El incendio de la ¡®banlieue¡¯ tensa Francia de nuevo
La muerte filmada de un adolescente por un disparo policial reaviva fracturas profundas del pa¨ªs. Las fuerzas del orden detienen a 875 personas en la tercera noche de disturbios
Cuando Francia parec¨ªa calmarse, tras un invierno de crisis pol¨ªtica y manifestaciones contra la reforma de las pensiones, vuelve a tensarse. Y lo hace reabriendo una de esas fracturas francesas que nunca acaban de cerrarse. Es la fractura de la banlieue, los extrarradios multiculturales y empobrecidos, poblados por hijos y nietos de inmigrantes del Magreb y el ?frica subsahariana que, en muchos casos, se sienten ciudadanos de segunda y albergan un resentimiento persistente hacia sus instituciones y en particular hacia la polic¨ªa.
La muerte, por el disparo de un agente de tr¨¢fico, de un joven de 17 a?os en Nanterre ¡ªciudad de 93.000 habitantes en el extrarradio occidental de Par¨ªs¡ª ha encendido de nuevo la banlieue. Todo fue filmado: Francia y medio mundo lo han visto. Unos 40.000 polic¨ªas y gendarmes se desplegaron el jueves durante una tercera noche de disturbios en el extrarradio de ciudades y pueblos de todo el pa¨ªs.
Las fuerzas del orden detuvieron a 875 personas; 249 polic¨ªas y gendarmes resultaron heridos, seg¨²n el Ministerio del Interior, que cifr¨® en 79 las comisar¨ªas atacadas, por 119 edificios p¨²blicos, entre ellos, 34 ayuntamientos y 28 colegios. Los agitadores llegaron por primera vez al centro de Par¨ªs, donde saquearon un comercio de Nike y otro de Zara, informa Le Monde. Las autoridades de Marsella, Lyon e Ille de France, donde se ubica Par¨ªs, han informado de que el transporte p¨²blico ser¨¢ interrumpido a ¨²ltima hora de la tarde, entre las siete y las nueve, por motivos de seguridad.
Este es hoy un pa¨ªs socialmente al borde del ataque de nervios. Y pol¨ªticamente. El presidente, Emmanuel Macron, que este viernes presidir¨¢ por segundo d¨ªa consecutivo una c¨¦lula de crisis con varios ministros, llama a la calma, la oposici¨®n de izquierda se niega a respaldarlo y dice que lo que hace falta no es llamar a la calma sino a la justicia. Y la extrema derecha intenta erigirse en abanderado de la polic¨ªa y clama por el estado de excepci¨®n.
¡°Que todo se queme¡±, desea L¨¦na Benahmed, estudiante de 22 a?os, de origen tunecino, rubia y de ojos azules. Para ella, ¡°todo va bien¡±: nunca ha sufrido racismo. ¡°Que todo arda¡±, insiste.
Benhamed asist¨ªa con una amiga a la marcha convocada en Nanterre el jueves por la madre de Nahel (o Na?l), el menor fallecido el martes al volante de un Mercedes. La polic¨ªa hab¨ªa ordenado al muchacho detenerse. Nahel, hijo ¨²nico de una madre que lo educ¨® sola y un buen chico, seg¨²n sus allegados, arranc¨® igualmente. El agente dispar¨®. Ha sido imputado por homicidio voluntario y ha ingresado en prisi¨®n.
¡°Si estamos aqu¨ª, en esta manifestaci¨®n, es para apoyar a la familia¡±, a?adi¨® la estudiante de origen tunecino. ¡°Pero por la noche hay que incendiar para darle la vuelta al sistema: es la ¨²nica manera de lograrlo¡±.
Era un mensaje repetido en una manifestaci¨®n a la que asistieron 6.200 personas ¡ªuna cifra significativa, por haber sido convocada con un d¨ªa de antelaci¨®n, en horario laboral, y en una ciudad peque?a, en vez del centro de Par¨ªs¡ª y que termin¨® con incidentes entre algunos manifestantes y la polic¨ªa.
¡°Seguiremos quem¨¢ndolo todo¡±
¡ªSi ellos contin¨²an, nosotros tambi¨¦n.
Quien habla es Diarra, un muchacho de 18 a?os, que asiste a la manifestaci¨®n con su amigo Elomri, de 17. Uno, franc¨¦s negro; el otro, franc¨¦s magreb¨ª. ?Y qui¨¦nes son los ¡°ellos¡± de quien habla Diarra? ?Qui¨¦nes ¡°nosotros¡±? Ellos: la polic¨ªa, las autoridades, el poder. Nosotros: los franceses del extrarradio.
Precisa Elomri:
¡ªSi ellos contin¨²an matando a nuestros hermanos, nosotros seguiremos quem¨¢ndolo todo.
La violencia pol¨ªtica nunca ha sido tab¨² en Francia, pa¨ªs de tradici¨®n revolucionaria y donde las barricadas est¨¢n casi inscritas en las letras fundacionales de la Rep¨²blica. Pero el desaf¨ªo se expresa ahora sin complejos y encuentra eco en la pol¨ªtica parlamentaria. Dijo Jean-Luc M¨¦lenchon, jefe de la izquierda radical: ¡°Los perros guardianes nos ordenan llamar a la calma. Llamemos a la justicia¡±. Y concurri¨® Marine Tondelier, l¨ªder ecologista: ¡°La calma no se decreta, se construye¡±.
Marine Le Pen, l¨ªder de la extrema derecha, acusa a la izquierda de ¡°llamar al desorden y a la violencia¡±, y considera que Macron elude sus responsabilidades constitucionales ¡°por miedo a los disturbios y, de esta manera, contribuye a agravarlos¡±.
La fractura es pol¨ªtica. Y Macron hace equilibrios. De un lado, empatiza con la familia y comprende la c¨®lera por la muerte de Nahel. Del otro, evita dejar al pie de los caballos a polic¨ªas y gendarmes: un colectivo que se declara agotado despu¨¦s de sucesivas crisis de orden p¨²blico ¡ªlos atentados, los chalecos amarillos, las protestas contra la reforma de las pensiones¡ª y lleva a?os quej¨¢ndose por tener que afrontar desacatos y violencias cotidianas.
¡°La muerte de un joven impone calma y recogimiento¡±, dijo el jueves el presidente. ¡°Las ¨²ltimas horas han estado marcadas por escenas de violencia contra comisar¨ªas, pero tambi¨¦n escuelas y alcald¨ªas. Es decir, en el fondo, contra las instituciones y la Rep¨²blica, y son absolutamente injustificables¡±.
¡°Hay gente que aprovecha la situaci¨®n para romperlo todo y para robar: lo denuncio¡±, dice por tel¨¦fono Nadir Kahia, de la asociaci¨®n Banlieue Plus, en el municipio de Gennevilliers, al norte de Par¨ªs, tambi¨¦n golpeado por los disturbios esta semana. ¡°En la banlieue¡±, contin¨²a, ¡°hay un malestar, y este malestar existe desde hace 40 a?os. En los a?os sesenta y setenta se construyeron barrios de viviendas para responder a un problema econ¨®mico: se necesitaba mano de obra, inmigraci¨®n. Se hizo venir a mucha gente y esta gente tuvo hijos. Estos hijos son franceses, pero no se sienten franceses, porque el Estado nunca les ha considerado como tales y no ha resuelto los problemas de fondo: la educaci¨®n, la vivienda, las desigualdades, las discriminaciones, la violencia policial¡±.
La fractura es policial. Un informe del Defensor del Pueblo publicado en 2020 se?al¨® que un 80% de ¡°j¨®venes percibidos como negros o ¨¢rabes¡± declaraban haber sido controlados por la polic¨ªa o los gendarmes entre 2012 y 2017, frente a un 16% del resto de la poblaci¨®n.
Francia, adem¨¢s, ha sido se?alada repetidamente por ONG y organizaciones internacionales como el Consejo de Europa por las denuncias de uso excesivo de la fuerza por parte de las fuerzas de seguridad. La excepci¨®n francesa es doble: una polic¨ªa con el gatillo f¨¢cil y, a la vez, una parte de la ciudadan¨ªa que, en las manifestaciones, recurre con facilidad a la violencia (o la comprende), o que en incidentes cotidianos encuentra natural en ocasiones encararse con la autoridad.
Un debate se ha abierto sobre la posibilidad de revisar la ley de 2017 que permit¨ªa usar la fuerza en circunstancias que no respond¨ªan rigurosamente a la leg¨ªtima defensa. Dec¨ªa la ley: ¡°Cuando [los agentes] no logran inmovilizar salvo a trav¨¦s del uso de las armas, veh¨ªculos, embarcaciones u otros medios de transporte, cuyos conductores no acatan la orden de detenerse y cuyos ocupantes son susceptibles de perpetrar, en la huida, atentados contra su vida o integridad f¨ªsica o la de los dem¨¢s¡±.
Desde la entrada en vigor de la ley, seg¨²n el soci¨®logo Sebastian Roch¨¦, autor de De la police en d¨¦mocratie (Polic¨ªa en democracia), ha aumentado el n¨²mero de muertes por disparos policiales cuando un conductor se negaba a detener su veh¨ªculo. ¡°Solo en junio ha habido dos tiros mortales¡±, dice Roch¨¦. ¡°No es Brasil, pero para una democracia occidental es enorme.¡±
En la manifestaci¨®n de Nanterre, una mujer dec¨ªa: ¡°Confiamos en nuestras instituciones¡±. Se llama Zahera Bensaad, tiene 54 a?os, lleg¨® hace 30 a Francia de Argelia, tiene hijos de 17, 22 y 28. Y afirma: ¡°La pena de muerte fue abolida hace mucho tiempo, y ahora revive para un joven simplemente por no tener permiso de conducir¡±.
Pero Bensaad rechaza la violencia y, al inicio de la marcha, esperaba que la madre de Nahel hiciera un llamamiento a la calma. No sucedi¨®.
¡°La violencia no le devolver¨¢ a su hijo¡±, argument¨®. ¡°Si esto contin¨²a, ser¨¢ la guerrilla¡±.
La situaci¨®n recuerda al levantamiento de 2005, que se origin¨® en la muerte de dos j¨®venes perseguidos por la polic¨ªa y dur¨® tres semanas. Aquella fecha ha obsesionado desde entonces a los gobernantes de todo signos, aterrorizados por evitar que se repita. Quiz¨¢ ha llegado el momento, aunque nunca nada es igual. Una mecha ha prendido y nadie sabe cu¨¢ndo ni c¨®mo acabar¨¢.
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