El secretario personal de Bolsonaro comparece ante la comisi¨®n parlamentaria del asalto golpista
El teniente coronel Cid, el flanco d¨¦bil del expresidente de Brasil, que lo considera ¡°como un hijo¡±, guarda silencio despu¨¦s de que la polic¨ªa localizara mensajes golpistas en su m¨®vil
El teniente coronel Mauro Cid, secretario particular de Jair Bolsonaro durante sus cuatro a?os de mandato, el hombre que llevaba el tel¨¦fono celular del jefe del Estado, ha comparecido este martes a primera hora ante la comisi¨®n parlamentaria que investiga la intentona golpista perpetrada por miles de bolsonaristas el 8 de enero en Brasilia. Se ha presentado de uniforme, con m¨²ltiples insignias. Cid, encarcelado desde mayo en una prisi¨®n militar por falsificar certificados de vacunaci¨®n, es el flanco m¨¢s d¨¦bil de ultraderechista Bolsonaro, que acaba de ser inhabilitado hasta 2030, pero todav¨ªa afronta una quincena de casos judiciales m¨¢s. El antiguo ayudante de ¨®rdenes presidencial ha ejercido su derecho a guardar silencio para no incriminarse al responder a sus se?or¨ªas, seg¨²n ¨¦l mismo ha explicado.
El principal motivo de que Cid fuera convocado a la comisi¨®n que investiga el asalto de miles de bolsonaristas a las sedes de la Presidencia, del Congreso y del Tribunal Supremo son unos explosivos mensajes de WhatsApp y un borradores de documento oficial que la polic¨ªa encontr¨® en el tel¨¦fono m¨®vil del ayudante m¨¢s cercano a Bolsonaro. La revista Veja calific¨® los documentos, que public¨® en exclusiva, como ¡°el guion del golpe¡±.
A cada pregunta, el uniformado ha respondido que mantiene silencio en vista de los frentes judiciales que tiene abiertos. Cid es investigado en ocho casos criminales que abarcan de todo un poco: participar y alentar el intento golpista, entrar en el registro nacional de vacunaci¨®n para que Bolsonaro y su hija aparecieran, de manera fraudulenta, como vacunados o enviar a uno de sus subalternos a rescatar unas joyas regaladas a Bolsonaro por los jeques saud¨ªes y confiscadas en la aduana.
Las conversaciones de tenor golpista las mantiene Cid por WhatsApp durante la tensa transici¨®n entre la victoria de Luiz In¨¢cio Lula da Silva, nunca reconocida de palabra por el perdedor Bolsonaro, y la toma de posesi¨®n. Uno de los documentos detalla que la intervenci¨®n incluir¨ªa el nombramiento de un interventor con poder para apartar a los jueces del Tribunal Supremo hasta la celebraci¨®n de nuevas elecciones. Un golpe de Estado sin tanques y con apariencia de legalidad.
Pero para poner en marcha ese mecanismo, Bolsonaro ten¨ªa que dar la orden a los militares. Y la presi¨®n llegaba v¨ªa WhatsApp al m¨®vil del secretario particular. ¡°?Convence a 01 [Bolsonaro] para que salve a este pa¨ªs!¡±, le insta un coronel en activo al que Cid responde: ¡°Estamos en la lucha¡±, una frase t¨ªpica para referirse a las batallas cotidianas. Ese mismo interlocutor aumenta la presi¨®n: ¡°Conv¨¦ncele de que lo haga. Ahora [Bolsonaro] no puede recular. No tiene nada que perder. Lo van a encarcelar¡±, le avisa. El secretario responde: ¡°?l no se f¨ªa del ACE [el Alto Comando del Ej¨¦rcito]¡±.
Sobre nada de eso ha querido responder el teniente coronel Cid, que fue durante cuatro a?os el chico para todo de Bolsonaro. Se encargaba de que el m¨®vil del presidente estuviera cargado, recib¨ªa a las visitas, le organizaba la agenda, llevaba encima la tarjeta de cr¨¦dito de Bolsonaro y pagaba los gastos personales de la primera dama. ¡°Es hijo de un general de mi promoci¨®n, lo considero como un hijo¡±, explic¨® en una entrevista reciente el exmandatario, que dej¨® el Ej¨¦rcito con el grado de capit¨¢n. Bolsonaro recalc¨® que su secretario ¡°no participaba de las decisiones del Gobierno, no era un consejero¡±.
Los mencionados mensajes de Cid no son la ¨²nica prueba incriminatoria que la polic¨ªa ha encontrado en el c¨ªrculo intimo del expresidente ultraderechista. Su ministro de Justicia Anderson Torres ten¨ªa en el ordenador un borrador de decreto para instaurar el estado de excepci¨®n y cerrar el Supremo.
Bolsonaro siempre se ha declarado inocente de instigar un golpe. Insiste en que no se salt¨® ¡°las cuatro l¨ªneas de la Constituci¨®n¡± en ning¨²n momento. De todos modos, son p¨²blicos sus incontables discursos en los que, como presidente, criminaliza a los jueces del Supremo, deslegitima el proceso electoral --motivo ¨²ltimo de su inhabilitaci¨®n--, alimenta teor¨ªas de la conspiraci¨®n y da alas a los m¨¢s fan¨¢ticos entre sus seguidores, que al d¨ªa siguiente de la victoria de Lula se plantaron ante los cuarteles en todo Brasil para reclamar a los militares que cortaran el paso al izquierdista.
Diputados y senadores investigan desde mayo el asalto a Brasilia en paralelo a las pesquisas del Tribunal Supremo, que ha acusado formalmente a m¨¢s de 1.200 personas, mantiene a 211 encarceladas. El alto tribunal promete castigar a quienes participaron, instigaron y financiaron el intento de derrocar al presidente Lula. Entre los acusados, Bolsonaro y su antiguo edec¨¢n. Durante la sesi¨®n parlamentaria ha habido varios momentos de esos que viralizar¨¢n en redes: un bolsonarista ha hecho un comentario hom¨®fobo contra una diputada trans izquierdista, Erika Hilton, y Fl¨¢vio Bolsonaro, primog¨¦nito del clan, se ha acercado a saludar al antiguo ayudante de su padre.
Aquel domingo en que miles de bolsonaristas envueltos en banderas de Brasil tomaron violentamente las sedes de los tres poderes, el expresidente y su sombra, Cid, estaban en Florida.
Los observadores m¨¢s veteranos de la pol¨ªtica brasile?a suelen advertir de que estas comisiones parlamentarias de investigaci¨®n rara vez sirven para aclarar los hechos analizados, sino que son impulsadas para desgastar al Gobierno de turno. Con eso en mente, es m¨¢s f¨¢cil entender que la iniciativa para crearla partiera de parlamentarios bolsonaristas y que el Partido de los Trabajadores, de Lula, viera la idea con enorme recelo por temor a que se convirtiera en incubadora de noticias falsas y teor¨ªas conspiratorias.
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