Un joven detenido por los disturbios en Francia: ¡°Lo hice para mostrar coraje, para ser reconocido¡±
Los juicios r¨¢pidos a los arrestados en los altercados reflejan un perfil complejo de quienes han participado en la explosi¨®n de violencia en la ¡®banlieue¡¯
¡°Lo siento¡±. La letan¨ªa se repite al final de muchos de los juicios r¨¢pidos que estos d¨ªas se celebran en tribunales de toda Francia por los disturbios tras la muerte, por el disparo de un polic¨ªa, del adolescente Nahel cerca de Par¨ªs.
Los acusados se sientan contritos en el banquillo. Y asustados por la pena que les puede caer. Algunos dicen haberse embarcado en algo que les sobrepas¨®. Otros afirman que les impuls¨® la rabia que sintieron al ver morir a Nahel en los v¨ªdeos de las redes sociales.
¡°S¨¦ que esto no est¨¢ bien¡±, admit¨ªa el martes un acusado de participar en el asalto de una comisar¨ªa, ¡°pero ocurri¨® as¨ª¡±.
Una tarde en el palacio de Justicia de Bobigny, capital del departamento de Seine-Saint-Denis, el m¨¢s importante del extrarradio norte de Par¨ªs. Por las salas 13 y 17 desfilan los detenidos en las noches de disturbios. Y ante el p¨²blico que llena las salas repletas ¡ªmadres y novias, padres tambi¨¦n, los amigos¡ª se despliega la compleja sociolog¨ªa de la violencia desatada en la ¨²ltima semana contra comisar¨ªas y ayuntamientos, autobuses p¨²blicos y veh¨ªculos particulares, escuelas y centros comerciales.
¡°Lo hice para mostrar coraje, para ser reconocido¡±. En la sala 13 toma la palabra Emmanuel, 19 a?os, estudiante de primer curso de Derecho, aunque quiere cambiarse a Psicolog¨ªa. Habla del momento, grabado en v¨ªdeo, en el que particip¨® en el asalto al Ayuntamiento de su ciudad, Bobigny. Le juzgan junto a sus amigos Mickael y Suleiman, de 18 a?os.
Los tres viven en la Cit¨¦ Paul ?luard, un complejo de viviendas fe¨ªsta a cuatro pasos del palacio de Justicia de Bobigny, encajonado entre la Nacional 186 y el bulevar Lenin. Esto es el viejo cintur¨®n rojo. Y estos son los barrios donde, a partir de los a?os sesenta y setenta, se amontonaron los inmigrantes que llegaban del Magreb y de ?frica subsahariana, los padres y abuelos de muchachos como estos tres. O como Nahel.
Emmanuel est¨¢ acusado de haber asaltado el Ayuntamiento junto a medio centenar de personas armadas con piedras y c¨®cteles molotov. Emmanuel perdi¨® el m¨®vil en plena acci¨®n. La polic¨ªa lo encontr¨® en el interior del edificio y dio con la clave que ha llevado a este juicio.
En el tel¨¦fono, los polic¨ªas descubrieron los mensajes que en la red social Snapchat se enviaban entre ellos un grupo de amigos de la Cit¨¦ Paul ?luard. Y as¨ª llegaron a Mickael, que hab¨ªa escrito en plena efervescencia de fuego y destrucci¨®n: ¡°Esto es la guerra y vamos a aprovecharlo, porque no cada d¨ªa es la guerra¡±.
Gracias a la aplicaci¨®n Snapchat, la polic¨ªa tambi¨¦n localiz¨® a Suleiman. En la casa de su abuela, donde vive, se hallaron decenas de prendas de ropa deportivas, algunas de la marca Adidas, que se hab¨ªa llevado del centro comercial Avenir, en el municipio vecino de Drancy, saqueado despu¨¦s de que un grupo reventase la entrada con un cami¨®n. A Emmanuel tambi¨¦n le incautaron una pistola Colt 1905, que el muchacho dice haber encontrado en un subterr¨¢neo del barrio, y que exhib¨ªa en fotograf¨ªas desafiantes, seg¨²n las describi¨® el fiscal.
?Por qu¨¦ incitar a la violencia hablando de la guerra?, le preguntaron a Mickael, quien respondi¨®: ¡°No era en serio, lo hice para ¡®darme¡¯ una imagen¡±. ?Y qu¨¦ llev¨® a Suleiman a participar en el saqueo de un centro comercial? ¡°Vi que hab¨ªan empotrado un cami¨®n, quise entrar, me serv¨ª, pens¨¦ que era ropa gratis y que, como yo no tengo ingresos, podr¨ªa tener ropa nueva¡±.
No hay un retrato preciso de quienes han participado en los disturbios en Francia, provocado p¨¦rdidas que algunos eval¨²an en m¨¢s de 1.000 millones de euros, llevado al despliegue de 45.000 polic¨ªas y gendarmes, forzado al presidente Emmanuel Macron a modificar su agenda internacional y proyectado una imagen de caos en Francia a un a?o de los Juegos Ol¨ªmpicos de Par¨ªs. No existe un tipo ¨²nico de agitador, pero los servicios de informaci¨®n empiezan a definir los perfiles de los m¨¢s de 3.000 detenidos.
Los m¨¢s j¨®venes tienen 12 o 13 a?os; los mayores, la treintena, seg¨²n Le Monde, en un retrato que ratifican los informes gubernamentales que tambi¨¦n se han filtrado en la prensa. Hay delincuentes comunes. Pero tambi¨¦n j¨®venes que van a la escuela o a la universidad, y que por sus or¨ªgenes ¡ªel nombre y apellido, el color de la piel, el lugar de residencia¡ª se sienten discriminados en el mercado laboral y maltratados por la polic¨ªa.
Hay familias fr¨¢giles, padres ausentes, adolescencias que han dado un mal giro, como la de Suleiman, que cont¨® ante el tribunal lo que supuso para ¨¦l perder a su padre por c¨¢ncer cuando ten¨ªa 12 a?os, o abandonar la escolaridad el a?o pasado, cuando le faltaba un curso para terminar el bachillerato. Estaba en libertad vigilada por otros robos cuando se uni¨® al saqueo, aunque asegura que quer¨ªa rehacer su vida, ser camillero en un hospital.
Un piso m¨¢s abajo del palacio de Justicia, en la sala 17, juzgan a un hombre de 34 a?os, un anciano para estos disturbios. Es el hombre al que pillaron con la muchedumbre que asalt¨® una comisar¨ªa en Villepinte, al norte de Bobigny, cerca del aeropuerto Charles de Gaulle. Vive con sus padres, que estaban en primera fila, sus ingresos son de entre 600 y 700 euros mensuales, que completa con un subsidio.
¡°?A usted le gustar¨ªa que le quemasen la casa?¡±, le pregunta la juez. El acusado responde: ¡°No¡±. En otro momento, afirma que los disturbios eran ¡°la manera de hacerse escuchar¡± despu¨¦s de la muerte de Nahel, ¡°una injusticia¡±. Dice la juez: ¡°?Y cree que sus padres estar¨¢n orgullosos de usted? Quiz¨¢ usted les averg¨¹enza¡±. Y responde el acusado: ¡°No lo s¨¦... Reaccion¨¦ mal¡±. Entonces la juez le record¨® que sus padres, ya jubilados, hab¨ªan sido conductor de ambulancia y cuidadora, ¡°oficios ¨²tiles a la sociedad, oficios para ayudar... ?Como polic¨ªa!¡±
La abogada de la defensa alega las ¡°dificultades psicol¨®gicas¡± del acusado, un hombre con problemas graves de visi¨®n y que, sin embargo, se sum¨® a la primera l¨ªnea de los altercados. Cuando el tribunal pronuncia la pena unos minutos despu¨¦s, seis meses de prisi¨®n, la madre exclama: ¡°?C¨®mo pueden hacer esto? ?Un ni?o discapacitado, ni siquiera es responsable! ?D¨®nde est¨¢ la justicia?¡±
En el piso de arriba, en la sala 13, Emmanuel, Mickael y Suleiman toman la palabra por ¨²ltima vez refiri¨¦ndose al asalto el Ayuntamiento de Bobigny: ¡°Soy un chico lleno de sue?os. No tengo antecedentes, tengo estudios, me lo quieren quitar todo por 30 minutos de curiosidad¡±, dice Emmanuel. A?ade Mickael: ¡°Solo dir¨¦ que me excuso por lo ocurrido¡±. Concluye Suleiman: ¡°Yo no tenido una figura masculina en mi vida. He tenido que aprender solo. Lo que pido es encontrar una alternativa a la prisi¨®n. Lo que pido es volver a ingresar en esta Rep¨²blica que amo¡±.
Emmanuel fue condenado a 18 meses de prisi¨®n firme y Suleiman, a 12. Mickael sali¨® en libertad con un brazalete.
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