974). Fue viceprimera ministra, titular de Exteriores y jefa de los dos ¨²ltimos equipos negociadores con los palestinos. Ahora le preocupa que el foco en la reforma legal desv¨ªe la atenci¨®n sobre otras medidas del Ejecutivo que forma el Likud de Netanyahu con los partidos ultranacionalistas y ultraortodoxos, el m¨¢s derechista en los 75 a?os de historia del pa¨ªs. ¡°Est¨¢ actuando contra la naturaleza democr¨¢tica de Israel¡±, sentencia.
Livni usa un s¨ªmil automovil¨ªstico para ilustrar la reforma judicial, que la contestaci¨®n ciudadana y diplom¨¢tica logr¨® paralizar el pasado marzo y ahora negocian Gobierno y oposici¨®n. Las victorias electorales, como la que obtuvieron el pasado diciembre el Likud y sus aliados, son ¨Ddice¨D como un permiso de conducir. Dan derecho a ¡°llevar al pa¨ªs en la direcci¨®n que cada uno considere la mejor¡±, pero ¡°no a destruir todas las se?ales de tr¨¢fico¡± ni a ¡°saltarse los l¨ªmites de velocidad¡±.
El Ejecutivo de Netanyahu, en cambio, ¡°ha decidido: nada de polic¨ªa, ni de guardianes en el Gobierno, ni de jueces. Nada de se?ales de tr¨¢fico¡±. ¡°Quieren controlar todo el sistema judicial para promover una ideolog¨ªa contraria a la igualdad de derechos, a la democracia en sustancia. Al hablar sobre democracia, ellos dicen: ¡®La mayor¨ªa gobierna¡¯. Y yo respondo: ¡®S¨ª, la mayor¨ªa gobierna, pero necesita preservar los derechos de las minor¨ªas y los derechos humanos y civiles¡±, argumenta.
Livni no regala sonrisas y habla como muchos israel¨ªes: directo y sin pelos en la lengua. Pero no quiere aludir a los l¨ªderes de la oposici¨®n que negocian bajo los auspicios del presidente, Isaac Herzog, una reforma judicial consensuada. Son sus actuales compa?eros de traves¨ªa y eventuales aliados si regresa a la pol¨ªtica. Sus palabras traslucen, sin embargo, que est¨¢ m¨¢s cerca del sector de los manifestantes y de la oposici¨®n que desconf¨ªa del di¨¢logo. ¡°Cada d¨ªa hay un nuevo paso que cambia la democracia israel¨ª. Y no podemos hacer la vista gorda a eso mientras se negocia¡±, se?ala antes de subrayar que la oposici¨®n no debe sentarse en la mesa de negociaciones como un mal menor, una suerte de alternativa al rodillo legislativo unilateral. ¡°Hemos ganado esta batalla. Netanyahu sabe que no puede avanzar brutalmente¡±, sobre todo porque ¡°le importa de veras su posici¨®n en la comunidad internacional¡±, sigue sin invitaci¨®n a la Casa Blanca y el Likud ha dejado de ser en las encuestas la primera fuerza pol¨ªtica, argumenta.
En una esquina del sal¨®n, una balda con libros de Zeev Jabotinsky muestra su pedigr¨ª revisionista, el ala del sionismo que representa el Likud. ¡°Casi todos eran de mis padres¡±, aclara. Militaban en el Irg¨²n, la milicia sionista fundada por Jabotinsky, que defend¨ªa la l¨ªnea dura armada contra el Protectorado brit¨¢nico y los palestinos, con atentados como el que mat¨® a 91 personas en el hotel King David de Jerusal¨¦n. Se casaron el 15 de mayo de 1948, el d¨ªa despu¨¦s de que naciese el Estado jud¨ªo y comenzase la primera guerra ¨¢rabe-israel¨ª.
Por eso, cuando critica a Netanyahu no lo hace solo a su pasado pol¨ªtico y familiar. Tambi¨¦n a quien le ofreci¨® su primer puesto en pol¨ªtica. Tras llegar a teniente en el Ej¨¦rcito, unos enigm¨¢ticos a?os en el Mosad y una d¨¦cada de trabajo como abogada, ella se qued¨® al borde del esca?o con el Likud en las primeras elecciones que gan¨® Netanyahu, en 1996. Y este la repesc¨® para supervisar el programa de privatizaciones.
Ariel Sharon se convirti¨® luego en su mentor pol¨ªtico. Le sigui¨® en 2005, cuando desgaj¨® el Likud para formar el partido Kadima, con el objetivo de sacar adelante en el Parlamento la retirada de soldados y colonos de Gaza. Tres a?os m¨¢s tarde fue, como ministra de Exteriores, el rostro que defendi¨® ante el mundo Plomo Fundido, la ofensiva en la Franja ¨Dgobernada por Ham¨¢s¨D que mat¨® a m¨¢s de 1.400 palestinos, en su mayor¨ªa civiles. ¡°Cuando Ham¨¢s se hace m¨¢s fuerte, los moderados se hacen m¨¢s d¨¦biles. Esa era nuestra estrategia y, por eso, negoci¨¢bamos la paz y, cuando hac¨ªa falta, combat¨ªamos el terrorismo¡±, justifica.
Un a?o m¨¢s tarde, en su cenit de popularidad, gan¨® las elecciones, al frente de Kadima, pero no quiso ceder a las demandas de los partidos ultraortodoxos y se qued¨® a las puertas de convertirse en la segunda mujer en gobernar Israel. Algunos lo vieron como un acto de integridad; otros, como un enorme error t¨¢ctico. Netanyahu, en cualquier caso, aprovech¨® el hueco, pact¨® una coalici¨®n y encadena ya 14 a?os casi ininterrumpidos en el poder. En este ¨²ltimo, opina Livni, ha ¡°dado un cheque en blanco¡± a sus socios de coalici¨®n ¡°por debilidad¡±. ¡°Les permiti¨® escribir todas las ideas locas [en el acuerdo de gobierno] y no est¨¢ tratando siquiera de moderarlos¡±, a?ade.
La antigua defensora de un Israel que ocupe todo el territorio b¨ªblico vir¨® ideol¨®gicamente hace tiempo hasta convertirse en una de las principales abanderadas de la creaci¨®n de un Estado palestino. Su perspectiva es de parte (¡°hablo de mi inter¨¦s como israel¨ª, no de los palestinos¡±) y pragm¨¢tica (¡°el objetivo es preservar a Israel como Estado jud¨ªo y democr¨¢tico¡±). De hecho, lider¨® las dos ¨²ltimas negociaciones de paz con los palestinos: la m¨¢s seria de 2007-2008, con Ehud Olmert como primer ministro, y una m¨¢s agria y forzada por Barack Obama entre 2013 y 2014, ya con Netanyahu. Livni afirma que acept¨® entrar en el Gobierno de su ya entonces rival pol¨ªtico porque le cedi¨® la batuta negociadora. ¡°Ahora est¨¢ haciendo algo completamente diferente. Ni siquiera est¨¢ dispuesto a hablar de ello [el di¨¢logo de paz]¡±, lamenta tras culpar al presidente palestino, Mahmud Abbas, de que las negociaciones no llegasen a buen puerto.
Ah¨ª empez¨® a apagarse su estrella, en parte por los bandazos, en parte por moverse en el sentido ideol¨®gico opuesto al que recorre su pa¨ªs y, en parte, por el ascenso de otros candidatos que apelaban a sus antiguos votantes. Su partido, Hatnu¨¢, acab¨® concurriendo con los laboristas y, en 2019, en v¨ªsperas de unas elecciones que le auguraban un batacazo en solitario, anunci¨® al borde de las l¨¢grimas que dejaba la pol¨ªtica.
Aun as¨ª, no tira la toalla de la denominada ¡°soluci¨®n de dos Estados¡±, la que defiende la comunidad internacional para resolver el conflicto de Oriente Pr¨®ximo, frente a las voces que consideran que la demograf¨ªa y d¨¦cadas de expansi¨®n de los asentamientos jud¨ªos en Jerusal¨¦n Este y Cisjordania impiden ya crear un Estado palestino. ¡°Espero que no sea demasiado tarde. Y si llegamos a un punto en el que sea demasiado tarde, necesitaremos pensar qu¨¦ hacemos¡±, se?ala.
De nuevo tira de s¨ªmil automovil¨ªstico. Su ¡°Waze nacional¡± (la aplicaci¨®n de navegaci¨®n por GPS) tiene como destino ¡°mantener Israel como Estado jud¨ªo y democr¨¢tico¡±, con una parada ¡°en la estaci¨®n de la paz para, con suerte, encontrar all¨ª un socio¡±. ¡°Si llego y no hay nadie all¨ª, no cambio mi destino hacia el Gran Israel o a algo que no sea una democracia. Ni pongo obst¨¢culos en mi camino: no voy a ampliar los asentamientos o a construir nuevos. Porque es un obst¨¢culo en el futuro, as¨ª que ?por qu¨¦ hacerlo?¡±.
¡°Mi destino no es dos Estados para dos pueblos. Mi destino es un Estado jud¨ªo y democr¨¢tico, y dos Estados para dos pueblos est¨¢ en el camino. Espero que a¨²n sea v¨¢lido. Pero lo que pregunto a los que me dicen que a lo mejor es demasiado tarde y que hemos pasado el punto de no retorno es: ¡®vale, pues pensemos juntos cu¨¢l es la otra soluci¨®n. Porque yo no la veo¡¯. Podemos pensar en algo diferente, siempre que sobre la mesa no tengamos algo que no sea una democracia, o un Estado jud¨ªo, o que sea un apartheid¡±, desarrolla.
Livni considera que su pa¨ªs necesita preservar una mayor¨ªa demogr¨¢fica jud¨ªa para no tener que escoger alg¨²n d¨ªa entre ser solo jud¨ªo o solo democr¨¢tico. Y eso pasa inexorablemente por ¡°separarse lo antes posible de los palestinos¡±. ¡°No podemos anexionar millones de palestinos y, si lo hacemos, tenemos que darles los mismos derechos. Y estoy completamente en contra de cualquier soluci¨®n que nos vuelva no iguales o no democr¨¢ticos¡±, sentencia.
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